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La idea sobre la que se sustenta la nueva comedia de John Turturro surgió durante una comida con un amigo. “Me puse a improvisar un relato y vi que le hacía mucha gracia, así que seguí hilando la trama”, comenta Turturro. Sin embargo, no se dio cuenta del enorme potencial de la historia hasta hablarlo con otros amigos e incluso con su barbero. Éste se lo comentó a otro de sus clientes, que resultó ser Woody Allen. Allen se quedó tan prendado de la historia que se puso en contacto con John. Por aquel entonces Turturro no tenía más que las líneas generales de la historia.
Cuando Turturro se sentó a escribir el guión, Allen se prestó a seguir dándole consejo. “Ha sido muy generoso con su tiempo”, comenta Turturro, “pero también ha sido muy despiadado, si algo no le gustaba me lo decía sin temor. Si alguien de la talla de Woody Allen se toma las molestias de ayudarme pensé que el guión tenía algo especial”.
Turturro sentía desde tiempo atrás fascinación por el tema de la prostitución. Si bien en el mundo contemporáneo son muchas las personas que se ven forzadas a prostituirse, desde tiempos inmemoriales muchas otras se han decantado por hacer de la prostitución una carrera. “Es un oficio y como ocurre en cualquier profesión hay gente que destaca por su capacidad”, dice Turturro.
Los actores elegidos para interpretar a hombres que ejercen la prostitución, ya sean heterosexuales u homosexuales, en la gran pantalla suelen ser imponentes pero Fioravante, el protagonista, no es especialmente agraciado. “En las películas siempre nos muestran a intérpretes de una belleza suprema, simétrica y perfecta, pero en la vida real gente con físicos muy diferentes puede resultar muy atractiva”, comenta Turturro.
“Murray es un proxeneta inquieto”, cuenta Allen. “No es que sea tonto, pero está intentando ganar pasta a toda prisa. Es un tío al que se le ha ocurrido una idea loca que funciona hasta cierto punto, pero que está abocada al fracaso porque en el fondo es ridícula”. Allen añade, “Murray no es un tipo calculador ni un explotador, simplemente ve una oportunidad y piensa, ‘¿Por qué no?”. Fioravante siempre ha disfrutado de la compañía femenina y la lógica de Murray es la siguiente: ‘Si a los atletas les pagan por hacer su trabajo, ¿por qué no iban a pagarle a él?’. Como Fioravante se muestra reticente, tiene que persuadirle, pero lo hace de buena fe, explicándole que sería una tontería dejar pasar una oportunidad como esa. Tienen que aprovechar esa mina que se abre ante ellos”. “Murray no es del todo altruista ni explotador, es algo intermedio”, añade Turturro.
Turturro ha retratado a las mujeres usando una paleta de colores muy bien diferenciados. Según el director: “Quería que las mujeres fueran muy diferentes: delgadas, gordas, blancas, negras, hispanas… para que evocaran cosas muy diferentes. En un borrador anterior también había escrito personajes de mujeres mucho mayores”.
‘Aprendiz de gigoló’ es una de las pocas ocasiones en las que Woody Allen trabaja a las órdenes de otro director. “Respeto muchísimo el trabajo de John como director e intérprete y sentía que este papel me encajaba”, explica Allen. “Si me hubiera pedido que interpretase a un agente de policía no hubiera podido hacerlo porque en realidad no soy actor, pero me sentía capaz de darle vida a este personaje”.
A Allen le inquietaba bastante trabajar con Liev Schreiber. “Me puse un poco nervioso antes de la escena con Liev porque le había visto en una obra de teatro y me parece un actor impresionante.
La característica que une a todos los personajes es el deseo de conectar con otras personas. “Es una dinámica muy importante en la vida del ser humano”, afirma Turturro.