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NOTAS DE LA DIRECTORA...
En primer lugar, ha supuesto un desafío trabajar en una película de gran presupuesto. Las mujeres cineastas, habitualmente, hemos trabajado con recursos limitados, y pocas veces se nos ofrece la oportunidad de liderar proyectos de esta envergadura. Por eso, Frontera ha sido también una oportunidad: una apuesta por abrir camino y demostrar que las mujeres también podemos dirigir cine ambicioso, complejo y de gran escala.
Hasta ahora, mi trayectoria se había centrado en películas intimistas, centradas en los personajes y con presupuestos ajustados. Frontera, en cambio, es una historia coral ambientada en un pueblo del Alto Pirineo en 1943, donde refugiados cruzan las montañas perseguidos por los nazis, rodeados de peligros. Un escenario completamente distinto a todo lo que había hecho hasta ahora.
Una vez superado el vértigo inicial, descubrí que la película contenía dos elementos que me apasionan como directora. Por un lado, es una historia con una fuerte carga de reflexión social. Frontera es, en el fondo, un espejo del mundo actual. En el pueblo protagonista, donde conviven vencedores y vencidos de la Guerra Civil, la llegada de personas que huyen de la guerra, el hambre y el horror genera reacciones diversas: algunos quieren ayudar, otros delatar, y la mayoría prefieren mirar hacia otro lado. Exactamente lo que ocurre hoy en día con los refugiados y nuestra responsabilidad de acogerlos.
Además, los personajes viven en un momento histórico de enorme complejidad: una posguerra marcada por la pobreza, la represión y la necesidad de reconstruirse, no solo materialmente, sino también emocional y moralmente. En ese contexto, superar las propias heridas y dificultades para ayudar a otros es un acto de valentía y humanidad inmenso.
Por otro lado, la película también es una historia de personajes, y personajes con mucha profundidad. Una pareja republicana (Miki Esparbé y María Rodríguez Soto) que se ha reinventado en un rincón remoto de las montañas, una mujer valiente y revolucionaria (Bruna Cusí), un pasador francés (Kevin Janssens), un alcalde fascista (Jordi Sánchez) y un guardia civil “peculiar” (Asier Etxeandia). Todos ellos tienen múltiples capas, contradicciones y matices. Ha sido un privilegio trabajar con un elenco tan sólido, con intérpretes de gran experiencia y talento, que han aportado muchísimo a la película y han enriquecido a sus personajes con una sensibilidad y una entrega admirables.
El rodaje también ha sido un desafío: escenas de acción en medio de paisajes espectaculares pero difíciles de gestionar logísticamente. Queríamos que la montaña fuera un personaje más, que transmitiera el aislamiento y la forma de vida en una zona que marca profundamente a sus habitantes. Para ello, la documentación ha sido exhaustiva, y hemos trabajado con los actores y actrices respetando el acento y la forma de hablar propia del Pallars Sobirà: el pallarés. Además, en estas zonas fronterizas es habitual que se chapurreen los idiomas de ambos lados de la frontera, y hemos querido mantener esa diversidad lingüística, tan importante para dar verosimilitud a la historia.
Finalmente, creo firmemente en el papel del cine en la recuperación de la memoria. No podemos olvidar que todos los pueblos y naciones hemos sido refugiados en algún momento. Frontera, aunque ambientada en la posguerra española, habla del presente y dialoga con él.
LA PRODUCCIÓN...
El proyecto parte de un guion escrito por Miguel Ibáñez Monroy y Gerard Giménez Forner, inspirado en diversos testimonios y relatos de la época que narran cómo pasadores y vecinos de los Pirineos salvaron la vida de decenas de personas que huían del nazismo cruzando las montañas durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde el primer momento, Coming Soon Films y Diagonal vieron en esta historia un potencial narrativo excepcional, capaz de conectar con el público actual a través de un thriller histórico intenso, emotivo y profundamente humano. La incorporación de Judith Colell como directora fue clave para dar forma a esta visión. Con una trayectoria reconocida y una sensibilidad especial para abordar temas sociales, Colell ha sabido dotar la película de una mirada íntima y podero- sa, que pone en primer plano los dilemas morales de los personajes y la fuerza de la solidaridad en tiempos de barbarie.
Para retratar la época de la forma más fiel posible, se conformó un equipo de profesionales de primer nivel, muchos de ellos con amplia experiencia en cine de época. El rodaje, que tuvo lugar durante el otoño de 2024 en localizaciones naturales del Pirineo catalán, contó con un equi- po técnico y artístico excepcional. La película se concibió como una coproducción internacional con participación de Bélgica, lo que ha enrique- cido el proyecto tanto en su dimensión artística como en su proyección exterior.
La dirección de fotografía ha estado a cargo de Andreu Adam Rubiralta que ha aportado una mirada visual potente y poética. Con una larga experiencia en ficción y documental, Adam ha trabajado en proyectos como Veneno o La peste, y destaca por su capacidad para capturar la relación entre personaje y paisaje con una sensibilidad pictórica. En Frontera, ha utilizado cámaras Alexa 35 y ópticas vintage para lograr una luz cálida y natural que con- trasta con la dureza del contexto histórico.
La banda sonora original ha sido compuesta por Liesa Van der Aa, artista belga multidisciplinar con una trayectoria que combina música, interpretación y dirección. Su trabajo en Frontera se caracteriza por una aproximación minimalista y emocional, que acompaña la narrativa sin sobrecargarla, reforzando los momentos de tensión e introspección con una sensibilidad única.
La dirección de arte ha estado liderada por Marta Bazaco, nominada a los Premios Gaudí y Goya por trabajos como Libertad y El 47. Ba- zaco ha construido un universo visual que re- fleja con precisión la atmósfera de la posguerra, con una paleta de colores terrosos y una atención especial a los detalles que evocan la precariedad y la resistencia de aquel momento histórico.
El diseño de vestuario ha sido responsabilidad de Mercè Paloma, una de las grandes referentes del sector, con una trayectoria que incluye títulos como La librería y Pa negre. Su trabajo en Frontera destaca por la autenticidad y el rigor histórico, contribuyendo a la construcción de unos personajes profundamente arraigados en su tiempo.
Con una fotografía que contrasta la belleza del paisaje con la oscuridad de la época, un diseño de producción meticuloso y una banda sono- ra sutil y evocadora, Frontera es una obra que busca emocionar y hacer reflexionar. Su mensaje —la importancia de la empatía, el coraje y la resistencia frente a la injusticia— resuena con fuerza en el contexto actual, en el que las crisis humanitarias y los desplazamientos forzados siguen marcando la realidad global.