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"Es gracioso que ahora la gente me identifique con el terror, cuando no he filmado terror en mi vida. Pero me encanta", afirma la directora Beth de Araújo, que ha afrontado un reto mayúsculo en su primer largometrajes al rodarlo íntegramente en plano secuencia. La técnica imprime tensión y desasosiego a la trama, en la que un grupo de mujeres que pretenden fundar una asociación semiclandestina vinculada a la tradlife (un movimiento que aboga por el regreso a los valores tradicionales y que reserva a las mujeres el papel de madres de cuantos más niños mejor para preservar la "raza europea") tiene un encontronazo con un par de mujeres inmigrantes que acaba de la peor manera posible. "Las mujeres vinculadas al movimiento trad que tienen mayor relevancia y seguidores en las redes sociales suelen ser mujeres blancas muy bonitas, muy sofisticadas y con formación universitaria", explica la directora, que añade que estas mujeres, antes de ser madres, procuran ocupar trabajos en los que más puedan influir en la sociedad, como maestras de primaria o enfermeras.
De Araujo es consciente de la dureza de su película y de las posibles reacciones adversas de parte del público. "Habrá quien se quede sentado en la butaca reflexionando sobre por qué le genera tanta incomodidad la película, mientras que otros no lo podrán soportar y huirán de ella. Pero no creo que haya una manera incorrecta de sentirse y reaccionar. Me encanta que la gente se vea sacudida de algún modo". La directora cree que la presencia de Blumhouse (el sello detrás de las grandes películas de terror de los últimos años) en la producción es un plus: "Tienen tanto prestigio de marca y tantos seguidores que para una película pequeña y sin grandes estrellas como esta es maravilloso contar con ellos".