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NOTAS DEL DIRECTOR...
Cuando se habla del retraso de África se piensa que debe pasar por el mismo proceso evolutivo que pasó occidente, y de hecho llevamos muchísimos años intentando imponer a los africanos un modelo que no les funciona. La economía del libre mercado impuesta por los países ricos para abrir sus mercados a los países pobres, no es más que otro tipo de colonización. Europa, cuando quedó devastada después de la segunda guerra, la única posibilidad real que tenia de recuperarse era cerrando sus fronteras, sus mercados, facilitando el desarrollo de sus comerciantes, industria y artesanos. Lo mismo pasó en algunos países asiáticos durante los años 80. A África se le niega la posibilidad de proteger sus mercados, sus agricultores, sus artesanos. Esto permite el saqueo de un continente paradójicamente muy rico en materia prima, jóvenes, creatividad… No hablemos de los cinco siglos de esclavitud que vaciaron el continente de millones de hombres y mujeres siempre jóvenes.
¿Por qué las civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad cometen una y otra vez los mismos errores?, ¿por qué se repite la historia una y otra vez? A lo mejor la historia de Occidente es suya propia y no se puede repetir en otros lugares, y habría que empezar a pensar en otros modelos de desarrollo que no son la acumulación de riqueza, el individualismo y esa lógica interna del desarrollo capitalista que no ve progreso sin explotación.
En África existe la idea de acumulación de riqueza, pero sobre todo existe la idea de la repartición de la riqueza. A esto se añade el control sobre la tiranía del tiempo, la canalización de las pasiones a través de los rituales, una relación distinta entre el individuo y la comunidad, y una acción pacífica sobre el medio ambiente. Los valores que atraviesan el continente africano podrían servir para solucionar sus problemas sumergiéndose en su propio patrimonio cultural, y redefinir la mundialización liberal abriendo posibilidades para otro mundo más humano, más justo, para el beneficio del norte y del sur del planeta.
Con una puesta en escena partiendo de la realidad, hemos filmado durante algo más de un año los personajes de este documental para intentar conseguir un retrato lo más fiel y verdadero posible. Decidimos vivir en Mali para intentar llegar a comprender la realidad de esta parte del continente, luego filmarla.