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NOTAS DEL DIRECTOR...
"Ramón es primo de mi padre, y aunque había oído hablar de él, nunca le había conocido en persona. Hace poco más de un año, mi madre me enseñó una fotografía de una paloma blanca y me contó por encima lo que sabía de la historia.
Muerto de curiosidad, decidí ir a su casa y presentarme. Mientras hablábamos en el salón no podía dejar de observarlos: estábamos los tres sentados alrededor de la mesa como si fuera lo más normal del mundo. Noté una conexión realmente profunda entre ellos. Ramón es un hombre de pocas palabras, pero percibí enseguida que teníamos sensibilidades similares -a menudo silenciadas entre los hombres del entorno rural en el que ambos crecimos-.No tardamos en establecer un vínculo de confianza y respeto mútuo.
Después de varios encuentros le propuse hacer algunas filmaciones y poco a poco el cortometraje fue tomando forma. Las imágenes tenían fuerza pero el hecho de que Ramón acabase compartiendo por primera vez su proceso interior hizo que todo cobrara todavía un sentido todavía más profundo".