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SINOPSIS
Un agente secreto ve su estatus caer cuando se niega a traicionar a su esposa. Ambos se exilian a una provincia moscovita. La pareja se aliará a un General para dar caza a un asesino en serie de niños...
INTÉRPRETES
TOM HARDY, NOOMI RAPACE, JOEL KINNAMAN, GARY OLDMAN, CHARLES DANCE, JASON CLARKE, VINCENT CASSEL, SAM SPRUELL, PADDY CONSIDINE, TARA FITZGERALD, JOSEF ALTIN
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
El niño 44’ es un thriller de época que abarca temas de poder, amor, traición y asesinato, se basa libremente en los crímenes del asesino en serie real Andréi Chikatilo. Conocido también como “el Carnicero de Rostov”, Chikatilo fue condenado por asesinar y mutilar a 52 mujeres y niños en la Rusia soviética. La versión novelada del escritor Tom Rob Smith del truculento caso fue recibida con rotundos elogios de crítica y público tras su publicación en 2008. “El niño 44” ganó el premio Ian Fleming Steel Dagger concedido por la Asociación de Escritores de Género Negro de Gran Bretaña, se tradujo a 26 idiomas y se convirtió en la primera entrega de una trilogía que ahora incluye “El discurso secreto” y “Agent 6”.
“Lo estupendo de las historias de detectives y de investigaciones policiales es que reflejan mucho sobre la sociedad en la que se producen”, afirma Smith. “Si quieres entender un mundo, no tienes más que fijarte en cómo actúa la policía de ese determinado lugar”.
Entre los admiradores del autor se cuenta el realizador ganador del Óscar Ridley Scott. Impulsado por la riqueza de caracterización y la escala épica de “El niño 44”, Scott concertó una reunión tras leer la obra para conocer al novelista en sus oficinas centrales de producción de Londres. “Fue ligeramente surrealista”, recuerda Smith. “Pasé de tener un proyecto que pensé que tal vez ni siquiera se llegara a publicar, a estar hablando con Ridley Scott en su despacho, sentado junto a una espada de ‘Gladiator (El gladiador)’ y un accesorio de atrezo de ‘Alien, el octavo pasajero’. Ridley estaba lleno de ideas increíbles para el proyecto”.
Scott tenía inicialmente intención de dirigir personalmente ‘El niño 44’. Pero entonces vio el thriller de género negro de 2010 del director sueco Daniel Espinosa “Dinero fácil”, la película sueca más taquillera de la historia. “Dinero fácil” permitió a Espinosa exhibir su ingenio para planificar secuencias de acción y su gran estilo a la hora de montar. “A Ridley le gustó la película y me invitó a cenar”, recuerda Espinosa. “El simple hecho de tener la oportunidad de sentarse a hablar de películas con un maestro del cine como Ridley Scott ya suponía toda una emoción. Entonces empezamos a hablar de ‘El niño 44’, que yo ya había leído. Le dije lo que pensaba y Ridley me preguntó si me interesaría dirigir la película mientras él la producía. Fue un momento realmente alucinante para mí”.
Después de aceptar hacerse cargo de la dirección, Espinosa fichó al guionista nominado al Óscar Richard Price. Aunque los detalles concretos se circunscriben a un momento y un lugar muy específicos, la historia sirve de comentario universal sobre cómo los estados totalitarios en general pueden aplastar el espíritu humano. “En todas mis películas, me gusta fijarme en personajes que están sufriendo algún tipo de transformación”, explica Espinosa, que debutó en Hollywood con el éxito de taquilla de Denzel Washington “El invitado”, antes de embarcarse en ‘El niño 44.’ “Para mí, la historia trata sobre un hombre que pierde la ilusión. La cuestión se convierte entonces en cómo seguir adelante después de que todo aquello en lo que creía, hasta su propio matrimonio, resulta estar basado en mentiras”.
En el film, Espinosa vio la oportunidad de mezclar secuencias de acción viscerales con arcos argumentales para los personajes llenos de matices psicológicos, sobre un trasfondo histórico de gran riqueza.
Con sus ocho nominaciones a los Óscar y una estatuilla por “Una habitación con vistas”, la diseñadora de vestuario Jenny Beavan ha trabajado en un buen número de dramas de época ambientados en Inglaterra, pero tuvo la oportunidad de explorar un terreno nuevo al documentarse sobre la ropa de la era soviética para ‘El niño 44’. “Me di cuenta de que buena parte del material que encontraba en Internet, o en libros y publicaciones periódicas era realmente propaganda”, explica Beavan. “Las imágenes estaban pasadas por el filtro del sistema soviético, porque querían que la gente no viera más que el lado ‘alegre’ de la vida soviética’. Fue difícil encontrar fotografías de gente real y de la vida ordinaria, puesto que todo estaba sometido a una fuerte censura”.
Una vez decidido el aspecto que quería para los personajes civiles, Beavan buscó por toda Internet almacenes que acumularan ropa vieja. Luego reclutó a la especialista en envejecimiento de vestuario Joanna Weaving y a su equipo de artesanos checos para darle a la ropa aspecto de estar muy usada. “Encontramos ropa vieja de la época que usamos como punto de partida, pero todo lo que se hiciera nuevo había luego que envejecerlo y desgastarlo”, recuerda Beavan. “Los envejecedores/tintoreros usan todo tipo de herramientas básicas del hogar para acelerar el proceso natural de desgaste: ralladores, cepillos de alambre, tintes, vaselina y pintura. También hago lavar los tejidos antes de empezar a cortarlos, ya que ayuda a ablandar el material. Jo Weaving es una artista textil que pintas los tejidos para realzar su antigüedad y desgaste”.
Para los uniformes militares que llevan Leo, Vasil y sus compañeros, Beavan contactó con un fabricante polaco. “Hero Collection, en Poznan, son especialistas en uniformes, que hacen uniformes para el ejército polaco, la policía y asociaciones deportivas”, explica. “Pero la pasión de Krzysztof son los uniformes históricos. Tiene un sastre excelente, con muy buen ojo para el corte de época, y con el taller preparado hicieron unos 400 uniformes para el largometraje”.
“Gris” resultó ser el calificativo que mejor se ajustaba al vestuario de la mayor parte de los personajes, incluida Raisa. “Podría vestir a Noomi con sacos viejos y seguiría estando fabulosa”, afirma Beavan. “Puesto que interpreta a una maestra, lo mantuvimos muy sencillo: ropa simple y tejidos baratos. Lo lleva con estilo”.
Beavan siguió un enfoque similar para vestir a 800 extras para una escena de multitud en una estación de tren. “En la Unión Soviética, durante esta época, había un miedo enorme entre la gente corriente”, comenta. “Así que la gente en nuestra multitud no intenta destacar. Incluso para nuestros personajes principales he mantenido los colores apagados. Nadie lleva rojo chillón ni ningún color llamativo. No querían destacar por miedo a que se fijaran en ellos”.
Durante una visita a la sede de Beavan, Espinosa se sorprendió por la enorme cantidad de camisas, abrigos y vestidos apagados. “Nuestro taller está en un almacén similar a un hangar, pero repleto de ropa”, explica Beavan. “Daniel me dijo que en su vida había visto nada parecido. Tenemos mucha ropa organizada en percheros y resulta toda uniformemente deprimente”.
El rodaje de 15 semanas de ‘El niño 44’ se realizó a lo largo del verano de 2013 en la República Checa. Praga, la capital, hizo las veces del Moscú de la Guerra Fría. El maravilloso y antiguo Teatro Nacional de Praga y el Rudolfinum, una sala de conciertos neorrenacentista, se utilizaron para rodar escenas en las que el grupo de élite de oficiales del MGB y sus mujeres ven “El lago de los cisnes” interpretado por el ballet del Bolshói de Moscú. Además, el diseñador de producción nominado al Óscar en dos ocasiones Jan Roelfs (“Gattaca”, nominación al Óscar a la mejor dirección artística en 1998) supervisó la creación de 125 sets para escenas grabadas en los famosos estudios Barrandov de Praga.
En colaboración con el Fondo de Cinematografía de la República Checa, Espinosa trabajó estrechamente con Roelfs para conseguir el mayor número posible de localizaciones específicas de la época. “Praga y la República Checa tenían la mejor combinación de arquitectura de estilo soviético de los 50 y 60 a menos de una hora del centro de la ciudad y contaban con técnicos con mucha experiencia”, aporta el productor ejecutivo Adam Merims.
En contraste con el esplendor urbano de Moscú encontramos la mugrienta localidad de Volsk, donde unos exiliados Leo y Raisa conocen por primera vez a Nésterov. Volsk, una “especie de ciénaga industrial, sucia, mugrienta y espantosa”, en palabras de Beavan, es el reducto desolado en el que obligan a vivir a inconformistas como castigo por desviarse del pensamiento común del Partido Comunista.
Al haber sido productor ejecutivo de “El invitado” para Espinosa, Merims estaba familiarizado con la clara preferencia del director por rodar en lugares reales. “A Daniel le encanta la sensación que da a los actores y al equipo”, aclara Merims. “Le encantan los sonidos de los ambientes reales de la época”.
Encontrar un sitio similar a Volsk en el mundo real se convirtió en algo primordial. Los miembros del equipo visitaron más de 50 localizaciones en un radio de menos de tres horas de Praga. Al final, se decidieron por el pueblo de Králuv Dvur, sede de una gigantesca acería que ha estado 163 años en funcionamiento. “La idea era que la propia acería hiciera del pueblo en sí”, explica Merims. “Usamos unas vías que se habían tendido en la superficie para transportar mineral a la fábrica y sacar de allí el equipo pesado de acero para nuestra línea de tren de pasajeros”.
Leo y Raisa van y vienen de Moscú a Volsk en ferrocarril, un trayecto de casi mil kilómetros que realizan en trenes atestados. Para dotar de realismo a los largos viajes de la pareja, el equipo responsable del proyecto utilizó la locomotora de vapor “Big Boy”, fabricada en 1928 y capaz de alcanzar una velocidad punta de 50 km/hora. Las secuencias ambientadas en la estación de tren contaron con la “German Girl”, una locomotora de vapor fabricada por Wiener Lokomotivfabrik en 1944 que todavía está en funcionamiento. “Nos aseguramos de que las vías cumplían todos los requisitos de seguridad e hicimos que pareciera una estación de ferrocarril de verdad, hasta con pasajeros de época y campesinos que subían o bajaban cargados con gallinas, maletas y todo lo demás”, recuerda Merims.
Si la política es en última instancia algo personal, entonces se puede ver ‘El niño 44’ como una fábula aleccionadora de un capítulo de pesadilla de la historia: las culturas políticas tiránicas reprimen a gente esencialmente decente, con resultados trágicos.