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SINOPSIS
Beau es un hombre que tendrá que enfrentarse a sus miedos y paranoias al aventurarse en una épica odisea para llegar a casa de su controladora madre...
INTÉRPRETES
JOAQUIN PHOENIX, AMY RYAN, PARKER POSEY, NATHAN LANE, RICHARD KIND, KYLIE ROGERS, PATTI LuPONE, ZOE LISTER-JONES, MICHAEL GANDOLFINI, STEPHEN McKINLEY HENDERSON, DENIS MÉNOCHET, HAYLEY SQUIRES, JOE COBDEN, THÉODORE PELLERIN, ARMEN NAHAPETIAN, JULIA ANTONELLI, BRADLEY FISHER
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LA PRODUCCIÓN...
Del guionista y director Ari Aster, una de las mentes más inventivas del cine actual, llega un delirante viaje a lo desconocido: la historia de un hombre que va a visitar a su madre y descubre un mundo de fuerzas malévolas y ojos invisibles que siguen todos sus movimientos. Beau tiene Miedo cuenta la odisea de un hombre a través de las profundidades del fin de la historia, en la que encuentra horror y humor a cada paso.
Beau Wassermann (Joaquin Phoenix) vive solo en un departamento céntrico, donde cada momento es una pesadilla. Propenso a la ansiedad y la paranoia, visita a su terapeuta de siempre (Stephen McKinley Henderson), quien lo prepara para su inminente viaje a visitar a su madre (Patti LuPone). Sin embargo, en la víspera de su partida, se desata el caos, y su vida toma un nuevo rumbo surrealista. Incapaz de llegar a su destino en un mundo enloquecido, viajando por carreteras que no figuran en ningún mapa, Beau se ve obligado a enfrentarse a su propia vida y a las mentiras que le han contado sus allegados.
Del creador de Hereditary y Midsommar llega una excéntrica visión sobre el control, la herencia y la huida: el mundo tal y como lo vive el inolvidable Beau Wassermann. Beau tiene miedo, una gran aventura cargada de peripecias y un análisis minucioso e íntimo de su angustiado protagonista, es un estudio de la personalidad sobre una vida no vivida, el viaje de un héroe para un hombre cuya disposición y temperamento son singularmente inadecuados para las pruebas y desafíos de enfrentarse a su entorno, su familia y su propia vida interior. Elemental y psicológico, el tercer largometraje de Aster es una epopeya oscuramente cómica que se siente agudamente contemporánea y, a la vez, tan antigua como el tiempo: una vida descarrilada, puesta bajo el microscopio.
“Ari Aster nos muestra una pesadilla kafkaiana no muy distinta de la que vivimos hoy en día”, comparte Parker Posey, quien interpreta a Elaine, la amiga de la infancia de Beau. “Capta sentimientos intensos sobre lo que significa caminar por nuestra ciudad y vivir dentro de nuestra casa, las cosas que nos atormentan de nuestros padres, el caos de la cultura y el capitalismo... y cómo podemos salvarnos de todo esto”.
EL PERSONAJE...
Interpretado por Joaquin Phoenix, ganador de un Oscar, en una actuación virtuosa que va de lo físico a lo emocional y psicológico, a menudo en la misma escena, Beau Wassermann cobra vida en la pantalla como pocos personajes de ficción lo han hecho.
“Beau es alguien cuyo desarrollo se ha visto seriamente atrofiado”, señala Aster. “Hay muchas cosas no resueltas en su interior o que él no comprende. Está paralizado por la ansiedad, atrapado en sí mismo, y básicamente suspendido en un estado similar al de la adolescencia”.
Inundada de temas edípicos, Beau tiene Miedo comienza en el caos chillón del parto, anunciando inmediatamente la dinámica central madre-hijo de la película, que es tensa incluso antes de que Beau salga del vientre de su madre Mona. Presentado como un adulto severamente herido que vive en un departamento deteriorado en una ciudad sin nombre, Beau carga con el peso de una madre autoritaria y de un padre ausente, cuyo destino genético es una de las bromas recurrentes más extravagantes de la película.
“La dinámica central entre Beau y Mona es… tirante, y la naturaleza de su relación conforma el misterio central de la película”, comparte Aster.
Si los padres proyectan sus ansiedades en sus hijos, Beau es una de las proyecciones más memorables del cine, ya que refleja los miedos y las expectativas que Mona tiene de él de una forma salvaje y a veces disparatada: su vida en la película es una serie de los peores escenarios oscuramente divertidos, ya que se ve atacado por incendios eléctricos, delitos menores, extraños demasiado amistosos, una compañía de teatro ambulante y cosas peores. Suficiente para preocupar a cualquier madre, aunque está claro que el mayor temor de Beau es decepcionarla. ¿Y si toma la decisión equivocada?
Al comienzo de Beau tiene miedo, la decisión que Mona quiere que tome por encima de todo es que se tome un avión y vaya a visitarla, pero entre ellos existen barreras físicas y psicológicas. Armen Nahapetian, quien interpreta al pequeño Beau de 13 años durante una secuencia retrospectiva a mitad de la película, comparte: “La relación de ellos es complicada porque Mona da demasiado amor, del tipo incontrolable que puede crear ira y resentimiento entre quien lo da y quien lo recibe. La forma que tiene Mona de dar amor es controlando a Beau. En cuanto a Beau, que no es el mejor demostrando emociones, tiene problemas para demostrar y devolver amor. Mona se lo toma muy personal”.
LA HISTORIA...
Aster fue quien dio a luz a la idea de Beau tiene miedo en Los Ángeles una década atrás, antes de sus exitosos largometrajes Hereditary y Midsommar, mientras escribía y dirigía cortometrajes en un registro oscuramente cómico y trabajaba en distintas ideas para su primer largometraje. Un día antes de que se le terminara el contrato de alquiler, a punto de mudarse, Aster imaginó a un hombre que vivía en un departamento como el suyo, plagado de ansiedad, temeroso de casi todo, preparándose para visitar a su madre... pero que no podía.
El primer borrador surgió básicamente como un ejercicio de escritura libre y, aunque Aster reconoce ahora muchas influencias literarias como los griegos, Borges, Virgilio, Kafka, Sterne, Cervantes, Tennessee Williams durante mucho tiempo, el guión funcionó como un receptáculo de ideas que, con el paso de los años, le parecieron propias de este mundo concreto. Bautizó a su protagonista con el nombre de Beau, tomando la oscura y cómica premisa de la arquetípica madre freudiana, a la que siempre se la culpa y responsabiliza de los problemas y angustias de sus hijos, y convirtiéndola en algo masivo, mítico e impregnado de una culpa vital.
"Beau tiene Miedo, en su encarnación original, era pura parodia”, afirma Aster, quien trabajó en un borrador completo de la película, el cual dejó de lado una vez que sus dos guiones de terror despegaron. “Quería que fuera mi primera película, aunque el primer borrador era más arcaico y caricaturesco, y resultaba menos emotivo. Pero incluso a medida que crecía, siempre funcionó como una especie de picaresca freudiana infernal”.
En los años siguientes, Aster se consolidó como uno de los maestros del terror moderno sublimes, dando paso a un par de películas tremendas basadas en traumas que cambiaron la forma y la esencia del género. En sus dos películas anteriores, como en Beau, las herencias no deseadas y los parecidos familiares oscuros surgen en momentos de gran presión, cuando el miedo estructura y deforma el modo en que los personajes ven a los que los rodean, pero también la forma en que se ven a sí mismos. Al finalizar su segunda película, Aster se sentía preparado para abordar algo más grande y urgente para el mundo en que vivimos.
Si sus dos primeras películas calaron hondo, en parte por su aguda comprensión de las familias y las cosas que las rompen, para Aster, Beau se convirtió en una oportunidad de trabajar a una escala mayor que antes, creando algo elemental y épico que pudiera hablar de los tiempos extraños y angustiosos en que vivimos.
La idea central y el núcleo emocional de la película consistían en representar la vida a través de los ojos de un protagonista cuyo desarrollo se había atrofiado, cuyos miedos primarios -sobre los demás, sobre el funcionamiento del mundo, sobre su propia naturaleza- se revelan como absolutamente correctos. “No se explora tanto la vida de un hombre sino su experiencia, poniendo al espectador en su cabeza, dentro de sus sentimientos, con suerte a un nivel casi celular”, sostiene Aster. “Uno se pone en la piel de esta persona, se mueve a través de ella, pero no se trata de seguir su trayectoria sino de experimentar sus recuerdos, sus fantasías, sus miedos”. La película conforma la experiencia de vida de Beau”.
A pesar del éxito comercial y de crítica de sus anteriores largometrajes, y del fenómeno fan que les sucedió, Aster vio la nueva encarnación de Beau tiene Miedo como el vehículo ideal para su alcance como cineasta. “Esta película es más yo que cualquier otra película que haya hecho anteriormente”, afirma Aster. “Mi personalidad y mi humor están incrustados en ella”.
Amy Ryan, quien interpreta a Grace, la compasiva esposa del cirujano, en el segundo capítulo de la película, añade: “El objetivo de Ari era hacer una comedia negra, muy negra, que navegara por los mundos del terror y el humor, y es algo que consigue maravillosamente. Es simultáneamente oscura y divertida, y contiene multitudes”.
LA ESTRUCTURA...
En las películas anteriores de Aster, Dani (Florence Pugh) de Midsommar y Annie Graham (Toni Colette) de Hereditary están escapando de traumas familiares que las han dejado huérfanas de madre. En cambio Beau, en cierta medida, tiene madre por demás, al punto tal que nadie sabría qué hacer con ella: Mona es autoritaria, altamente exitosa y está profundamente implicada en la vida interior de su hijo desde una gran distancia. Además, él desea, más que nada, volver a casa con ella.
Este cambio de la dinámica de la madre problemática de las películas anteriores hace que el viaje de Beau sea más una odisea que un infierno, zambulléndose en su pasado mientras intenta llegar al fondo de las muchas tribulaciones y calvarios que se interponen entre él y su hogar. La película se desarrolla en secciones independientes, con cuatro capítulos principales y dos secuencias adicionales, incluida una retrospectiva en un crucero que consolida la dinámica madre-hijo, así como un enigmático desenlace. “Quería alejarme de la estructura cinematográfica tradicional”, afirma Aster. “Quería que la historia tuviera un aire novelesco, con una forma poco convencional y algo contradictoria, o tal vez sea estrictamente intuitiva”.
Al trabajar una vez más con el director de fotografía Pawel Pogorzelski, Aster se propuso hacer que cada sección de la historia reflejara una imagen distorsionada diferente del mundo en el que vivimos actualmente. Beau tiene Miedo, un viaje en el que Beau pasa de la ciudad a los suburbios y al campo, atravesando diferentes escenarios y paisajes, adopta las cualidades de la picaresca, un estilo episódico de ficción sobre las aventuras de un héroe humilde en un mundo enloquecido.
Al principio de la historia, Beau vive solo en un piso en un barrio peligroso y lidia con las tensiones cotidianas de una comunidad asolada por la adicción, el consumismo, la violencia y la locura. Después de un accidente, Beau se encuentra en un suburbio acomodado, donde se convierte en el hijo sustituto de un cirujano y su esposa, interpretados por Nathan Lane y Amy Ryan, cuyo querido primogénito murió en combate, y cuya hija adolescente se está desmoronando.
“La Kafquiana sección de apertura establece toda la historia, mientras que la segunda se desarrolla como una comedia negra”, explica Lane, quien interpreta al jovial cirujano Roger. “La misteriosa tercera sección se vuelve más cerebral y surrealista, y la última sección de la película recorre lugares que nadie puede predecir”.
En una secuencia retrospectiva, Aster presenta a una encarnación más joven de Beau, interpretado por Armen Nahapetian y estable el complejo vínculo entre el ansioso preadolescente y la controladora madre (interpretada aquí por Zoe Lister-Jones). Elaine, una rebelde de 13 años que se enfrenta a sus propios problemas maternales, altera ese vínculo. Los niños crecen muy unidos, pero como Elaine está decidida a escapar del vínculo madre-hija y Beau no puede hacerlo, se distancian. “Elaine es el polo opuesto de Beau: es provocadora, alborotadora y no teme expresar su opinión”, comparte
Nahapetian. “Al crecer bajo tanto control, Beau nunca había interactuado con una chica, así que hace todo lo que Elaine le dice que haga. Le enseña a divertirse por primera vez en su vida”.
Huyendo del pasado y del presente, Beau se adentra en la misteriosa tercera parte de la película, ambientada en un bosque, donde encuentra a una compañía de teatro ambulante y mira una obra que adquiere dimensiones personales, psicológicas e incluso históricas. “Hipnotizado, entra en la obra e imagina lo que podría ocurrir si fuera un agente más activo en su propia vida”, cuenta Aster.
EL REPARTO...
Con el borrador completamente actualizado, Aster empezó a armar una lista con los posibles actores que pudieran encarnar a Beau Wassermann y sus complejidades, sin pensar jamás que podría atraer a Joaquin Phoenix al proyecto. El actor había ganado un Oscar recientemente por interpretar al Joker, de Todd Phillips. También había firmado para participar en Napoleón para Ridley Scott, por lo que el tercer largometraje de Aster era, en el mejor de los casos, una posibilidad remota.
Pero para sorpresa de Aster, Phoenix quería el papel, y se sometió a una preparación elaborada para encarnar a Beau Wassermann, un personaje tan específico como ninguno de los que había interpretado hasta ahora. “Antes de que trabajáramos juntos, yo pensaba que Joaquin era posiblemente el mejor actor del mundo”, afirma Aster. “Ahora, siento que es incluso mejor de lo que pensaba. Fue la mejor experiencia que he tenido con un actor”.
Para Parker Posey, quien trabajó con Phoenix en la comedia de Woody Allen Irrational Man, ver al actor dar vida a Beau Wassermann fue transformador. “Es operístico y tiene una gran capacidad para la complejidad y la mitología”, comparte Posey. “Es casi como si se enfrentara a su propio monstruo, algo feroz, complejo y horrible. Joaquín trabajó muy duro en este proyecto y sometió su cuerpo a muchas cosas”.
Para dar vida al personaje, Aster y Phoenix trabajaron juntos repasando el guión innumerables veces antes y durante la producción, discutiendo sobre el personaje, su comportamiento, su aspecto, su ropa y su tono de voz. “Joaquín pregunta todo lo que un actor podría preguntar, y le gusta repasar el guión con gran detalle, investigando todo lo posible”, señala Aster. “Eso lo hicimos antes de filmar y, además, en el set mientras rodábamos. Fuimos tanteando la película”.
Para Aster, el compromiso absoluto de Phoenix con el papel fue lo que hizo que su trabajo se destacara, la forma en que se entregaba a cada escena. Phoenix realizó la mayoría de sus escenas de riesgo, saltó a través de cristales, cayó de un ático, dió volteretas violentas en una bañera durante un día entero con un especialista en acrobacias. “Como actor, él quiere encarnar al personaje lo más que pueda, donde pueda”, afirma Aster. “Joaquín no es para nada vanidoso: pone todo de sí en el papel”.
Antes de trabajar con Phoenix, el método de Aster consistía en bloquear las escenas antes de llegar al set, determinando de antemano la ubicación de los actores y de las cámaras. “Dejé de lado mucho de eso y sólo tenía una imagen en mi cabeza de lo que podía ser la escena para poder tener una apertura total en cuanto a lo que Joaquin pudiera aportar en un día de rodaje determinado”, explica Aster. “Siempre se lograron mejores escenas de las que yo tenía en la cabeza”.
La transformación física del actor en Beau Wassermann sorprendió a todos en el set, incluida Parker Posey. “Vi a la pasada a alguien que entraba en mi trailer y pensé que era un miembro del equipo de limpieza”, cuenta Posey. “Esa persona tenía un semblante triste y espeluznante... y luego grité, y me reí, porque era Joaquín”.
La transformación del actor en un estado de confusión emocional propio de Beau Wassermann fue un espectáculo para sus compañeros de reparto, que se maravillaron de su capacidad para entrar y salir del personaje a voluntad. “Antes de conocerlo, pensaba que sería el tipo de actor que se pasa el día entero metido en su personaje, y que hay que tratarlo con cuidado, llamándole ‘Beau’ en lugar de ‘Joaquin’ cuando las cámaras no estuviera rodando”, confiesa Amy Ryan. “Pero eso no fue lo que me encontré. Me sentí como si fuéramos niños traviesos en el colegio dirigidos por Joaquín, que nos hacía reír mientras esperábamos a que empezara la acción. Cuando entraba en acción, ya estaba metido de lleno en la escena y en el personaje. Así es de milagroso es su talento”.
Aster cubrió los papeles secundarios con un elenco de actores de primera categoría procedentes de todos los rincones de la industria, incluidos varios artistas de Broadway nominados y ganadores de premios Tony, como Nathan Lane, Amy Ryan, Patti LuPone y Stephen McKinley Henderson. “Necesitábamos poblar todos estos mundos diferentes, así que el elenco secundario era importante, y pude incorporar gente con la que siempre había querido trabajar”, señala Aster.
Lo más destacado para Aster fue ver a estos profesionales frente a Phoenix, a quien describe como lo opuesto a un actor egoísta. “Fue divertido ver cómo cada uno de sus procesos se fusionaba, complementaba o chocaba con la forma de hacer de Joaquin”, comenta Aster. “"Pero al final, siempre fue productivo porque Joaquín es un compañero de escena generoso. Realmente aporta mucho a los otros actores con los que trabaja”.
EL SET...
Beau tiene Miedo se rodó en Montreal, en locaciones urbanas, suburbanas y rurales que reflejan el viaje de la historia a través de múltiples mundos. Para dar vida a estos diversos mundos, la diseñadora de producción nominada al Oscar Fiona Crombie (The Favourite) transformó una calle citadina en el entorno cotidiano de Beau, buscó y decoró dos casas de Montreal muy diferentes para las paradas a lo largo del viaje y construyó un teatro al aire libre en un parque natural de Cap-Saint-Jacques para el desvío del bosque a mitad de la película.
“Para mí, lo más interesante del guión de Ari fue la forma en que la historia pasa de un acontecimiento a otro y de un lugar a otro, creando esos latidos visuales de la historia entre los que puedes moverte en compañía de Beau”, manifiesta Crombie, cuyo reciente trabajo de diseño incluye Cruella, de Disney. “Me encantó trabajar en un entorno contemporáneo con tanto movimiento visual. Encontrar la forma de conectar esas cosas y hacer que pareciera una sola película fue un desafío apasionante”.
Beau tiene Miedo comienza en una ciudad sin nombre, en las calles que rodean un complejo de departamentos donde Beau lleva una vida solitaria mientras en el exterior la violencia hace estragos. “Necesitábamos empezar la película con un sentido del lugar sólido, aunque sabíamos que Beau iba a ser expulsado de allí rápidamente y enviado a su viaje”, cuenta Crombie. “Lo importante de la secuencia inicial es mostrar el estado de ánimo de Beau y dónde se encuentra”.
Beau, quien corre a tomar un vuelo a casa para visitar a su madre, se ve envuelto en las sórdidas travesuras de su barrio, donde vagabundos drogadictos y psicóticos, incluido un hombre desnudo que acecha y apuñala a voluntad, languidecen en calles colmadas de tiendas porno, farmacias, cines de mala muerte y almacenes.
“Me encantó la sensación de peligro de la película que estaba ahí en la página”, afirma Crombie. “Me interesa trabajar con cineastas dispuestos a probar cosas diferentes y, cuando empecé a trabajar con Ari, me di cuenta de que con esta película íbamos a calar profundo. Íbamos a investigar el viaje de Beau como nunca antes me habían pedido que investigara nada”.
Ocupando toda una manzana de la ciudad con tiendas a ambos lados, Crombie y su equipo de diseño revistieron cada fachada para reflejar la visión boschiana de Aster sobre el consumismo frenético. “Nada es casual en la obra de Ari: todo lo que ves está ahí por una razón, cada cartel, cada graffiti, cada vidriera”, señala Crombie. “Todo está diseñado con un lenguaje muy específico que anticipa algo que descubrimos más adelante en la historia”.
Los carteles y las superficies de la apertura se crearon desde cero, incluidas las fachadas de las tiendas, los burdos graffiti de los pasillos, los pósters de películas de ficción y los envases de los alimentos. Aster pasó horas en la preproducción eligiendo los nombres de las tiendas y los productos y diseñó la publicidad para reflejarlos.
“El elemento de diseño gráfico de la película fue una distracción durante la preparación, porque me obsesioné con la construcción de los detalles del mundo de Beau”, confiesa Aster. “Nunca terminaba, y el equipo de diseño se volvía loco. Cada vez que pensaban que un decorado estaba terminado, yo regresaba con más carteles, portadas de libros, letreros y anuncios. Eso es lo divertido de esta película para mí: crear las pequeñeces de este mundo enfermo y cómico”.
Las tomas interiores de la secuencia inicial, como la consulta de un psiquiatra y el vestíbulo, los pasillos y la unidad del edificio de departamentos de Beau, se construyeron en un plató y fueron decorados por el equipo de Crombie. “No se trata sólo la imagen de las películas de Ari, sino de los detalles”, dice Crombie. “Todo tiene un toque de Ari, hasta los libros de las estanterías y el nombre de la cena televisada de Beau”.
Los fans de Hereditary y Midsommar recuerdan la fascinación de Aster por la arquitectura, y mientras esas películas impresionaron con sus viviendas y templos meticulosamente construidos, Beau tiene Miedo presenta casas reales que el equipo de Crombie buscó en Montreal y decoró para reflejar las diferentes paradas en el viaje de Beau.
Una casa en un frondoso suburbio es una estación de paso donde Beau se recupera tras un accidente; la otra, un enigmático pilote brutalista con ángulos agudos, contiene los secretos del pasado de su familia. Para estas locaciones, Crombie buscó casas que pudieran situar a los personajes dentro de determinados puntos de la trama y, al mismo tiempo, facilitar la ubicación y el movimiento de la cámara, así como el juego de luces necesario.
Para la casa del cirujano Roger y su esposa Grace, el equipo buscó una estructura modernista con agradables líneas tanto dentro y fuera de la casa. “Para la segunda parada en el viaje de Beau, necesitábamos encontrarnos rápidamente en este ideal suburbano, una casa familiar que funcionara pacíficamente con una historia acogedora”, comparte Crombie. “Tenía que sentirse como algo que Beau nunca había experimentado y, al mismo tiempo, servir como un lugar donde pudiera quedarse y recuperarse, el tipo de hogar idealizado donde la felicidad se sintiera posible”.
Crombie localizó una casa de cristal en un suburbio de Montreal con abundantes ventanas que permitían ver a los personajes moviéndose, entrando y saliendo, yendo de una habitación a otra, como la hija de Roger y Grace, Toni (Kylie Rogers), y el inestable Jeeves (Denis Ménochet), a medida que la situación se agrava hasta convertirse en amenaza y caos. “Necesitábamos que Beau fuera visto, que nunca tuviera esa sensación
de privacidad”, señala Crombie. “Los miembros de la familia tenían que poder ver todos sus movimientos por dentro y por fuera”.
La segunda casa de Beau tiene Miedo se encontró en el último minuto, cuando las cámaras se preparaban para rodar. “Las instrucciones para esta casa eran complicadas porque tenía que ser digna de la riqueza y estatura de un personaje concreto sin ser demasiado opulenta o glamorosa”, cuenta Crombie.
Lo que el equipo de exploración encontró para su deleite fue una casa de varios pisos, con un vestíbulo abierto con vistas a los diferentes niveles de la casa, no muy diferente de la estructura tipo diorama que Aster construyó en un plató para Hereditary. Algunos de los momentos más intensos y extravagantes de la película se desarrollan en las distintas plantas de esta casa inusual, lo que la convierte en un personaje en sí misma, con sus múltiples niveles y su aura malévola. “Era una casa muy complicada que parecía anticuada y estancada en el tiempo, y también muy mohosa”, expresa Crombie. “Creo que nunca había visto nada igual: la tensión entre su grandeza arquitectónica y todo ese moho. Inmediatamente decidimos pintar los interiores de rosa”.
EL RODAJE...
Beau tiene Miedo supone la tercera colaboración entre Aster y el director de fotografía Pawel Pogorzelski, cuya relación profesional se remonta a sus años de estudiantes en el American Film Institute. Pogorzelski siguió a Aster en Hereditary y Midsommar, obras visualmente impresionantes que permanecieron confinadas en mundos argumentales herméticos. Beau tiene Miedo, en cambio, sale al mundo a lo grande.
“Beau tiene Miedo es mucho más épica y compleja que las películas de Ari anteriores”, afirma Pogorzelski. “Lo que es diferente esta vez es lo ambiciosa que es la historia: un viaje homérico con todos sus mundos diferentes”.
El dúo creativo se basó en la estrecha dinámica que llevan construyendo desde hace una década, evolucionando y profundizando con cada película sucesiva. “Ari siempre viene con una visión clara de cómo va a ser la película, y luego es cuestión de elegir las cámaras y los lentes”, cuenta Pogorzelski. “Y cada película se torna más ambiciosa. Sí Midsommar parecía imposible, ésta es aún mayor. Se trata de abrirse y ceder a lo que Ari tiene en mente. Terminamos consiguiéndolo encontrando el modo de superar los límites juntos”.
La cámara de Pogorzelski se pone en marcha en los caóticos minutos iniciales de la película, ambientados en las calles y pasillos de un complejo de departamentos urbanos. En una escena de seguimiento angustiosa, Pogorzelski sigue mientras Phoenix se precipita desde el vestíbulo del departamento, a través de una calle frenética, hasta un almacén para comprar agua para su medicación psiquiátrica. En la calle, los lunáticos lugareños se tambalean a cada paso.
“Algunos de los movimientos de cámara en esta secuencia fueron súper desafiantes, tratando de capturar a esta o aquella persona mientras todos estaban en movimiento, incluyendo a Joaquín”, señala Pogorzelski. “Muchas de estas escenas las practicamos en un estacionamiento antes de rodar, y a base de prueba y error las sacamos adelante, incluida la corrida dentro del almacén con Joaquín, entrando con la cámara por una ventana abierta”.
Otros retos singulares exigieron una planificación y resolución de problemas similares, como el rodaje en el interior de las casas de cristal (con sus impredecibles juegos de luces y excesivos reflejos); la navegación por planos complejos para captar personajes en movimiento; y el rodaje nocturno en un bosque de Montreal donde el abundante follaje a menudo bloqueaba las tomas.
“Con esta película, Ari sobrepasó sus límites, convirtiéndose en un mejor director en términos de bloqueo, planificación y forma de contar la historia”, afirma Pogorzelski. “Había más obstáculos en nuestro camino, pero él trabaja de forma matemática, así que todo está planeado de antemano y coreografiado a la perfección. Yo simplemente ejecuto lo que él tiene en mente”.
Lars Knudsen, productor de Aster desde hace muchos años y socio de su empresa Square Peg, concuerda: “Después de haber producido todas las películas de Ari, puedo decir con confianza que Beau fue la más ambiciosa y presentó un desafío increíble. Ari es un perfeccionista en el mejor sentido de la palabra. Se desafía a sí mismo como cineasta en cada película que hace, sigue poniendo la vara cada vez más alta con el fin de hacer películas nuevas y originales que no se hayan visto jamás en la pantalla”.
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