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NOTAS DEL DIRECTOR...
En abril de 1999 los estudiantes de la UNAM (La mayor casa de estudios de México) se levantaron en huelga para protestar contra la decisión de las autoridades de cobrar cuotas en lo que era constitucionalmente una institución gratuita. Este paro de actividades que duró casi un año, es un período de la historia mexicana reciente que no hemos terminado de comprender. Tal vez por eso nunca se ha llevado a la pantalla grande... hasta ahora. Lo que empezó como un símbolo de la disidencia viva, terminó para muchos siendo la causa de una profunda crisis existencial –o, como lo llamábamos mis amigos y yo- el “síndrome del jubilado prematuro”. Las diferencias de clases no tardaron en hacerse presentes, causando aún más separación. Mucha gente pronto se encontró no sólo sin escuela, sino también sin un propósito en la vida, sin algo en qué creer, sin un sentido de pertenencia. Esta es la raíz de la vida en el limbo. 'Güeros' es en realidad dos películas en una. En un nivel, es un retrato de esta particular etapa en la historia de México, pero en otro, más profundo, es una exploración de la juventud mexicana incapaz de sentirse en casa en su propio hábitat. La Ciudad misma es un protagonista, en ocasiones incluso el antagonista. Vivir en la Ciudad de México significa envejecer adentro de un coche. Comemos, hablamos, pensamos, peleamos, nos reconciliamos y tenemos sexo en nuestros coches. Y con una población de más de 20 millones, es como un país en sí mismo, un lugar de altos contrastes con muchas zonas diferentes, cada una con fronteras invisibles. Por eso siempre he sentido que merece su propio road movie. El road movie es en realidad un viaje espiritual disfrazado de un viaje físico. La “revolución de las carreteras” tal y como Kerouac la soñó, abrió la pauta para los movimientos del ’68. En ese sentido, 'Güeros' es también una carta de deseos, una esperanza de que la Ciudad podría salvarse si su juventud la recorriese como a un país, ávidos de conocerla, de compenetrarse con ella y de una vez por todas perderle el miedo.