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MEMORIA DEL DIRECTOR...
    "El perfecto desconocido" nace desde un principio con una intención muy clara: desarrollar un proyecto sencillo en cuanto a su posible producción cinematográfica y al mismo tiempo, complejo en cuanto a su entramado y progresión dramática. Para ello, he querido partir de una serie de elementos muy simples y definidos: pocas localizaciones, un personaje principal que actúa como vértice de cuatro tramas secundarias, y un variopinto ramillete de personajes secundarios; que una vez combinados, nos permitan trasmitir en la dimensión deseada, la idea que subyace en el trasfondo de esta historia; que no es otra que la falta de comunicación como origen de las frustraciones humanas.
   La incomunicación es uno de los temas principales que quiero tratar en la película. Y de cómo un individuo, al entrar en una sociedad pequeña, hermética e incomunicada (no solo con el exterior, sino también entre ellos mismos), consigue que la comunicación fluya de nuevo, incluso sin necesidad de hablar el mismo idioma. De cómo se convierte en un referente inesperado para unos personajes desarraigados que exteriorizan por primera vez sus sentimientos, sus dudas, sus miedos y también sus alegrías, canalizándolas a través de alguien que llega en forma de esperanza hacia un pueblo condenado a la desaparición.
   Es muy importante que el personaje principal de "El perfecto desconocido" sea extranjero. El idioma juega un papel vital en la historia, y es fundamental que él no entienda al resto de personajes que aparecen por la tienda. En cambio esos personajes creen que Mark si les entiende, y para ellos el extranjero es algo así como alguien a quién uno puede contarle su vida, sin temor a que el resto del pueblo se entere. Es alguien que sabe escuchar.
   La película también es el reflejo de la realidad multicultural que vive Mallorca desde hace años. En un territorio muy pequeño, conviven los propios mallorquines, con gente de otras comunidades autónomas de España, con inmigrantes latinoamericanos y del Norte de África, y en especial con extranjeros alemanes e ingleses, a los que hace décadas el turismo atrajo hacia este lugar. 
   Al haberme criado en un pueblo de la Sierra de Tramontana mallorquina, hay algunos elementos extraídos de la propia realidad que he vivido. Entre ellos el ambiente “misterioso”, o más bien “enrarecido”, que rodea a estos pueblos de montaña, en especial durante el invierno. Hace años, en mi pueblo (cuya área forestal ocupa una de las mayores extensiones boscosas de la Sierra de Tramontana), un hombre se perdió en el bosque y desapareció. Después de una ardua búsqueda, nadie lo encontró. Los ancianos del lugar decían que habría caído en algún “avenc” (cuevas verticales muy habituales en la Sierra Mallorquina). Literalmente se lo tragó la tierra. Pasaron las semanas y finalmente se interrumpió su búsqueda. Pero esa historia siempre me fascinó, y no he dejado de acordarme de ello durante los últimos años.
   Tratando de combinar el humor y el drama, El perfecto desconocido pretende seguir la estela dejada por memorables películas que consiguieron trasmitirnos, en espacios definidos y limitados, historias tan autenticas como sinceras. Cintas como The Station Agent o incluso la clásica El hombre tranquilo, localizadas en peculiares localidades rurales, que actúan como punto de encuentro de singulares personajes con no menos singulares historias. Aunque en este caso particular, proyectados a través de un prisma más cercano a nuestra cultura. La puesta en escena de la película tiene un tono bastante clásico, pero también se ha buscado con el uso de la fotografía crear unos ambientes más acordes con una visión algo más alejada de la realidad en muchas de sus secuencias. El ambiente mediterráneo, excesivamente cálido y luminoso, más propio de la costa, da paso aquí a una atmósfera más fría, más otoñal.
   La idea es que el paisaje sea un personaje activo en la película. Aunque reflejamos historias muy humanas, el ambiente rural en el que conviven es determinante para comprender gran parte de la psicología de los personajes. Por eso, los campos, las montañas, las calles solitarias del pueblo, el bosque, etc., son elementos visuales que forman parte del entramado dramático de la historia. Mi experiencia personal, al haberme criado en este mismo ambiente, me hace poseedor de una mirada particular y cercana a estas atmósferas y a estos personajes.
   Y para cumplir todos estos objetivos, una serie de reconocidos profesionales respaldan la película, como es el caso de Colm Meaney, que se ha involucrado de una manera muy personal en el proyecto. Combinado a un nutrido grupo de profesionales, con mi joven equipo creativo, habitual en mis cortometrajes, mi objetivo es que El perfecto desconocido sea una película sincera.

EL LUGAR DE LA HISTORIA: LA MALLORCA DESCONOCIDA...
   En esta película, el entorno geográfico tiene un protagonismo destacado en el transcurso de la historia. El paisaje es un personaje más en la historia, convirtiéndose en un espectador de excepción que contempla impasible el devenir de los acontecimientos.
   El director eligió la Sierra de Tramontana (concretamente Orient y Bunyola) como escenario ideal donde rodar esta película, desmarcándose así de la esteriotipada imagen de la Mallorca veraniega y vacacional. Las montañas, los bosques, las cuevas, las carismáticas pedanías…, son los decorados elegidos para enmarcar la vida de los personajes que conducen "El perfecto desconocido".
   Estos parajes mallorquines, espacio natural de poetas y artistas, conforman el verdadero encanto que ha EL PERFECTO DESCONOCIDOhecho de Mallorca un lugar único en el mundo. Y esto otorga a la película un carácter “especial”.

EL GUIÓN DE EL PERFECTO DESCONOCIDO...
   En la elaboración del guión de "El Perfecto Desconocido", Arturo Ruiz Serrano contó con el asesoramiento del Laboratorio de Guiones Iberoamericanos del Instituto Sundance, fundado y presidido por Robert Redford. Entre los profesionales que le aconsejaron estuvieron Lawrence Konner, guionista de Los Soprano; Zachary Sklar, autor del libreto de JFK, de Oliver Stone, y Anthony Drazan, director de" Hurlyburly"

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