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Es uno de los tipos más duros de la historia del cine de acción, pero durante los últimos años el mítico Arnold Schwarzenegger ha desempeñado otro intenso papel: el de gobernador de California. En ‘El último desafío’, su esperadísimo regreso a la gran pantalla, interpreta su primer papel protagonista desde hace una década.
«En esta película vuelve el Arnold que echábamos de menos y nos encontramos con un Arnold que no conocíamos», resume en director del filme Jee-woon. Jee-Woon, uno de los directores más taquilleros y reconocidos de Corea, su país de origen, causó sensación con su elegante thriller con tintes de cine negro ‘A Bittersweet Life’ y la galardonada comedia sobre forajidos ‘El bueno, el malo y el raro’.
“Arnold lleva toda la vida en Hollywood y yo soy un recién llegado. Somos muy diferentes, pero cuando nos sentamos a hablar sobre el guión, comprendí que habíamos llegado a las mismas conclusiones y el personaje que él interpretaría”.
En cuanto leyó el guión de ‘El último desafío’, Jee-woon supo que quería dirigir la película. «Decidí embárcame en el proyecto porque aunque ‘El último desafío’ es una historia muy norteamericana, también toca muchos de los temas que me interesan», recuerda.
Después de ocupar el cargo de gobernador de California durante siete años, Arnold Schwarzenegger pensaba volver paulatinamente a los papeles de acción que le habían convertido en una estrella internacional, pero los planes tranquilos se fueron al traste en cuanto leyó el guión de ‘El último desafío’.
Schwarzenegger tenía ganas de ponerse a las órdenes de un director emergente: confiaba en su capacidad para reinventar el género del cine de acción clásico y darle una vuelta fresca y divertida.
El proyecto empezó a tomar forma y Schwarzenegger quedó encantado con el reparto de estrellas que iba a encabezar.
Para Jee-woon ‘El último desafío’ siempre estuvo dividido en varios mundos visualmente muy diferentes: «Está Las Vegas con todo el lujo y la ostentosidad; el pueblo de Sommerton; las caóticas oficinas del FBI; y también está el superdeportivo que conduce Cortez. Quería que cada uno de ellos tuviera un aspecto diferente. Es decir, quería emplear colores, texturas e incluso ángulos de cámara diferentes para retratar cada uno de esos mundos», comenta.
Cuando empezó a buscar localizaciones para Sommerton –donde se produce el épico desenlace–, el diseñador de producción Franco Carbone tenía en mente un enclave que combinara todas las características del prototipo de pueblo norteamericano.
Carbone dio con el aspecto que buscaba Jee-woon en Belen, Arizona, a unos 50 kilómetros de Albuquerque, Nuevo México, y se puso manos a la obra para construir allí Sommerton.
Durante el rodaje, Jee-woon trabajó estrechamente con el director de fotografía Ji-Yong Kim «Habla inglés y consigue que los directores se sientan muy cómodos. Tiene una habilidad especial para configurar la cámara y emplea ángulos muy personales», apunta el director.
Había un equipo encargado únicamente del mantenimiento de los coches para garantizar que estuvieran preparados para rodar en cualquier momento.
«Cada uno de los coches tenía un propósito específico. Fue una ardua tarea controlar para qué se usaba cada uno porque a veces el mismo coche lo necesitaban dos unidades diferentes en emplazamientos diferentes. Fue todo un reto», explica Riedel.
El equipo técnico insistió en mantener el realismo en las persecuciones y escenas peligrosas. En vez de decantarse por los efectos por ordenador, Jee-woon y todo el equipo intentaron funcionar “a la antigua” todo lo que pudieran, recurriendo a especialistas y efectos físicos, especialmente porque la historia se centra en el triunfo de las agallas y la valentía de las personas normales frente a la sofisticación a la que recurren los criminales.