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SINOPSIS
A François Ruffin le han apodado con el sobrenombre del "Robin Hood del siglo XXI" y tan solo desea denunciar las diferentes injusticias que ha cometido Bernard Arnault, que no es otra que la persona más rica de Francia...
INTÉRPRETES
Documental con FRANÇOIS RUFFIN, BERNARD ARNAULT, JOCELYNE KLUR, SERGE KLUR
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿En qué contexto y por qué motivos ha nacido ¡Gracias jefe!?...
.- Como periodista en varios medios, hace más de 16 años que cubro el cierre de fábricas.
Viviendo en Amiens, he presenciado como una gran cantidad de empresas han cesado su actividad y he visto reuniones en los sindicatos con muchísima gente desesperada que llegaban a plantearse quitarse la vida.
El destino me llevó a encontrarme con Bernard Arnault y denunciar sus actos. No me quedaban demasiadas cosas por contar sobre él pero tenía ganas de cambiar de medio y de registro.
Anteriormente ya había trabajado en el cine, había realizado dos o tres vídeos para Internet y así fue como la idea de hacer una película se acabó materializando.
A propósito del registro, para narrar este drama has elegido utilizar el humor...
.- Es cierto que la tentación de atacar la vena sensible y hacer llorar a la gente es muy grande.
Durante un tiempo yo también estaba en esa posición de compasión. Más tarde publiqué algunos libros en los cuales propuse cambios políticos, poniendo en evidencia el terrible abandono del cual han sido víctimas las clases populares. Esto hace que nos planteemos lo siguiente: ¿aunque tratemos como cotidianos estos dramas sociales, cómo nos volvemos a movilizar y hacer que se movilicen a los demás? ¿cómo continuamos teniendo ese sentimiento revolucionario aunque estos cierres se hayan convertido en algo habitual?
Acordándome de los trabajos de Michael Moore, me pareció que el humor, que lleva mucho tiempo formando parte de mi trabajo, podría ser una vía a explorar.
Ese lado David contra Goliat me parece increíble. ¿Cómo un grupo tan grande como LVMH ha podido llegar a temer a una pequeña asociación como es Fakir?...
.- Creo que desde el momento en que nos organizamos apareció el miedo. Se puede ver claramente en la película. Históricamente, por ejemplo, la clase proletaria inglesa se empezó a movilizar en pequeñas formaciones que acabaron obteniendo ciertos derechos. La izquierda se ha ido construyendo gracias a las derrotas, estas han sido nuestras victorias. En esta película hay una en particular, que ocurrió en la primera asamblea general. Estuvimos trabajando duro durante tres o cuatro meses, contactamos con docenas de personas y nos informamos sobre la forma de comprar acciones para poder ir a la asamblea como infiltrados.
Sin embargo, una vez allí, se nos adelantaron.
Fue una derrota dolorosa pero aún así creo que sintieron miedo de nuestra acción. Además, creo que hubo un cierto temor al acercamiento individual. Yo no tengo miedo de encontrarme con Bernard Arnault. Él, en cambio, dudo que quiera encontrarse conmigo. Creo que como tantos otros, Bernard se ha construido un universo de soledad que le hace alejarse de la realidad. Y uno de mis objetivos en esta película era devolverlo al mundo real.
Entre la comedia y la tragedia, "¡Gracias jefe!" se construye un auténtico relato...
.- En efecto, la película se plantea como un relato en actos. En cuanto al montaje, se hizo un trabajo increíble con las más de 150 horas filmadas. Hacía falta mantener la tensión en la historia y saber cuándo sacar los puntos fuertes.
También hacía falta determinar los nudos de la historia y trabajar el ritmo. Por otro lado, quería darle más protagonismo a los personajes.
Tomando el rol de mediador al estilo Michael Moore, quería sobre todo poner en primer plano los personajes que iban a escribir la historia, incluido Bernard Arnault que sin quererlo contribuyó enormemente a la construcción del guion.
¿Cómo conociste a los Klur?...
.- En cierto modo, Là-bas si j’y suis me sirvió de localización. Me encontré con los Klurs en varias ocasiones, así que ya conocía sus problemas cuando empecé el rodaje.
Me explicaron que solo habían podido comer una tostada por Navidad, algo que quise que volvieran a contar en la película. Aún así, el contrato entre nosotros no estaba definido.
Íbamos a hacer lo imposible para sacarlos de su situación pero, por otro lado, nosotros estábamos rodando una película.
¿Fue difícil convencer a los Klur para “jugar al juego” que les propusisteis?...
.- Para nada. La primera vez que entré en su casa ya grabamos. Y fue por una razón bastante triste: estaban en una situación tan límite que no tenían nada que perder. Además, los Klur confiaban en Marie-Hélène Bourlard, representante del sindicato de trabajadores de ECCE, y ella confiaba en mí. Fue algo así como una cadena de favores solidarios.
¿Cómo se produce una película como "¡Gracias jefe!"?...
.- Todo el rodaje fue autoproducido. Pero después nos dirigimos a una productora reconocida, Mille et unes productions. Podríamos haber continuado la aventura sin ninguna ayuda, pero me parecía importante entrar en un circuito convencional de cine. Teniendo en cuenta la película que teníamos entre manos, no quería que nos quedáramos en un circuito “gueto”.
Conozco bien ese ”gueto”, trabajo en él y no lo hago por voluntad propia. Supongo que es el destino de un periodista social y politizado, pero quería que ¡Gracias jefe! fuese visto por el máximo de espectadores posibles.