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CRITICA
Por: PACO CASADO
Laura, abogada, recibe en su despacho la sorprendente visita de un cliente que pretende dejar todo preparado y en orden para en el caso de que muera, ya que está realmente decidido a suicidarse, aunque todavía no ha reunido el suficiente valor.
Por otro lado, Pablo es psiquiatra, amigo de Laura, está iniciando el tratamiento con un paciente psicópata con un irrefrenable instinto homicida que quiere asesinar a cuantos más mejor.
El hermano de Helena, una amiga de Laura, está necesitado con urgencia de un trasplante que no llega porque no encuentra un donante.
Para solucionar las necesidades de todos, Laura idea un plan de consecuencias impredecibles.
Miguel Bollaín es un veterano director de 73 años, ingeniero aeronáutico, enamorado del cine de siempre, que dirige por primera vez un largometraje con este rocambolesco drama con aspecto de thriller con algo de suspense en su tramo final.
La verdad es que como dice el refrán "nunca es tarde si la dicha llega", ya que a Bollaín, tío de la directora Icíar Bollaín, al parecer ha visto convertido su sueño de poder hacer cine, gracias a que esta película ha sido producida por crowfounding entre los amigos del director.
El guion enjareta esta tres historias que aparentemente no hay ninguna relación entre ellas que convergen en esta idea en la que se suman demasiadas casualidades, algo que se remacha al final en un paralelismo con la escena inicial sucedida treinta años antes.
Dentro de tantas casualidades se consigue combinar las historias entre sí, aunque en algunos momentos se adivina previsiblemente lo que va a suceder a continuación.
En esta mezcla de drama y thriller, se intuye un presupuesto bajo, con algunas dosis de comedia, en la que se juega con la idea de la muerte frente a un final feliz.
Una puesta en escena aseada y una interpretación correcta de los actores en general para ser una ópera prima que mantiene discretamente el interés del espectador.
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