INFORMACIÓN EXCLUSIVA

NOTAS DEL DIRECTOR...
   Al crecer en un hogar muy liberal, siempre me enseñaron a ser respetuoso, de mente abierta, y a sentir curiosidad por la gente que me rodeaba, a pesar de su pasado, sus creencias políticas o cualquier otra cosa que pudieran representar. Conocer a las personas, sean quienes sean y se encuentren donde se encuentren en la vida, es uno de mis principales enfoques a la hora de dirigir documentales. Mi objetivo es establecer conexiones honestas y reales en un entorno de confianza, ya que eso me ayuda a llegar a las historias más íntimas. Intento comprender sus matices y complejidades, incluidos los lados vulnerables o desagradables, e incluso las facetas más inhumanas de sus vidas.
  En el proceso de contar estas historias íntimas, siempre intento explorar nuevas formas y enfoques para compartir la narración. Busco formas de retorcer el formato de la película, para que encaje con la historia que se cuenta. He trabajado con recreaciones teatrales e híbridos de ficción y documental. Ahora, con FLEE, he introducido la animación en mi repertorio. Mi objetivo es crear una narrativa convincente y atractiva para dar a los testimonios que tan generosos han sido conmigo la plataforma que merecen.
  Al proceder de una familia judía, el tema de la huida y el desplazamiento es especialmente importante para mí. Mis antepasados huyeron de Rusia a principios del siglo XX para escapar de la persecución y los pogromos. Al igual que Amin, el protagonista de FLEE, cruzaron el Báltico hasta Dinamarca. Allí nació mi abuela, en un hotel cercano a la estación central de trenes de mi actual hogar, Copenhague. Su familia -mi familia- solicitó asilo, pero se lo denegaron, por lo que se vieron obligados a trasladarse de nuevo, esta vez a Alemania. Como estudiante de primaria en Berlín, mi abuela se vio obligada a presentarse ante sus compañeros de clase con una estrella amarilla bien visible en el pecho. Pronto tuvo que huir de nuevo, esta vez a Inglaterra. Sucedió hace casi un siglo, pero la historia de su desplazamiento forzoso y su desarraigo aún pesa sobre mi familia.
  Tenía 15 años cuando Amin apareció por primera vez en mi adormecida ciudad danesa. Llegó solo desde Afganistán y vivía en una casa de acogida, justo a la vuelta de la esquina de donde vivía yo. Nos encontrábamos todas las mañanas en la parada del autobús, de camino al instituto, y poco a poco nos hicimos muy amigos. Eso fue hace 25 años. En todo ese tiempo, nunca me contó cómo o por qué llegó a Dinamarca. De hecho, nunca se lo dijo a nadie.
  Como yo era entonces un adolescente, nunca le pregunté por su pasado. No me preocupaba.
Simplemente me gustaba tener un compañero de gimnasio. Me gustaba tener a alguien cerca con quien poder hablar. Sin embargo, con el paso de los años, empecé a oír susurros de todo lo que había pasado... antes de que él apareciera en mi parada de autobús.
  Durante al menos la mitad de su vida, Amin evitó contarle a nadie su historia. Imagínense lo emocionado que estaba cuando finalmente accedió a abrirse a mí. Estaba dispuesto a contármelo todo. Qué diferentes eran nuestras vidas... ¡y qué similares! Teníamos más o menos la misma edad, escuchábamos la misma música, veíamos las mismas películas y disfrutábamos de los deportes. A él le encantaba jugar al voleibol en Kabul, mientras que a mí me gustaba jugar al fútbol en Dinamarca. Pero entonces su vida dio un giro drástico. Pasó cinco años viviendo a la fuga, antes de llegar finalmente -él solo- a mi ciudad.
  Hacer FLEE me permitió comprender mejor las drásticas consecuencias de huir de casa, sobre todo cuando se es niño, como Amin... como mi abuela. Empecé a entender las dificultades a las que se enfrentan los niños como ellos, cuando su pasado y su presente están tan desconectados. Entendí por qué tendían a mirar hacia el futuro, mientras mantenían una distancia segura con la gente que les rodeaba. Entendí lo que es tener un secreto profundo que no puedes compartir con nadie, pero que siempre será una presencia silenciosa en las relaciones de esa persona y en su vida en general.
  En cuanto a Amin, me di cuenta de que este sentimiento de desplazamiento seguía estando muy presente en él, incluso después de todos estos años. Creo que es porque nunca tuvo la oportunidad de enfrentarse a su pasado y compartir su historia, la historia de FLEE.

LOS ORÍGENES...
  El cineasta y documentalista radiofónico Jonas Poher Rasmussen conoció a su amigo Amin Nawabi (unseudónimo) en los años 90, cuando éste se trasladó a la pequeña ciudad donde Jonas creció. La primeravez que se encontró con el recién llegado, bien vestido, fue en un tren local, cuando eran estudiantes desecundaria. Sin conocer toda la historia de Amin, Jonas vio a un inmigrante afgano que se aclimató bien aDinamarca gracias a una fuerte ética de trabajo y grandes habilidades sociales. Hasta mucho después nosupo que el viaje de su amigo hacia la edad adulta era una historia extraordinaria como pocas. Empezando por la muerte de su padre en Kabul cuando era un niño pequeño, y continuando en Moscú, cuando losmiembros de su familia hicieron varios intentos angustiosos de reasentarse en Europa Occidental, lainfancia de Amin estuvo definida por periodos de espera, esperanza... y huida.
  Después del instituto, Jonas empezó a hacer documentales radiofónicos y él y Amin hablaron de trabajarjuntos en una historia sobre el pasado de Amin, pero éste no estaba aún preparado para aceptar susexperiencias: había demasiado dolor y desamor alojados bajo la superficie, y temía por su propiaseguridad y la de su familia, así que dejaron la idea sabiendo que la retomarían cuando fuera el momentoadecuado.

LA ANIMACIÓN COMO VÍA DE ACCESO...
  Durante un taller de animación de documentales en 2013, Jonas se dio cuenta de cómo podía ayudar aAmin a contar su historia de manera que se sintiera seguro.
  "Amin quería reconciliarse con su pasado, ya que todos los traumas asociados a su infancia estabancreando distancia entre todos los que formaban parte de su vida, y el hecho de no poder compartir todosu ser se había convertido en una pesada carga para Amin. Pero también quería compartir su historia paraque la gente entendiera lo que significa huir para salvar la vida", dice Jonas. "La animación hizo que Aminse sintiera cómodo para contar su historia, pudiendo utilizar su voz real en la película, pero manteniendo elanonimato. Lo que también era importante para Amin, ya que tiene familia que volvió a Afganistán y quiererespetar también su privacidad".
  Utilizando este formato único, Amin y Jonas pudieron contar juntos esta importante historia, y mostrarvívidamente a la gente el trauma que se produce antes de que los refugiados lleguen "a salvo" a un nuevopaís. Además, el momento era oportuno y maduro, ya que Jonas, al igual que Amin, mantenía una relaciónseria, y estaba llegando a un punto en el que debía asentarse y dejar atrás el pasado.
  Jonas se puso en contacto con la productora Monica Hellström, de la empresa danesa Final Cut for Real,nominada a varios Oscar. Juntos empezaron a desarrollar la historia y a realizar entrevistas preliminarescon Amin.
  Jonas y su equipo de desarrollo imaginaron dos estilos de animación muy diferentes para enmarcar lahistoria de Amin. A nivel de guion, la película se centra en un hombre que mira hacia atrás en los primerosaños de su vida, examinando los acontecimientos traumáticos que le dieron forma como joven inmigranteque llegó a convertirse en un académico de éxito. Al haber reprimido muchos de estos recuerdos,demasiado dolorosos para recordarlos, Jonas imaginó utilizar estilos de animación que reflejaran susdiferentes estados de ánimo.
  "Quería que estos episodios, y estas experiencias, cobraran vida a través de escenas en lugar de cabezasparlantes; la animación lleva este tipo de narración a otro nivel en cuanto a las posibilidades creativaspara contar esta vida anterior".
  La mayor parte de FLEE emplea la animación convencional en color 2D para mostrar sucesos reales delpasado de Amin, enmarcados como vívidas instantáneas de sus primeros años, los recuerdos de lo que leocurrió en vida. Otras secuencias, más gráficas y abstractas, corresponden a sucesos traumáticos de suvida que él se esfuerza por recordar, incluidas las desgarradoras escenas de su familia huyendo de Moscúcomo refugiados traficados.
  Para las secuencias animadas, Jonas, junto con la productora Monica Hellström y Final Cut for Real, sepuso en contacto con el estudio Sun Creature de Copenhague. Quedó impresionado por los diferentesestilos de animación que la empresa empleó en proyectos anteriores y por el enfoque en el viajeemocional de los personajes en el trabajo narrativo de la empresa.

LA HISTORIA DE AMIN...
  Antes de empezar a desarrollar la animación, Jonas quería escuchar la historia de Amin a través de su propia voz y susrecuerdos, la mayoría de los cuales nunca había compartido con nadie. Para crear un guion para el proyecto, el cineastase embarcó en una serie de entrevistas que se desarrollaron a lo largo de varios años.
  Jonas explica: "Como ya había hecho documentales radiofónicos, utilicé la técnica de entrevista que he empleadodurante años, en la que los sujetos se acuestan y cierran los ojos, recordando cómo se veían, olían y sentían las cosas,de modo que sus recuerdos se hacen fuertes e inmediatos, como si se desarrollaran en tiempo presente".
  Las historias que compartió Amin fueron impactantes y su complejidad asombrosa. Los detalles de su vida antes delinstituto fueron saliendo a borbotones a lo largo de varias sesiones, conectando los puntos entre su doloroso éxodode Afganistán y su purgatorio preadolescente en Moscú, donde él y su familia esperaban en el limbo sus papeles deinmigración, y finalmente en Dinamarca, donde el adolescente creó un nuevo hogar por su cuenta, separado de sufamilia.
  "Cuanto más se adentraba en situaciones traumáticas, más detalles concisosrecordaba de su pasado", dice Jonas. "En el transcurso de tres o cuatro años,hicimos juntos más de una docena de entrevistas, cada una de ellas derivadade una sesión inicial de tres días en la que Amin vertió la historia de su vidacon detalles a menudo gráficos y desgarradores".
  Una vez completadas las entrevistas, Jonas compuso un guion, enmarcandolos principales incidentes de la tumultuosa vida de su amigo, y siempremanteniéndole presente en el proyecto. "Amin formó parte del proceso entodo momento", dice Rasmussen. "Gracias a él hemos podido hacer estapelícula. Cuando terminé el guion, lo leyó y vio el borrador del montaje,mientras seguía la evolución del estilo visual". Recibe un crédito de guionistaen la película, porque es su historia, contada con su propia voz".

REUNIR AL EQUIPO...
  Posteriormente llegó el momento de reunir el equipo de animación que daría vida a estas historias.
Con Sun Creature a bordo y la productora de animación Charlotte De La Gournerie, se formaron dos equipos diferentes para crear los distintos estilos de animación de la película. Las principales secuencias en dos dimensiones fueron supervisadas por el cofundador del estudio y director de animación Kenneth Ladekjær, cuyo enfoque de la sutileza de la emoción realista impresionó a Jonas y a sus productores. Las secuencias en blanco y negro fueron dibujadas por Simon Rouby y posteriormente animadas por Gilles Cuvelier, ampliando los diseños de Rouby. Vivement Lundi se encargó de los fondos y la composición.
  El director de arte Jess Nicholls estaba entusiasmado por unirse al proyecto y tomar el relevo de Guillaume Dousse en el desarrollo. "Cuando terminé de leer el guión de FLEE, supe que era una oportunidad única en la animación, el tipo de proyecto por el que dejas todo lo demás en suspenso".
  A Jess Nicholls también le gustó el hecho de que fuera una película de animación para adultos. "La gente suele asociar la animación con el entretenimiento infantil desenfadado, pero yo vi que eso cambió con Vals con Bashir (*dirigida por Ari Folman), que se estrenó cuando yo tenía 19 años", afirma Nicholls. "Fue una de las películas catalizadoras que me llevaron a Dinamarca a estudiar animación. Ya había visto obras de animación que ahondaban en temas profundos -incluso las grandes superproducciones lo hacen-, pero FLEE llegaba con un mensaje a una plataforma adulta, y lo hacía a un nivel accesible y visualmente inspirador."

UN LENGUAJE VISUAL...
  A partir del guion de Rasmussen, el equipo de animación comenzó a crear una estética visual para la película. Mientras el guion se centraba en las personas y las relaciones en cada escena, Nicholls aportó su experiencia en cámara, iluminación y ambientación. El director de animación Ladekjær, por su parte, se centró en el movimiento y la emoción de los personajes. "Los tres enfoques se complementaron bien y sentaron las bases para que Jonas pasara al proceso de edición", dice Nicholls. "Allí, Jonas y Janus Billeskov Jansen añadieron magistralmente otra capa de profundidad a la narración, trabajando estrechamente con los productores Monica Hellström y Signe Byrge Sørensen".
  El director de animación Ladekjær ya formaba parte del estudio cuando Jonas le propuso FLEE en sus primeras etapas. "A Jonas le gustó mi enfoque de los personajes: cómo quería expresar sus emociones de forma realista y no tradicionalmente 'de animación'", dice Ladekjær. "Me atrajo el mensaje de la película, otras películas de animación en las que he trabajado se han centrado estrictamente en ofrecer entretenimiento; FLEE cuenta una historia sentida e importante sin complacer ni sermonear a su público".
  "Queríamos una animación que pudiera transmitir el realismo de la historia y, al mismo tiempo, sentirse como una película para adultos", dice Ladekjær. "Nos inclinamos por el cine de acción real en la forma en que simula el realismo, y nuestra cinematografía siguió las reglas de la realidad”.

UN ENFOQUE ÚNICO DEL MONTAJE...
  Entre las secuencias animadas de FLEE hay un puñado de escenas de acción real extraídas de noticiariosantiguos, que sitúan la historia de Amin en el espacio y el tiempo, al tiempo que refuerzan la naturalezadocumental del proyecto. Rasmussen pasó horas en YouTube buscando imágenes de archivo de la vidacotidiana en Afganistán y Moscú durante las décadas de 1980 y 1990, y las incorporó al montaje.
  "Quería añadir estas imágenes a la película para que, cada vez que se vea un noticiario, se recuerde queesto es, en el fondo, un documental", dice Rasmussen. "Crea un contexto histórico para la película, perotambién le dice al público que esta historia es real, no es ficción".
  Durante la producción, FLEE dio un giro al proceso de edición, llevándolo al corazón del propio proceso enlugar de relegarlo a la parte final del proyecto. "Hacer animación es un poco al revés en la edición:normalmente tomas tus 100 horas de metraje, vas a la sala de edición y montas la historia", diceRasmussen. “En cambio aquí hice las entrevistas, luego diseñamos una animación muy aproximada, yconstruimos toda la historia en la sala de montaje antes de crear la animación real".
  Para Jonas fue muy refrescante llevar el proceso de edición a la primera parte de la producción."Normalmente eres un esclavo del material que has conseguido, estás atado a esas imágenes", diceRasmussen. "Con este nuevo enfoque, podía formular un primer plano cuando lo necesitaba, en lugar detener que depender de las imágenes existentes. Podíamos tener el encuadre, el fondo y la iluminaciónexactos que queríamos sin tener que volver a salir al mundo para volver a rodar o para obtener materialadicional. El equipo de animación ejecutó nuestras opciones de edición".
  Para el multipremiado montador Janus Billeskov Jansen, que ha editado narrativas de ficción,documentales e incluso híbridos a lo largo de sus décadas de carrera, y cuyos trabajos recientes incluyenel documental Strong Island y las exitosas Otra ronda y La caza, FLEE supuso una ampliación de sucapacidad de montaje, así como una condensación y un perfeccionamiento del oficio, debido a la inusualnaturaleza secuencial del proceso de realización de la película. "Hacer un documental no es diferente dehacer un largometraje, estamos trabajando con el mismo tipo de drama, construyendo los personajes, yforzando al público a comprometerse con sus emociones y su moralidad", dice Jansen.
  Editar la historia de Amin fue una gran responsabilidad para el equipo creativo, ya que tuvieron quetrabajar con su historia y sus recuerdos reales. Manejar la confianza y la intimidad que les había dado conintegridad y respeto fue el núcleo de su trabajo.
  En el caso de FLEE, el reto para Jansen residía en las restricciones impuestas a los editores, en contrastecon la libertad que Jonas encontró en el proceso. "En un largometraje los personajes pueden vivir o morir,su destino está en tus manos en la sala de montaje, mientras que eso no es posible en un híbrido deanimación como éste", dice Jansen.
  "No nos sentamos a esperar el material. Como se tarda tanto en hacer la animación, tuvimos que editarcon exactitud y precisión por adelantado utilizando el material en bruto, porque el tiempo es oro. Notuvimos que trabajar con diálogos, lo que fue liberador, y tuvimos el control sobre dónde queríamos tenerun plano amplio, o un plano más íntimo, o la duración de ciertas escenas. Todas mis habilidades y décadasde experiencia se juntaron para dejarla lista para los animadores".

ENCONTRAR EL HOGAR...
  Con FLEE, un grupo de cineastas que colaboran en todos los niveles del trabajo de producción se unieron para contar la historia de un hombre que lucha por encontrar la verdadera definición y el significado del hogar. Después de muchos años, Amin lo encuentra en forma de una pareja amorosa, una profesión significativa y un hogar real, en el campo danés.
  "Mucha gente en el mundo busca un lugar al que llamar hogar, y Amin lleva toda su vida intentando hacerlo", dice Rasmussen.
"Como alguien que siempre se mueve de un sitio a otro y nunca se siente arraigado en un lugar, me di cuenta durante el rodaje de esta película de que todavía no tenía un hogar. De alguna manera, seguía huyendo. Pero finalmente, el hecho de poder abrirse y contar su historia completa le hizo aceptar su pasado, la culpa por los sacrificios que su familia tuvo que hacer para que Amin tuviera una buena vida. A lo largo del proceso, con las largas entrevistas durante los años que duró el rodaje, Amin se dio cuenta de que estaba preparado para sentar la cabeza. Podía vivir con los traumas de su pasado y estar en paz en el presente, como una persona completa".