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SINOPSIS
Acercamiento al sacerdote José María Arizmendiarrieta, quien fundó el mayor grupo empresarial del País Vasco y a la vez el mayor grupo cooperativo del mundo. Corría el año 1956 cuando el austero y a la vez solidario Arizmendiarrieta quería llevar a cabo un ambicioso proyecto, el cual podía ser una muestra de sublevación por parte de la dictadura existente en aquel momento...
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NOTAS DEL DIRECTOR...
El proyecto surgió cuando buscaba personajes interesantes de los que se podría realizar un documental para su presentación a TVE en su serie Imprescindibles. Yo pensaba en gente de la cultura y, a ser posible, vivos. Era 2013.
En una conversación con un amigo en Bilbao me habló de que un personaje desconocido pero trascendente para la sociedad vasca, el fundador del grupo de empresas cooperativas que se ha dado en llamar grupo Mondragón o Corporación Mondragon, un cura del que fue incapaz de decirme su nombre.
Sentí curiosidad por saber quién era. Yo tenía entonces ideas vagas sobre el grupo Mondragon como un ejemplo único en el mundo de aplicación del cooperativismo empresarial y sobre el que siento cierto respeto. Sin mucha información más le comenté la idea vaga al director de la central de Caja Laboral en Zaragoza y enseguida me llevó a la parte de atrás de las dependencias y me regaló varios libros sobre ese personaje del que hacía un par de semanas no conocía nada.
Mientras avanzaba en la lectura de la estupenda y extensa biografía realizada por Fernando Molina, más se avivaba mi interés por el personaje y mi implicación personal en el tema. A partir de ahí elaboramos unas hipótesis de trabajo y unas premisas en las que nos gustaría indagar con la película. Contactamos con el propio grupo. Visitamos las instalaciones en Mondragón, hablamos con los fundadores de Ulgor vivos, Jose María Ormaetxea y Alfonso Gorroñogoitia, con el autor de su biografía, Fernando Molina, como Juan Manuel Sinde, y con la comisión creada para su canonización por la Iglesia Católica que además nos informaron de algo inesperado: sus altas esperanzas de que fuese nombrado Venerable por parte del Papa Francisco el año 2015, centenario de su nacimiento, como de hecho ocurrió. Hoy Arizmendiarrieta está en proceso de canonización.
Nuestras hipótesis sufren un cambio el miércoles 16 de octubre de ese año, 2013. Ese día, Fagor Electrodomésticos, con una plantilla de 5.600 personas y trece plantas en España, Francia, Marruecos, Polonia y China, se reconocía insolvente y se presentaba a un preconcurso de acreedores tras recibir la negativa de la Corporación a su petición de 50 millones de euros para pagar a acreedores. Esto parece un punto y final al espíritu cooperativista que ha marcado la senda de Mondragon Corporación desde sus inicios en 1956. Se rompe un mito que se entendía como una red de seguridad eterna para los trabajadores del primer grupo industrial vasco.
Durante las semanas siguientes me llamó la atención ver a socios-trabajadores manifestándose reclamando sus trabajos y criticando la gestión de una empresa de la que son propietarios y, según tenía entendido, en cuya gestión, participaban. Me surgen nuevas preguntas: ¿Qué es lo que ha pasado para que esto haya ocurrido? ¿Cómo se sentirán los fundadores de Ulgor, luego Fagor, Ormaetxea y Gorroñogoitia? ¿Tiene que ser el modelo cooperativista repensado y adaptado al siglo XXI? ¿Sigue el grupo el pensamiento de su fundador o hace años se separó de él?
Han pasado cinco años desde que empecé a dar forma a este proyecto. Después de casi 40 entrevistas, reuniones con quienes le conocieron bien, viajes, archivos, visitas a los lugares en los que vivió y trabajó el padre Arizmendiarrieta, ofrezco ahora mi muy personal visión de la que, sin duda, fue una persona que dejó una huella imborrable.
LAS ENTREVISTAS...
“Arizmendiarrieta. El Hombre Cooperativo” repasa la vida de José María Arizmendiarrieta a través de 40 entrevistas a diferentes personalidades que abordan pasajes de una vida intensa. El historiador y profesor de la UPV/EHU, Fernando Molina, historiador y profesor de la UPV/EHU, autor de la principal biografía de Arizmendiarrieta; Joxe Azurmendi, escritor vasco, filósofo, poeta y ensayista y autor, en 1984, de “El Hombre Cooperativo: Pensamiento de Arizmendiarrieta”, obra en la que se analiza el pensamiento del protagonista; Juan Manuel Sinde, presidente de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa, y por supuesto, muchas de las personas implicadas en la creación de las primeras cooperativas impulsadas por el padre y que trataron directamente con él. Con sus testimonios, además de reconstruir su legado, también se elabora un relato sentimental de Arizmendiarrieta: Javier Retegi, Juan Leibar, Pureza Aranzabal, José Antonio Altuna, Román Balanzategi, José Antonio Altuna, intelectuales católicos que reflexionan sobre la aplicación de los valores de Arizmendiarrieta, hasta llegar a las casi 40 entrevistas en una decena de localizaciones desde su Markina natal hasta la Roma en la que fue hoy se discute la causa de su canonización.
• Iñigo Urkullu, lehendakari: “Cuando recibo a delegaciones diplomáticas encuentro que no es conocida la persona del Padre Arizmendiarrieta, pero sí es conocida su obra”.
• Guillermo Dorronsoro, decano de Deusto Business School (Ciencias Empresariales y Económicas de la Universidad de Deusto): “El capitalismo ha funcionado bien durante unos años, creando riqueza, pero ahora no es capaz de hacerlo al mismo ritmo, y además la riqueza que crea la distribuye muy mal. Por lo tanto hay que cambiar el modelo. Es importante que doctrinas y pensamientos inspirados por la justicia vayan poco a poco calando para entender de otro modo la empresa y la economía”.
• Fernando Querejeta, presidente de Idom: “El objetivo de una empresa no puede solo ser ganar dinero, las empresas no están para eso sino para prestar un servicio a la sociedad, para enriquecer a las personas y los agentes que están alrededor de ellas”.
• José María Ormaetxea, fundador del movimiento cooperativo de Mondragón y uno de los dos únicos vivos de los cinco cooperativistas que crearon en 1959 Ulgor, germen de Fagor; primer director de Caja Laboral: “Si don José María hubiese estado, no habría caído Fagor. Era una persona que atraía con su mensaje, alto, erguido, muy simpático, muy acogedor, e íbamos todos a donde él nos dijera”.
• Alfonso Gorroñogoitia, fundador del movimiento cooperativo en Mondragón junto a José María Ormaetxea: “Arizmendiarrieta tenía: uno, sentido común; dos, un nivel de exigencia moral alto; y tres, en el dilema entre lo individual y lo comunitario, la certeza de que tenía que prevalecer lo comunitario”.
• Javier Retegi, seguidor de Arizmendiarrieta en la segunda generación, ha sido consejero del Gobierno Vasco, presidente de Eusko Ikaskuntza, y director de la Escuela Politécnica Superior de Mondragón y posteriormente rector de Mondragon Unibertsitatea: “Él siempre decía que antes que cooperativas había que hacer cooperativistas: personas preparadas y dispuestas para el trabajo comunitario. Y hoy ese mensaje quizá debería estar más vigente que entonces”.
• Ainhoa Udaondo, directora de Lanki, Instituto de Estudios Cooperativos de Mondragon Unibertsitatea. “Una de las cosas que ha puesto de manifiesto la crisis de Fagor Electrodomésticos es que es necesario alimentar la figura del socio como trabajador y copropietario de la empresa, y promover actitudes de corresponsabilidad. Y cuando hemos visto protestas, y gente pidiendo ¿qué, a quién…? quizá es porque no hemos trabajado los valores lo suficiente.
• Begoña Ocio, cooperativista: “Para nuestros hijos la cooperativa ha formado parte de su vida y era una opción como otra cualquiera, porque han tenido un mundo más abierto. Para nosotros era ir al paraíso”.
• Patxi Álvarez, Secretario de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús: “La Iglesia lleva 100 años hablando de justicia en el ámbito laboral, que implica situar en el centro a la persona, y no a la economía. Creo que Arizmendiarrieta bebió de esa idea, y fue lo que comunicó en el movimiento cooperativista”.
UNA BANDA SONORA DE ALTURA...
Kepa Junkera (Bilbao, 1965) es sin duda uno de los músicos de folk más reconocidos del panorama estatal. Ha editado 22 discos y su trabajo ha supuesto una revolución en la música tradicional en general, y en particular, en la trikitrixa (acordeón diatónico de botones utilizado en la música de raíz vasca). Junkera es un maestro de la fusión que ha combinado los ritmos y armonías autóctonos con las tradiciones musicales de multitud de orígenes, desde Armenia hasta el Mediterráneo. Tiene el premio Grammy Latino al Mejor Álbum Folk (2004) por su disco en directo “K”, y múltiples reconocimientos que ponen en valor su aportación a la cultura musical y popular. Hasta “Arizmendiarrieta. El Hombre Cooperativo” no había firmado la partitura de una Banda Sonora para el cine. Su participación en la película es una oportunidad para visitar una música que, como el director Gaizka Urresti afirma, igual que el legado de José María Arizmendiarrieta, “es de aquí, pero tiene trascendencia mundial”.
El tema que cierra la película tiene letra del escritor Patxi Zubizarreta y está interpretada por un conjunto de instrumentistas y un coro dirigido por Aitor Sáez de Kortazar.
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Por qué contar la historia de un cura en el siglo XXI?...
En realidad la película no cuenta solo la historia de un cura, sino la de un hombre, un líder que transformó la sociedad vasca del franquismo a través de su trabajo en un pueblo del Alto Deba como es Mondragón. No cabe duda de que su paso por el seminario de Vitoria le dio una formación intelectual que luego pudo aplicar en su proyecto, y la autoridad que le daba ser un hombre de la Iglesia le permitía acceder a centros de poder y a redes de contactos a las que no hubiera accedido de no haberlo sido.
No obstante, lo que a mí más me interesa de esta historia, y lo que me resulta más sorprendente es que detrás de un grupo empresarial tan importante como la Corporación Mondragón hubiese un cura de pueblo, que no medró en la carrera eclesiástica, que toda su vida ejerció en Mondragón. Lo que más me interesan son sus valores: la importancia de la educación y el acceso a la misma para todas las personas, lo visionario que fue respecto a valorizar la investigación y el desarrollo, y sobre todo, el dar participación en la gestión y en la propiedad de la empresa a los propios trabajadores. Todas estas cuestiones, tan presentes en el discurso empresarial actual, José María Arizmendiarrieta las puso en valor hace ya más de 60 años.
¿La vida de un cura interesa en una sociedad aconfesional?...
No cabe de que nuestra sociedad tiene muy poco que ver con la de los años 50 y 60, en la que el padre Arizmendiarrieta pudo llevar a cabo su tarea. Pero sí es cierto que vivimos en unos momentos de crisis del sistema social y económico que hemos conocido desde la mitad del siglo XX y de búsqueda de un nuevo proyecto. Y en este sentido, su idea de liderar a un grupo de jóvenes para que transformaran la realidad que les rodeaba a través del trabajo y la cooperación, creo que puede ser un modelo que, con las oportunas modificaciones, para dar respuesta a los nuevos tiempos. En este sentido, siempre he dicho que la historia de Arizmendiarrieta no es la historia de la Iglesia, sino la de una persona que transforma la realidad. Un proyecto tan ambicioso solo puede llevarse a cabo con mucho trabajo y tesón. Pero además Arizmendiarrieta combinaba muy bien la teoría y la práctica; la teoría que adquirió en el seminario, la doctrina de la Iglesia, el personalismo francés, el estudio de los marxistas… Pero luego decía que las buenas ideas son aquellas que se pueden llevar a la práctica: no son ideas buenas si no se pueden realizar. Y supo detectar un grupo de jóvenes en el Mondragón de los años 50 a los que hoy diríamos que empoderó para poder realizar todo lo que él veía que oportuno, y les animó a la creación de empresas, de la Escuela, y a partir, del resto de cooperativas. Y cuida mucho el detalle, siempre está detrás de la redacción de todos los estatutos de las empresas que se van creando.
En la película se utilizan técnicas de animación para reconstruir pasajes de la vida de José María Arizmendiarrieta. ¿Por qué?...
No hay apenas material audiovisual de ciertos momentos de la vida de Arizmendiarrieta. Para recrearlos para un documental, o se puede ficcionar con actores, o existe la posibilidad, y así lo hablé con el guionista Nacho Cabanas, de reconstruir esos pasajes a través de técnicas de animación y así poder incluirlos en la narración. Ya había colaborado previamente con el dibujante Juanfer Briones y con la productora bilbaína UniKo, y conseguimos esos pasajes de la vida del padre Arizmendiarrieta a través de técnicas de dibujos animados. Yo creo que eso le da una variedad visual al documental que no es nada habitual.
¿Cómo embarca Kepa Junkera en el proyecto?...
“El Hombre Cooperativo” es una historia que ocurre en Euskadi, pero que tiene trascendencia mundial, se puede ver en todo el mundo. En este sentido, creo que es lo mismo que se puede decir de la música de Kepa Junkera: es una música con raíces, de aquí, pero que triunfa en todo el mundo, con la que todas las personas pueden entender. Por eso me parecía que Kepa era la persona más adecuada para poner música a esta historia, y me apetecía mucho colaborar con él porque es un artista que respeto mucho y cuya música me encanta. La magia de la industria del cine te da la posibilidad de contactar con gente tan genial como Kepa Junkera y poder colaborar con él haciendo una película, lo cual además supone un reto para él porque nunca había hecho música para cine; es la primera vez que hace una banda sonora.
Hay mucho trabajo de recuperación de archivos, documentos… ¿Ha sido sencillo acceder a esos materiales?...
Yo quería que la película contara con todos los documentos, fotografías y material audiovisual que hubiera, de la época y de Arizmendiarrieta, que no hay muchos. He tenido que buscar en el archivo del museo dedicado a él, preguntar por Mondragón, y han aparecido materiales que estaban hasta ahora muy dispersos, con los cuales yo estoy muy satisfecho. Y además, para ambientar el periodo en el que transcurrió su vida también he recurrido a materiales de la Filmoteca Vasca, de la Fundación Barandiaran, o del NO-DO, como anuncios para la televisión de aquel momento, que creo que ayudan a hacer un recorrido por la historia del siglo XX en Euskadi que me parece muy interesante.
¿Por qué merece una película la figura de Arizmendiarrieta?...
Yo tengo mucho interés por las biografías de las personas. De hecho, también he hecho un documental sobre la vida de Luis Buñuel, he producido otro sobre Segundo Chomón… Me fascinan las paradojas de los individuos porque refleja la complejidad de los seres humanos, tanto en la vida real como en la ficción. Y en la vida del padre Arizmendiarrieta también encuentro esas paradojas: por un lado quería la emancipación del individuo pero a través del cooperativismo. Era crítico con el consumismo pero monta empresas de consumo, como lo es Fagor. Esa complejidad creo que se refleja bien en el documental. Y luego me sorprendió el grado de desconocimiento sobre Arizmendiarrieta, no solo en la sociedad vasca, sino entre los propios socios o trabajadores de las cooperativas. De alguna forma, la película quiere hacer un homenaje a este personaje tan desconocido para muchos, llevando al público su historia.
¿Qué ha descubierto al investigar sobre su figura?...
Fue un hombre que supo llevar la teoría a la práctica, sus ideas a la realidad. Y eso me parece que es muy difícil de hacer. Y además es cierto que he descubierto una visión de la Iglesia distinta a la que yo tenía, que seguramente estaba condicionada por la imagen vinculada al poder, al franquismo. Pero simultáneamente había otra Iglesia que estaba trabajando en el desarrollo social y económico, del ser humano en general y del trabajador en particular. Y luego hay una vinculación emocional y personal: la película es un regreso a la Euskadi de mis padres y mis abuelos, a esa Euskadi de transición entre lo rural y lo industrial en un periodo tan convulso como la posguerra. ¿Cómo se hizo eso? Descubrir la vida de Arizmendiarrieta me ha llevado a comprender esa Euskadi. E incluso, más allá, me lleva a la infancia en los 70, a los años de catequesis y de misa de sábado a la tarde, cuando yo no terminaba de comprender eso del sacrificio de Jesucristo por todos nosotros… ¿qué tenía que ver eso conmigo? Y sin embargo, el esfuerzo de Arizmendiarrieta por transformar su pueblo sí me parece más terrenal y más comprensible.
¿Cuál es el valor añadido que aporta su película?...
Existen trabajos de investigación y documentación previos a la película, como la biografía de Fernando Molina, o “El Hombre Cooperativo”, escrito por Azurmendi, que se encargan de recopilar datos y analizar la vida de Arizmendiarrieta. Mi película pretende ser divulgativa, difundir todo esto, su vida y la experiencia cooperativa a un público amplio. Y como es un proyecto independiente, doy una visión personal sobre las posibles contradicciones a las que pueden estar sometidas las empresas de la Corporación Mondragón en la actualidad. MCC me ha permitido acceder libremente al material que recopilan en el museo dedicado a Arizmendiarrieta, y me han facilitado el contacto con los personajes que fueron clave en su vida, pero este no es un producto de encargo, sino una película independiente en la que yo me he sentido libre para expresar mi visión sobre la vida y sobre las contradicciones del cooperativismo, por ejemplo, ante la crisis de Fagor.
¿Qué pensaría el padre Arizmendiarrieta sobre el cooperativismo vasco actual?...
La labor de Arizmendiarrieta se plasma en los más 75.000 trabajadores, en las más de 100 empresas instaladas en todo el mundo, y en un experimento empresarial que es investigado incluso en Harvard. A día de hoy sigue viniendo gente de todo el mundo a Otalora, al Centro de Investigaciones, a conocer cómo es posible que funcione una experiencia que combina el desarrollo económico con el humano aparentemente sin contradicciones. Su tarea además puso en el mapa a Mondragón en primera instancia, pero en último término a Euskadi en su conjunto como ejemplo empresarial.
El epílogo de la película se centra en las posibilidades de aplicar sus ideas en el contexto capitalista actual. Y nos preguntamos si el cooperativismo, con las adaptaciones pertinentes, puede ser una vía para el desarrollo económico y también el social. Los católicos pueden entender que el trabajo de Arizmendiarrieta supuso la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en un plano práctico. Desde Euskadi podemos reivindicar que en la génesis de todo estaba el auzolan, el trabajo colectivo. El humanismo puede defender que se focalizó en hacer partícipe al trabajador de su destino, y el mundo empresarial se puede fijar en que todo esto es posible siempre y cuando las empresas que se crean funcionen. Lo bueno de esto es que todos tienen razón: todos podemos reivindicar a Arizmendiarrieta de alguna u otra manera.
GALERÍA DE FOTOS
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