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SINOPSIS
En la isla de Creta, bajo el reinado del rey Minos, los humanos adoran y temen a los dioses del Olimpo. Solo un tonto se atrevería a ofenderlos...
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En la mitología griega, Ícaro es una figura cuya caída puede ser conocida pero su historia no tanto, a diferencia de la de su padre Dédalo. Este fue un regalo del cielo para el director Carlo Vogele: "Cuando buscaba un héroe de la mitología, Ícaro se me apareció como una página en blanco. El mito tiene que ver con volar y caer. Cuando lees los textos de Ovidio, se dan muy pocos detalles. Entonces, Ícaro surgió naturalmente. No hay nada sobre su infancia. Todo tenía que ser construido". Así nació una nueva historia en complicidad con la guionista Isabelle Andrivet.
Sin embargo, otro personaje casi tomó protagonismo durante las reGexiones iniciales. Carlo Vogele recuerda: "Hace seis aũos empecé a interesarme mucho por la mitología cretense: el Minotauro, el rey Minos, la reina Pasífae, Teseo el ateniense... En el centro de estas historias está Dédalo, el 5el arquitecto-inventor. Está involucrado en todos estos destinos e historias”.
Entonces, ¿por qué un protagonista así no podría interpretar al héroe?. "El personaje es ambiguo, lo cual es una ventaja para un cineasta. Pero no evoluciona en la mitología: permanece en este estado intermedio. Dédalo es un artista amoral que sólo obedece a su genio. No le interesan las consecuencias de sus inventos, como su laberinto, que pasará a desempeũar un papel trágico".
Mientras tanto, en su sombra acecha un tal Ícaro, esperando brillar...
Subestimado en la mitología, aquí es un héroe de pleno derecho. El niño travieso, ingenioso pescador al comienzo de esta aventura, descubrirá un vínculo maravilloso con el Minotauro/Asterión, entre acrobacias y telepatía... Una amistad tan grande como los acantilados de Creta.
TEJIENDO HILOS ENTRE LOS PERSONAJES...
Curioso y sin prejuicios, Ícaro nunca considera a Asterión como un monstruo, a diferencia de los adultos. Como un antiguo precursor de El Principito, las cosas no siempre son lo que parecen en esta historia.
"A los niũos a menudo no les molestan los aspectos que pueden bloquear a los adultos. Esta verdad se puede encontrar en películas como El gigante de hierro o Mi vecino Totoro. El monstruo a menudo no es quien crees que es”.
Mejor aún, Ícaro hará del Minotauro su hermano, alguien a quien entenderá incluso sin palabras. Una relación que obviamente contrasta con la tensa relación que tiene con su padre Dédalo. Había que nutrirlo. Carlo Vogele subraya: "Cuando lees los textos antiguos, se cuenta de una manera muy seca, como una especie de informe que acumula hechos. Entonces, nos complació detallar las relaciones entre nuestros personajes. Para hacerlos más desarrollados".
Continuando con Dédalo e Ícaro: Padre e hijo representan filosofías opuestas frente a su destino. Dédalo está casi resignado, pero Ícaro, ayudado por su amigo Asterión, imagina un futuro brillante. Un pequeño tratado de filosofía animada con un soplo de optimismo.
"La mitología es la misma desde hace miles de aũos, pero sus historias cambian de signi5cado según nuestras interpretaciones y según los tiempos", afirma el director.
"Para esta gran película familiar, quería contar la historia de la aventura del joven Ícaro que se enfrenta al cruel mundo de los adultos. Detrás de la valentía de este héroe, hay hermosos temas para reflexionar, la relación entre padres e hijos, la desobediencia... Pero muy por encima de estas grandes preguntas, ¡está la relación simple y obvia entre dos amigos!".
UN ESCENARIO LABERINTO...
Al igual que el remolino del Nautilus, que inspira a Dédalo a crear su famoso laberinto, la historia continúa a medida que nos acercamos a su núcleo. Después de que la inocencia infantil de Ícaro desaparece lentamente, los personajes se ven envueltos en realidades más complejas, donde los destinos ya están sellados...
Se produce un punto de inGexión cuando Asterión, el hijo ilegítimo de la reina Pasífae y un toro gigante, es encerrado dentro del laberinto. . Carlo Vogele explica: "Este escenario y el cambio de ritmo fueron impuestos por los temas que se vuelven más adultos a medida que avanza la historia”.
Todo está entrelazado: la llegada de Teseo que pretende matar al Minotauro, Ariane, la hija del rey Minos, que se enamora de Teseo, Ícaro que le entrega el hilo,… No sin suspenso, el joven cretense intentará eludir su aparentemente ineludible destino. Carlo Vogele y su equipo querían un soplo de aire fresco y siguieron los pasos de otros directores europeos: “Me gustan las grandes historias de aventuras como las que cuen- tan Tomm Moore (Wolfwalkers) o Rémi Chayé (Calamity Jane).
Trato de contar historias fuertes yo mismo. También trabajé para producciones estadounidenses que siempre tienen muchos diálo- gos, muchas bromas, narices diminutas y moral cursi. Trato de ofrecer un estilo diferente de narración donde el bien y el mal no son tan fácilmente disociables, donde las mujeres tienen narices grandes y donde una audiencia joven puede ser atrapada por la dureza de los temas. Además, también apuesto a que la mitología atrae a los niũos precisamente por la crueldad de sus pasiones. La vida de los héroes no es fácil, es dura”.
Una historia que viene ocurriendo desde la antigüedad.
DIBUJANDO EL MITO...
Para informar a su equipo sobre las escenas de Ícaro, Carlo Vogele visitó los sitios antiguos de Creta.
"Regresé al sitio de Knosos para algunas fotos de ubicación. Los colores y las luces juegan un papel muy importante en esta película para anclar la historia en la realidad”.
Desde la piedra roja del palacio hasta el azul del mar, Ícaro lleva al espectador a un laberinto de colores. Y cuando se apaga la luz, uno descubre el laberinto y su impresionante uso del color negro para una secuencia de batalla inolvidable.
El Mediterráneo, cruce de culturas, es también un escenario importante para Ícaro. Es el sitio de tradiciones vecinas pero rivales: las de Creta y Atenas. La película juega con una diversidad de culturas, por ejemplo, mezclando música barroca y oriental, pero sobre todo combinando animación 2D y 3D: "Estudié todas las técnicas de animación y trabajé para estudios con tradiciones muy diferentes, desde las 5guras de barro de Aardman al meticuloso 3D de Pixar”, dice Carlo Vogele. "Para Icarus, busqué la manera de sintetizar varias técnicas”.
Para encontrar la identidad gráfica de la película, el director recurrió a Édouard Cour, un exitoso autor de cómics y entusiasta de la mitología (creador de la serie de cómics Heracles). Basándose en sus dibujos, el equipo pintó los escenarios para cada escena y modeló los personajes en 3D en la computadora.
“Los rostros en 3D aportan una sutileza a las emociones de las que no podríamos prescindir", se entusiasma el director.
Para una incrustación perfecta, el equipo usó un truco: “Para que los personajes no sobresalieran del fondo de manera extraũa, trabajamos las sombras de los cuerpos con colores planos, un poco como hacer 2D en 3D. El resultado es una apariencia simpli5cada que se parece a un cómic”.
Travieso como el joven Ícaro.
GALERÍA DE FOTOS
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