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NOTAS DE LA DIRECTORA...
   Me fascinan los personajes valientes, en este caso, una niña y un niño que luchan por aquello que saben que se merecen. Que tienen una voz que merecería ser escuchada, si alguien les pasara el micrófono. Cuando era pequeña pensaba que sabía lo que quería hacer en la vida, y viví en un entorno que me permitió hacerlo exactamente. Cada día, me siento agradecida por esta razón. Porque, imagina: eres una adolescente que sueña en compartir un futuro con todos sus amigos y amigas. Pero mientras ellos tienen la libertad de desarrollar sus talentos, tú no tienes ni siquiera la libertad de mostrar tu documento de identidad, porque no lo tienes. Binti de 12 años sueña con hacerse famosa (¿qué adolescente de 12 años no lo sueña? ¡Yo fui una de ellas!), pero en referencia a los papeles, Binti no existe. En cambio, en la red, Binti tiene más de mil seguidores. Y eso, simplemente, indica que algo no va bien.
  Binti se encuentra con Elías, un chico belga amante de los animales que quiere salvar los ocapis y que todavía está haciendo frente al divorcio de sus padres. Ella quiere conseguir que, su padre y la madre de Elías sean pareja, porque cree que de este modo podrá continuar viviendo en Bélgica. Elías sueña con organizar una colecta de fondos para salvar a los ocapis, pero no puede hacerlo él solo. Los dos tienen objetivos diferentes, pero pronto se dan cuenta que tienen que ayudarse la una al otro, que se necesitan mutuamente y que es mejor la compañía a la soledad.
  Binti es una película en la cual dos niños aprenden que se necesitan mítuamente para lograr sus sueños.
A pesar de la seriedad del tema, Binti es un film entretenido y próximo, lleno de color, humor, amistad y amor. Es una apuesta por el éxito de una sociedad multicultural y por la persecución de los propios sueños. Es un drama social con un giro positivo, combinado con la energía y el humor de la comedia romántica.

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