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BOY KILLS WORLD
INFORMACIÓN
Titulo original: Boy Kills World
Año Producción: 2023
Nacionalidad: Alemania, Sudáfrica, EE.UU.
Duración: 115 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 18 años
Género: Acción, Thriller
Director: Moritz Mohr
Guión: Tyler Burton Smith, Arend Remmers. Basados en una historia corta de Arend Remmers, Moritz Mohr
Fotografía: Peter Matjasko
Música: Ludvig Forssell
FECHA DE ESTRENO
España: 3 Julio 2024
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
DeaPlaneta


SINOPSIS

El joven sordomudo Boy decide enfrentarse a la matriarca de la familia Van Der Koy, una desquiciada dinastía que tiene a toda la población sometida bajo su yugo. Tras vivir una trágica infancia, un enigmático chamán le ha convertido en un instrumento de venganza listo para hacer justicia. Para llevar a cabo su cometido, Boy se unirá a un peculiar grupo de rebeldes que desean acabar con el sistema corrupto que domina la sociedad. ¿Una misión suicida? Boy está más que preparado para una buena dosis de acción y ultraviolencia...

INTÉRPRETES

BILL SKARSGARD, JESSICA ROTHE, MICHELLE DOCKERY, BRETT GELMAN, ISAIAH MUSTAFA, YAYAN RUHIAN, NICHOLAS CROVETTI, CAMERON CROVETTI, QUINN COPELAND, ANDREW KOJI, SHARLTO COPLEY, FAMKE JANSSEN

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LA PRODUCCIÓN...
  El director Moritz Mohr y el coreógrafo de peleas Dawid Szatarski empezaron a darle vueltas hace unos cinco años a la idea que se convertiría en la espectacular distopía de acción que es Kill Boy. La historia es bien sencilla, apunta Mohr. Es un relato clásico de venganza protagonizada por un joven que, en un mundo salvaje, está centrado en destruir a las personas que asesinaron a su familia. «Pero el final sorprende. Este viaje extraño y emocionante nos sumerge en un mundo que se parece bastante al nuestro, al menos de primeras».
  El director explica que la trama y el estilo visual de la película se inspiran en características de los videojuegos más punteros, además de las películas de acción coreanas, el anime japonés y el género de terror y fantasía clásico. «Soy gamer de toda la vida y he intentado imbuir esa locura y diversión en este filme», comenta. «Dawid y yo descubrimos que compartíamos gustos en cuanto a películas y decidimos dar un giro a esas ideas que tanto nos fascinan para crear algo nuevo y único».
  Gran conocedor de las artes marciales del sureste asiático, Szatarski está muy solicitado como coreógrafo de peleas y doble de escenas de acción. Ha trabajado en Viuda negra y Kingsman: El círculo de oro y vio Kill Boy como una oportunidad para probar algo nuevo. «Moritz tiene un talento brutal para crear mundos extraños y peligrosos y eso me permitió diseñar algunas escenas especiales espectaculares. Hemos hecho cosas con las que había soñado, pero que nunca había visto en pantalla», comenta. «Espero que dejen al público con la boca abierta».
  Moritz y Szatarski unieron fuerzas con el guionista Arend Remmers para producir una prueba de concepto con un presupuesto de unos 20.000 dólares. Szatarski interpretaba a un huérfano sordomudo que se entrenaba desde niño para convertirse en una máquina de matar y vengar a su familia. Al poco, Mohr viajó a Los Ángeles para hablar con productoras. Una de sus primeras reuniones fue con Stuart Manashil, quien se convertiría en productor del futuro largometraje.
  Manashil quedó muy impresionado con el corto y presentó a Mohr a Roy Lee, el prolífico productor de la saga La maldición (The Grudge) e Infiltrados, la oscarizada película de Martin Scorsese, entre otros taquillazos. Lee sugirió que se pusiera en contacto con el mítico productor y director Sam Raimi.
  Los cinco minutos del teaser bastaron a Raimi para reconocer el talento innato de Mohr y querer participar en la película a través de su productora. «Moritz tiene mucho sentido del humor», dice el director de la saga SpiderMan. «Y, por encima de todo, tiene un sentido innato de lo que necesita una película. Maneja la cámara con maestría, consigue interpretaciones grandiosas del reparto, tiene un estilo visual único y sabe contar una historia».
  La productora Zainab Azizi de Raimi Productions comenta que le gustó mucho que la película combinara acción con humor y tuviera también un componente emocional, por no hablar de que estaba protagonizada por personajes muy originales. En colaboración con CAA Media Finance, decidieron financiar la película de forma independiente, algo que no había hecho nunca la empresa. «Estamos acostumbrados a trabajar con toda la estructura que ofrecen los estudios», apunta. «Así que nos hemos echado un órdago, pero nos ha salido muy bien. Creo que un estudio no nos hubiera dado vía libre para ser tan creativos y asumir tantos riesgos como hemos hecho».
  Llegados a ese punto se interesaron varios productores, entre ellos Alex Lebovici, fundador de Hammerstone Studios. «Kill Boy es una película completamente original e innovadora», dice. «Contamos con Tyler Burton Smith para pulir un poco los diálogos y refinar la estructura. Su borrador llamó la atención a más gente del sector del entretenimiento».
  Nthibah Pictures, la empresa de producción y financiación estadounidense-sudafricana fundada por el inversor de riesgo Wayne Fitzjohn, se asoció con el ejecutivo Simon Swart para participar en el filme. Conscientes del compromiso y la magnitud del proyecto, tomaron las riendas y se encargaron de alguno de los aspectos principales de la producción, desde el casting hasta la selección de localizaciones y el diseño de los decorados. Gracias a los contactos locales e internacionales de Nthibah, pudieron recrear un mundo distópico en medio de una de las ciudades más ajetreadas de Sudáfrica, todo mientras observaban las restricciones y protocolos de una pandemia global.
  Según Fitzjohn, la película encaja con la vocación de la empresa de alejarse de lo formulaico. «Kill Boy es una historia arrolladora. Es para mayores de 18 años, con buenas dosis de humor y gore. Aunque pueda sorprender que Nthibah haya apostado por ella, a nosotros nos parecía que se alineaba perfectamente con nosotros. Leímos el guion, nos encantó y compramos los derechos. Esa es una forma muy Nthibah de proceder, la verdad».
  Swart utiliza los adjetivos «innovadora», «audaz» y «agresiva» para definir la película. «Hemos querido llegar más lejos con la acción, las escenas especiales y el humor. Sabíamos que si lo hacíamos bien, esta sería una de las películas más alucinantes rodadas en Sudáfrica», explica. «Nuestro objetivo es crear contenidos que funcionen en todo el mundo. Este filme es perfecto para el público internacional por la historia y el reparto. No se parece a nada que hayamos hecho antes, pero tampoco se parece a nada que haya hecho nadie antes».

LA VIDA DE ESTE CHICO...
  El protagonista del film, al que conocemos solo como Boy (chico), vive en un lugar remoto desde que un enigmático chamán le rescatara tras sobrevivir al brutal ataque de la familia Van Der Koy, que asesinó a su madre y su hermana. El chaval crece aislado del mundo en mitad de la selva, sin poder comunicarse, acompañado únicamente por el fantasma de su hermana pequeña. Su rescatador le somete a un durísimo régimen de artes marciales y rituales basados en las drogas para ir convirtiéndole sistemáticamente en una máquina de matar con sed de venganza.
  Tras reunirse con algunos de los actores jóvenes con más proyección de Hollywood para buscar al intérprete que daría vida a Boy, el equipo se decantó por Bill Skarsgård, que impresionó al público por su trabajo como ‘Pennywise’, el malvado payaso del terrorífico filme It, basado en el libro de Stephen King. «Es uno de los mejores guiones que leído en mi vida», comenta el protagonista. «Menudo viaje. Es muy emocionante y tiene un tono y un estilo muy personales. Pasas de momentos muy cómicos a embarcarte en una aventura violenta llena de matices y emociones. La película se va contando a través de los ojos de Boy, lo que le da un toque más trágico aún porque el chaval lo ha perdido todo. La destrucción ha sido una constante en su vida».
  Según Azizi, la capacidad de Skarsgård para comunicarse sin pronunciar palabra recuerda a las estrellas del cine mudo de antaño. «Te da la sensación de saber exactamente lo que está pensando», dice. «Con la diferencia de que sus ojos transmiten algo terrorífico».
  El actor pasó por una gran transformación física para el papel, puesto que tuvo que perder casi 10 kilos y desarrollar un cuerpo fibroso y delgado. «Por otra parte, tuve que aprender un estilo de lucha que no conocía», recuerda. «Y todo en un periodo de tiempo muy corto. Me llevó muchas horas simplemente hacerme con lo básico. No las tenía todas conmigo, la verdad, pero me vi un montón de pelis de artes marciales para preparar el papel».
  Swart comenta que no se imagina otro actor capaz de interpretar el papel. «Bill ha sido un compañero perfecto. No se ha limitado a interpretar a su personaje, sino que también estudiaba las tomas, buscaba nuevas formas de expresar emociones sin articular palabra. Se ha sometido a un entrenamiento brutal y ha hecho muchos sacrificios para crear a Boy».
  «Bill está increíble», concuerda Raimi. «Ha hecho un trabajo brutal, y el resto del reparto no se queda atrás. Es raro que una película independiente como esta cuente con actores de este calibre».
  Yayan Ruhian, que interpreta al chamán, es uno de los principales practicantes del pencak silat, una forma de lucha indonesia. Saltó a la fama internacional gracias al thriller de acción ultraviolento Redada asesina (The Raid), tras lo que ha participado en producciones como Star Wars: El despertar de la fuerza y es un reconocido coreógrafo de peleas.
  «Moritz y yo somos unos flipados de las artes marciales», dice Szatarski. «Conozco a Yayan desde hace un montón, antes de que se convirtiera en una estrella internacional gracias a Redada asesina (The Raid). Hace años vi sus tutoriales en DVD y siempre tuvimos muy claro que él interpretaría este papel, no solo porque es un genio de las artes marciales, sino porque sabe actuar frente a la cámara. Se me pusieron los pelos de punta cuando me dijo que nunca había visto algunas de las cosas que hacemos en esta película. Lo considero todo un honor».
  Skarsgård también se considera un gran fan del actor indonesio. «Yayan es un verdadero maestro», comenta. «Ha dedicado toda su vida a este baile espiritual, físico y violento. Ha sido muy amable y paciente conmigo mientras iba aprendiendo a luchar contra él».
  Con Kill Boy Ruhian ha podido interpretar un papel diferente, el de un místico y enigmático experto en artes marciales cuyas motivaciones no quedan del todo claras durante gran parte de la película. «Es una historia arrolladora», dice Ruhian. «El chamán no solo es un personaje muy interesante, sino que también me ha permitido aprender técnicas de lucha que no había trabajado antes».
  Explica que la lucha ha sido siempre su pasión y que el equipo con el que ha colaborado en Kill Boy está a la altura del resto de producciones en las que ha trabajado. «Siempre es divertido aprender cosas nuevas. Me ha impresionado la forma en la que Dave ha combinado técnicas como el jiujitsu con el Aikido y otras artes marciales. Pero lo que más me ha gustado de esta experiencia ha sido trabajar la relación del chamán con Boy, porque no se parece a nada que haya hecho antes. Quiero agradecerle una vez más al equipo técnico que hayan contado conmigo para este filme».

LOS MALVADOS VAN DER KOY...
  Las mujeres tienen un enorme poder en Kill Boy, y la más poderosa y malvada de todas es Hilda Van Der Koy, interpretada por Famke Janssen. Gobierna su imperio con mano de hierro y utiliza la violencia y el terror para controlar a la población. Entre sus estrategias destaca el sacrificio anual, durante el que las personas que se hayan enfrentado a ella son asesinadas sin piedad en una ceremonia emitida en directo en televisión.
  Janssen confiesa que en un principio le superó un poco la violencia gráfica de la película. «Pero al volver a leer el guion, me di cuenta de que la violencia nunca es gratuita», explica. «La historia tiene un rollo como del libro 1984 de Orwell. La familia Van Der Koy está utilizando el miedo y la fuerza para controlar todos los aspectos de la sociedad. Me resultó muy familiar, visto el mundo en el que vivimos».
  Dominante, sádica y cruel, según Janssen, Hilda es «una buena pieza». «Tyler ha creado un personaje intenso y fascinante. Afortunadamente, trabajamos juntos para llegar al fondo de esta mujer y entender qué hace que se recluya en un búnker durante 15 años con la venganza como único objetivo».
  La intérprete añade que Kill Boy se aleja de otras producciones del mismo género por el papel tan relevante que otorga a las mujeres. «Está June27, la principal adversaria de Boy, y también Melanie, la hermana de Hilda, que es tan retorcida como ella. Todas estas mujeres me recuerdan a las películas de la década de 1930, cuando los personajes femeninos podían ser raros, fuertes, vulnerables y todo un abanico de otras cosas al mismo tiempo».
  Michelle Dockery ha llegado muy lejos desde que saltara a la fama internacional gracias al personaje de la distante y arrogante Lady Mary Crawley en “Downton Abbey”. En Kill Boy, interpreta a Melanie Van Der Koy, una sociópata que hace las veces de portavoz de la familia con los medios. «Es una mujer horrible, de ahí que sea tan divertida», explica Dockery. «No había leído nunca una historia como esta. El guion tiene todos los elementos de una venganza clásica, pero destaca por su sentido del humor tan singular».
  Dice que la obsesión demente de su personaje le recuerda al personaje de Effie, que interpretaba Elizabeth Banks en Los juegos del hambre. «Aunque Melanie no se parece a ningún otro personaje que haya interpretado o a nadie que haya conocido. Se lo ha currado mucho para llegar donde está, pero siempre ha vivido a la sombra de Hilda. Le da mucha importancia a conectar con el público y por eso se vuelca en el sacrificio anual. Su objetivo realmente es entretener a los espectadores con ese espectáculo que Brett Gelman ha definido como un ‘genocidio sobre hielo’».
  Gelman interpreta a Gideon, el único hermano de la familia Van Der Koy, que sueña con ser un escritor de renombre en lugar del inútil hermano de una déspota asesina. «Melanie y Gideon tienen una relación muy volátil», explica Dockery. «Ella está centradísima en producir su espectáculo y él está por ahí ‘escribiendo’. Digamos que su relación es un poco tirante».
  Conocido por hacer gala de su humor subversivo en películas y series como “Stranger Things” y “Fleabag”, Gelman dice que Gideon sueña con escapar de su familia. «Son una panda de tiranos, fascistas y asesinos. Gideon lleva tiempo sintiendo que le come el remordimiento, al contrario que a sus hermanas, que disfrutan de esta situación».
  Dice que su personaje está «pudriéndose desde dentro». «Está haciendo cosas que en el fondo sabe que no están bien. Antes conseguía convencerse de que todas las personas a las que daban muerte merecían morir, pero ahora se está dando cuenta de que simplemente está siguiendo los delirios psicópatas de sus hermanas».
  A Gelman le hace ilusión participar en este filme que ayudará al público a conocer el cine tan singular de Mohr. «Moritz tiene una visión única y muy nítida, me ha sorprendido mucho que tuviera las cosas tan claras», apunta. «Cuando vi el corto me di cuenta de que tenía muchas posibilidades para hacer algo muy especial. Me encanta el personaje, me encanta el mundo que han creado y me pareció uno de los guiones más potentes que había leído en mucho tiempo».
  El actor sudafricano Sharlto Copley interpreta al marido de Melanie, Glen, presentador de televisión que se encarga a llevar la gala anual del sacrificio. «Glen es el rostro conocido de la familia Van Der Koy», dice Copley, protagonista del aclamado éxito independiente de ciencia ficción Distrito 9. «Está en todos los pósteres. Lo malo es que no se le da tan bien su trabajo como debería».
  La unión de Melanie y Glen es un matrimonio de conveniencia, explica Dockery. «Él es el maestro de ceremonias y tiene mucho tirón entre el público», comenta. «Y a ella le conviene esta relación más que nada desde el punto de vista empresarial».
  Copley dice que cuando leyó el guion de Kill Boy le sorprendió que quisieran hacer una película tan ambiciosa e ingeniosa en un plazo tan ajustado. «Me gustó el personaje y el corto me pareció muy interesante, pero este material es muy diferente», comenta. «Le han echado muchas agallas».
  Copley y Gelman se llevaron muy bien en el rodaje, tanto que pudieron improvisar bastantes diálogos. «Nos lo hemos pasado en grande. En algunas de las escenas más importantes me sentía como si estuviéramos actuando delante de un público en directo. Me encanta soltar cosas inesperadas para sorprender a mis interlocutores».
  June27 es una guerrera del ejército Van Der Koy. «Es una tipa dura», dice Jessica Rothe, encargada de interpretarla. «El guion te atrapa desde la primera página y te embarca en un viaje digno de una montaña rusa», prosigue. «Te hace reír, te rompe el corazón y creo que casi todo el mundo se identificará con algún aspecto de la dinámica de los Van Der Koy. Moritz ha creado un mundo valiente y violento, pero esa violencia siempre está justificada».
  Describe al director como un hombre amable, inteligente e ingenioso. «No solo ha creado este mundo, sino que también le ha dado libertad a cada intérprete para que le diéramos nuestro toque personal a los personajes. Ha sido nuestro guía».
  Para Rothe, uno de los aspectos más complicados del papel fue transmitir el estoicismo y la fijación de June27. «Tengo una personalidad bastante optimista y alegre, mientras que mi personaje es una mujer que carga con mucha culpa y remordimiento. Se ha cerrado al resto del mundo y se ha obsesionado con la venganza. Me preocupaba que quedara un personaje muy plano, centrado únicamente en ese aspecto de su personalidad. Pero he quedado muy contenta con el resultado, creo que he creado un personaje redondo y tridimensional».

INFANCIA INTERRUMPIDA...
  Los gemelos Nicholas y Cameron Crovetti se encargan de dar vida al protagonista durante su niñez, antes de la muerte de su familia. Saltaron a la fama a los ocho años cuando interpretaron a los hijos de Nicole Kidman y Alexander Skårsgard (el hermano mayor de Bill) en la serie “Big Little Lies”. «Mola porque ahora hemos trabajado con los dos Skårsgard», dice Cameron. «Ya éramos fans de Bill porque nos encantó su trabajo en It. Nos dijo que ahora que hemos trabajado con los dos hermanos somos parte del clan Skarsgård».
  A su corta edad los chavales tienen un currículo que le sacaría los colores a cualquier intérprete adulto. Aunque Nicholas comenta que no les suelen llegar guiones tan buenos como este. «Cuando lo leímos supimos que queríamos participar en la película», dice. «Y lo más fuerte es que no tenemos líneas de diálogo».
  Eso no significa que no hayan tenido que trabajar duro. «En cuanto llegamos a Sudáfrica empezamos a entrenar un par de horas al día durante tres semanas», cuenta Nicholas. «Hemos aprendido un montón de movimientos chulos, pero ha sido una paliza».
  Los hermanos confiesan que alguna vez compiten por quedarse con las escenas que creen que van a ser más especiales. «A veces en la citación pone que nos toca a uno o a otro», explica Cameron. «Pero otras veces nos llaman a los dos, y entonces lo echamos a piedra, papel o tijera».
  Durante toda la película, Boy recibe visitas del fantasma de su hermana pequeña, Mina, que hace de la voz de su conciencia. En manos de Quinn Copeland, ganadora de un premio Emmy a los diez años por su papel en la serie de 2021 “Punky Brewster”, la descarada y ocurrente personalidad de Mina es el perfecto contrapunto al atormentado carácter de Boy. «Quinn era pura energía en el set», dice Fitzjohn. «La dinámica entre Bill y Quinn rezuma inocencia y autenticidad. Hay que quererlos».
  Copeland define a Mina como una niña optimista e imaginativa. «Quizá a alguna gente le parezca un poco pesada, pero solo quiere divertirse», observa la joven intérprete. «Ha sido genial trabajar con Moritz. Todas las mañanas llegaba y me decía “¡Qué pasa, Quinn!” y chocábamos los cinco. El mayor consejo que me dio sobre Mina es que tuviera en cuenta que ella sentía que tenía que proteger a su hermano por encima de todo. Le preocupa tanto que su hermano no tenga miedo que arriesga su propia vida».
  Al igual que los hermanos Crovetti, Copeland también conocía el trabajo de Skarsgård. «Para nada da tanto miedo en la vida real como en It. Aunque cuando me lo presentaron hizo una cosa de Pennywise y yo dije “¡Nooooo!”».
  Lo mejor de la experiencia para ella ha sido trabajar codo con codo con el equipo de vestuario, peluquería y maquillaje. «Aluciné con su creatividad e imaginación. Mi traje favorito es el de la “marininja”, que como su nombre indica es una combinación entre ninja y mariposa. ¡Tiene unas alas muy guays!».

LA RESISTENCIA...
  Para lograr su objetivo de acabar con el régimen de los Van Der Koy, Boy se alía con dos experimentados miembros de la resistencia, Benny (Isaiah Mustafa) y Basho (Andrew Koji), que han intentado plantarle cara a Hilda muchas veces.
  Koji, protagonista de producciones de artes marciales como “Warrior” y Snake Eyes: El origen, se inspiró en algunas referencias poco convencionales para crear su papel. La primera fuente de inspiración fue el Mapache Cohete de Guardianes de la Galaxia. La segunda fue la obra del filósofo griego Teofrasto. «Definió 30 arquetipos de personaje», explica Koji. «Creo que Basho se deja llevar por su entusiasmo. Es el tipo de hombre que le dice a sus amigos que le sigan… y luego se pierde».
  Koji y Mustafa pasaron tiempo juntos antes del rodaje para darle un contexto y una historia común a sus personajes. «Me ha encantado trabajar con Andrew», dice Mustafa. «Tenía muy claro cómo quería que fuera Basho y encajaba a la perfección con las ideas que yo tenía para Benny. Lo trabajamos un poco y después lo comentamos con Moritz, que se mostró abierto a todas nuestras propuestas».
  El personaje de Benny tiene gran experiencia con tácticas militares y es el único superviviente de su célula de resistencia, según Mustafa, que era futbolista de la NFL antes de pasarse a la interpretación. «Benny no habla demasiado y cuando lo hace, no se le entiende mucho. Es como si la barba fuera demasiado larga y no se le oyera, solo puedes leerle los labios, lo cual tiene todo el sentido porque es lo que hace Boy y la historia la conocemos a través de sus ojos».
  Por otra parte, Basho es un chaval callejero y autodidacta, dice Koji. «Llegados a este punto es como un animal herido. Iba para héroe, pero se lesionó la rodilla. Si no puede acabar con los Van Der Koy, su vida no tiene sentido. Su cuerpo está destrozado y la cabeza se le va. Espera que Boy consiga derrocarlos».

HOMBRE DE ACCIÓN...
  Szatarski ha diseñado Kill Boy con escenas de acción supersónica, carnicería generalizada y grandes dosis de originalidad utilizando diferentes variedades de artes marciales, combates cuerpo a cuerpo, armas de última generación y hasta un rallador de quesos. «Dave está como una cabra y es megacreativo», dice Mohr. «Para aproximarse a la película se ha dejado llevar por su pasión por las artes marciales y creo que los resultados hablan por sí solos».
  Szatarski, que ha trabajado también como director de la segunda unidad, admite que por mucho que le gusten todos los procesos que contribuyen a hacer realidad una película, su verdadera vocación es la acción. «He tocado muchos palos en este filme», explica, «pero con lo que más he disfrutado ha sido diseñando la acción. Me gusta jugar con la cámara, me gusta pensar en el montaje, pero me flipa diseñar las escenas de acción».
  Szatarski se especializa principalmente en las artes marciales del sureste asiático, pero en su trabajo como coreógrafo combina elementos de modalidades tan diferentes como el taekwondo y el Muay Thai pasando por algunas escuelas de artes marciales filipinas que utilizan palos y cuchillos y la especialidad de Ruhian, el pencak silat, que se fundó en Indonesia.
  «Utilizamos muchas técnicas básicas del pencak silat», explica Szatarski. «En ocasiones Boy lucha sentado o sobre una rodilla. En otras lucha tumbado boca arriba. Ha crecido y se ha entrenado en la selva, así que tiene algo animalístico».
  En un principio el equipo técnico pensó que la altura de Skarsgård podría suponer un problema. «Él mide 1,90 y Yayan mide algo menos de 1,60, pero Dawid ha sabido cómo utilizar esa diferencia para hacer que funcionasen aún mejor las escenas que comparten. Bill nos dejó alucinados con su capacidad para dominar todas las técnicas que le enseñábamos. Ha bordado cada una de las modalidades».
  Skarsgård tiene una presencia imponente en la película, tan alto y delgado, es pura fibra, pero sin perder su lado más desgarbado y algo cómico. Según Szatarski, «Ahí está la gracia del personaje. Hemos enfatizado esa dualidad para meter algunos momentos graciosos en las coreografías».
«Dave es un genio de la acción», dice Skarsgård. «Es un coreógrafo de primera, pero además es un intérprete magnífico. Creo que no se me da mal el tema físico, pero este proyecto ha sido todo un reto, me ha ayudado muchísimo tenerle a mi lado para ir guiándome».
  Una de las secuencias favoritas de Raimi es una pelea entre Boy y el personaje de Szatarski, porque da buena cuenta de la calidad tan singular del coreógrafo. «Le llamamos ‘Dave, el loco’ por algo», dice Raimi. «No se muere nunca, por mucho que haga Boy. Le tira todo su arsenal, pero nada, Dawid se mantiene firme. El tío está increíble en este papel».
  Rothe, que no había trabajado nunca en escenas de lucha, también se preparó a conciencia para el papel de June27. «Jessica tuvo que aprender patadas de taekwondo y de Muay Thai, además de hacerse con un estilo de boxeo muy cañero similar al de Mike Tyson», dice Szatarski. «Son peleas sucias, pero ella ha sabido meter posturas femeninas».
  La actriz estaba dispuesta a lanzarse a hacer cualquier cosa que le propusieran los realizadores. «Aprendí a manejar armas tradicionales como las Uzi, que pesan muchísimo», dice Rothe. «Pero June27 se decanta por dos hachas de guerra Balintawak de las Filipinas. Hay que tener una muñeca muy hábil para manejarlas, por no hablar de la fuerza que requieren».
  La pelea final entre Boy y su aliados contra el poderoso ejército de los Van Der Koy sin duda fue una de las secuencias más complicadas del rodaje. «Había cableado, armas, artes marciales y todo un equipo de especialistas que iban a enfrentarse sin cuartel», dice Szatarski. «Había gente por todas partes corriendo, saltando, haciendo volteretas, rodando por el suelo y pegando patadas. Todo a velocidad de vértigo. La clave está en conseguir mantenerlo bajo control para no perder el hilo narrativo, porque nuestro objetivo es contar una historia».
  Para poner la guinda final, los realizadores recurrieron a Paul Kuhn, uno de los mejores operadores de drones del mundo. «El drone puede volar entre las piernas de los actores y puede seguirles el ritmo por rápido que corran», dice Szatarski. «Ha abierto nuevas posibilidades para el trabajo de cámara».

UN MUNDO FELIZ...
  El diseñador de producción Mike Berg pensó que sería complicado dar con localizaciones de lo más variadas, como una selva remota, un palacio lujoso digno de una emperadora, un mercado local modesto y un paisaje nevado para el caótico sacrificio, en un mismo lugar. Pero entonces descubrió Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Por una parte, el país encajaba perfectamente porque allí los dólares estadounidenses cunden más y, por otra, porque Sudáfrica tiene uno de los sectores cinematográficos más pujantes del mundo, con equipos técnicos y artísticos de primera.
  El diseño de producción de Berg es una de las claves del filme para Azizi. «Este mundo distópico surgió enteramente de su cabeza», dice. «Cada uno de los escenarios es increíble, con esa mezcla de diferentes culturas, diseños impresionantes y colores caóticos».
  Cuando el diseñador leyó por primera vez el guion, no tenía muy claro por dónde tirar. «Era todo muy loco», recuerda Berg. «Era divertidísima y sabía que iba a plantear muchos retos. Decidimos basarnos en diferentes culturas, especialmente para el pueblo, el mercado y la base de la resistencia. Creamos un entorno multilingüe con señales en diferentes idiomas, como chino, suajili, ruso, inglés y afrikáans».
  Berg encontró la localización que necesitaba para la cabaña del chamán en la selva en su mismo barrio. A unos diez minutos de Ciudad del Cabo se extienden 250.000 m2 de naturaleza salvaje que encajaban perfectamente con lo que tenía en mente para el escondite remoto del chamán. «Es uno de los escenarios más importantes del filme», apunta el diseñador. «Boy está atrapado allí, así que el diseño se inspira en las telas de araña. La cabaña en sí forma el cuerpo del arácnido y se le añadieron viñas de cuerda, silicona y musgo para representar las patas».
  El equipo de diseño se desplazó a la Rhodes House, una antigua mansión colonial que fue propiedad del político sudafricano Cecil Rhodes para crear el fastuoso palacio de los Van Der Koy. A la hora de adaptarlo a una familia de depredadores, Berg decidió llenarlo de leones y guepardos disecados, además de imágenes a gran escala de Medusa y otras criaturas mitológicas. También diseñaron un blasón familiar. «Me puse a buscar imágenes de cosas que representaban la muerte y las fuimos colocando por todas partes, incluidos los uniformes militares. Así no queda duda de cómo es la familia Van Der Koy».
  Para el escenario navideño donde se lleva a cabo el sacrificio, que Melanie Van Der Koy define como si fuera una matanza perpetrada por dibujos animados, Berg diseñó una ladera nevada salpicada de cabañitas de colores, montañas abstractas y árboles sacados de un cuento infantil. Un paisaje idílico hasta que se tiñe de sangre tras la carnicería. «Queríamos que estuviera nevado porque así la sangre derramada quedaría todavía más dramática. Los soldados llevan unos uniformes rosas con purpurina y van destrozando todo lo que se encuentran por el camino, incluidos personajes disfrazados de pulpo, una piña, un marinero, osos polares y pingüinos. ¡Es una ida de olla! La verdad es que no he hecho nada como esto en mi vida».
  Cuando le propusieron a la diseñadora de vestuario Danielle Knox trabajar en Kill Boy, dice que se emocionó al pensar en el caos y la paleta de colores con la que podría trastear. «Ha sido todo un reto porque ha llevado mucho trabajo, pero a la vez ha sido muy emocionante participar en un proyecto que nos daba libertad creativa absoluta», añade. «Es muy divertido crear un mundo nuevo sin limitación alguna».
  Pone como ejemplo al capitán Frostington, uno de los personajes disfrazados que participa en el sacrificio. «Era como un dibujo animado, pero tenía que llevar un traje que le dejara moverse a sus anchas. Los pantalones están hechos de un tipo de neopreno muy elástico y el abrigo es tapizado».
  La ropa de la aristocrática familia Van Der Koy no tenía nada que ver. Knox creó un armario que reflejara su estatus, además de sus idiosincrasias personales. «Ellos son el uno por ciento», explica. «Llevan ropa extravagante, llamativa y colorida, mientras que el resto de la población lleva prendas viejas y desgastadas. Su mera existencia es un insulto al mundo que los rodea».
  «Tanto Hilda como Melanie tienen estilismos personales que son un poco vintage y están muy estructurados», explica Knox. «Hilda es una mujer poderosa y magnética, que está completamente loca. Para ella nos inspiramos en el estilo de la década de 1940, con mangas abullonadas que le dieran un toque más femenino».
  Melanie va siempre con ropa a medida hecha por un sastre, como ese vestido rojo con corsé que también hace un claro guiño a los cuarenta. «Es muy glamuroso», dice Dockery. «Luego lleva el pelo superliso, la raya pintada con escuadra y cartabón y el pintalabios perfecto. Nada más verla, ya sabes que es una fanática del control».
  Gideon lleva un abrigo negro con un ostentoso cuello de piel, además de una camisa con un dibujo muy llamativo y muchas joyas. El actor dice que el abrigo le ayudó a construir el personaje. «Vamos a ver, es que está todo ahí en ese abrigo», se ríe Gelman. «Tuve que pelearme un poco con Moritz porque le preocupaba que fuera a pasar demasiado calor, pero me daba igual. Sabía que esto era lo que necesitaba el personaje».
  Por su parte, Knox dice que tiene muchas ganas de ver cómo reacciona el público al ver el adorable traje de «marininja» de Mina. «Creo que va a triunfar entre la gente que le gusta el cosplay», dice.

LA MÚSICA DE LA REVOLUCIÓN...
  Mohr sabía que no podían utilizar cualquier música para acompañar al espectacular estilo visual del filme, pero tampoco sabía exactamente qué quería. Después de repasar su colección de discos y dar con algunos buenos candidatos, se puso en contacto con Leon Michels, el multi-instrumentalista y fundador de los grupos The Arcs, the Menahan Street Band y El Michels Affair. Michels también ha sido productor de Norah Jones y ha tocado con Wu-Tang Clan. «No es el típico compositor», dice Mohr. «Sus temas son un poco R&B retro y otro poco soul ecléctico. Son muy especiales».
  Mohr también se puso en contacto con otro músico que le fascinaba: el compositor sueco afincado en Japón Ludvig Forssell. «Su sensibilidad es distinta a la de los compositores occidentales», dice el director. «Trabaja mucho con Hideo Kojima, una de las personas más importantes de la industria de los videojuegos. Ludvig está detrás de música de ‘Metal Gear Solid’ y ‘Death Stranding’. Me encanta la música de esos dos juegos».
  Por si fuera poco contar con los dos compositores anteriores, a los realizadores también se les ocurrió una tercera opción: propusieron una colaboración entre ambos. «Queríamos que la música sonara completamente original», dice Fitzjohn. «Kill Boy tiene un rollo muy de videojuego y Ludvig tiene mucha experiencia en ese campo, con los juegos de la serie Metal Gear. Él nos presentó una visión muy harmónica para el proyecto. Y luego está Leon, un neoyorquino supermoderno y alocado al que se le ocurren cosas que son al tiempo retro e innovadoras. No se conocían, pero estaban como locos por ponerse a trabajar. Creo que la música que han creado está a la altura de la intensidad visual del filme».

VIDA EXTRA...
  Kill Boy lleva el género de la acción y las artes marciales a otro nivel. Según Raimi, «La película destaca por la combinación de los increíbles movimientos de cámara de Moritz y las coreografías de las peleas que ha ideado Dawid. Da gusto ver el resultado».
  Mohr ha tenido que esperar casi seis años para hacer realidad sus ideas y dice que casi no se cree que la película esté lista. «Llevo tanto tiempo esperando este momento que de vez en cuando me doy cuenta de que he podido tachar uno de mis mayores sueños de la lista. Tengo muchas ganas de que llegue al público. Es una comedia de acción, creo que eso es bastante evidente, pero también es una especie de cuento de hadas invertido, ambientado en un mundo lleno de sorpresa».
  «Cuando conocemos al protagonista es un joven con mucha rabia y sed de venganza, pero vamos viendo cómo va cambiando», apunta Azizi. «Tiene mucha acción, grandes dosis de comedia y también esa relación tan cercana entre Boy y su hermana, que siguen tan unidos como antes de la muerte de ella. Nos demuestra todo lo que somos capaces de hacer por las personas a las que queremos».
  «Toda la gente que ha participado en la producción quedó prendada de la premisa de Mohr y Szatarski», dice Lebovici. «Como productores, tenemos que animarlos a ir más lejos, pero tampoco esperábamos que crearan una película tan revolucionaria como esta. Puedo decir sin pelos en la lengua que estamos superorgullosos de lo que hemos conseguido».
  Cuando Mohr estaba en el plató dice que siempre estaba abierto a charlar sobre cómo realizar la siguiente tarea. «Los encargados de todos los departamentos estaban encantados con la idea inicial y, además, fueron proponiendo sus propias sugerencias», explica. «Me fascinan las imágenes que hemos conseguido y agradezco el esfuerzo de los equipos para que todo saliera a pedir de boca. El gran mito del cine es que tiene que haber un mandamás controlándolo todo, pero lo único que he tenido que hacer yo ha sido rodearme de un equipo con gran talento y darles manga ancha para que sacaran lo mejor de sí mismos».

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