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En el primer acto el director sigue a una caravana de payasos mientras actúan en campamentos de refugiados, escuelas y pueblos de Palestina. Adoptando su punto de vista, se pregunta si los payasos pueden curar el planeta. Tienen poco el dinero que ellos mismos han recaudado y las autoridades de Israel no ven su misión con buenos ojos. Junto a Iván Prado, fundador de la ONG Payasos en Rebeldía, somos testigos de la magia de su trabajo en un lugar donde lo mágico y lo religioso siguen siendo muy importantes en la vida diaria.
Para saber más sobre la relación de la magia con los payasos, el director viaja a Madrid, donde visita una iglesia consagrada al culto de un pato de Goma. El Paticano, es un lugar de comedia y reflexión creado por Leo Bassi, un artista internacional descendiente de una familia de larga tradición circense. Con el reflexionamos sobre la necesidad de los humanos de ceremonias que celebren la vida y la muerte y sobre el lado humano del trabajo de los payasos. Pero la mejor manera de comprender en qué consiste ser un payaso activista es convertirse en uno de ellos.
Así que el director viaja a Rusia para conocer a Patch Adams, un payaso, médico y activista por la paz. Patch lleva consigo a un grupo de payasos no profesionales para actuar en hospitales, orfanatos para niños y adultos con discapacidad intelectual y hasta en las calles para el público en general. En los hospitales actúan para los pacientes, pero también para los sanitarios, muy necesitados de ayuda debido a lo estresante de su trabajo. Moviéndose adelante y atrás en la historia, el narrador reflexiona sobre las ideas fundamentales sobre las que trata la historia, la fe, la magia, la risa, el amor y los poderes curativos de la forma en que los payasos enfrentan la vida.
NOTAS DEL DIRECTOR...
Supongo que los gallegos tenemos esa tendencia de mirar las cosas con cierta distancia, como si estuviésemos aquí y allí al mismo tiempo. Ya se sabe; Subir o bajar. (…) Siempre me han gustado el humor y el absurdo de la existencia, las películas de los hermanos Marx, los nuevos payasos que huyen del estereotipo del listo y el tonto. Creo que para hacer el payaso hay que ser tonto e ingenioso al mismo tiempo, hay que ser inocente y curioso, hay que tener ganas de reír y de correr aventuras. Cuando buscaba una idea para un largometraje documental me atrajo la combinación entre el payaso y el activista que dedica su tiempo a ayudar a los demás. Al hacerla me di cuenta de que el oficio de payaso es en sí mismo un oficio de entrega