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NOTAS DEL DIRECTOR...
'Día de Caza' nace del profundo respeto y la admiración por La caza de Carlos Saura, una de las obras más lúcidas y contundentes de nuestro cine. Para mí, esta película no solo es un clásico incontestable, sino un espejo incómodo y necesario que, medio siglo después, sigue devolviéndonos una imagen inquietante de quiénes somos como sociedad. Este proyecto no es una adaptación al uso, sino una reinterpretación comprometida que busca recuperar toda la fuerza subterránea del original y proyectarla con nueva luz sobre la España contemporánea.
Carlos Saura es uno de mis directores favoritos y durante años he pensado en revisitar una de sus películas. Cuando volví a ver 'La caza', comprendí que no había mejor obra para hacerlo: sigue siendo radicalmente moderna, implacable en su mirada sobre el poder, el resentimiento y la violencia latente. Se lo propuse a mi amiga y coguionista, Lola Mayo, y enseguida compartimos la certeza de que Día de Caza debía existir.
Volver a mirar 'La caza' hoy es comprobar hasta qué punto sus temas —el abuso de poder, la desigualdad social, la deslealtad, la violencia contenida— siguen latiendo con la misma vigencia.
Los subtextos que en su día hablaban de la Guerra Civil hoy resuenan con la crisis económica, la corrupción o la desconfianza en las instituciones. Nuestra tarea con Día de Caza ha sido actualizar esos ecos sin traicionar la esencia: trasladar la tensión y la incomodidad del original a un escenario reconocible para el espectador de hoy.
Para mí, Día de Caza es una declaración de amor por el cine que se atreve a incomodar y a preguntarse por lo que somos.
Es una forma de ensanchar el legado de La caza, explorando nuevas capas y ampliando los márgenes de su subtexto con una mirada contemporánea y una puesta en escena acorde a los tiempos. 55 años después, sigo convencido de que Saura estaría de acuerdo: pocas cosas más necesarias que volver a cazar nuestros fantasmas para entendernos mejor.