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NOTAS DEL DIRECTOR...
Cuando tenía 13 años y me encontraba en mi ciudad natal de Algeciras, cuando la televisión confirmó la noticia: Camarón de la Isla ha muerto. Como paisano de Paco de Lucía e hijo de un afionado al Flamenco, desde pequeño he tocado la guitarra y me ha interesado el Flamenco, en la misma medida que me interesaba el Rock, el Grunge o el Blues. Para mí, crecer con Camarón como una estrella más de la música era algo normal en mi casa. Mi padre tenía discos de Camarón y Paco de Lucía entre discos de Pink Floyd, The Doors o Elvis. Aquel día murió Camarón.
Y en Algeciras, ciudad de tradición Gitana, amanecía con un ambiente nublado, típico del levante. del Estrecho.
Recuerdo que caminé con mi padre por uno de los barrios gitanos periféricos. Allí se sobreponían a la muerte del Dios del cante, como si hubiera muerto alguien de su propia familia. Algo me llamó la atención al escuchar a un gitano que no paraba de gritar. En la televisión me impactó las imágenes de las noticias donde se veía un entierro multitudinario en San Fernando, lleno de sentimiento. Aquello se me quedó grabado. ¿Quién era esa persona que tanta pasión provocaba con su muerte? ¿De quién se quedaban huérfanos los gitanos? ¿Por qué revolucionó el Flamenco en particular y la música en general?
En la actualidad vivo en EEUU, y después de haber realizado varios trabajos cinematográficos musicales para estrellas del rock y del pop, Camarón de la Isla vuelve a ser protagonista en mi vida. Cuando me propusieron realizar una película sobre Camarón, no me lo pensé dos veces. Era la oportunidad de contar la historia detrás del mito; de aprender y transmitir por qué Camarón está a la altura de las grandes leyendas de la música internacional; de plasmar el contexto cultural y social de Camarón en vida, mostrando cómo se convirtió en un icono de todo un pueblo como el gitano. Contar la historia de Camarón ha supuesto un aprendizaje, disfrutar y asumir la responsabilidad de trasmitir algo único e irrepetible.
El planteamiento estructural de esta película consiste en contar cronológicamente su vida desde que nace hasta justo el día que muere. Como si al morir volviéramos a empezar su vida y volviera a empezar la película. Como si reviviéramos la vida de Camarón en bucle una y otra vez.
La historia de Camarón de la Isla es contada en riguroso presente, estructurado a través de su vida, de su persona, desde el día exacto que nace, hasta el día exacto que muere. Ni un día antes ni un día después. Nos sumergimos en su vida como si estuviera pasando a tiempo real, como si la viviéramos a la vez que la vamos descubriendo. Nadie habla de un Camarón ya muerto, nadie se adelanta al momento concreto que estamos contando. No hemos realizado entrevistas nuevas y actuales (al menos no con cámaras, aunque sí muchas para la elaboración del guión). La película está construida a través de material de archivo y de imágenes oníricas.
Todas las personas que hablan lo hacen desde la época en la que Camarón estaba vivo, empezando por el propio Camarón, al que escuchamos más que a nadie a través de sus entrevistas en vida, sus imágenes inéditas, sus conciertos más emblemáticos. A todo esto sumamos la voz añeja, sabia, algo burlona y profunda de un narrador que cuenta lo que pasa como si estuviera ocurriendo en estos momentos. Un narrador que toma partido, que opina, que se apasiona, que tiene acento andaluz, que interpreta.
Para eso hemos contado con un actor de la talla de Juan Diego. No podía ser otro. Cuando mi compañero Raúl Santos y yo escribimos el guión, siempre teníamos en mente su voz.
Paralelamente a la vida de Camarón, también se cuenta la evolución y realidad de los Gitanos en una sociedad como la española en convulsión por los continuos cambios y las continuas persecuciones. Camarón no se entiende sin unirlo a los Gitanos. Con todo el respeto del mundo, hemos tratado de hacer una película amena, musical, emocionante, pasional, revolucionaria, exactamente como a Camarón le hubiera gustado que lo hiciéramos, a nuestro aire, como él decía. Ahora, con la película acabada, vuelvo a recordar aquella mañana en Algeciras cuando yo tenía 13 años y murió Camarón… y ahora lo entiendo todo.
Un proyecto que se base en Camarón de la Isla no puede ser cualquier proyecto. No es cualquier persona, ni es cualquier artista, ni es cualquier historia la que hay que contar. Contar la historia de Camarón es asumir la responsabilidad de transmitir algo único e irrepetible.
Contar la historia de Camarón no es cualquier cosa y aquí no valen medias tintas. Hay que sumergirse totalmente, con los cinco sentidos, en un universo fascinante que transciende a cualquier adjetivo. Es comprender que no estamos contando la historia de un cantaor de Flamenco.
‘Camarón’ es mucho más. Es un artista universal, un rockstar, un antes y un después, un referente, una leyenda de la música del Siglo XX, como lo fueron John Lennon, Elvis Presley, Bob Marley o Jim Morrison.
‘Camarón’ es un mito que, como tal, pagó el precio de serlo con una vida llena de luces y sombras, con un final atormentado y con una muerte que convirtió al mito en inmortal para siempre.