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SINOPSIS
Retrato íntimo de una serie de mujeres del pueblo de Jericó, en Colombia, donde asistiremos a los diferentes encuentros y diversas conversaciones que mantienen. Todas ellas pertenecen a una condición social distinta así como tienen diferentes edades...
INTÉRPRETES
Documental con CECILIA BOHÓRQUEZ, MANUELA MONTOYA, ELVIRA SUÁREZ, MARÍA FABIOLA GARCÍA, LUZ GONZÁLEZ, LICINIA HENAO, ANA LUISA MOLINA, CELINA ACEVEDO, LAURA KATHERINE FORONDA, JAIME RESTREPO, LUZ DORA HENAO
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PREMIOS Y FESTIVALES
- Hot Docs de Toronto: Sección oficial
- Doc Aviv de Tel Aviv: Sección oficial
- Docs Barcelona: Premio del público
- Sao Paulo International Film Festival: Sección oficial
- Festival de cine latino de Toulouse: Mejor documental y Premio del público
- DOCS Valparaiso, Xile – Sección oficial
- Chicago latino film festival – Sección oficial
- FESTIVAL de CINE de LIMA PUCP, Peru – Sección oficial
- VIFF – Festival Internacional de Cinema de Vancouver – Sección oficial
- BIFF – Festival Internacional de Cinema de Bogota – Sección oficial
- FICS – Festival Internacional de Cinema de Suchitoto, El Salvador – Sección oficial
- SBIFF – Festival Internacional de Cine de Santa Barbara – Sección oficial
- MILLENIUM DOCS, Varsovia
- CHICAGO LATINO FILM FESTIVALS
- DOCS AGAINST GRAVITY
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DE LA DIRECTORA...
'Jericó, el infinito vuelo de los días' se inició en la memoria, el amor y la presencia vasta del espíritu de mi tía abuela Ruth Mesa, hermana del Mayor Mesa, padre de mi padre. Ella es el principio, el espacio donde el vuelo emerge, la inspiración.
Su alma sin edad era la aliada de grandes y jóvenes, compañía ecuánime para la vieja experiencia y alcahueta gozosa del joven despertar. Todas las etapas, todos los estilos cabían en su presencia y todos buscábamos su compañía sin juicios y su narrativa deleitosa.
Con ella se hablaba de lo bello, de lo decorativo, de los encuentros mundanos y las delicias pasajeras, pero al mismo tiempo se hablaba de lo profundo, de los encuentros significativos, de las penas, las desventuras y los desencantos para, casi siempre, concluir con una carcajada. A través de sus palabras lo tejía todo, y su danza de historias se mezclaba siempre como una receta inédita que terminaba sabiendo delicioso: a vida.
A las largas preocupaciones familiares respondía con la frase “déjenlo ser feliz así sea equivocadamente”. Esa era su filosofía. No había juicios, había humanidad, y sus sentidos que pocas veces se perturbaban, se deleitaban con esa humanidad como con un plato exquisito, hecho de múltiples ingredientes que se cocina a fuego lento.
Casi siempre que nos reuníamos Jericó aparecía en el paisaje de su imaginario. Así el pueblo donde vivió su infancia, se convirtió en uno de los personajes principales de tardes y noches de tertulia. A todos nos encantaban las historias de la tía Ruth y su infancia en Jericó. Su presencia y sus historias eran el latido y el ritmo del corazón de nuestra familia.
Creo que el espíritu nunca muere, muta y se trasforma, pero cuando ella murió, se cerró un capítulo en nuestra historia familiar bello, gozoso, amoroso y musical. Luego tome conciencia de que de manera colectiva muchas mujeres encarnan ese espíritu que nos funda, que nos nutre y que expresa de manera profunda nuestros valores.
Quise ir a Jericó a encontrarme con mujeres que como ella viven con tanto carisma y con tanta gracia el espíritu femenino de nuestra cultura antioqueña, como una pequeña expresión del patrimonio inmaterial, cultural y espiritual de nuestro país.
'Jericó, el infinito vuelo de los días' es un itinerario, un tejido de colores, presencias, palabras y musicalidad que rinde tributo, celebra y contempla la belleza de ese espíritu, que en mi familia encarnó mi tía Ruth, y que Chila, Luz, Celina, Fabiola, Licinia, Ana Luisa, Elvira, Manuela y Laura también lo hacen, como muchas otras mujeres, en las suyas. Por eso este vuelo nos pertenece a todos, es un canto de amor, una celebración y un tributo a la intimidad, autenticidad y belleza de nuestro espíritu femenino.
Cuando mi tía abuela Ruth Mesa murió me prometí que el día que estuviera lista regresaría al pueblo que ella sembró en el imaginario y el corazón de toda nuestra familia, a través de las historias graciosas y coloridas que nos contaba sobre su infancia. Regresaría a buscar y a hacerle un tributo a mujeres que como ella encarnaban con tanto carisma y autenticidad el espíritu femenino de la cultura antioqueña, como una pequeña expresión del rico y diverso espíritu femenino colombiano.
Mi mantra en este proyecto siempre ha sido: “Nada por perder, nada por ganar, todo para dar”, así quería dejarle a Jericó el regalo de su memoria femenina, esa era mi intención y mi recompensa.
Dos películas fueron importantes en el inicio de este proyecto: 'Profil Paysans', es una serie de tres largometrajes documentales de Raymond Depardon, fotógrafo y realizador francés. Su dispositivo de una cámara muy neutra, su decisión para dejar que la realidad se exprese al interior del encuadre y su intención de ir a captar realidades rurales en Francia, en vía de transformación, fue sin duda alguna una influencia para guiarme en la manera de abordar este proyecto y 'Tourbillon' es un largometraje de ficción brasileño de Helvécio Marins Jr. y Clarissa Campolina en el cual, a través de la ficción, construyen una historia surreal y Jericó, el sueño que se convirtió en el vuelo.
La magia de la película reposa en la presencia extraordinaria de una mujer mayor, que encarna su propio carácter.
Entre estos dos proyectos, fue claro que quería realizar una película dirigida como una ficción, pero donde los personajes encarnaran sus propias vidas, y donde en co-creación y co-escritura con ellas, la narrativa emergiera. Por eso me gusta el término de “cine de lo real” para definir mi trabajo, me gusta pensar que la línea entre el documental y la ficción es fina.
En literatura debo evocar y agradecer como compañía el libro de Gaston Bachelard, La poética del espacio. Este libro agudizó mi atención para valorar cada detalle del espacio: los cajones, los armarios, la mesita de noche, la cocina, la casa, etc, todo como expresión y expansión del ser.
El psicoanálisis de Jung siempre anuncia de manera esperanzadora un tercer punto creativo y novedoso que emerge de la tensión, unión y combinación de dos puntos opuestos. Qué gran capacidad de estas mujeres para reconciliar los opuestos de sus vidas: el dolor y el humor, la sensibilidad y la fortaleza, la dulzura y la valentía; nunca víctimas a pesar de los retos de sus vidas. La presencia de estas mujeres me parece encarnar la emergencia de este tercer término: la digna sabiduría que acepta y celebra el instante de vida tal y como es.
Nunca me imaginé hacer una película en donde todas las mujeres estuviesen solas, pero al viajar a su intimidad esa fue la realidad que se me presentó. Aunque los hombres son los personajes principales de sus vidas y sus conversaciones, ellos están ausentes por negligencia, por accidentes, por violencia o por enfermedad. Fue muy doloroso para mí constatar esta realidad. Por eso, aunque varias consultoras de edición me aconsejaron terminar el film en la caminada nocturna y solitaria de Doña Chila, decidí terminarla con dos niños. Él, que para mí representa una joven energía masculina, le dice a ella: “¡Laura, aprovecha el viento!”. Al ayudarle a volar, el final de la película augura el comienzo de una nueva generación, donde hay una nueva oportunidad de equilibrio entre el masculino y el femenino.
La película es una invitación a recorrer un itinerario sensible, donde se revela la sabiduría, la autenticidad, la dignidad, el humor, la belleza y los valores del espíritu femenino que todos, tanto hombres como mujeres, compartimos al interior de nosotros, en nuestras familias y en nuestra cultura. Este espíritu que se expresa en el salto de confrontar a transformar, de convencer a conmover, de impresionar a bendecir, ese espíritu que nació para brillar, que nos invita a ponerle a la vida un granito de dulzura y a vivir con esperanza.
LA MÚSICA DE LOS INFINITOS DÍAS...
'Jericó, el infinito vuelo de los días' exalta y celebra el espíritu femenino, no sólo a través de las mujeres que nos muestran su intimidad sino de las que participan de una u otra manera en la producción. Entre ellas está Teresita Gómez, la pianista más importante de Colombia en la actualidad, quien con su talento acompaña el film.
La pasión de Teresita por el piano comenzó en su infancia, cuando viviendo en el Palacio de Bellas Artes de Medellín, aprendió a tocar el instrumento por imitación de los sonidos que le llegaban de las clases que allí se ofrecían. A los 3 años ya dominaba el piano y a los 10 dio su primer concierto; después los estudios reforzaron lo que ya había surgido por amor a la música.
Su talento musical la llevó a volar por el mundo entero, aterrizó en Alemania para ser agregada cultural, perteneció al Conjunto Colombiano de Música Contemporánea, el Trío Frank Preuss, el Quinteto de Bogotá, la Ópera Colombia, la Orquesta Sinfónica de Polonia dirigida por Jeleniej Górze; y fue solista de la Orquesta Sinfónica de Colombia. Además, ha sido maestra en el Instituto de Bellas Artes, la Universidad de Antioquia, la Universidad de Los Andes, Eafit y la Universidad de Caldas.
Ha recibido la Medalla de Oro de la Alcaldía de Medellín, la Orden de Boyacá en reconocimiento a sus 50 años de vida artística; el Premio Mariscal Jorge Robledo, Orden al Mérito, Asamblea de Antioquia; el Premio Francisco antonio Zea, Orden del mérito Universitario, Universidad de Antioquia y fue destacada como Colombiano Ejemplar en 1999.
En 'Jericó, el infinito vuelo de los días', la música tiene un papel esencial al reflejar la identidad y autenticidad de cada personaje, pues las tonadas que acompañan los relatos e historias de las protagonistas son las mismas que ellas escuchan como acompañamiento de sus días. Las canciones elegidas, clásicos de la tradición colombiana como Espíritu Colombiano de Lucho Bermúdez; Anita de Luis A. Calvo y Nuestra casita de Posada y Calle, en las manos de Teresita, se convierten en un refuerzo de la magia e intimidad de las historias en pantalla.
A sus 73 años, la música continúa siendo el transporte con el que Teresita alza el vuelo y ahora podrás disfrutar sus melodías envolviendo este relato.
EL LUGAR DONDE SE ABREN LAS ALAS...
Jericó es un pueblo de Colombia fundado en 1851 en la cordillera occidental de los Andes, en el suroeste del departamento de Antioquia. Es una región montañosa que culmina a 2.500 metros de altura.
En este rinconcito en medio de montañas, se estableció un entorno de gran efervescencia intelectual. Una comunidad sensible a la cultura, especialmente la literatura y la poesía se constituyó bajo la influencia de las comunidades religiosas europeas que se encargaron de su educación, transmitiéndole exigentes valores religiosos y morales. Jericó se ganó entonces el sobrenombre del “Atenas del suroeste antioqueño” y fue cuna de grandes familias pioneras de la cultura y de la industria.
Jericó en su intimidad revela una danza de tiempos convergentes: uno que permanece y otro que se adapta y se transforma. Al exterior se observa la vida de un pueblo ordinario, con su mercado de domingo y su alegría coloquial, pero, al entreabrir sus ventanas y sus puertas, al ser convidado en su interior, se penetra en otro tiempo. Uno inmóvil y solemne que vela por vivencias, espacios, decoraciones y objetos. Está lleno de testimonios vivos de la influencia europea y de la estética, de la sensibilidad, y los valores de principios del siglo XX.
En el año 2013, la Madre Laura, que nació en este pueblo en 1874, fue canonizada, siendo así la primera santa de Colombia. Tener su propia santa y patrona es un evento extraordinario y motivo de orgullo para Jericó.
Esta distinción espiritual se suma a la magia encantadora de este pueblo de fachadas coloridas, donde los nombres de sus poetas queridos se pueden leer en las esquinas de las calles, que se recorren respirando el aire vivificador de la cordillera. Y así se vive al ritmo del corazón de sus habitantes.
UNA CUNA PARA TODAS LAS ARTES...
Todo inspira por las calles de este pueblo antioqueño y como muestra fiel, está la enorme multitud de expresiones y artistas jericoanos a lo largo de la historia. Los poetas resaltan con letras en las que condensan la belleza de la tierra en la que nacieron y las mujeres que los vieron crecer.
Este mi noble Jericó es bonito enclavado en el sol de la montaña, el monte azul rozando el infinito y el infinito entrando en la cabaña.
El Elogio de la mujer
José María Ospina
Jericó, Antioquia, Colombia. Julio de 1951
“Quiere vibrar, de amor, en este instante mi lira, aunque tan nueva abandonada; y quiero — peregrino en esta noche — de los pies desatadas las sandalias, penetrar el palacio luminoso, al templo regio donde oficia el alma, para ofrecerle a la mujer mis flores en el vaso sin luz de mis palabras, y hacer que ante ella, como un ave alegre, mi rojo corazón abra sus alas”.
Aviso de Caminantes
De mi lámpara tenue
Carlos Eduardo Mesa
Hay un mirar que todo lo interpreta aunque veas las cosas un instante, contémplalas con ojos de poeta.