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SINOPSIS
1819. Enrique Faber, médico cirujano suizo, llega a Cuba para encontrar a su hijo, secuestrado por una de sus tías. Frente a las ruinas de un cafetal, comprueba con horror que ambos han muerto en una revuelta de esclavos. Establecido en Baracoa, Enrique va comprendiendo paulatinamente la compleja y contradictoria sociedad cubana. Pero tres años después de su matrimonio con Juana de León, queda al descubierto su verdadera identidad: Enrique es en realidad una mujer que se ha vestido de hombre para poder ejercer la medicina. Enviada a la cárcel, Enriqueta Faber se enfrenta entonces al juicio más escandaloso de la historia colonial cubana...
INTÉRPRETES
SYLVIE TESTUD, ANTONIO BUIL, MARIO GUERRA, HÉCTOR NOAS, YENI SORIA, GISELLE GONZÁLEZ
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PREMIERE
PREMIOS Y FESTIVALES
- Festival de Málaga 2019
- Festival de Málaga, 2019: Largometrajes Sección Oficial a Concurso
- Festival Internacional de Soria, 2019: Inauguración Oficial
- Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, 2019: Selección Oficial; Premio Especial del Jurado, Premio de la Prensa Latina
- FilmFest Münich, 2019: Selección Oficial
- FIFDH Ginebra, 2019 (Festival del Film y Fórum Internacional sobre los Derechos Humanos): Selección Oficial
- Festival Internacional de Cine de San Juan, 2019: Selección Oficial. Gran Premio
- OUTshine Film Festival, Miami, 2019: Audience Award Winner, Jury Award Winner
- Festival de Cine de Lima, 2019: Selección Oficial
- Festival Internacional de Cine Viña del Mar, 2019: Selección Oficial
- Havana Film Festival New York, 2019: Proyección especial
- Festival Internacional de Cine de Guadalajara, 2019: Selección Oficial
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR FERNANDO PÉREZ...
Muchas de sus numerosas películas tienen un fuerte acento crítico-autocrítico de y desde la sociedad cubana. Pienso, por ejemplo, en La Vida es Silbar, Suite Habana o el anterior, Últimos días en La Habana. Producir un filme histórico, como es Insumisas, no significa escapar de esta perspectiva crítica para recluirse en una zona de confort y evitar la polémica…
Interesante tu pregunta. Pero respondo categórico: ¡En absoluto! Aunque Insumisas, se basa en hechos ocurridos hace dos siglos, alcanza una proyección contemporánea y universal. Temas que se debaten, más que nunca, en el mundo entero. En Cuba, por ejemplo, hubo una propuesta para aprobar el matrimonio igualitario, es decir entre dos personas del mismo sexo, en la nueva Constitución, y no fue aprobada. Y se discutirá en breve para incorporarlo en tanto artículo en el Código de la Familia. Lo que plantea la película está vivo, forma parte de la cotidianeidad, no es una escapatoria hacia el pasado.
¿La podríamos clasificar como una película “feminista”?...
No me gustan las clasificaciones. Por lo menos yo no quisiera caracterizarlo como un filme feminista. Sí, como femenino, de mujeres, que trata de expresarse a través de una sensibilidad que es, claramente, femenina.
Insumisas fue estrenada en diciembre pasado en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericana de la Habana. ¿Cómo reaccionó el público cubano?...
Fue una reacción efusiva y provocó polémica, que es lo que me interesa y busco desde siempre con mi cine: contribuir para hacer avanzar el pensamiento. A partir del 7 de marzo empezó a estrenarse en los cines de Cuba. Ahora sí tendremos la verdadera respuesta y el termómetro de su impacto real…
En muchos países de América Latina la movilización de mujeres, con reivindicaciones específicas de género, ha ganado en intensidad en estos últimos años. ¿Piensa que Insumisas tendrá una distribución/aceptación particular?...
Sería muy feliz si fuera así. Una de las motivaciones esenciales de la película es esa conciencia y movilización de las mujeres, que, aunque siempre han estado presente en el continente, ahora parecen hacerse mucho más visibles. Y en ese sentido, nuestro personaje, Enriqueta Faber, fue una mujer de vanguardia, que transgredió las limitaciones y las violaciones de su época, en favor no solo de su identidad femenina sino también de la justicia social.
74 años, más de 55 años ligado al cine, más de 30 de director, con casi una veintena de los más famosos filmes cubanos contemporáneos y una treintena de premios internacionales en su currículo … ¿Insumisas cierra su producción o hay otros proyectos en vista?...
¡Qué va! Para mí el cine es una pasión y una necesidad. La necesidad de comunicarse con los otros, y mi mejor forma de hacerlo es a través de imágenes. Acabo de terminar el guion de lo que -si encuentro un productor- sería mi próxima película. Se llamará Riquimbili. Una palabra que en sí no significa nada pero que tiene una sonoridad especial. Apuesto, por primera vez, al humor negro. ¡Y vuelvo a la realidad cubana tratando de complejizarla y de participar en ella desde sus luces y contrastes!
ENTREVISTA A LA DIRECTORA LAURA CAZADOR...
¿Por qué escoger esta temática para llevarla al cine?...
Aunque trate de una historia que pasó hace doscientos años, la película tiene para mí una resonancia muy contemporánea e importante. Trata de la libertad individual en un orden establecido, y de cómo el ser humano lidia con su sociedad en una dinámica más o menos tensa- para que esa no lo aplaste, para poder vivir en coherencia con sus valores morales y éticos, para obedecer a su conciencia. Hay veces que la única forma de hacerlo es transgrediendo códigos, costumbres e incluso leyes.
Pienso hoy en día a los migrantes que se ven obligados a recurrir a la ilegalidad para proteger sus vidas, o a los que están acogiendo esos en sus casas aunque sea prohibido y castigado por la ley. A veces la transgresión es necesaria. Así le pasó a Enriqueta Faber, quien quería ser médico, profesión entonces prohibida a las mujeres. Su estrategia fue de «burlar» la ley y las apariencias, disfrazándose de hombre. En un sentido más íntimo también; al enamorarse de otra mujer, tampoco tenía otras opciones que hacerse pasar por hombre para poder vivir un amor homosexual rechazado por siglos de cristianismo y misoginia.
Hoy en día la mayoría de los países están todavía dominados por el patriarcado. Con métodos más o menos elaborados, algunos no admiten todavía relaciones homosexuales o bisexuales, otros le prohíben a las niñas y las mujeres estudiar y/o trabajar en ciertas profesiones, casi todos pagan menos una mujer que un hombre por el mismo trabajo, no remuneran el trabajo «doméstico», construyen una imagen de la mujer reducida a un objeto de deseo y ponen en peligro su integridad física, de forma más o menos consciente. Es impresionante la violencia de género que todavía persiste, incluso en el mundo llamado «desarrollado y democrático».
¿Considera entonces que la mujer, de alguna forma necesita descolonizar su cuerpo y mente?...
Como pasa con la independencia de los países colonizados que se dieron cuenta que una bandera y un himno no garantizaban la «real» independencia, la mujer todavía lo necesita. No hay que olvidar que la explotación de las mujeres ha tenido una función central en el proceso de acumulación capitalista. Enrique Faber compartió evidentemente este proceso. Siendo el cine hoy en día, una de las armas para descolonizar las mentes, me pareció importante llevar esa historia a la gran pantalla.
¿Cuáles fueron los principales retos que tuvieron que enfrentar como parte del proceso creativo?...
El principal reto que tuvimos que enfrentar fue el tiempo, tanto meteorológico como físico. Filmamos en pleno verano, imagínate el calor, sobre todo para los actores con los trajes de época, pero también el sol que imposibilita filmar en determinadas horas, así como las lluvias de fin de día que nos obligaban siempre a repensar el plan de rodaje. Por otra parte, la actriz francesa Sylvie Testud tenía otra filmación seguida a la nuestra en Francia, y tenía un tiempo contado. Al ser ella la protagonista casi absoluta de la película, eso nos condicionó. Pero su profesionalismo así como el de todo el equipo, entregado totalmente al proyecto, hizo que fuera posible «desafiar el tiempo».
En anteriores entrevistas han dicho que Insumisas no es una película biográfica...
Insumisas no es una película biográfica, es una ficción basada en hechos reales. A partir de las varias fuentes, -la mayoría «indirectas» a excepción por ejemplo de los archivos del juicio-, decidimos crear y dibujar nuestra Enriqueta. Es más una interpretación de ese personaje que un retrato histórico y biográfico. Si bien hay hechos indiscutibles (la llegada de Faber a Cuba en 1819, su práctica de la medicina en Baracoa, su matrimonio con Juana, su juicio, su condena…), hay muchas partes imposibles de «palpar»: su relación íntima con Juana, el momento que ella llegó a conocer el verdadero sexo de su «esposo», sus amistades en el pueblo, la razón del viaje a Cuba de Faber…
¿Qué simbolizó para ti, trabajar con un director tan experimentado como lo es Fernando Pérez?...
Trabajar en ese proyecto de largometraje con Fernando Pérez fue un honor inmenso, además de ser un director muy experimentado cuya obra me llega mucho, lo adoro en el plano personal, desde los quince años que nos conocimos. Sobra decir que aprendí muchísimo. Pero lo más importante es que tuvimos una relación de trabajo muy armoniosa, desde la escritura del guion hasta el día de hoy. No significa obviamente que no hemos tenido puntos de divergencias, pero fueron bien pocos y siempre resueltos con respeto, humor y sensibilidad. Por ejemplo, si había una duda en el rodaje, probábamos las dos versiones. En el momento de editar procedimos de la misma forma, hasta llegar a una obra que nos funcionara a los dos. El hecho que compartimos la escritura también nos permitió como co-directores tener muchas cosas claras bien antes del rodaje, muchas imágenes y sensaciones en común.
Desde tu papel como cineasta, ¿qué importancia le concedes al hecho de que la mujer se esté abriendo paso en el mundo del audiovisual como sujeto creador y no como mero objeto de representación?...
Me parece sumamente importante que la mujer ocupe su espacio y enuncie sus realidades, sus preguntas, sus aspiraciones, sus heridas, como sujeto creador en el cine, en un mundo de representaciones que fue (y todavía es) monopolizado por una ideología patriarcal, en el cual la mujer era (es) objeto de una retórica de la alteridad que la va condicionando. Vimos con el escándalo Weinstein cómo se liberó la palabra de miles de mujeres que, aclarando que no querían «matar o dominar, ni poner en el mismo paquete a todos los hombres», denunciaron casos de intimidación, chantaje, violación, que son propios de la violencia de género. La descolonización del cuerpo y de la mente de la mujer pasa también por recuperar su historia, su imagen, su representación, su identidad social y creativa. Ahora bien, eso no significa que sea imposible ni deseable que hombre y mujer colaboren para ese mismo objetivo, prueba de ello está en el compromiso de Fernando Pérez con la «causa femenina», para no decir feminista.
GALERÍA DE FOTOS
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