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ANNA
INFORM MACIÓN
Titulo original: Anna
Año Producción: 2019
Nacionalidad: Francia
Duración: 119 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Acción, Thriller
Director: Luc Besson
Guión: Luc Besson
Fotografía: Thierry Arbogast
Música:  Éric Serra
FECHA DE ESTRENO
España: 30 Agosto 2019
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Entertainment One


SINOPSIS

Bajo la sorprendente belleza de Anna Poliatova se esconde un secreto que desatará su fuerza y habilidad indelebles para convertirse en uno de los más temibles asesinos gubernamentales del mundo...

INTÉRPRETES

SASHA LUSS, HELEN MIRREN, LUKE EVANS, CILLIAN MURPHY, LERA ABOVA, ALEXANDER PETROV, NIKITA PAVLENKO, ANNA KRIPPA, ALEKSEY MASLODUDOV, IVAN FRANEK, JEAN-BAPTISTE PUECH, ERIC GODON, ALISON WHEELER

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   Al principio del refinado y sorprendente thriller de espionaje ANNA, la atractiva Anna Poliatova se ve sacada de un sórdido mercadillo ruso y transformada en una de las principales modelos de París. Pero, de forma similar a las muñecas rusas o matrioskas que Anna solía vender, lo que se puede uno encontrar en esta emocionante cinta plagada de acción trepidante va mucho más allá de lo que se ve a simple vista. Pues la misteriosa, aunque eficientemente letal, Anna tiene muchos disfraces, muchas identidades, muchas formas de transformarse y muchas formas de sobrevivir. Mientras demuestra ser una integrante brutalmente feroz del traicionero mundo del espionaje de la Guerra Fría, Anna está construyendo astutamente su propio juego dentro del juego que nadie ve venir.
  De forma similar a la enormemente influyente obra del guionista y director Luc Besson Nikita, dura de matar —que destruyó para siempre el tabú de las películas de acción con protagonista femenina— ANNA cuenta la historia de una dura asesina a la que utilizan como peón, pero que consigue saltarse las reglas para hacerse con el control de su propio destino. Esta película se desarrolla a una escala más global y épica, que sitúa a Anna en pleno ojo del huracán de las tensiones entre las dos grandes superpotencias mundiales. Mientras Anna se debate entre la vida en las calles y las glamurosas pasarelas de la alta costura, entre el KGB y la CIA, entre dos amantes en bandos contrarios, entre la lealtad a sus mentores y su devoción a sus sueños más íntimos, se siente impulsada sobre todo por su inquebrantable instinto de ser verdaderamente libre.
  Luke Evans, que interpreta al reclutador de Anna para el KGB, uno de los múltiples amos a los que parece servir, resume el atractivo de Anna Poliatova en un mundo de agresividad desmedida. “Lo que creo que resulta tan fascinante de Anna es que exuda fuerza, independencia y su propia e intensa femineidad a cada segundo de la película”, opina. “Incluso cuando está manipulando a la gente, Anna lo hace porque tiene un plan y tiene un sueño. Y nada va a detenerla, ni siquiera las agencias de inteligencia más poderosas del mundo”.
  Aunque Anna pueda parecerse en ciertos aspectos a personajes de La Femme Nikita y León (El profesional), Besson considera que Anna expresa un punto de vista relevante para el mundo en que vivimos. “Creo que cada una de mis películas ofrece una imagen de mis pensamientos y sentimientos de esa época, y eso es lo que pretendo ofrecer a la gente con ANNA”, explica Besson. “La película es una Polaroid del momento actual. Y uno de los temas más importantes del filme para mí es la confianza, que creo que es algo que ahora mismo hemos perdido en nuestra sociedad”.
  En cuanto a cómo la historia entrelaza la acción pura y dura con una apasionada historia de empoderamiento que también funciona como complejo puzle, Besson comenta: “Creo que refleja la vida, en la que, en un momento, las cosas pueden parecer agradables y al instante siguiente estalla la tormenta. En ANNA hay acción, pero también quiero plantear un reto a los espectadores, así que, que se preparen”.
  La película reúne a un reparto de gran talento de todos los rincones del mundo, que incluye a la ganadora del Óscar Helen Mirren, la estrella galesa Luke Evans, a quien se pudo ver recientemente en La bella y la bestia, Fast & Furious 6 y El sótano de Ma, el actor irlandés nominado al Globo de Oro Cillian Murphy, conocido por sus papeles en la serie de televisión “Peaky Blinders” y en Origen, y la modelo alemana nacida en Siberia Lera Abova.
  Se encarga de interpretar el cautivador papel principal de la película Sasha Luss, el nuevo descubrimiento de Besson, que el director consideraba que personificaba la vulnerabilidad e inocencia esenciales de Anna, así como, en marcado contraste, su férrea fuerza de voluntad, casi más propia de una máquina. En medio del ritmo frenético del filme, Luss tuvo que afrontar el reto de crear un personaje que es tan seductor y traicionero como cualquier mujer fatal clásica, pero que también es una mujer moderna que se niega a pertenecer a nadie más que a sí misma.
  Luss, una deslumbrante supermodelo rusa de 26 años vinculada a marcas como Chanel, Dior y Lagerfeld, debutó como actriz en un pequeño papel en la cinta de ciencia ficción de Besson Valerian y la ciudad de los mil planetas. Pero en ANNA aceptó la oportunidad de su vida. Le llevaría un año de preparación intensa estar lista para la exigente y dura acción y para la psique de una mujer que demuestra ser tan capaz de provocar una asombrosa destrucción como de una refinada sofisticación.
  Luss conectó con el personaje de Anna desde el primer momento, y le encantó cómo la otrora desesperada recluta del KGB aprende a moverse con facilidad y determinación entre todo el caos desatado que la rodea. “Anna me resultó fascinante porque, aunque pueda parecer muy dura y fría, su historia también es muy personal y emotiva. Tras la fachada de su preparación como asesina, se siente muy sola, furiosa y lucha por una clase de libertad que parece imposible en su mundo”, explica Luss. “Ha vivido muchas vidas, en las calles, como modelo, como agente y como agente doble, pero nunca ha podido soñar con un futuro que sea realmente suyo, que es lo único que quiere”.

CONVERTIRSE EN ANNA...
  El trabajo de Anna exige que ponga a punto múltiples identidades, pero, mientras pasa de adicta a modelo, y por numerosos disfraces más, tiene siempre muy claro quién era antes de convertirse en agente. No fue algo fácil de pedir a alguien en su primer papel cinematográfico importante, pero Luss opina: “Se trata realmente de algo por lo que cualquiera al que le interese convertirse en actor se siente fascinado: fingir ser otras personas”.
  De forma muy similar a su personaje, Luss tuvo que lanzarse de cabeza a aprender a manejar la intensa acción que exigía el papel, no solo el armamento y las persecuciones, sino el combate cuerpo a cuerpo que hace tan letal a Anna para sus a menudo bien preparados y diestros objetivos. “Fue un reto mental y físico increíble para mí, pero lo cierto es que descubrí que me encantaba”, asegura Luss. “Me encantó exigirme al máximo, no solo física, sino mentalmente. Y me encantó la coreografía. De niña fui bailarina de ballet, así que eso me atrajo. En cuanto a las artes marciales, empezaba desde cero, pero intenté abordarlo con la misma energía que Anna, con intensidad y concentración casi compulsivas”.
  Irónicamente, después de haber pasado años tratando de perder su acento ruso natural, para interpretar a Anna Luss tuvo que retomar su lengua natal. “Me di cuenta de que había adquirido a lo largo de los años un acento ruso más americanizado”, comenta riendo, “así que traté de sumergirme de nuevo en la lengua rusa”.
  Dado que ella misma era una supermodelo, Luss pudo valerse de su propia experiencia en las pasarelas y sesiones fotográficas de portadas de revistas para la entrada de Anna en el mundo de la moda de París. “La vida de Anna cambia una y otra vez mientras intenta sobrevivir, y siempre es capaz de salir adelante y adaptarse”, observa Luss. “Dudo que se hubiera imaginado nunca participando en sesiones fotográficas cuando no era más que una drogadicta en Moscú, pero eso es lo genial de Anna: es inteligente, decidida y es capaz de aprender cosas nuevas muy rápido. Se vuelve muy solicitada en el mundo de la moda porque tiene algo diferente, lo que hace que resulte mucho más extraño que tenga toda esa otra vida en la que es una de las asesinas más despiadadas del mundo”.
  Para Luss, tanto si Anna se encuentra bajo los deslumbrantes focos del mundo de la moda o ejecutando arriesgados asesinatos para el KGB, su meta va mucho más allá de eso. Luss concluye: “Creo que, para Anna, ser modelo o asesina no es más que un trabajo. Va a hacerlo lo mejor posible, va a sobresalir, pero todo ello no deja de ser un medio para alcanzar sus propios objetivos”.

LA MENTORA DE ANNA...
  Incluso después de que Anna sea reclutada por un agente del KGB que sospecha que posee la clase de habilidad e inteligencia manipuladora que podrían resultar útiles para el gobierno, su nueva encargada se mofa de la idea de que Anna sea capaz de cumplir incluso su primer encargo. Se trata de Olga, una veterana del KGB hastiada de la guerra, interpretada con implacable dureza, pero también con un sutilmente creciente orgullo maternal, por Helen Mirren. Al final, Olga y Anna acabarán convirtiéndose en un equipo aparentemente invencible que nunca falla, aunque Anna vea en Olga un oscuro reflejo de en quién se podría convertir.
  Mirren, nominada en cuatro ocasiones al premio Olivier, ha interpretado una increíble variedad de personajes, desde la reina de Inglaterra en The Queen (La reina) a Magdalene Shaw en las películas de Fast & Furious. Pero Olga era algo que rara vez se encuentra: algo diferente. “Olga es un personaje muy interesante, como ninguno que haya interpretado antes”, explica Mirren. “Me encantó que para crear a Olga necesitara mucho maquillaje y que más o menos desapareciera por completo bajo el personaje, porque eso siempre me resulta emocionante”.
  Besson estaba entusiasmado de verla tan enteramente entregada al personaje. “Siempre me ha encantado Helen porque es una actriz sensacional. Me hizo multitud de preguntas y trabajamos mucho en el personaje, ideando su aspecto y su cojera. Creo que en la primera escena ni siquiera se la reconoce, sobre todo con su acento ruso. Descubrí que, de hecho, su verdadero nombre es Helen Mironoff y que es de origen ruso. Aporta muchos pequeños detalles al personaje y fue un verdadero placer trabajar con ella”.
  A Mirren le atraía igualmente la complejidad de Anna y Olga, dos mujeres con agallas que han encontrado una forma de prosperar en un mundo que no da cuartel. “Luc siempre cuenta con personajes femeninos muy fuertes, que es una de las razones por las que me atraen sus películas”, señala. “Este proyecto es una manifestación de eso. Tanto Anna como Olga son mujeres sumamente fuertes que pueden sacar mutuamente lo mejor, y lo peor, de sí mismas”.
  Como jefa de Anna, el perfeccionismo obsesivo de Olga comienza a pegársele a la joven espía, y Olga empieza a hacer algo que nunca le ha resultado natural: confiar en Anna. “Al principio, Olga se muestra sumamente escéptica con respecto a Anna”, observa Mirren. “Por supuesto, se da cuenta de que es muy hermosa, lo que tiene su utilidad en el mundo del espionaje, pero no cree que Anna tenga todas las demás cualidades que hacen falta para sobrevivir como asesina. La verdad es que no se lo cree hasta que Anna lo demuestra”.
  Al igual que Olga se convierte en mentora de Anna, Mirren tenía mucho que compartir con la novata Luss. Disfrutó con el entusiasmo de Luss por absorber todo cuanto le fuera posible. “Sasha me pareció increíblemente trabajadora y entregada, y en eso consiste realmente el 90% del trabajo de un actor”, opina Mirren. “Sasha dotó a Anna de una gran pasión, lo que me resultó sumamente conmovedor y emocionante”.
  Tanto el aspecto como la conducta de Olga tienen influencias literarias. Mirren recurrió a dos famosas autoras conocidas por su aguda inteligencia: la escritora francesa Marguerite Duras y la novelista y filósofa rusoamericana Ayn Rand. “Luc me sugirió a Duras, pero yo ya había interpretado a Ayn Rand en una película anterior, así que la tenía en mente. En cierto sentido, Olga tiene dos madres: Duras y Rand”.
  Colaborar por primera vez con Besson resultó ser una experiencia singular y estimulante. “He sido una fan enorme, adicta a todas sus películas”, afirma Mirren. “Trabajar con él ha sido algo distinto a cualquier otro director. Me pareció un poco como trabajar con un pintor porque, incluso con las interpretaciones, siempre está pensando en términos de ‘quiero un poco de amarillo allí y no tanto rojo’. La otra imagen que tengo de él es la de un maestro cocinero, que tiene una forma instintiva de mezclar ingredientes. Posee una combinación extraordinaria de instinto y gran destreza técnica”.
  Sobre todo, a Mirren le encanta que, incluso cuando la película avanza a un ritmo vertiginoso y sumamente ameno, mantiene a los espectadores en vilo. “Disfruto con el hecho de que sea una historia que tenga capas sobre capas, y que no puedas ver por completo todo lo que está pasando hasta que llegas al final de la historia”, explica. “Te encuentras ciertas insinuaciones aquí y allá de hacia dónde van las cosas. Pero es básicamente como un rompecabezas, en el que únicamente cuando se coloca la última pieza se puede ver de pronto la imagen completa”.

PERSIGUIENDO A ANNA...
  Mientras la historia de Anna se desarrolla en distintos momentos de tiempo, y mientras aniquila a un objetivo tras otro, también se ve envuelta en varios romances que la llevan en distintas direcciones. Entre los que persiguen a Anna se encuentra el agente del KGB Alex Tchenkov, interpretado por Luke Evans, su agente rival de la CIA Lenny Miller, interpretado por Cillian Murphy, y la vivaz modelo francesa Maude, interpretada por Lera Abova, aunque el corazón intensamente independiente de Anna les va a hacer sudar de lo lindo.
  Es Alex Tchenkov, interpretado por Evans, el primero que da a elegir a Anna entre la muerte y la vida anónima y controlada de un asesino del estado. Pero, por mucho que vea a Anna como un arma valiosa del gobierno, a Alex también le atrae esa mujer tremendamente independiente que sabe que es en realidad.
  Evans recuerda que, cuando quedó con Besson para comer, el cineasta francés se limitó a entregarle el guion y decirle: “No quiero hablar de ello. Léelo y mándame un mensaje de texto si te interesa el papel de Alex”.
  Eso fue exactamente lo que hizo Evans. “Lo leí esa noche, me pareció una lectura estupenda y una historia fantástica”, recuerda. “Lo encontré muy en la línea de las obras de Luc que más me gustan, como Nikita, dura de matar y León (El profesional), y también pensé que Alex era un papel genial que ofrecía mucho para explorar. No había duda alguna, así que le respondí de inmediato: ‘Si te intereso, cuenta conmigo’”.
  Evans se puso enseguida a practicar el acento ruso, que tiene fama de complicado. “Tenía cierta motivación más allá de querer que me saliera bien”, comenta. “Me di cuenta de que iba a estar actuando frente a alguien a quien he oído muchas veces poner acento ruso, Helen Mirren, así que sabía que tenía que estar preparado”.
  Mientras trabajaba en sus vocales y sus erres vibrantes, Evans también se documentó sobre la Guerra Fría y las tensiones que el espionaje estaba creando a principios de los 90. “Eran tiempos siniestros en el KGB, los asesinatos eran algo común, y había gente desapareciendo dentro y fuera de Rusia si eran considerados una amenaza”, explica. “Vi muchos documentales, y leí unos cuantos libros. Resultó fascinante aprender parte de la historia real sobre la época en que se ambienta la película”.
  También mantuvo una serie de conversaciones con Besson acerca del personaje de Tchenkov. “Luc lo describió como un hombre que nunca deja entrever nada”, explica Evans. “Cuando lo miras, podría estar planteándose dónde va a llevarte a cenar o cómo va a matarte y dónde va a enterrar tu cadáver. En cualquier caso, no tendrías ni idea. Eso me resultó algo interesante de procesar. Alex se ha preparado durante mucho tiempo para no mostrar emoción alguna, para poder disparar a alguien a quemarropa como si no fuera nada, y eso es complicado de entender. Hice mucha preparación física no tanto por la estética, sino para entender realmente cómo se movería y pensaría un hombre que se ha entrenado de forma tan intensiva”.
  Al mismo tiempo, Tchenkov tiene una vida interior, aunque esté muy oculta, que puede verse principalmente en su relación con Anna. “Luc y yo hablamos mucho sobre cómo construir las distintas capas de Alex, porque hay un ser humano en su interior. Hablamos de cómo los espectadores podrían vislumbrar pequeños detalles de quién es para mantener el interés. No está completamente falto de compasión, pese a su trabajo”.
  En cuanto a la química sexual que se crea entre Alex y Anna, Evans cree que en el fondo tienen mucho en común. “Ambos están un poco perdidos y se sienten un poco solos”, observa. “Ser asesino es un trabajo muy solitario. Te encuentras constantemente usando otro nombre y en otro país, rodeado de gente que no son tus amigos ni tu familia y no puedes contarle a nadie tus secretos. Así que, en este oscuro y duro entorno, ambos buscan cualquier momento que puedan encontrar de liberación, amor y cariño. Por supuesto, Alex lleva en el KGB tiempo suficiente para saber que lo más probable es que ni la historia de Anna, ni su propia historia juntos, tengan un final feliz, pero eso es parte de esta realidad. El romance entre ellos dos no es nada convencional, pero creo que la verdad es que se necesitan mutuamente”.
  A Evans le encantó en especial ver a Sasha Luss sumergirse por completo en su papel. “Sasha se esforzó mucho, invirtió todo un año de su vida en prepararse para esta película, y estuvo impresionante”, asegura. “Lo que creo que aporta es que encarna todas las cualidades de una mujer del siglo XXI, es absolutamente independiente y no se inmuta por nada. A Luc se le da muy bien descubrir a esa clase de talentos brutos y animarlos a encontrar su voz, y Sasha abordó el papel con valor y confianza”.
  La oportunidad de trabajar frente a Mirren también fue algo especial para Evans. Aunque Mirren interpreta a la madre de su personaje en las películas de Fast & Furious, lo cierto es que no se habían visto nunca en persona. “Fue muy divertido conocer por fin a Helen por primera vez, e iba vestida como Olga, así que no se parecía en nada a la Helen Mirren que yo esperaba. Pero fue una delicia trabajar con ella. Me encantó poder simplemente observarla y admirarla, y posiblemente incluso descubrir un par de truquillos suyos. Ha creado una Olga con múltiples matices, que se guarda muchas cosas tras esas gafas de montura negra”.
  Evans concluye: “A veces, tienes que pellizcarte en esta industria cuando tienes la suerte de conseguir trabajar con tus ídolos y gente a la que respetas. Fue toda una inspiración colaborar con Luc Besson, Helen Mirren y Cillian Murphy, y también fue maravilloso tener la oportunidad de trabajar con Sasha Luss en el principio mismo de su carrera”.

EL DISEÑO DE ANNA...
  Con ANNA, Luc Besson regresa al estilo y los temas del neo-noir de sus primeros filmes, pero esta vez con una novedosa visión de una mujer fatal como una sicaria internacional que posee más poder del que nadie se da cuenta. Aunque los thrillers de Besson llevan más de tres décadas influyendo a otros cineastas, siguen teniendo un toque y un aspecto hipnótico que son inconfundibles de Besson. Seductoramente vistosos e insistentemente rítmicos, adoptan el aire de cuentos de hadas de la cultura popular, mezclando puro disfrute sensual con los peligros palpables de nuestro mundo real y, a veces, alienante.
  Para dar vida a ese estilo que tenía en mente cuando escribió ANNA, Besson recurrió a un equipo tras las cámaras con el que ya ha trabajado en numerosas ocasiones anteriores, que incluye al galardonado director de fotografía Thierry Arbogast, al diseñador de producción Hugues Tissandier, el diseñador de vestuario Olivier Bériot y el compositor Eric Serra, cuya hipnótica banda sonora se convierte en el motor de la acción sin descanso y marca el tono envolvente de toda la película.
  Como ya ha hecho en otras películas anteriores suyas, Besson manejó a menudo personalmente la cámara en ANNA. Pese a ser algo sumamente insólito, para Besson es la mejor manera de moldear lo que sucede en el set de rodaje para que encaje con su visión. Sus largas tomas se han convertido en su sello característico, que le permiten seguir muy de cerca a los actores y darles la libertad para meterse de lleno en las escenas sin tener que volver a salir.
  “Es una forma muy emocionante de trabajar”, opina Luke Evans. “Luc es el primer director con el que he trabajado que maneja la cámara, y le gusta dejar que la cámara siga grabando, parando tal vez para hacer alguna rápida puntualización, pero retomando la escena enseguida. Así que hay una sensación muy intensa de inmediatez y se mantiene en todo momento el ambiente. Para mí, fue una revelación trabajar así. Te sientes realmente metido en la escena y tienes una conexión directa con el director todo el tiempo. Luc sabe mucho sobre el oficio de hacer cine. Pero, al mismo tiempo, siempre se mostró muy dispuesto a escuchar todas nuestras opiniones”.
  Un elemento esencial de la preparación fue crear el estilo de lucha primario de Anna. “Vimos unas cuantas películas rusas de los años 70, así como vídeos de artes marciales rusas para ver cómo luchaban”, aporta Besson. “Pero lo principal es que Anna es una superviviente, así que su forma de pelear es agarrar todo lo que pueda, ya sea un plato o un tenedor, y encontrar una forma interesante de utilizarlo. A partir de ahí, utilizamos nuestra creatividad y fue un proceso muy largo, casi como crear un ballet”.
  El rodaje se llevó a cabo entre París y Moscú, aunque hubo que hacer retroceder ambas ciudades a principios de los 90. El equipo técnico recopiló infinidad de imágenes de la época de la Guerra Fría, centrándose a partes iguales en los mundos tan dispares de los agentes soviéticos tan mortalmente serios y las decadentes y traviesas pasarelas de la moda en una época en la que la fama y el poder de las supermodelos estaba sobrepasando incluso a los de las estrellas de cine.
  El propio rodaje estuvo lleno de esos mismos contrastes. “Me encanta filmar en París, porque es mi ciudad natal y es un lugar muy familiar”, comenta Besson. “Rodar en Rusia fue un poco más complicado. Fui allí cuatro meses antes de empezar y conseguí todas las autorizaciones necesarias, pero cuando llegamos para rodar, dijeron que no tenían las autorizaciones. Fue difícil y fue estricto, pero en cuanto entienden que eres un director y no un espía, y que quieres mostrar a la gente cómo es Moscú, los rusos son muy orgullosos y muy agradables”.
  Mientras el diseñador de producción Hugues Tissandier creaba sets que marcaran un contrapunto entre las “cajas de hormigón” de la Unión Soviética, como describe Anna su apartamento de Moscú, y la opulencia a todo trapo de París, el diseñador de vestuario Olivier Bériot se dedicó a hacer algo similar con el vestuario.
  Bériot se encontró sumamente atareado simplemente con los 48 cambios de vestuario de Sasha Luss. “La imagen de Anna no deja de cambiar, de modo que no dejamos de crear nuevos aspectos de chica espía, cada uno de ellos diferente al que se acababa de ver cinco minutos antes”, explica. “La idea en la que Luc no dejaba de hacer hincapié era la de unas muñecas rusas: cada una de estas imágenes sigue siendo Anna, pero ligeramente distinta a la que has visto antes”.
  A lo largo de la película, Bériot utilizó un código de colores para separar el Este de Occidente. “Los rusos visten todos de marrón, beis y verde, mientras que la CIA va toda de azul y gris”, explica.
  Pero, cuando Anna llega a París como modelo novata, entonces es cuando Bériot tiene ocasión de soltarse con los colores y las formas. “Desde la primera vez que leí el guion, me encantó la idea de transformar a este personaje tan fuerte desde que no es más que una chica harapienta hasta que se convierte en una supermodelo. Fue muy divertido, y pude utilizar artículos de alta costura que le quedaban muy bien a Sasha, porque está muy segura de su cuerpo”.
  Bériot prosigue: “Trabajar con una supermodelo como Sasha fue maravilloso, porque entiende muy bien cómo la ropa puede crear una imagen, a lo que Anna le saca mucho partido. Y, por supuesto, con su cuello y sus extremidades tan largas, da igual cómo la grabes, Sasha tiene un aspecto estupendo. También nos divertimos incorporando muchos toques prácticos para el trabajo de Anna como asesina. Así, en una escena de lucha, la ves darle la vuelta a su abrigo para convertirlo en un chaleco antibalas, o abrirse la cremallera de la falda, con lo que consigue movilidad completa para dar patadas y correr”.
  Los dos amantes enfrentados de Anna, que pertenecen a bandos contrarios de la Guerra Fría, lucen naturalmente aspectos contrapuestos. “Luke Evans lleva una especie de chaqueta de cuero fea estilo soviético, con un jersey de punto de cuello vuelto algo basto, mientras que Cillian Murphy lleva un traje de Zegna a medida y un abrigo de Lanvin muy chic, propios de un neoyorkino elegante”, describe Bériot. “Así que Cillian estaba encantado con su aspecto, mientras que Luke se sintió un poco decepcionado. Pero eso también sirvió para reflejar la relación entre los personajes en la película, porque desde el principio Luke le tuvo envidia a Cillian”.
  También fue un placer para Bériot colaborar con Helen Mirren para crear el característico aspecto de Olga. “Nos interesaba mucho que los espectadores no reconocieran a Helen, y dado que a Helen le gusta meterse a fondo, pasamos mucho tiempo haciendo pruebas de vestuario, en las que ideamos conceptos muy concretos para Olga, desde su ropa a su maquillaje y el diseño de pelucas. Se basa un poco en Marguerite Duras que, a edad avanzada, llevaba unas pesadas gafas negras y muchos anillos, y el diseño de su pelo se inspiró en una foto de Ayn Rand. Su ropa es producto de la dura vida que ha llevado. Trabaja en una oficina muy vieja, en la que no funciona nunca la calefacción, así que Olga siempre lleva dos jerséis, una gran bufanda, un abrigo grueso e incluso guantes, pese a que está fumando todo el rato. Es un aspecto muy característico”.
  Característico fue la palabra clave para cada uno de los elementos del diseño de la película. Cada color, forma, sonido, movimiento coreografiado y giro de la cámara tenía que servir para avanzar hacia un clímax que pone patas arriba de forma emocionante el mundo que el reparto, el equipo y Besson han creado con tanto cuidado.
  En el mundo en el que vive Anna, no se puede uno fiar de nadie, y todo el mundo es un objetivo, al que matar, seducir, hacer cambiar de bando o manipular, hasta que Anna decide desbaratar ese ciclo. Cómo lo hace es uno de los placeres más satisfactorios del filme. “Espero que sea una película de la que salgas al final casi sin aliento, porque tiene un ritmo vertiginoso y muchísimos giros y sorpresas”, resume Sasha Luss. “Parece que Anna está atrapada, que no tiene más opción que llevar a cabo los violentos planes de otras personas... pero Anna nunca pierde de vista su propia meta”.

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