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Etiquetas: DramaEspaña2019Ventura PonsVicky PeñaBilly Cullum
BE HAPPY
INFORM MACIÓN
Titulo original: Be Happy!
Año Producción: 2018
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 100 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Drama, Comedia
Director: Ventura Pons
Guión: Ventura Pons
Fotografía: Andalu Vila San-Juan, Tito Arcas, Joan Bordera, Andrea Resmini
Música: Lluís Llach, María del Mar Bonet, Josep Torrens, Joaquím Badia
FECHA DE ESTRENO
España: 20 Septiembre 2019
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Las Vegas distribution


SINOPSIS

Los MGMC actúan en Londres. A la velada asisten Peter, psiquiatra freudiano casado con el finlandés Mika, David, joven británico gay, adicto al Grinder, y Coco, actriz francesa. Peter es muy amigo de María, también psiquiatra freudiana y de Betsy, la madre de David. María prepara un viaje para pasar unos días con la Betsy. David trabaja en una compañía que dirige una joven india, Usha, que está pasando una crisis con su pareja, Daniel. Albert es un famoso escritor británico que se encuentra de luto por la pérdida de su pareja. Gilda, una gran actriz es muy amiga de Joan Laínez y los MGMC. En casa de ella cada día es una fiesta. Todos están preocupados por el mal de amor de David y Daniel, los muchachos jóvenes ...

INTÉRPRETES

BILLY CULLUM, TONI VALLÉS, SIÁN PHILLIPS, GARY WILMOT, VICKY PEÑA, MATHEW WHITE, MINNIE MARX, USHA JADHAV, JUHA SOROLLA, JOAN LAÍNEZ, KARME MÁLAGA, MALLORCA GAY MEN CHORUS

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NOTAS DEL DIRECTOR...
   Siempre me gustado mucho los musicales, tanto en teatro como en cine. Durante mis lejanos años de teatro hice unos cuantos. “Bestiari”, que construí con textos de Joan Oliver/Pere Quart, “Rocky Horror Show”, una magnífica traducción al catalán de Narcís Comadira, “Don Juan Tenorio” restaurando para la gran Mary Santpere el montaje de los años 30 de su padre, con música de Josep Torrents. Lo representamos con dos grandes, Joan Capri en Barcelona y Joan Monleón en València.
  También ayudé a los espectáculos de cabaret de Maria Aurèlia Capmany dirigidos por Josep Antón Codina y monté tres recitales de Núria Feliu en la Cúpula Venus. Pero en cine ningún musical hasta ahora nunca. “Be Happy!” será el primero. Mi 33 largometraje.
  Un deseo que arrastro de siempre y que comparto, entre otros, con músicas y canciones de dos artistas excepcionales, Lluís Llach y Mimar, Maria del Mar Bonet. Compañeros que hemos andado y compartido caminos paralelos durante las cinco últimas décadas que nos complementan y engrandecen como personas. Por eso los he escogido, en un film ligero lleno de alegría, memoria y de complicidad con nuestro país.
  Desde pequeño, he tenido muy claro que mi vida era el cine o que el cine era mi vida. La pasión por el arte industrial más característico del siglo XX, por este oficio, duro pero maravilloso, nace en mi en los años tan funestos y miserables de la dictadura franquista en los que nací, crecí y empecé el despertar a la vida. Recuerdos que, por más que lo intento, solo veo en blanco y negro o en un gris entelado y deprimente, excepto cuando aparece algún cine de mi infancia, donde, entre asquerosos noticiarios de propaganda del régimen, estallaba el color. El color me lo dio el cine, la única ventana que, pese a la censura, nos permitía asomarnos un poco al mundo. Esa ventana es la que me sedujo, es la que abrió mi carácter y produjo mi fascinación para contar historias a través del cine. Un sueño que me parecía imposible realizar. Expresarme con imágenes.
  Los gustos narrativos y temáticos que se reproducirán en mi cine están ya implícitos en las piezas teatrales que dirigí. El atrevimiento formal, la libertad expresiva, la sexualidad como tema importante y recurrente, el gusto por la coralidad, el minimalismo y la utilización de diferentes formas dramáticas.... Todos están presentes desde las primeras obras que escogí para llevar a los escenarios. Del teatro he aprendido el trato con los actores pero muy especialmente la disciplina del texto, el gusto por historias distintas, avanzadas, algo que no se encuentra precisamente muy a menudo en el mundo del cine y que ha marcado, creo, mi carrera.
  En mi cine, de una forma libre e independiente, se refleja que siempre he buscado temas muy personales que me afectaran, donde reflejar una mirada propia. La mayoría de las historias que he elegido no son ni fáciles ni convencionales, y a menudo llevaban implícito un cierto sentido del riesgo. Historias basadas en personajes inmersos en la necesidad de amor, de comunicación, de la necesidad de encontrar al otro. Todo tipo de relaciones afectivas, sean heterosexuales o, muy especialmente, homosexuales. Los directores muy a menudo utilizamos alter egos para hablar de nosotros mismos.
  Cuente lo que cuente, hable de lo que hable, soy quien soy. Como también se refleja en el mundo de Lluís y Mimar. Si alguna cosa hay en mi cine, es mi voz y mi mirada. Historias que me apasionan y que convierto en imágenes. Un película radica en la historia, el lenguaje, el concepto, la estructura, el ritmo interno, en tu íntima intención: la voz propia. Hables de ficciones, dramas o comedias, de recuerdos o realidades que a la larga se convierten en fantasmas quizás ciertos, quizás embusteros, pero reconocibles e intocables. Guste o no guste, llegas a los demás porque entienden tu singularidad, una singularidad que, o se convierte en universal, o no es nada.
  William Faulkner decía que la articulación de su confusión la proporciona en sus mejores relatos. El imperio del desorden, que es lo que le trasciende. Se reparte entre sus sueños, propios o ajenos, y sus fantasmas. Nuestro mundo nos importa y emociona para trasladarlo a la pantalla, con imaginación, observación y experiencia. Cuando Faulkner recibió el Nobel, elogió la capacidad del ser humano de endurar, resistir, aguantar, alargar, como principal virtud en contra de la injusticia, la mala suerte, la desgracia o el infortunio. El pasado no muere nunca, ni tampoco es sólo es pasado.
  Una película se basa en tres pilares fundamentales, que no pueden fallar: historia, concepto y reparto. La historia es lo más importante y la puesta en imágenes debe estar en la cabeza del director, que es quien da sentido a la narración. Y en los intérpretes que dan la cara por nuestras ideas. Nuestro oficio precisa de un tiempo de estudio, todo debe estar preparado para el rodaje, momento único e irrepetible que se contrapone, por su propia complejidad, con la necesidad de reflexión que conlleva el sentido de la secuencia, del plano. No es una cuestión solamente del riesgo temático, sino de llevar el riesgo narrativo hasta el final.
  No se trata de cerrarse a nada, sino de ofrecerte al mundo en lo más profundo de ti mismo. Y estoy en ese camino, creyendo que el trabajo bien hecho siempre funciona y que la única defensa que tenemos, al margen de que nuestras películas se entiendan más o menos, es hacer un buen producto. Para ganar la batalla hay que hacer un cine interesante, con contenido y con ideas.
  Sin darme cuenta, la vida se me ha echado encima. El tiempo pasa volando, emocionantemente. He vivido inmerso en la patria universal de las imágenes, manteniendo mi independencia, una victoria quizás pírrica, pero en la que he encontrado mi refugio, aunque muchas veces lleno de perplejidad ante mi propia necesidad de abordar el viaje que he recorrido. Visto con la distancia de los años, quizás es el cine el que me ha salvado la vida.
 Ahora un nuevo reto. Me vino la idea asistiendo A un gran espectáculo de los mallorquines MGMC con Joan Laínez a la cabeza. Un reto felizmente en un film lleno de canciones.
  Las di mi vida.

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