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SINOPSIS
Los G.I Joes no solo tendrán que luchar contra su enemigo mortal, Cobra, sino que además se verán obligados a lidiar con las amenazas de dentro del gobierno que ponen en peligro su propia existencia...
INTÉRPRETES
DWAYNE JOHNSON, JONATHAN PRYCE, LEE BYUNG-HUN, ELODIE YUNG, BRUCE WILLIS, RAY STEVENSON, D.J. COTRONA, ADRIANNE PALICKI, CHANNING TATUM, RAY PARK, LUKE BRACEY, WALTON GOGGINS, ARNOLD VOSLOO, JOSEPH MAZZELLO, NICK ERICKSON, RZA, RYAN HANSEN
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Al productor Lorenzo di Bonaventura, quien ha participado en algunas de las sagas cinematográficas de mayor éxito de la historia le parecía que la conclusión de la película dejaba la puerta abierta para seguir explorando el mundo de ‘G.I. JOE’.
“Creo que terminar la primera película sugiriendo que hay un impostor en el Despacho Oval era algo completamente único y que era interesante examinarlo... Era importante encontrar a un director que lo asumiera por completo y que fuera capaz de coger a todos esos personajes con tantos niveles y tratarlos con seriedad”, dice di Bonaventura.
Cuando decidían qué director debería dirigir la secuela, Adam Goodman, presidente de Paramount’s Film Group, sorprendió a di Bonaventura al sugerirle el prometedor director Jon M. Chu, quien acababa de terminar la película de enorme éxito de Justin Bieber ‘Never say never’. “La primera reunión entre Jon y yo fue bastante curiosa, porque sus experiencias son bastante diferentes de las mías y viceversa, pero descubrí que se había criado con la mitología de ‘G.I. JOE’ contra Cobra y que comprendía la estética interna de lo que es ‘G.I. JOE’, y eso es algo valiosísimo”, recuerda di Bonaventura.
La mitología de ‘G.I. JOE’ tiene profundas raíces y un gran catálogo de personajes con los que trabajar, cada uno con su propio trasfondo, sus matices y sus características. Al abordar esta secuela, los realizadores querían basarse en los mejores elementos y tramas de la primera película e introducirlas en la segunda entrega, creando al mismo tiempo una sensación y una identidad nuevas. Eso ofrecía la ocasión de introducir nuevos personajes de la mitología de la saga.
Con un argumento que recorre los desiertos de Islamabad, los rascacielos de Tokio, las cumbres montañosas del Himalaya, una prisión subterránea en Alemania y las calles de Washington, los realizadores se enfrentaban a la tarea extra de encontrar una localización que pudiera acomodar la mayoría de los elementos que se necesitaban. A diferencia de muchas películas de esta misma escala y tamaño, que se basan en la tecnología de las imágenes generadas por ordenador para crear sus mundos visuales, los realizadores querían utilizar al máximo localizaciones reales, para ser coherentes con el intento y el propósito de hacer la película más verosímil y realista.
Tras una búsqueda meticulosa por diversas localizaciones teniendo claro que algunos exteriores clave podían captarse con una unidad reducida aparte de la unidad principal, los productores encontraron la mayoría de los elementos que necesitaban en Nueva Orleans, Luisiana. “Nos dimos cuenta de que no podíamos hacerlo en los lugares reales descritos en el guión, y nos centramos en un enfoque reducido de la segunda unidad e intentamos basar la película en un solo lugar”, explica el productor ejecutivo Herb Gains.
Para aprovechar las ventajas de parte de la estética sureña y de los atractivos de Nueva Orleans y la zona circundante, los realizadores decidieron realizar algunos cambios en el guión. Uno de esos ajustes consistió en situar la escena final de la película en Fort Sumter, un búnker en las afueras de Nueva Orleans en donde se disparó el primer tiro de la Guerra Civil norteamericana. El rodaje de 72 días comenzó en las afueras de Baton Rouge en un inmenso arenal artificial que simulaba los desiertos de Pakistán. Con la humedad y un calor veraniego de más de 40 grados, y sin prácticamente ninguna sombra donde resguardarse, la experiencia unió de una manera sumamente valiosa al equipo técnico y a los actores.
Ese clima despiadado fue especialmente duro para los actores, que iban vestidos con todo el equipo y el armamento militar y que tuvieron que andar subiendo y bajando por las enormes dunas de arena durante más de diez días.
Uno de los retos de filmar fuera de ciudades donde se realizan muchas producciones, como Los Ángeles, Vancouver, Sidney o Londres, es la falta de las infraestructuras necesarias para una película de estas dimensiones. Un elemento importantísimo para que esta película se hiciera realidad en Nueva Orleans fue el Centro de Ensamblaje Michoud de la NASA, que fue utilizado por la producción como instalación improvisada y que albergó la mayoría de los grandiosos platós. Además de la extraordinaria cantidad de superficie que hacía falta, los enormes hangares ofrecían unos techos de más de 80 metros de altura, lo suficiente como para acomodar el montaje de los enormes transbordadores espaciales y de sus tanques de combustible. Eso le dio al equipo creativo la capacidad de construir simultáneamente numerosos platós de un tamaño considerable. A lo largo de toda la producción, los platós estuvieron en un constante estado de transformación, ya fuera siendo montados, utilizados o demolidos para preparar la siguiente tanda de construcciones. Para lo relativo a la estética y la dimensión visual de la película, los productores recurrieron a la innovadora visión del director artístico Andrew Menzies, quien se había encargado previamente de la dirección artística de películas como ‘Munich’ y ‘Syriana’. A Menzies le hizo mucha ilusión la idea de llevar el mundo de ‘G.I. JOE’ al mundo real, y cómo se reflejaría eso en la estética general de la película.
Contar con unos espacios enormes para trabajar le dio a Menzies y su equipo la posibilidad de crear los diversos mundos de ‘G.I. JOE’ con una falta de restricciones sin precedentes.
En sus diseños, Menzies tenía que tener en cuenta la secuencia de acción y cómo afectaría el plató a la secuencia con los especialistas, y viceversa.
Hacer la película más realista implicaba realizar algunos cambios en el diseño de las ropas y la estética general de los personajes, sin apartarse demasiado de la mitología. Se puso mucho empeño en moverse por la delgada línea que separa al mundo real del mundo de ‘G.I. JOE’.
Para crear el mayor realismo posible en el terreno militar, los realizadores recurrieron al célebre asesor militar Harry Humphries, que es un antiguo miembro de los grupos especiales de la Marina y que está muy familiarizado con el mundo del cine y su funcionamiento. “Recurrimos a Harry porque queríamos que nuestros militares estuvieran lo más cerca posible de la realidad”, explica di Bonaventura.
Antes y durante el rodaje, Humphries trabajó con cada uno de los miembros del las bases de la técnica militarG.I. JOE LA VENGANZA así como el conjunto de habilidades de sus personajes. Luego los juntaron a todos para para que aprendieran a funcionar como una unidad, una técnica que a menudo es pasada por alto en los largometrajes.
Las superproducciones más taquilleras son famosas por unas secuencias de acción que desafían la realidad, y los realizadores estaban decididos a que ‘G.I. JOE: VENGANZA’ fuera una fuente de placer para los espectadores. Su director Jon M. Chu contó con la ventaja de trabajar con una combinación de doble impacto entre el coordinador de especialistas Steve Ritzi y el coordinador de lucha Thomas Dupont, quienes crearon y coreografiaron elaboradas secuencias que a buen seguro complacerán a los fans de la acción.
Al coordinador de especialistas Steve Ritzi le encantó tener la oportunidad de crear secuencias tanto para los militares como para los ninjas, y todo lo que le ofrecían esas estéticas.
En la primera parte, los espectadores conocen al equipo de ‘G.I. JOE’ y ven ilustrado su nivel de intensidad física mediante dos grandiosas secuencias de acción que ponen bien alto el listón de la acción que pueden esperar los espectadores.
Rodada en el VAB (siglas en inglés de Edificio de Ensamblaje Vertical) de la NASA, el equipo de producción utilizó los techos de más de 80 metros de altura y unos enormes propulsores nunca vistos para traspasar los límites de las escenas de acción.
Para satisfacer los deseos de los entusiastas de los juguetes y de los fans del género de acción, la película está repleta de los vehículos trucados por los que es tan famosa la marca ‘G.I. JOE’, y un variado arsenal de armamento sofisticado que seguro que va a complacer a los fans. Para Luke Freeborn, director artístico de vehículos, eso saca el niño que todos llevamos dentro. “Crear esos juguetes gigantes y hacerles cobrar vida es como volver a ser un niño. Estábamos todos muertos de ganas de verlos funcionar de verdad”, dice.
En la película aparece una amplia gama de vehículos y armas, entre ellas dos clases distintas de tanques, tres helicópteros diferentes, dos clases distintas de aviones, una moto trucada, espadas, cuchillos, 'sais' y otras armas. Dice di Bonaventura: “Dar vida a esos juguetes te hace sentir como si volvieras a ser un niño, y creo que a los espectadores les va a encantar ver algo que nunca antes han visto”.
A la hora de crear los vehículos, el equipo puso mucho cuidado en subir el listón manteniéndose al mismo tiempo a la altura del legado de ‘G.I. JOE’.
El equipo de producción realizó un gran esfuerzo al diseñar las armas de cada personaje para que complementaran sus estilos de lucha y sus puntos fuertes individuales.
Para diferenciar a los ninjas y sus estilos, a cada personaje se le proporcionó una espada diferente y un modo distinto de incorporarla a sus trajes.
GALERÍA DE FOTOS
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