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Cola, Colita, Colassa, como la llamaba Terenci Moix, es Isabe Steva Hernández, pero todos la conocemos con el seudónimo de Colita. Un mote que pensó su padre cuando nació en Barcelona, al corazón del Ensanche, un 24 de agosto de 1940, a la hora de la siesta. "Si los franceses dicen que los críos salen de debajo las coles, la niña se llamará Colita". EL padre era mucho de la "cordura (seny)", y de familia catalana desde el siglo XV, todos ingenieros. El "arrebato (rauxa)" le llega de la parte materna: había un tío torero, boxeador y ciclista. Solo le llaman Isabel, en Hacienda, las facturas o la policía. Y los sudamericanos que, cuando le preguntan su nombre, se mueren de risa, porque en su continente "colita" significa "trasero". Estudió hasta los 17 años con las monjas del Sagrado Corazón, y al acabar el pre-universitario de letras, se trasladó un año a París, para estudiar Civilización Francesa en la Sorbona. La sabe mal, con los años, no haber hecho de joven una buena inmersión en el mundo anglosajón.
De regreso a Barcelona, conoce a los fotógrafos Maspons, Ubiña y Miserachs, de los cuales aprende el "oficio". En 1961, trabaja un año con Xavier Miserachs, como laboratorista y estilista. Es la benjamina de la generación extraordinaria que se encuentra en el origen de la fotografía moderna catalana. Y testigo fundamental de su época, con su personal y proverbial ojo crítico, penetrante y humano, ácido y divertido, que refleja su gran y desbordante personalidad abierta a todo lo que se vive en las décadas finales del siglo XX. Compromiso, miraa apasionada y humor. En 1962, en "Los Tarantos" de ROvira Beleta, forjó amistad con la genial bailaora Carmen Amaya. Un hecho fundamental. Se aficiona al arte flamenco, y se traslada dos años a Madrid. De ahí nacen las fotografías de promoción de Antonio Gades y la Chunga. La añoranza del Mediterráneo hace que vuelva a Barcelona. Eran los últimos años del Franquismo, y la ciudad vivía y hervía con ganas la libertad. Poco a poco colabora a la prensa más progresista, Fotogramas, Tele-Express, Mundo Diario, Destino, ... Durante la transición, lo hará en Interviú, Reporter, Cuadernos para el diálogo, La calle, Boccaccio... Alterna la prensa con la fotografía de cine, colaborando con la Escuela de Barcelona, corriente muy estilista con la ambición de hacer un cine Europepo y progresista, en contraposición a la cinematografíca "Oficial" del Franquismo. Se especialista en retrato, gente anónima y profesionales, intelectuales y artistas, la élite exquisita. Con una colección de retratos de ellos, hace en 1971 una exposición en la Galería Aixelá,. Resultó la exposición más corta de su carrera profesional. Solo duró dos días. Al día siguiente del vernissage, la policía la clausuró. En 1967, colabora con el movimiento de "La Nova Cançó": campañas de promoción, portadas de discos, pósters, etc... Su afición a la novela policíaca y de misterio, origina que Beatriz de Moura, directora de la editorial Tusquets, le confíe la colección "Serie Negra". Es, de aquella época, cuando se descubre y declara una feminista convencida. Con la llegada de la democracia, se especializa en fotografía su ciudad, Barcelona, Su Área Metropolitana evidenciando los cambios y la evolución, un reflejo de la vida cultural y social de Barcelona y Cataluña.