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INFORMACIÓN
Titulo original: Ghostbusters
Año Producción: 2016
Nacionalidad: EE.UU
Duración: 116 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Comedia
Director: Paul Feig
Guión: Katie Dipold, Paul Feig. Basados en los personajes creados por Dan Ackroyd, Harold Ramis
Fotografía: Robert D. Yeoman
Música: Theodore Shapiro
FECHAS DE ESTRENO
España: 12 Agosto 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Sony Pictures / Columbia Films


SINOPSIS

Las fuerzas del mal cada vez se hacen más patentes en la ciudad, llenándola de fantasmas, por lo que una serie de expertas en diferentes materias deciden unir sus fuerzas para intentar salvar a la Humanidad...

INTÉRPRETES

KRISTEN WIIG, CHRIS HEMSWORTH, MELISSA McCARTHY, BILL MURRAY, KARAN SONI, SIGOURNEY WEAVER, ELIZABETH PERKINS, KATE McKINNON, MICHAEL KENNETH WILLIAMS, ANDY GARCIA, DAN ACKROYD, ERNIE HUDSON, LESLIE JONES

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   Más de 30 años después del estreno de la película original... más de 25 años desde la última vez que se cazaron fantasmas en la gran pantalla… la larga espera toca a su fin. CAZAFANTASMAS regresa a los cines, con un nuevo equipo y nuevos personajes en una nueva aventura.
  La nueva película empezó con el director Paul Feig que, como creador de “Freaks and Geeks” y director de “La boda de mi mejor amiga”, “Cuerpos especiales” y “Espías”, ha acumulado una impresionante filmografía cómica, con algunas de las comedias más innovadoras, memorables y de más éxito de los últimos años. Dada la oportunidad de relanzar la franquicia, fue Feig quien vio una forma de trasladar al siglo XXI una de las comedias que lo influyeron personalmente. “Fui un gran entusiasta de ‘Los cazafantasmas’ cuando se estrenó originalmente”, asegura. “La vi en el cine el fin de semana de su estreno y sinceramente no había visto nunca una comedia hacer lo que esa película hizo con los espectadores. La gente, yo mismo incluido, se volvió loca, no solo porque era graciosa. Tenía a la gente más graciosa, a todos nos encantaban Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis y Ernie Hudson, así que verlos juntos, a este supergrupo de tipos divertidos, la hacía aún mejor. Pero lo que la ponía por encima de todo era el contexto de un mundo enorme en el que se combatía a los fantasmas con tecnología... era la mejor idea del mundo. Es una de esas cosas que te hacen decir: ‘Ojalá se me hubiera ocurrido a mí esa idea’”.
  Naturalmente, ya se llevaba bastante tiempo dándole vueltas a la idea de hacer otra película de Cazafantasmas, una secuela. “Siempre he querido hacer otra secuela”, afirma Ivan Reitman, que dirigió y produjo las dos primeras y emblemáticas entregas de la franquicia, y ahora se encarga de producir la nueva película con Amy Pascal. “Se trata de una de esas películas que se merecían un repaso y la verdad es que esperaba poder hacerlo yo. Pero a menos que todos nos pusiéramos de acuerdo en algo, no podría salir adelante. Conseguir poner de acuerdo a cuatro personas, especialmente a estas cuatro personas, era prácticamente imposible. Y entonces, por desgracia, perdimos a Harold”.
  Con la muerte de Harold Ramis en 2014, el estudio y Reitman empezaron a buscar a nuevos talentos cómicos que tomaran las riendas de una futura película. Entonces fue cuando entró en escena Feig. “Sabía que llevaban mucho tiempo buscando la forma de hacer una secuela”, comenta Feig. “Empecé a devanarme los sesos. Gente graciosa enfrentándose a lo paranormal sigue siendo la mejor idea del mundo, y me pareció que aún quedaba mucho por explorar más allá de los mundos de los dos primeros filmes. Me planteé: ‘¿Cómo lo haría yo?’ Bueno, pues lo haría con las cuatro mujeres más graciosas que conozco. Eso me entusiasma, porque lo convierte en algo nuevo”.
  “Paul lleva tiempo empeñado en hacer una gran superproducción con mujeres, pero no era fácil decidir cuál podía ser la película más adecuada, con el reparto adecuado, la química tenía que ser la correcta en todos los aspectos”, agrega la productora ejecutiva Jessie Henderson, socia en la producción de Feig. “Hicimos una primera intentona con ‘Espías’, pero su idea de Cazafantasmas suponía una oportunidad de llevarlo aún más allá, con efectos especiales, efectos visuales y un reparto coral”.
  Reitman también estaba encantado con las posibilidades cómicas que ofrecía la idea de Feig. “Lo verdaderamente interesante de la idea de Paul es que no era una cuestión de sexo”, comenta. “Es sobre la amistad de cuatro personajes concretos mientras hacen algo extraordinario”.
  Con el respaldo de Reitman y del estudio, Feig colaboró con Katie Dippold para coescribir el guion. “Solo había una persona con la que quisiera escribir esto, y esa era Katie”, asegura Feig sobre su coguionista de “Cuerpos especiales”. “He trabajado con ella en otros proyectos y sé que le encantan las historias de fantasmas. Le encantan las películas de miedo. Era una combinación ideal”.
  “Al principio, pasamos mucho tiempo hablando de cómo queríamos que fuera el guion”, recuerda Dippold. “Mantuvimos muchos debates creativos distintos: ¿Qué elementos de la original querías volver a ver? ¿Qué debería parecer nuevo? Luego hablamos de la historia y los personajes. Nadie quería hacer una nueva versión de los personajes originales, Venkman siempre será Venkman. Así que se nos ocurrieron cuatro personajes nuevos propios”.
  “Paul estaba empeñado en hacer una película que estuviera a la altura del espíritu de la original, pero tuviera una nueva razón de ser”, explica Amy Pascal. “Siempre acaba siendo cuestión de los personajes, y eso es algo que siempre se le ha dado estupendamente a Paul crear”.
  Feig abordó de ese modo la película como una historia completamente nueva, en la que un nuevo equipo responde a la llamada. “Quería que la película empezara con nuestro mundo actual, un mundo que nunca ha visto fantasmas de forma demostrable”, comenta Feig. “Nuestras Cazafantasmas han dedicado sus vidas a demostrar científicamente que los fantasmas existen, pero las consideran unas chifladas, porque no hay pruebas físicas. Pero, cuando por fin consiguen ver de verdad los fantasmas que han estado intentando encontrar todas sus vidas, demostrarán que han hecho bien en dedicar su vida a eso. Todas tienen ese objetivo común y se complementan unas a otras”.
  Así pues, Dippold y Feig crearon personajes nuevos que encajaran bien como equipo. “Abby es la experta en lo paranormal”, explica. “Ha dedicado su vida a estudiar a los fantasmas. Erin es la física, que intenta aportar una base científica. Holtzmann, la ingeniera, que puede tomar los conceptos que se les ocurren a Abby y Erin y crear el equipo físico para combatirlos. Y por último, Patty se une al grupo como la recién llegada, que se conoce hasta el último recoveco de Nueva York, lo que será una de las claves para descubrir dónde están los fantasmas y qué le está sucediendo a Manhattan”.
  “Hemos visto a hombres haciendo de cerebritos en comedias, pero desde Elaine May en ‘Corazón verde’, no hemos visto a mujeres interpretando a científicos graciosos”, aporta Pascal. “Era un enfoque novedoso y original del material que había que contar”.
  Pero escribir a los personajes de a Abby, Kristen Wiig para Erin, Kate McKinnon para Holtzmann y Leslie Jones para Patty.
 “Creo que la razón por la que Melissa es una de las cómicas de más éxito del panorama actual es porque dota a su trabajo de una cualidad de persona corriente”, opina Reitman. “Aporta una gran energía, una gran sinceridad, posee la cualidad de ser muy graciosa y muy real. A la gente le encanta porque está ahí para representarlos”.
  A la hora de elegir actriz para el papel de Erin, Feig recuerda que, como ya contaba con McCarthy, la siguiente elección más obvia era su compañera de reparto de “La boda de mi mejor amiga”. “El nombre de Kristen surgía una y otra vez”, comenta Feig, “pero ni siquiera sabía si le interesaría hacerlo, porque últimamente ha estado demostrando lo gran actriz que es en muchos dramas. Entonces, casualmente, mi mujer estaba hablando con Kristen y dijo: ‘Oh, sé que Paul está haciendo ‘Cazafantasmas’ así que, si quiere que haga algún papelito en ella, lo haría encantada’. Fue como música celestial, porque Kristen sería fantástica para ese papel. Es verdaderamente una de las personas más graciosas del mundo, me hace reír, siempre lo ha hecho”.
  “Para el papel de Jillian Holtzmann, necesitábamos a una actriz que pudiera salirse de lo normal”, afirma Reitman. “Vi los extraordinarios sketches en los que Kate McKinnon interpreta a Justin Bieber, y captaba su esencia de una forma totalmente original y desternillante. Para CAZAFANTASMAS, aporta una energía cómica diferente y extravagante a su papel, que resulta perfecta. Kate posee una vis cómica innegable”.
  Para el último papel, a Feig se le encendió una bombilla. “La primera vez que vi a Leslie Jones, fue en un segmento [de “Saturday Night Live”] de ‘Weekend Update’. Cuando no llevaba más que un minuto, me incorporé y le dije a mi mujer: ‘Esa es una de nuestras Cazafantasmas’”, recuerda Feig. “Nos conocimos y congeniamos gracias al hecho de que los dos empezamos como cómicos monologuistas más o menos a la vez, en los 80. Tiene una gran personalidad, pero es sincera, y siente una gran pasión por todo lo que hace. Llena la pantalla como Patty Tolan”.
  Pero otra razón por la que estas cuatro actrices eran las adecuadas para esos papeles iba más allá de sus respectivos talentos, Feig sabía que encajarían bien como equipo, para crear un todo aún más fuerte que la suma de sus partes. “Por eso era importante elegir actores que fueran amigos en la vida real, porque, cuando haces eso, consigues un nivel de camaradería, autenticidad y afecto entre ellos que a veces no se consigue cuando juntas actores que no se conocen”, prosigue Feig. “Siempre ha sido importante para mí; es una de las razones por las que creo que ‘La boda de mi mejor amiga’ funcionó tan bien. Kristen y Melissa trabajaron juntas en Groundlings, hicieron ‘La boda de mi mejor amiga’ y ‘Saturday Night Live’ juntas. Kate y Leslie están en ‘Saturday Night Live’ ahora mismo. Las cuatro han trabajado juntas en diversos proyectos, y todas tienen un sentido del humor muy distinto que se complementan entre sí: a Kristen se le da muy bien esa comedia neurótica y contenida que sabe hacer con tanta gracia, Kate es una cómica muy física, pero posee una excentricidad interior, que proporciona a la película una energía extraña, Leslie es como una explosión que se produce en el set y Melissa es la cabecilla del grupo. La verdad es que se trata de cuatro personajes muy diferentes, cuatro personalidades muy diferenciadas, que resulta que también son capaces de machacar a un montón de fantasmas”.

   Parte del encanto de la película original es la mezcla de tecnología rudimentaria y sofisticada, tecnología de vanguardia que parece como si alguien se la hubiera hecho en su garaje a base de piezas sueltas.
  Así que, a la hora de abordar el aspecto de los artilugios, las armas, los vehículos y la utilería, el diseñador de producción Jefferson Sage colaboró con Paul Feig para dotar a esta nueva entrega de una estética similar: aunque no hay duda de que el aspecto se ha puesto al día, todo sigue conservando esa apariencia casera, como si Holtzmann realmente los estuviera montando ella misma. “Queríamos crear tanta tecnología extra como pudiéramos que fuera diferente a la de la película original, y traerla a la actualidad, sin perder su espíritu casero –todo parece estar hecho a base de piezas sacadas de contenedores de basura de tiendas de electrónica o universidades”, explica Feig. “Queríamos que la gente que la viera, pensara: ‘Si yo fuera lo bastante listo, podría construir algo así’”.
  “El concepto es que estas armas están hechas en su propio taller”, prosigue Sage. “Holtzmann es una ingeniera brillante, pero no es una diseñadora. Descubre cómo hacer que el arma funcione, y luego la envuelve en algún tipo de revestimiento; es un simple receptáculo para la tecnología, más que algo diseñado con esmero. Ese fue nuestro punto de partida, tuvimos que sumergirnos en la mente de Holtzmann. Tuvimos que pensar como pensaría ella”.
  A medida que se sumían en lo más profundo de la disparatada mente de Holtzmann, los diseñadores empezaron a centrarse en objetos rescatados y otros materiales que se pudieran adaptar a los propósitos de Holtzmann. “Es la clase de persona que se encuentra unas viejas cañerías en la calle y se imagina el cañón de un arma”, prosigue Sage. “Si te fijas en las armas, piensas: ‘Bueno, eso parece una lata, pero han hecho algo con ella’. La idea era combinar lo familiar con el nuevo uso que Holtzmann habría ideado para ese trasto”.
  Otra forma de transmitir esa sensación de aparato casero en la nueva película era mostrar la evolución y mejora de los inventos, como explica McKinnon. “La evolución del equipo de protones es una trama secundaria en sí misma”, plantea la actriz. “Al principio, hay un prototipo, que acabará convirtiéndose en una máquina de protones de talla mundial. Se pueden apreciar los cambios que va sufriendo la tecnología como consecuencia del empeño y el genio de Holtzmann. En un primer momento, cuando bajan al metro en busca de su primer fantasma, Holtzmann va empujando un enorme carrito y tiene que ponerle a Erin un horroroso collar eléctrico de perro para que pueda disparar; ese es realmente el primer equipo de protones. Luego, con el tiempo, Holtzmann descubre cómo reducirlo todo y hacerlo más compacto, para poder llevarlo a la espalda. Aun así, los equipos de protones siguen sin ser pequeños. No son ligeros. No son prácticos. Pero son portátiles”.
  “A Paul le interesaba mucho cómo representábamos la tecnología”, prosigue Sage. “Es evidentemente ficticia, pero Paul quería que pareciera real, como si pudiera existir de verdad. Conseguimos ponernos en contacto con un par de físicos del MIT, que pudieron explicarnos en detalle la ciencia real que podría haber detrás de esos dispositivos ficticios; eso fue estupendo y se lo pasaron bomba. Nos dieron un montón de ideas reales, que nos proporcionaron un fundamento real para todo lo que utilizan las Cazafantasmas”.
  Sage no bromea, el físico de partículas James Maxwell, que se encontraba realizando un posdoctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, dejó de lado temporalmente las grandes preguntas sobre la formación del universo para convertirse en el asesor técnico del filme y ayudar a dotar a la utilería de la película de una cierta verosimilitud.
  Ninguna película de 'Cazafantasmas' estaría completa sin el Ecto-1, así que, naturalmente, el vehículo de los Cazafantasmas está presente en el filme. Pero, al igual que se han puesto al día las armas de la cinta original, también se ha hecho lo mismo con el coche. La película original de 1984 utilizaba una ambulancia Cadillac de 1959 modernizada y, para la nueva versión, el equipo creativo eligió un coche igualmente anticuado. “Encontramos un coche fúnebre de Cadillac de 1981-83”, comenta Feig. “Queríamos que fuera tan divertido como el Ecto-1 original, pero dándole nuestro propio toque. Me encantó el aspecto que tenía, sus líneas elegantes, pero también que es un vehículo muy grande. Además, un coche fúnebre me pareció apropiado para trabajar con los no muertos. Una vez conseguimos el coche, Jefferson Sage y su equipo lo convirtieron en un vehículo alucinante; me gustaba la idea de que el Ecto-1 tuviera un techo rojo. La historia es que el coche es del tío de Patty, así que decidimos que querría que la gente abandonara este mundo con estilo y por eso tiene un techo rojo. Me encanta el aspecto que tiene”.
  “Nuestra idea era que el Ecto-1 es el laboratorio móvil de Holtzmann”, aporta Sage. “Un ilustrador de diseños realizó varios borradores del coche y del aspecto que podría tener, desde los más disparatados (provisto de antena parabólica, etc.) a los más discretos y contenidos. En última instancia, decidimos que no querrían que pareciera demasiado sofisticado, una vez más, para dar la impresión de que Holtzmann lo podría haber creado ella misma”.
  Pero Sage no se paró en el exterior. “También diseñamos el interior del Ecto con piezas y recambios, y equipo colgando”, prosigue Sage. “Incluimos sitios donde colgar el armamento, y los equipos de protones se colocan en una rejilla que se desliza hacia dentro y hacia fuera”. Eso es un guiño a la película original, en la que los equipos de protones se deslizan hacia dentro y hacia fuera de la camilla de la ambulancia.
  Una vez más, James Maxwell aportó sus conocimientos y su pericia, explicando algunos de los conocimientos científicos reales que Holtzmann necesitaría conocer cuando elige la tecnología que llevará sobre el terreno para enfrentarse a lo paranormal.
  Un ayudante de dirección artística se ocupó en exclusiva del coche durante semanas, instalando en el techo una serie de artilugios con pinta de máquinas, arneses, tubos, tanques, una sirena, un altavoz, antena, baterías y más cosas, hasta transformarlo en el Ecto-1.
  Esta entrega de 'Cazafantasmas' también presenta un nuevo vehículo: la moto de Kevin, el Ecto-2. Y si los diseños de Holtzmann tienen pinta de estar hechos en casa, al menos están hechos en casa por un ingeniero cualificado y con un doctorado. Por otro lado, la moto casera de Kevin refleja su particular mente en acción. Y como Kevin no tendría la formación en ciencias ni la pericia que posee Holtzmann, se decidió que el auténtico físico Maxwell no interviniera en la creación de la moto.

  El diseñador de producción Jefferson Sage fue responsable del aspecto general del filme, incluidos los sets y las localizaciones.
  En cuanto al cuartel general de las Cazafantasmas, el equipo responsable del proyecto pretendía hacer un guiño a la película original, a la vez que aportaba algo de su propia cosecha. Las Cazafantasmas estudian un antiguo parque de bomberos, pero lo consideran demasiado caro, y acaban abriendo sus oficinas en Chinatown, sobre un restaurante.
  “Cuando las Cazafantasmas andan escasas de dinero, alquilan el piso de arriba de un restaurante chino ruinoso”, aporta Sage. “Encontramos un edificio independiente interesante, que daba sensación de aislamiento, lo que reforzaba la idea de que nuestras Cazafantasmas son marginadas”, prosigue Sage. “Transformamos el edificio, lo pintamos entero y le añadimos un garaje extra para albergar el Ecto-1. El interior se filmó en un plató, y la arquitectura del decorado de dicho plató reproducía fielmente la localización real, de modo que pareciera que siempre estás en el edificio real. La fachada era una reproducción exacta, lo que permitía colocar la cámara fuera del set y filmar a través de la ventana”.
  El set interior se inspiró en la localización del restaurante chino. “Tiene el típico aspecto de un restaurante chino. Nos permitió utilizar mucho color y una decoración interesante, como figuras chinas, tejados y dragones”, explica Sage. “Diseñamos una gran puerta con un aspecto chino característico, pero, naturalmente, se supone que está abandonado, así que no está en muy buen estado. Se pueden ver la cocina y los servicios del restaurante”.
  Sage explica que esa localización tan extravagante sirvió para darle otro toque más de humor al filme. “Encontramos documentación muy bonita sobre un restaurante chino abandonado y nos dio ideas sobre cuáles serían los elementos básicos. Eso nos dio la idea de crear una zona de bufé con un elemento decorativo de tejado, que se convierte en el laboratorio principal de Holtzmann. Nos permitió combinar su tecnología y su ciencia con la arquitectura algo frívola del restaurante que ya venía con el lugar”.
  Ciertamente, el espacio va evolucionando a medida que Holtzmann lo convierte en su laboratorio. “Cuando se instalan en un primer momento, todavía están adaptando el espacio a sus necesidades”, explica Sage, “pero a lo largo de la historia, va apareciendo más equipo. Por ejemplo, crean un puesto en un armario en el que se pueden colgar de la pared los equipos de protones y enchufarlos a las fuentes de energía y las fuentes de nitrógeno que permiten recargar los equipos”.
  Otra localización clave de la película es la mansión Aldridge, la supuesta mansión encantada (que resulta estarlo de verdad). Mientras que el exterior se filmó en el Boston University Castle, un destacado edificio cercano al campus, el interior se grabó en la mansión Ames, una finca que ahora es propiedad del estado de Massachusetts y lo ha convertido en un parque. Sage comenta que la localización fue un telón de fondo divertido en el que las Cazafantasmas tienen su primer encuentro con el más allá. “El Boston University Castle es una mansión estilo neotudor construida alrededor de 1915, y la mansión Ames se erigió en la década de 1920. Nos dieron una gran sensación de historia de fantasmas, que serviría para poner en marcha la acción de la película. Pudimos basar este diseño en el familiar mundo de las historias góticas de fantasmas”, comenta.
  En particular, el interior de la biblioteca de la mansión era un espacio estupendo para que lo exploraran las Cazafantasmas. “La biblioteca de la mansión Ames es una biblioteca personal preciosa de dos plantas”, aporta. “Hay una galería superior que da la vuelta a toda la sala, y allí se guardan los libros viejos de la familia. Pero también hay una extraña mezcla de diferentes épocas, mobiliario, sillas, sofás, una preciosa mesa de mapas... todo desentonando ligeramente de una forma que nos encantó. La biblioteca está llena de obras de arte personales de la Sra. Ames, cuadros de sus amigos que eran artistas destacados de la zona por aquel entonces. Parecía muy personal, menos como un museo de una época concreta y más como un museo de una familia”.
  Para la secuencia ambientada en el metro, en la que Patty tiene su primer encuentro espectral, Sage considera que diseñar ese set era una gran oportunidad para que un diseñador pudiera volverse como loco documentándose. “Los metros están, en cierto modo, llenos de capas, hay elementos de los años 20, de los 40 y de la renovación que se produjo en los 90”, explica el diseñador. “Incorporamos todas esas capas, para darle al túnel un aire realista. Creo que si el túnel parece más real, el fantasma que aparece en él parecerá más real”. El departamento artístico construyó un set de casi 40 metros, con un andén y un poco de túnel, y se valieron luego de técnicas de ampliación digital de decorados para extenderlo.
  Uno de los lugares más emblemáticos de Boston, el Wang Theatre, se convierte en el escenario de un concierto de rock en el que las Cazafantasmas afrontan su primera lucha de verdad con un ser del más allá. “Se trata de una escena clave, porque las Cazafantasmas reciben por fin una llamada para atrapar a un fantasma. Así que el objetivo era combinar una secuencia de acción con una secuencia de humor”, prosigue Sage. El heavy metal encajó a la perfección con la escena. “El fantasma anda suelto por la sala y, sin querer, se mete en el auditorio, donde están dando un concierto. Las Cazafantasmas se ven obligadas a subir al escenario a luchar”, explica Sage.
  Y el teatro en sí no fue el único que ofreció un entorno evocador y estremecedor, también lo hizo su sótano. “Las Cazafantasmas tienen que internarse en las entrañas del teatro para encontrar a los fantasmas. El Wang Theatre tiene pasillos largos, estrechos y espeluznantes que decoramos y abarrotamos de cosas. Apagamos las luces para que, cuando las Cazafantasmas estuvieran ahí abajo, pareciera que se encontraran en un espacio extraño, tipo cripta. Se convirtió en parte de lo que hizo del Wang Theatre una localización perfecta para esa parte de la película”.
  La batalla final del filme tiene lugar en Times Square y, para rodarla, el equipo de la película encontró el lugar perfecto… en South Weymouth, Massachusetts. Para crear el set, el equipo necesitaba un amplio espacio abierto y lo encontraron en una base aérea de la Armada abandonada. Establecido originalmente como una base para dirigibles de la Armada durante la Segunda Guerra Mundial, el lugar siguió siendo un aeródromo operativo de la Armada estadounidense desde 1942 hasta 1997.
  Para crear el efecto, el equipo construyó un gran decorado con un exterior de edificios y otros elementos, que envolvieron con un fondo verde, para que el equipo de efectos visuales lo rellenara más tarde… y no solo una, sino dos veces. “Parte del gran efecto durante el enfrentamiento final con el villano y todos los fantasmas es que hace un barrido de Times Square y de pronto se transforma y vuelve a estar como en la década de 1970”, describe Sage. “Se convierte en una gran demostración visual de su poder, devolver Times Square a los antiguos 70. En el departamento artístico diseñamos el aspecto de los edificios de los 70 y los contemporáneos, mientras que los artistas digitales se encargaron de crearlos por ordenador”.

  Para traer a los fantasmas a nuestro mundo, Paul Feig sabía que tendría que recurrir a artistas digitales para crear efectos visuales. Y aunque quería crear un espectáculo, quería hacerlo de modo que encajara con la estética general de la película que estaba haciendo.
  “Muchísimas películas con efectos digitales se crean todos por ordenador, mientras que los actores interpretan con una pelota de tenis sujeta a un palo”, explica Feig. “Yo no quería eso, quería interacción con los actores. Quería que mis fantasmas parecieran personas, sobre todo porque esta película es una comedia”.
  A Feig también le influyó el aspecto del filme original de 1984, en el que los fantasmas se filmaron todos mediante técnicas y trucos de la vieja escuela. Aunque la nueva versión utilizaría sin duda efectos visuales modernos, Feig admiraba ese aspecto de la vieja escuela e intentó emularlo.
  El supervisor de efectos visuales Peter G. Travers explica que, aunque la película representa una mezcla de técnicas modernas y antiguas, eso no es tan insólito. “Las técnicas de la vieja escuela sobre cómo rodar una escena no han cambiado”, agrega. La diferencia, prosigue, estriba en que ahora los cineastas disponen de muchas más opciones para retocar una escena después de haberla grabado. “Hasta dónde podemos llegar ahora, y lo que podemos hacer, o realzar, o sustituir, ha aumentado de forma exponencial”.
  Captar lo máximo posible con la cámara también era sumamente importante para Travers, porque así era como los efectos visuales se podían adaptar al estilo de dirección de Feig, y no viceversa. “Paul tiene una capacidad increíble para hacer comedias muy atractivas y de gran éxito comercial. Y gran parte de eso consiste en dejarle a él, junto al director de fotografía Robert Yeoman y a los actores, descubrir el humor en múltiples tomas, a veces bastante largas. El humor no deja de evolucionar, incluso en posproducción. Por otro lado, los efectos visuales exigen una gran preparación previa. Así que la cuestión era cómo incorporar los efectos visuales a su estilo de dirección”, plantea Travers. “Eso fue lo más peliagudo. No podíamos hacer múltiples pasadas, teníamos que dejar a Paul, el director de fotografía y el diseñador de producción decidir qué era lo que querían. La toma que acaba en la película puede ser la toma 10 o la 15, pero nosotros teníamos que asegurarnos de estar listos para trabajar en cada toma”.
  El mejor ejemplo del modo que tuvo el departamento de efectos visuales de proporcionar a los cineastas las herramientas para descubrir el humor de manera creativa son los haces de protones, en opinión de Travers. “Pusimos luces LED en las puntas de las armas de protones”, explica. “Eso creaba una luz interactiva. Las chicas podían incluso disparar las armas y salía luz por la punta del arma. Podían controlar cuándo disparaban, había una suave luz roja que indicaba hacia dónde estaban apuntando. Paul podía cambiar el diálogo, o el ángulo de cámara y todo seguiría funcionando”.
  En cuanto a los propios fantasmas, el primer paso fue que el departamento artístico de Jefferson Sage diseñara el aspecto de los espectros. Una vez hecho eso, los artistas de efectos visuales, principalmente de Moving Picture Company, Sony Pictures Imageworks, Iloura y ZeroVFX, bajo la supervisión de Travers, les dieron su toque especial a los fantasmas.
  “La primera pregunta que tuve para Paul fue: ‘¿Los fantasmas brillan?’”, recuerda Travers. “Si brillaban, y resulta que sí lo hacían, eso suponía tener que seguir cierto camino para conseguir ese efecto”.
  La razón por la que el brillo de los fantasmas era tan importante era sencilla: la luz. Una de las partes más difíciles de la animación digital es hacer que parezca que siempre estuvo ahí, e iluminar los planos de manera práctica es especialmente complicado. No solo es que los fantasmas tienen que verse iluminados por la luz de ambiente de la escena, sino que el brillo que emiten debería reflejarse en todo lo que los rodea. “Los efectos digitales tienen que tener una relación simbiótica con la escena que se filma en el set”, comenta Travers. “Así que, si los fantasmas brillaban, tenía que parecer que los fantasmas formaban parte de la escena, desde el punto de vista de la iluminación interactiva”.
  Con ese efecto presente, el equipo responsable del proyecto encontró una forma de hacerlo. “Tomamos a actores reales y los iluminamos con efectos de luz y luces LED, para poder grabar su interpretación”, explica Feig. “Luego, lo llevamos al plano etéreo para hacerlo fantasmal y añadir efectos. Pero parte de la base de una cualidad humana y una interpretación humana”.
  Para conseguir eso, el equipo de efectos visuales colaboró estrechamente con el equipo de vestuario, dirigido por el diseñador de vestuario Jeffrey Kurland. “Primero diseñamos la ropa, y luego creamos trajes de luces que los actores llevaban bajo la ropa, para que el brillo la atravesara”, recuerda Kurland. “Hubo que crear el tejido de la ropa, porque tenía que ser lo bastante fino para dejar pasar el brillo, y al mismo tiempo tenía que seguir pareciendo el tejido real de cualquiera que fuera la ropa que se suponía que estaba llevando el fantasma”.
  “Fue un desafío interesante, desde el punto de vista del diseño, no solo incorporar el diseño de un efecto de época, sino tener luego que iluminarlo”, prosigue Kurland. “Fue genial trabajar conjuntamente con el personal de efectos visuales, fue una gran experiencia hacer algo que exigía tanta colaboración con otros departamentos del equipo de la película. Habría sido imposible filmar CAZAFANTASMAS sin un buen trabajo de equipo”.
  Buen ejemplo de ello es Gertrude, el primer fantasma con el que se encuentran las Cazafantasmas. “Se eligió a Bess Rous para interpretarla, Jeffrey Kurland diseñó su ropa y luego el departamento de vestuario se encargó de coserle luces LED en dicha ropa”, recuerda Travers. “Cuando filmamos la escena, Bess estaba en una plataforma que subía y bajaba, y pusimos ventiladores en su vestuario para darle un aspecto etéreo, como si estuviera flotando en el aire, y, más tarde, podíamos ir al ordenador y reemplazar lo que hubiera que reemplazar para convertirla en un fantasma. Glenn Melenhorst supervisó al equipo de Iloura para conseguir ese efecto”.
  “No solo hicimos el vestido de Gertrude”, aporta Kurland, “sino que el miriñaque y el corsé que llevaba debajo estaban iluminados; era un vestido de luces, que emitía un brillo que podía verse a través de su vestuario”.
  Al mezclar técnicas de efectos de la vieja escuela con animación digital de última generación, el filme contó con lo mejor de ambos mundos. “En el rodaje, como Bess estaba allí presente, las Cazafantasmas sabían dónde mirar, sabían dónde tenía la cara, las emociones que expresaba, las Cazafantasmas también expresan sus emociones… Todo funciona. Otro ejemplo estupendo de esto es la escena del túnel del metro, donde el fantasma presente en el set, interpretado por David Gruber Allen, estaba cubierto de luces LED y servía como fuente principal de luz del oscuro set del túnel. Y luego ZeroFX, de Boston, se hizo cargo del fantasma en forma digital, en algunos casos ocupándose por completo de la interpretación, además de ampliar el decorado y de crear un tren completamente digital”.
  Una vez más, el equipo de Kurland estuvo presente para ayudar. “El uniforme de presidiario a rayas se pulió hasta reducirlo a una tela sumamente fina, de modo que se pudiera ver la luz a través de ella”, explica Kurland.
  Ninguna película de 'Cazafantasmas' estaría completa sin Moquete, así que, por supuesto, el popular fantasma aparece en este nuevo filme. Aunque en la versión final de la película, Moquete sería una creación enteramente digital (creada bajo la supervisión de Daniel Kramer en Sony Pictures Imageworks), el personaje empezó de igual manera a como lo hizo en el rodaje de la película de 1984, con un muñeco de Moquete. “Los personajes digitales han avanzado muchísimo desde entonces”, observa. “El muñeco no podía ser ni mucho menos tan expresivo como lo podía ser su versión digital. Pero resultó muy útil contar con algún tipo de representación en el rodaje, si hubiéramos decidido utilizar un Moquete digital y no hubiéramos contado con ninguna representación del fantasma en el set, no habría quedado tan bien como queda en la película final”.
  En la primera llamada de las Cazafantasmas, reciben el encargo de exorcizar a un fantasma volador de un concierto de rock. “Teníamos un dron con luces LED sobrevolando el lugar, que después sustituimos por el fantasma del concierto”, explica Travers. “Una vez más, toda la multitud miraba en la dirección correcta, ya que sabían exactamente dónde mirar. Y cuando el fantasma se acercaba a una pared, las luces LED ofrecían un fantástico reflejo verde. Nuestro fantasma brillante, incluso cuando está flotando en lo alto, cerca del techo, parece que está verdaderamente presente en ese escenario. De esa labor también se ocupó Iloura, en Australia”.
  Otros de los favoritos de Travers son los fantasmas de los globos del desfile. “Son del desfile de los almacenes Macy’s de los años 20, son gigantescos y resulta que brillan, algo que no sería nada habitual”, explica. “Conseguimos globos de luz de verdad que movíamos por el set de rodaje, para intentar conseguir la sincronización correcta. Eso nos permitió hacernos una idea bastante clara de cómo funcionarían los reflejos de las ventanas y cómo respondería todo lo que los rodea a la iluminación. En la película no se llegan a ver en ningún momento esos globos reales, pero fue absolutamente necesario usarlos como referencia”. Imageworks se encargó de crear luego globos totalmente digitales, con simulaciones y todo para crear ese aspecto de estar medio controlado y medio arrastrado por el viento. Las explosiones de los globos exigieron una capacidad de proceso enorme por parte de los ordenadores.
  En última instancia, en el clímax de la película, hay más de 1000 fantasmas descendiendo sobre Nueva York. Toda esa secuencia corrió a cargo de Moving Picture Company, bajo la supervisión de David Seager. “Aquí es donde la película alcanza enormes dimensiones, y MPC invirtió muchísimo esfuerzo en los detalles”, comenta Travers. Travers y su equipo tenían 20 diseños básicos de fantasmas para la película, muchos de los cuales se podían variar, mezclar y combinar para crear un gran número de posibilidades.

  Además de diseñar, vestir e incluso iluminar a los personajes no muertos, el diseñador de vestuario Jeffrey Kurland también fue responsable de vestir a los personajes vivos.
  “Era importante para mí que los personajes tuvieran personalidades muy diferentes”, explica Paul Feig, refiriéndose al aspecto de las protagonistas de la película. “No quería que fueran caricaturas, sino sin duda gente que te llama la atención. Aunque estamos manteniendo la película con una base real, me gustaba la idea de que pudieran tener unas personalidades excéntricas y eclécticas”.
  Como con el resto del diseño en general, el vestuario debía tener un aspecto muy real y normal, lo mejor para que sirva de contraste con la trama tan fantástica y los personajes tan disparatados. Y, naturalmente, la prenda fundamental del vestuario del filme eran los uniformes de las Cazafantasmas.
  “Mi inspiración fue el propio guion”, aporta el diseñador de vestuario Jeffrey Kurland. “Patty trabaja para la MTA [Autoridad Metropolitana del Transporte, por sus siglas en inglés] y dice: ‘Puedo conseguiros unos monos donde trabajo’. Añadimos la cinta reflectante, ya que tenía sentido, si trabajas en el metro, cuando se te acercan unas luces, se te tiene que ver. Y luego añadimos más cinta reflectante en otras partes, que se supone que debemos asumir que lo ha hecho Patty, le da un cierto toque de estilo y moda y consigue llevar los trajes a otro nivel”.
  Al final, resulta que Kurland no acudió a la verdadera MTA en busca de inspiración. Feig quería monos, pero los empleados de la MTA no llevan monos en los túneles.
  Además de los monos, cada uno de los cuatro personajes principales tiene un aspecto característico que refleja su personalidad. “Es una obra que gira en torno a los personajes”, opina Kurland, lo que exigía que cada uno de ellos destacase por sí mismo.
  La ropa de Abby es la que parece más improvisada, como le corresponde a alguien que no pierde mucho tiempo pensando en su aspecto. “Es una cerebrito, muy inteligente y no le preocupa realmente su ropa, es muy corriente”, explica. “A diferencia de muchos de los personajes que ha interpretado Melissa, se supone que no llama la atención. Líneas interesantes, patrones y elecciones de color interesantes, pero nada extravagante”.
  De forma similar, la amiga de la infancia de Abby, Erin, viste “de forma conservadora, pero con un aire pijo”, comenta Kurland. “Es profesora de la Universidad de Columbia, intenta que la hagan fija, así que pretende causar cierta impresión. No es la empollona que podría haber sido en la universidad o el instituto, ha madurado y ha dejado eso atrás, pero no del todo; aún pueden apreciarse su inseguridad y sus sentimientos. Es muy retraída. Puede verse todo eso en sus trajes de tela escocesa y sus faldas plisadas, pero a su manera son cortas y coquetas, y lleva unos buenos tacones”.
  De todos los personajes, Holtzmann tiene probablemente el aspecto más particular. “Holtzmann era mi comodín”, propone Kurland. “Tiene un gusto muy ecléctico, es muy dispersa, mezcla cosas que a nadie se le ocurriría nunca mezclar, aunque a ella le funciona. En un determinado momento, lleva pantalones de montar, o lleva un peto pintado que se supone que lo ha pintado ella misma, nunca lleva calcetines que hagan pareja. No hay mucha gente que pueda ir por ahí con un batín color borgoña como si nada”.
  “La ropa es una parte muy importante del personaje, y dije: ‘Tenemos que tener un pelo disparatado a juego’”, prosigue Kate McKinnon. “Mientras me probaba la ropa, acababa de llegar de un evento la noche anterior, tenía el pelo tan lleno de laca que se tenía tieso, y eso fue el principio. Intercambié correos con Brenda McNally, la artista y jefa del departamento de peluquería que se ocuparía de mi pelo, y le enviaba fotos de Tilda Swinton y St. Vincent. Sin su aspecto, no podría haber interpretado a ese personaje. Mola bastante”.
  Leslie Jones también tiene un aspecto bastante particular como Patty. “Está empezando a hacerse un poco mayor y todavía quiere tener algo de chispa”, sugiere. “Ahí es donde entran los colores: su actitud es: ‘Te voy a hacer saber que estoy aquí’. Vas a saber perfectamente cuándo aparece Patty en una habitación”.
  “Me documenté ampliamente sobre los metros, me fijé en las mujeres que trabajan en las estaciones”, señala Kurland. “Resultó muy interesante, porque todas llevan ese uniforme con que se ve a Patty –los pantalones azules, la bufanda y la camisa azul– pero su pelo, sus uñas y sus joyas son algo muy personal. Su estilo personal se encuentra en sus accesorios, porque no pueden cambiar ese uniforme. Esa fue mi pista, y el pelo trenzado es algo que saqué de esa documentación: hace que quede arreglado y en su sitio, pero posee una femineidad que queda genial”.

   La reputación de Feig de dirigir comedias agudas protagonizadas por las actrices cómicas más importantes del panorama actual –en géneros normalmente dominados por hombres– lo han convertido en una de las voces más destacadas de la comedia cinematográfica. Sin embargo, para Feig y sus actores, lo importante es ofrecer humor y hacer una película que entretenga al mayor número posible de personas.
  “Paul me hace reír muchísimo”, asegura Wiig sobre Feig, que también la dirigió en el filme nominado al Óscar, “La boda de mi mejor amiga”, que Wiig coescribió con Annie Mumolo. “Tenemos un sentido del humor muy similar en cuanto a lo que hace que nos partamos de risa. Cuando empezamos, no podemos parar”.
  “Paul me pareció muy paternal como director, se porta en todo momento de forma muy tranquila, tolerante y cariñosa. No le vi nunca ni un ápice de frustración o decepción”, comenta McKinnon. “Es una persona de lo más comprensiva, que puede darte una palmadita en la espalda, al tiempo que te orienta en la dirección adecuada. Pero algo que tal vez no sepáis sobre Paul Feig es que es un fanático de la acción. ¡Le encanta el tema! Así que puso mucho énfasis en la comedia, en la acción y también en las auténticas amistades que pueden encontrarse en este universo. Y por eso era el director perfecto para esta película. Nadie más podría haber acertado de pleno ese tono”.
  Claro que Feig no solo se está labrando una reputación por su habilidad con la comedia, sino también por sus elecciones a la hora de vestir: el director va siempre vestido con un traje a medida (incluso cuando le toca dirigir en pleno calor y humedad del verano de Boston). “¡Es de lo más elegante!”, exclama Leslie Jones. “Ese tipo sabe vestirse. Su ropa más formal y su ropa más informal son exactamente iguales. Seguro que hasta su pijama es un traje”.

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