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   Conocemos las canciones y cómo suenan, pero pocos conocen la verdadera historia.  ‘Jersey Boys’ cuenta el auge y la caída del emblemático grupo de rock 'n' roll The Four Seasons, y recuerda a los espectadores por qué sus canciones han permanecido en el subconsciente del público durante más de cincuenta años, pero también nos ofrece datos sorprendentes acerca del increíble origen de la banda estadounidense de rock.  
 La película está basada en el exitoso musical ganador de un premio Tony que ha cautivado a los espectadores en todo el mundo, convirtiéndose en uno de los espectáculos más longevos de la historia de Broadway y una auténtica sensación en todas las ciudades en las que se ha representado, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Clint Eastwood ha querido ampliar el alcance de este éxito y traslada a la gran pantalla toda la alegría, el dolor, la música y los recuerdos para el disfrute de los cinéfilos.  
  Eastwood, quien también ejerce de productor junto a Graham King y Robert Lorenz, opina que el drama patente tras las chaquetas, corbatas y armonías del cuarteto es lo que resulta más intrigante. 
  Siempre me ha gustado la música de los Four Seasons, así que sabía que sería divertido volver a repasar sus canciones, pero lo que más me interesaba era cómo aquellos jóvenes delincuentes cuyas circunstancias no fueron las mejores lograron tanto éxito. Vivían rodeados de mafiosos y a veces cometían pequeños delitos y cosas así, algunos incluso estuvieron en la cárcel, pero la música les alejó de todo eso y les dio una razón por la que luchar," opina Eastwood.  
  El productor Graham King dice haber visto el espectáculo músical 'Jersey Boys' unas 30 o 40 veces, pero no le hicieron falta tantas para darse cuenta de que la historia tenía mucho potencial para el cine.   Eastwood nos cuenta: "Frank Vally me contó que era muy duro querer ser cantante en aquella época y en ese barrio. Solo el hecho de cantar bajo una farola conllevaba hacer el ridículo... hasta el día en que saborearon el éxito; pero tuvieron que ser muy perseverantes para superar todo aquello".  Pero eso no es todo. El productor Robert Lorenz afirma: "Sus batallas no terminaron cuando les llegó el éxito, pues el dinero y la fama también les trajeron problemas, personales y profesionales, para los que no estaban preparados".   
  Según Rick Elice, nominado a los premios Tony por el libreto del musical y guionista de ‘Jersey Boys’ junto con Marshall Brickman, opina que: "La yuxtaposición de su música y sus vidas personales era increíble. Las canciones son geniales, clásicos rítmicos del pop, pero la banda proviene de un barrio bajo donde los lazos que les unieron son irrompibles, pues, aunque no tengan lazos de sangre, están igual de cercanos que los miembros de una familia, y, en ocasiones, tienen los mismos problemas. Queríamos que el guion fuera lo más fuerte posible a la hora de contar la historia, y que las canciones fueran los puntos fuertes".    
  La música fue una de las razones principales por las que Graham King propuso a Clint Eastwood que dirigiera la película. "Clint es un director increíble, y ya sabía que le encantaba la música, sobre todo el jazz", dice King.  Por aquel entonces, Eastwood no había visto el musical, pero rápidamente remedió la situación acudiendo a las producciones de Las Vegas, San Francisco y Broadway sucesivamente, y al final resultó que estas fueron las primeras pruebas de reparto para el director.    
  Una estrategia inesperada que se tuvo que tomar del espectáculo musical es el hecho de que los actores tuvieran que romper la "cuarta pared" y dirigirse a la cámara, para, de esta manera, llegar al público. Rock Elice explica que "cada miembro de Four Seasons cuenta la historia desde su propio punto de vista, y no estábamos seguros de si esto funcionaría en el cine, pero por suerte, contábamos con el genio de Clint. Es muy interesante y cautivador el hecho de que los personajes nos tuvieran que hablar directamente a nosotros de vez en cuando; convierte a la película en una experiencia contada en primera persona y te sumerge en el plano emocional".

  La música es el punto de conexión que está presente durante toda la película, y Clint Eastwood decidió que fueran los actores principales los que cantaran en directo las canciones en el rodaje, en lugar de utilizar pistas musicales pregrabadas. El director opina lo siguiente: "Creí que sería lo mejor, puesto que casi todos ya lo habían hecho en directo antes en muchas ocasiones. Cuando empiezan a cantar, puedes ver el valor de la interpretación y la emoción que transmite".  
  Young, Bergen, Lomenda y Piazza trabajaron con el coreógrafo Sergio Trujillo para crear los pasos de baile de los Four Seasons, utilizando las coreografías que este diseñó para el teatro. "Me tomé ciertas libertades con su estilo de baile, porque estos tipos tienen un estilo obrero, así que Clint y yo coincidimos en que no debían tener un aspecto demasiado elegante. Del mismo modo, tienen un sonido inconfundible, y el vocabulario de sus movimientos tenía que ser un poco más agudo para que coincidiera con sus raíces".     
  El mayor reto al que tuvo que enfrentarse Trujillo es el de coreografiar el final de la película, concebido por Eastwood como si se estuviera cerrando el telón. En palabras del director: "Al final de una obra de teatro, el reparto sale y saluda al público, pero eso no suele suceder en una película. Se me ocurrió una secuencia para terminar la película por todo lo alto con los actores bailando y cantando al ritmo de los grandes éxitos de los Four Seasons. Lo planifiqué junto a Sergio y él lo encajó todo perfectamente; incluso puedes ver a Chris Walken haciendo un poco de claqué. Nos divertimos mucho", recuerda e
  ntre risas.   El final de la película, además de contar con todos los personajes, también presenta los diferentes estilos de moda de la historia. La diseñadora de vestuario Deborah Hopper comenta lo siguiente: "Tuvimos que vestir a todos con los diseños típicos de cada época y con una mezcla de los años 50, 60 y 70".   Hopper realizó un intenso trabajo de investigación y tuvo que ver antiguos programas de televisión, material de conciertos y estudiar libros y revistas de la época porque estábamos trabajando con personas que han existido de verdad y que tienen una historia real", y añade que otra de sus fuentes de información fueron los propios miembros del grupo.    
  Para el diseño de los platós, el diseñador de producción James J. Murakami y su equipo tuvieron la difícil tarea de representar un escenario de mediados del siglo XX de Nueva Jersey en la ciudad de Los Ángeles del siglo XXI. La mayor parte del rodaje de ‘Jersey Boys’  se llevó a cabo en Los Ángeles, aunque también se utilizaron platós insonorizados de Warner Bros., donde se construyeron los hogares de Frankie Valli, Gyp DeCarlo y Bob Crewe, cada uno con sus gustos y su situación económica diferentes.   
  El departamento de decorado lo tuvo un poco difícil para encontrar instrumentos clásicos, no obstante, como tenían que grabar en directo, había que tener cuidado con ciertas cosas. El director artístico indica que: "Había muchos medios para conseguir el amplificador, guitarra o piano adecuados, pero también fue necesario que se actualizaran mediante componentes electrónicos para que el sonido fuese el correcto".     El final de la película se grabó en una calle de los estudios Warner Bros. que constituía una réplica del barrio de Nueva Jersey donde nació el inconfundible sonido de los Four Seasons.  Para finalizar, Eastwood comenta: "Sé que el público saldrá del cine tarareando las canciones, y eso está fenomenal, pero también espero que les guste la historia que hay detrás de esas canciones y que recuerden a estos cuatro muchachos cuyo legado sigue vivo hoy en día".

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