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NOTAS DEL DIRECTOR...
“La Gent”, una obra teatral original de Juli Disla y Jaume Pérez, se representa con los actores sentados entre los espectadores en un círculo en el cual se celebra una asamblea.
Se trata de un texto preciso y muy divertido sobre el difícil que resulta tomar decisiones de forma comunitaria: una reunión de aproximadamente una hora, en la cual el debate se desvía por caminos inesperados y las agendas propias y pequeñas insidias acaban saboteando la consecución de un objetivo común.
Para la adaptación sintetizamos el amplio grupo de personajes en un puñado manejable y más sencillo de filmar.
Además destacamos a un de ellos, Josep (interpretado por Francesc Garrido), el líder, como protagonista, y le dotamos de una historia previa y una situación familiar que acaba influyendo en el desarrollo de la reunión.
Parte de este trasfondo es el desafío a su autoridad que le plantea su hija (Greta Fernández), recientemente salida de la adolescencia, y tratamos de contraponerlo con el que sucede en la reunión. Josep trata de conseguir sus objetivos en los dos campos: el dialogante y en el otro con el clásico “porque lo digo yo”, pero creo que podemos avanzar que falla miserablemente en los dos.
NOTAS DEL PRODUCTOR...
El proyecto de largometraje nace a partir de la propuesta escénica que la compañía valenciana Pérez&Disla puso en marcha a finales de 2012.
Nuestra propuesta de dar un paso más con “La gente” y llevarla al cine, sigue el camino marcado por algunas piezas teatrales adaptadas con éxito, entre las que destacamos “La clase” de Laurent Cantet, una producción francesa ganadora de la Palma de Oro de 2008 en Cannes que nos acercaba a través de un tono realista a la cotidianidad de las aulas de un instituto conflictivo de París, sin salir de sus muros, o “El nombre” de Alexandre de la Patellière y Mathieu Delaporte, que en 2012 ganó dos premios Cesar por la interpretación de sus actores secundarios.
La actual situación de descontento y tensión social obliga a reflexionar sobre lo público y la capacidad del grupo para transformar su realidad. El malestar colectivo, el sentimiento de impotencia e indignación ante situaciones de injusticia social empuja a la gente a buscar su espacio en estructuras cívicas que le ofrecen la posibilidad de expresarse en público y hacerse visible. Esta película está estrechamente relacionada con nuestro presente político, donde han tomado relevancia movimientos que tienen en común la aspiración a que todos puedan y deban participar.
Es una comedia que cuestiona el concepto mismo de participación, una reivindicación demasiado importante como para no tomarla en serio. Una propuesta divertida, autocrítica y escéptica pero en sintonía con la idea de que los asuntos comunes deben ser abordados y votados comunalmente. Parte de dos premisas fundamentales: poder participar en el proceso de toma de decisiones que nos afecten directamente pero sin olvidar que la participación, en sí misma, no es la solución sino un paradigma de organización y, que la verdadera democracia requiere compromiso, concentración constante sobre el tema y responsabilidad personal. Lo cierto es que aunque el tema esté de rabiosa actualidad, no esperamos que nadie vaya al cine buscando soluciones ni a recibir lecciones. Nuestra propuesta se articula a través del humor, humor que nos permite tomar distancia, relativizar aquello que nos afecta sin necesariamente banalizarlo y encarar asuntos sensibles desde una perspectiva diferente y lúdica.