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Inspirada en el proceso real de un hombre francés que fue llevado a juicio por los ataques y mordeduras de su perro (un caso que llegó incluso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos), Dosch construye una divertida sátira sobre la relación del ser humano con los animales. La protagoniza Avril (encarnada por la propia Dosch), abogada especializada en casos imposibles que acepta defender a Cosmos, un perro acusado de morder y desfigurar la cara de una limpiadora portuguesa, y que parece atacar solo a mujeres. Durante el proceso se pondrán en juego diversas reflexiones jurídicas sobre el estatus de los animales: ¿deben ser tratados por la ley como "objetos" o como "sujetos"?
Cuenta Dosch que el primer impulso para poner en pie "El juicio del perro" fue el anhelo de ver en el cine "una comedia desenfrenada e inquietante que hable sobre temas importantes y cambie de tono constantemente. También quería actuar en una película así", recuerda. Detrás se encuentra su defensa del medio ambiente y los derechos de los animales: "La crisis climática me genera mucha ansiedad, y estoy buscando qué papel puede desempeñar la cultura al respecto. Para mí, esta crisis proviene en gran medida de la ignorancia y la insensibilidad hacia otras especies en nuestro ecosistema". Dosch prosigue: "Objetivar a los animales es precisamente lo que nos autoriza a comerlos. No tienen otro valor que ser útiles para nosotros".
La directora, a la que hemos visto trabajar a las órdenes de cineastas como Justine Triet, Maïwenn o Catherine Corsini, considera que la comedia es una de las mejores herramientas para abordar temas serios: "La risa es esencial, y la comedia es un arte noble accesible para todos. Creo que es genial entretener a los espectadores, especialmente si quieres hablar de temas profundos". Dosch se confiesa fan de las comedias de Pierre Salvadori y de la serie "Fleabag", y cita como referente el libro "Perro blanco", de Romain Gary, llevado al cine por Samuel Fuller en 1982. "En esta novela, hay un adiestrador de perros negro que se enorgullece de corregir a un perro racista por todos los medios necesarios. Avril hace lo mismo: está obsesionada con curar a este perro de su supuesta misoginia. Pensé que era gracioso y patético, como si al corregir a Cosmos, pudiera hacer desaparecer toda la misoginia del mundo".