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  Durante los últimos años, el cineasta Judd Apatow ha demostrado que tratándose de una comedia no hay nada sagrado, ni siquiera la virginidad de los cuarentones o un embarazo no deseado. Con su tercera película como director, Judd Apatow ha buscado el humor en uno de los peores momentos a los que podemos enfrentarnos.

  Judd Apatow siempre se ha sentido fascinado por las personas que se ganan el pan haciendo reír a los demás. Un verano, cuando todavía era un adolescente, asistió a las actuaciones de su madre Tami Shad en un club de comedia de Southampton, Long Island, lo que avivó su obsesión. En el instituto creó un programa de radio en el que entrevistaba a los cómicos que admiraba, desde Howard Stern a Steve Allen, pasando por Paul Reiser y John Candy. Les preguntaba qué hacían, cómo inventaban chistes y otros secretos de la profesión. Inspirado por sus respuestas, empezó a aparecer en público como cómico durante su último año de instituto.
  Después de salir en un especial para jóvenes cómicos de HBO, Judd Apatow se dio cuenta de que nunca rompería moldes como intérprete cómico y se centró en escribir para otros cómicos. Su gran amigo y ex compañero de piso sí siguió por el camino de la fama, un joven actor llamado Adam Sandler. Sin embargo, pasarían varios años hasta que cada uno se afianzara en su profesión y pudieran trabajar juntos en la gran pantalla.
  Judd Apatow decidió que su tercera película hablaría de los habitantes del mundo de la comedia. Le interesaba explorar qué empujaba a alguien a ser cómico en directo y a saltar a pies juntillas “al terror de abrirse ante todos”. ¿El deseo de complacer al público? ¿O puro egocentrismo mezclado con la imposibilidad de conectar con los demás a menos que sea desde un escenario? “Lacomedia es mi trabajo y a menudo me pregunto por qué lo hago, qué me empuja a hacerlo, qué me ha llevado hasta aquí”, reconoce el cineasta.
  Cuando empezó a escribir el guión de HAZME REÍR/FUNNY PEOPLE, se acordó de algo que le había pasado en su casa de California en 1994. “Durante el terremoto de Northridge, la chimenea de la casa rompió el tejado y se cayó en mi dormitorio”, explica. “No estaba en casa porque la estaban pintando. Durante tres días aprecié la vida, pero sólo durante tres días. La película se basa en esa idea: Si sobrevives a un accidente, ¿aprendes algo que seguirás usando el resto de tu vida?”
  Pero otras razones le empujaron a escribir el guión: “En los pasados años ha habido personas muy enfermas en mi vida. He visto cómo luchaban por sobrevivir”, explica. “También me hablaron de lo que pensaban de su vida antes de caer enfermos”.
  Apatow imaginó a dos personajes principales para la comedia: George Simmons, una superestrella de la comedia que padece una extraña forma de leucemia y se ve obligado a cambiar de vida, e Ira Wright, un joven cómico en alza que idolatra a George y al que éste aconseja de mala gana.

  Poco después de acabar Lío embarazoso, Judd Apatow enseñó un primer montaje a su amigo Adam Sandler y le habló de un futuro proyecto. El actor recuerda, riendo: “Decidimos trabajar juntos antes de que yo leyera el guión o incluso que me contara toda la idea. Apatow me dijo más o menos de qué iba y le dije: ‘Vale, cuenta conmigo’”.
  Pero le gustó la idea de que el protagonista George tuviera que enfrentarse siendo aún muy joven a la muerte. “La película trata de la lucha de un hombre, de lo que habría debido aprender y no ha aprendido”, dice el actor. “George no se siente muy próximo a nadie, ni a su familia ni a sus amigos. Nunca se queja. Es un hombre triste al que no le gusta llorar. Se comporta como un capullo y disfruta comportándose como un capullo”.
  Hablando de trabajar con Adam Sandler, el director dice: “No hablé mucho con Adam acerca de los aspectos más oscuros de la película. Sabía que era un gran actor, muy valiente, siempre dispuesto emocionalmente, y confiaba en su instinto. Hubo algunos momentos en que tuve que pedir un poco más o un poco menos, pero la película gira en torno a sus emociones”.
  Judd Apatow se quedó sorprendido ante sus propias reacciones filmando algunas de las escenas clave de HAZME REÍR/FUNNY PEOPLE con Adam Sandler. “Fue demoledor rodar las escenas en las que George está enfermo”, recuerda. “Estoy acostumbrado a la comedia. De pronto, había que trasladar la idea de que ese hombre se moría. Todo dependía de Adam. Y ahí estaba yo, mirándole por el monitor, intentando colocarme de tal forma que nadie se diera cuenta de que estaba llorando. Pero lo curioso es que las escenas con mayor dramatismo, las más difíciles de rodar, son también las que sacan más carcajadas porque le está pasando a un cómico. Se enfrenta a lo peor contando chistes”.
  Para crear al joven cómico Ira, el director se inspiró directamente en los inicios de la carrera de Adam Sandler.
Judd Apatow decidió que Ira, interpretado por Seth Rogen, era un cómico principiante que dejaba bastante que desear, pero no tardó en darse cuenta de que sería difícil convencer al público. Dice. “A pesar de mi empeño en darle chistes malos, todo el mundo se moría de risa al oírle contarlos. Ni siquiera puede fingir ser un mal cómico”.
  Para el papel de Laura, el gran amor de George, el cineasta recurrió a una colaboradora habitual, su esposa Leslie Mann.
Judd Apatow reconoce que se rió mucho viendo a su viejo amigo y a su mujer actuar como una pareja que había roto hacía 12 años. Y añade: “Leslie y Adam son muy amigos en la vida real. Durante los ensayos, fingir que Adam estaba enfermo la destrozó. Es una actriz muy entregada, y pensar que Adam iba a morirse la hizo llorar, lo que obligó a todo el mundo a estar al mismo nivel”.

  Para que los actores estuvieran preparados para rodar escenas en clubes de comedia con espectadores, Judd Apatow les pidió que probaran los chistes frente a un público real. Quería que durante el rodaje, el público del club reaccionara espontáneamente, y si un chiste no funcionaba, mala suerte.
  Según Judd Apatow, las sesiones para escribir chistes se dividían en dos categorías: “George es una estrella, sabe lo que hace y es realmente gracioso. Al contrario, Ira busca cómo ser gracioso. Decidimos dejar a Seth escribir sus propios chistes y cuando los tenía escritos, buscamos formas de destrozarlos. Aunque sea un chiste genial, si no se cuenta con seguridad, no funcionará”.

  Judd Apatow rodó sin interrupción las escenas en que los actores estaban en directo en un escenario. Lo explica de la siguiente forma: “Normalmente, en la gran pantalla todos los chistes son buenos, todo el mundo se ríe a carcajadas, gracias al montaje. No se ven las pausas incómodas antes y después del chiste. Pero quería captar el ambiente real de un club de comedia”.
  La única forma de conseguirlo era llenar el decorado con público y que los actores aguantaran en el escenario durante 25 minutos. HAZME REIR
Todos los departamentos habían recibido la consigna de que HAZME REÍR/FUNNY PEOPLE debía contarse con la mayor honradez posible. El productor Clayton Townsend dice: “Nos esforzamos muchísimo en obtener el mayor realismo posible mediante el diseño de producción, vestuario, iluminación y cámara. Hemos copiado con exactitud decorados reales en los platós cuando no era posible rodar en el lugar”.
  El director de fotografía explica: “Judd me explicó cómo quería que fuera la película. Insistió en que quería algo más sofisticado visualmente y me contó la historia. Me atrajo la idea de una comedia dramática”.
  El diseñador de producción dice: “Desde que trabajamos juntos, siempre nos hemos inclinado por espacios realistas, familiares y convincentes. La comedia de Judd nace de conflictos humanos, familiares, y las casas no deben desentonar”.
Se crearon varios decorados de clubes de comedia en platós.

  Para componer la banda sonora de HAZME REÍR/FUNNY PEOPLE, Judd Apatow recurrió a Michael Andrews, con el que lleva trabajando muchos años, y al actor y músico Jason Schwartzman, que nunca había compuesto para una película.

  Judd Apatow se trasladó a California a los 17 años para estudiar en USC. No tardó en conocer a Adam Sandler y los dos compartieron un piso. El director dice: “Nada más verle, se notaba el carisma, era hilarante. Nadie podía negar que se convertiría en una estrella. Nunca dejábamos de reír con él”.

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