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SINOPSIS
Un médico de la marina reúne a sus dos mejores amigos para enterrar a su hijo fallecido en Irak. El médico se niega a que el cuerpo de su hijo sea enterrado en el cementerio de Arlington y con la ayuda de sus amigos trasladará el ataud en un viaje en el que recordarán como la guerra de Vietnam, en la que participaron, les ha afectado a lo largo de los años...
INTÉRPRETES
BRYAN CRANSTON, LAURENCE FISHBURNE, STEVE CARELL, J. QUINTON JOHNSON, DEANNA REED-FOSTER, YUL VAZQUEZ, GRAHAM WOLFE, JEFF MONAHAN, DONTEZ JAMES, TAMMY TSAI, RICHARD BARLOW, CATHY O'DELL, RICHARD ROBICHAUX, CICELYN TYSON
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SOBRE LA PRODUCCIÓN...
El guionista y director Richard Linklater todavía recuerda sus primeras impresiones tras leer la novela de de Darryl Ponicsan “Last Flag Flying”, publicada en 2005. “Inmediatamente pensé: ¡Guau, esto puede ser una gran película!”, dice el cinco veces nominado al Oscar. “En ese momento, la guerra en Irak ya era un desastre y el libro decía mucho sobre estos ecos de Vietnam en relación con ella. Eso realmente me impactó. Pero sobre todo fueron estos tres personajes, Doc, Sal y Mueller. Amaba a esos muchachos y quería excavar en sus vidas para crear un retrato de tres veteranos de Vietnam de mediana edad”.
Linklater intentó adaptar el libro para la gran pantalla en 2006. Pero esa versión temprana, establecida en 2005, no funcionó. “El momento no era el correcto”, recuerda Linklater. “La cultura en aquel entonces no estaba lista para lidiar con la Guerra de Irak, que estaba sucediendo frente a nosotros sin un desenlace claro. Cuando piensas en la historia de las películas de guerra, las mejores suelen llegar años más tarde, cuando las personas finalmente están listas para comenzar a examinar lo que sucedió. Cuando quedó claro que la película no iba a arrancar en ese momento, recuerdo haber hablado con Darryl y decirle: “Rodaremos esta película, tranquilo”.
Linklater y Ponicsan finalmente revisaron “Last Flag Flying” hace un par de años, reelaborando el guion de manera significativa. “Recuerdo haber pensado: en lugar de perseguir eventos actuales, podemos abrazarlo como una película de época; podemos establecerlo en diciembre de 2003 en el momento en que atrapan a Saddam Hussein’”, dice Linklater. “Pensamos que la gente podría recordar ese momento, por lo que basaría la historia en una especie de realidad compartida, que se remonta a la intención original del libro.”
Ponicsan, quien sirvió en la Marina en la década de 1960, es también el autor de “The Last Detail (El último deber)”, la base de la aclamada película de 1973 del mismo nombre, protagonizada por Jack Nicholson, el fallecido Otis Young y Randy Quaid como oficiales de la Marina que aprovechan al máximo un viaje por carretera de camino a la prisión. Aunque Ponicsan concibió “Last Flag Flying” como una secuela del libro anterior, el guion revisado se desvía significativamente de la novela, sobre todo en el eje central de las experiencias compartidas de los personajes en Vietnam.
Cuando se le preguntó si era o no una secuela, Linklater dijo: “La respuesta corta es no. Pero es una pregunta lógica porque el libro en el que se basa nuestra película en realidad es una continuación del libro “The Last Detail”. El proceso de adaptación ha sido un largo viaje, pero donde hemos llegado es a, creo, un lugar único.
Si la película se hubiera rodado en 2005 o 2006, podría haber sido más parecido a una secuela. La película no ocurrió en aquel entonces, pero en lugar de desaparecer, simplemente se quedó, como la guerra misma. Tan grandes personajes no iban a desaparecer”.
Armado con el nuevo guion, Linklater se acercó a Ted Hope, el productor de cine independiente (21 Gramos, In the Bedroom, American Splendor) que ahora dirige la producción cinematográfica de Amazon Studios.
“Conozco a Ted desde hace mucho tiempo, así que lo llamé, le envié el guion y le dije: creo que ha llegado el momento de esta historia. Creo que nuestra cultura está lista para examinar los orígenes de nuestra guerra en Irak y cómo se sintió durante este periodo posterior al 11 de septiembre, con la paranoia y la constante duda sobre qué demonios estaba pasando. Sentí que la historia sería más oportuna ahora y Ted estuvo de acuerdo”.
Con el respaldo de Amazon Studios asegurado, Linklater y su equipo se enfrentaron al desalentador desafío de elegir a Doc, Mueller y Sal. “Empecé a imaginar a los actores actuales que tendrían la edad adecuada para estos personajes”, dice Linklater. “Tuvimos mucha suerte porque hay muchos y buenos actores en ese rango de edad”.
El don de Linklater para ensamblar actores perfectamente calibrados ha sido un sello distintivo de sus películas ya desde su clásica obra Movida del 76 y continuó a través de la trilogía “Antes de…” o el drama familiar rodado durante 12 años Boyhood. Su instinto demuestra una vez más con La última bandera estar en forma, cuando reunió a Steve Carell, Bryan Cranston y Laurence Fishburne para interpretar a los compañeros de guerra.
“Steve, Laurence y Bryan son tres tipos muy divertidos, pero cada uno tiene su propio sentido del humor y una vibración diferente”, dice Linklater. “Sus personajes eran como hermanos hace 30 años, así que queríamos explorar lo que se siente en la edad madura cuando retrocedes en el tiempo”.
LLAMANDO A STEVE CARELL...
Steve Carell, quien ha hecho la transición de comedias tan duraderas como The Office y Virgen a los 40 hacia una interpretación tan dramática como en la nominada al Oscar Foxcatcher o en el éxito de 2015, La gran apuesta, aprovechó la oportunidad para profundizar en un proyecto dirigido por Linklater. “Richard es un gran director, así que ese fue el cebo”, dice Carell. “Y luego, cuando supe que Laurence Fishburne y Bryan Cranston se unían, pensé que sería genial trabajar con ellos. ¡Era una oportunidad única!
El guion también fue un gran atractivo para el actor. “La historia que Richard escribió con Darryl fue muy conmovedora y única hasta el punto en que realmente no pienso en que esto sea una película de guerra per se”, dice Carell. “Lo veo como una película de relaciones. Es un viaje por carretera. En cierto modo, podría ser una película de reunión universitaria, porque se trata de estos tipos que no se han visto en 30 años, y vuelven a estar juntos debido a este trágico evento. Tienen que volver a examinar sus relaciones, volver a examinar quiénes son ahora, cómo conectan o no conectan 30 años después. Para mí, la guerra es realmente un telón de fondo para las vidas de los tres personajes, me pareció fascinante”.
Para prepararse para el papel, Carell consultó con su padre, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.
“Nunca serví en el ejército, así que cuando asumí el papel de Doc, hablé mucho con él”, dice el actor. “Recuerdo historias que me contó acerca de estar en el servicio y la conducta de sus compañeros soldados, y la sensación de miedo. Cuando éramos niños, mi padre nunca nos habló de esos detalles. Él restó importancia a sus experiencias porque no quería que nos afectara de manera negativa. Fue increíblemente humilde con respecto a las cosas que hizo. Pensé mucho sobre eso mientras leía el guion y me preparaba para retratar a mi personaje. Quería entender por lo que pasaron estos muchachos.”
Dotando a su personaje de una discreta determinación, Carell lo ve como el “hermano pequeño” de Sal y Mueller. “No tengo la misma actitud que estos otros dos tipos, pero me tomaron bajo su protección en Vietnam”, dice el actor. Como se revela en el transcurso de la trama, Doc asumió la responsabilidad y pasó dos años en una prisión naval por un crimen cuyas consecuencias aún persiguen a los tres. Eso fue entonces.
Ahora, dice Carell, “Doc es bastante apacible, callado, contemplativo. Disfruta de una vida sencilla, valora a su familia y eso se ha convertido realmente en el núcleo de su existencia”.
Aunque Linklater nunca antes había trabajado con Carell, siguió de cerca la carrera del actor y confiaba en poder personificar la fuerza suave de Doc. “He visto a Steve en casi todo lo que ha hecho”, dice Linklater. “Además de ser un actor muy bueno, Steve es muy sensible, siempre está pensando. Y su vida interior se lee muy bien en la cámara. En nuestra película, la cámara realmente captó su gran calidad. Desde la primera escena, él tiene una nube encima, de hecho, literalmente llueve y tenemos la cámara moviéndose hacia abajo como si el mundo aplastara lentamente al pobre tipo. Steve aporta tanta humanidad al personaje que realmente nos adentramos en su viaje, que es casi el más difícil que alguien podría estar recorriendo. Como le dije a Steve desde el principio cuando estábamos hablando, esta es realmente la historia de Doc. Es una parte difícil y compleja, pero Steve lo captó a la perfección.
INTERPRETANDO A MUELLER “EL TORTURADOR”...
El veterano actor Laurence Fishburne valoró mucho el pedigrí literario compartido de 'La última bandera' y 'El último deber', una película que recuerda con cariño unos años antes de desembarcar en su gran papel en el clásico de Francis Ford Coppola sobre la guerra de Vietnam de 1979, Apocalypse Now. “Una cosa que me atrajo del proyecto tenía que ver con la historia del libro y cómo se relacionaba con el anterior, que era una de esas pequeñas películas peculiares de la década de 1970 con las que crecí”, dice Fishburne., quien fue nominado al Oscar por su interpretación de Ike Turner en 1993 en Tina. “También es realmente interesante la forma en que trata las similitudes entre veteranos de dos conflictos diferentes. Tienes a estos tres veteranos de Vietnam, pero también está Washington, un veterano de la guerra de Irak. Para mí, esta película fue una oportunidad realmente interesante para mostrar a qué tienen que enfrentarse las personas que regresan de estos conflictos”.
Además de las ideas de la historia, Fishburne esperaba volver a formar equipo con Bryan Cranston, a quien conoció cuando ambos trabajaron en Contagio de Steven Soderbergh unos años antes. “Bryan y yo nos llevamos muy bien, así que la oportunidad de interpretar a un par de personajes que tienen una historia real era algo que simplemente no podía dejar pasar”, dice Fishburne. “¡Y luego está Steve Carell! Él es inteligente y hermosamente discreto, particularmente en el drama. Nunca se sabe lo que va a decir o cómo va a salir, pero siempre piensas: ¿Por qué no se me ocurrió a mí?”
Fishburne que es conocido por el público de todo el mundo por su papel como Morfeo en Matrix, tenía una historia de fondo con la que trabajar para desarrollar su retrato de Richard Mueller. Atormentado por la violencia que presenció durante su prolongado período de servicio en Vietnam, Mueller buscó refugio en el alcohol después de la guerra y antes de cambiar su vida y convertirse en el pastor de una pequeña iglesia predominantemente afroamericana. “La transición a la vida militar te cambia”, dice Fishburne. “Y si sobrevives a la guerra e intentas volver a la vida civil, eso también requiere un drástico ajuste. Es un viaje realmente complejo”.
Fishburne era el único actor que Linklater tenía en mente para Mueller cuando le envió el guion. “Hablamos y él me dijo: Nunca estuve en la Marina en la vida real, pero durante tres años, haciendo 'Apocalypse Now' en las Filipinas, estuve rodeado de un montón de ellos’. Fish ha estado en otras películas militares como 'Jardines de piedra', y sabe cómo interpretar a los soldados”, agrega Linklater. “Por la forma en que lo hace, no dudas ni por un segundo de que Mueller es un veterano”.
Fishburne desenmascara sorprendentes facetas de la personalidad de Mueller cuando su imagen de pastor se le escapa después de unas horas en compañía de sus antiguos camaradas. “Cuando estos viejos amigos vuelven a estar juntos, vuelven a los roles que tuvieron durante la guerra”, dice Linklater. “Lleva un tiempo, pero Sal va sacando al demonio del reverendo Mueller. Cuando Sal casi los mata en la escena del camión, Mueller lo suelta y lo descarga sobre él. En ese punto, es como si el genio estuviera fuera de la botella. Y para el resto de la película, es como si el marine estuviera en un hombro y el reverendo en el otro. Fishburne hace un trabajo fantástico al permitir que esos conflictos se desarrollen dentro de su propia psique”.
BRYAN CRANSTON COMO SAL...
Antes de que La última bandera llamara su atención, el seis veces ganador del Emmy Bryan Cranston estaba planeando tomarse un descanso de una agenda repleta que incluía una obra de Broadway (“All the Way”), una serie de televisión (“Sneaky Pete”), películas (The Infiltrator, The Disaster Artist) y un libro de memorias, “A Life in Parts”. Pero el atractivo combinado de director, historia y los coprotagonistas resultó demasiado convincente para que la estrella de “Breaking Bad” se resistiera.
La última bandera no me encajaba porque estaba deseando no hacer nada por un tiempo”, dice Cranston. “Sé que Richard hace películas valientes y audaces, pero quería ver el material porque lo que siempre me convence es la historia misma. A partir de ahí voy al personaje. Aquí estaban todos los componentes. También era un gran admirador de Darryl Ponicsan y “El último deber”, así que cuando escuché que Steve Carell y Laurence Fishburne ya estaban vinculados, dije “Sí, esto es genial, hagámoslo”.
Cranston trabajó con Linklater para darle cuerpo al personaje de Sal Nealon, un ex marine que se convirtió en un mujeriego propietario de una taberna los años posteriores a la guerra. “Sal es un tipo interesante porque cubre gran parte de su carga emocional con todas estas energías, algunas de las cuales son naturales y otras provienen de varias sustancias”, explica Cranston. “Él tiene una fijación oral. Necesita hablar o fumar, comer, beber o masticar, constantemente está haciendo algo”.
Sal fue descrito originalmente como un italoamericano con un fuerte acento de Queens, pero con la bendición de Linklater, Cranston sugirió atenuar ese aspecto del personaje. “Le pregunté a Rick si podía ser medio irlandés, debido a que el apellido de soltera de mi madre es Nealon.
La camaradería masculina y el humor alimentan gran parte de la fricción dramática de la película. “Estos no son hombres que van a decirse “te quiero” porque les vale con estar el uno con el otro. No necesitamos abrazar y cosas así. Es más como: “Venga, echemos un trago!” Sal se automedica porque soporta mucho dolor y culpa por su experiencia en la Guerra de Vietnam. No se siente cómodo al revelar sus sentimientos, por lo que lo los esconde principalmente con alcohol. Él se considera el tipo de persona festiva e independiente, pero en este viaje se abre y descubre que lo realmente importante es la amistad”.
Linklater animó a Cranston a dar una interpretación grande y ruidosa que contrasta con la persona silenciosa de Carell. “La gente podría asumir que Steve sería el tipo gracioso y Cranston sería más dramático”, observa el director. “Pero aquí Bryan es el loco y divertido macho alfa, mientras que Steve es como el beta. Bryan es un actor camaleónico que realmente se involucra y se pierde a sí mismo en su personaje para convertirse en alguien completamente diferente. Alguien que puede pasar de ‘Malcolm in the Middle’ a ‘Breaking Bad’, eso es todo lo que necesitas saber.
BANDERA DE SALIDA...
Antes de que comenzara la filmación, Linklater pasó un par de semanas ensayando en Los Ángeles con Carell, Fishburne, Cranston y J. Quinton Johnson, que interpreta al joven Washington, y Yul Vasquez, que interpreta al coronel Willits. Criado en un pequeño pueblo a las afueras de Dallas, Johnson actualmente interpreta a James Madison en el exitoso musical de Broadway “Hamilton”. Ahora con solo 23 años, Johnson vio su gran oportunidad cuando Linklater lo eligió para la comedia universitaria Todos queremos algo.
“Lo maravilloso de Rick es que su proceso para 'La última bandera' realmente no varió del de Todos queremos algo”, dice Johnson, quien investigó su papel al pasar tiempo en Austin con un ex marine que sirvió en Irak.
“Recuerdo el primer día de ensayo, bajé del avión en LAX, ni siquiera fui a un hotel y ¡bam! allí estaban: Bryan, Steve y Laurence con Rick y un lector, escondidos en este pequeño teatro imaginando escenas. Desde el primer día me pareció muy íntimo. Estos señores, maestros en su oficio, me hicieron sentir a gusto, como si fuéramos contadores tratando de encontrar la mejor historia”.
Carell apreció la oportunidad de ensayar antes de la producción. “No he podido hacer eso en mucho, mucho tiempo”, dice. “Fue muy divertido sentarme con Richard, Laurence, Bryan y los otros miembros del elenco y revisar el guion”.
El director y el elenco colectivamente se burlaron de los puntos clave de la historia, con Linklater facilitando en lugar de micro gestionar el desempeño de cada actor, según Cranston. “Rick es un tipo muy relajado”, dice Cranston. “Él no levanta la voz. Es más como si él entrara y dijera: “¿Queremos decir esto o creemos que es mejor decirlo así?”. Hay actores que necesitan una dirección práctica específica, Rick no es ese tipo de director mandón. Contrata a los actores que siente que abrazarán su personaje, lo hacen suyo, entran al set y lo presentan de la manera más fuerte posible. Rick hizo ajustes durante el período de ensayo, de modo que una vez que comenzamos la producción, era básicamente: “tomemos ese barco y naveguemos”.
El período de ensayo también sirvió como una oportunidad para que los actores principales y Linklater se conocieran entre sí. “Fue genial pasar el rato y conocernos”, dice el director. “El ensayo no consistió tanto en ejercicios de actuación como en leer el guion, hacer preguntas, definir el pasado de estos personajes. Todos estos muchachos son súper inteligentes y realmente querían marcar la realidad para cada uno de sus personajes, así que eso es lo que hicimos. También hice mucha reescritura durante ese período en función de lo que los actores estaban planteando”.
RODANDO EN PENNSYLVANIA...
El rodaje duró 32 días y comenzó en el otoño de 2016 cuando el elenco y el equipo se reunieron en la base de operaciones de la producción en Pittsburgh. La geografía versátil de Pensilvania sirvió como lugar de reemplazo de Virginia, Delaware, Massachusetts y New Hampshire. “Filmamos en la ciudad de Nueva York y en algunos otros lugares, pero la mayor parte del tiempo estábamos centrados en Pittsburgh como punto de partida para el noreste”, dice Linklater. “La gente de Pittsburgh nos recibió con los brazos abiertos. Son muy acogedores y extremadamente amables, por lo que se mezclaron muy bien con nuestro grupo y nos hicieron sentir como en casa. Esa fue mi gran lección de rodaje en Pensilvania”.
Linklater y la productora Ginger Sledge contaron con la colaboración de un equipo habitual, entre ellos el director de fotografía Shane Kelly, la diseñadora de vestuario Carrie Perkins y el diseñador de producción Bruce Curtis. “Reunir a jefes de departamentos clave que trabajaron conmigo varias veces hizo que todo fuera mucho más eficiente en la comunicación porque realmente hablamos el idioma del otro”, explica Linklater.
“Además, sentía que ya había filmado esta película muchas veces en mi cabeza a lo largo de los años”.
El segundo acto de La última bandera se lleva a cabo principalmente en los trenes, ya que los tres veteranos de Vietnam, junto con el cabo Washington, escoltan el ataúd de Larry Jr. hacia el norte desde Delaware hasta New Hampshire. Sledge contactó con los funcionarios de Amtrak seis meses antes de que la producción comenzara para coordinar las ubicaciones de los trenes. “Soy un ávido usuario de Amtrak, así que conozco muy bien los trenes”, dice Sledge. “Fue emocionante hacer una película con muchas escenas de trenes. El representante de Amtrak que se encargaba del cine, los anuncios y la televisión durante 35 años se jubiló, y entró una nueva persona, por lo que nos tomó un tiempo conseguir que todos nuestros planes estuvieran en su lugar.
Pero al final, logramos casi todo lo que pedimos”.
Kelly, quien filmó la aclamada Boyhood de Linklater en película de 35 milímetros, se cambió a la VariCam de Panasonic para esta. “Es una cámara maravillosa”, dice Kelly. “Me hizo la vida más fácil debido a la apretada agenda y el modesto presupuesto. A veces teníamos grandes exteriores nocturnos, así que tuve que aumentar la configuración de ISO para capturar la poca luz. VariCam lo maneja muy bien. También es ideal para tonos de piel y de color mezclados. Hice mucho de eso en esta película, especialmente en las calles de la ciudad, donde tienes mucha luz mezclada. Yo quería abrazar eso”.
En contraste con su colaboración anterior con Linklater, en Todos queremos algo con sus tonos brillantes, el toque sombrío de La última bandera le ofreció a Kelly un cambio de ritmo vigorizante. “Realmente me permitió oscurecerme y adentrarme en diferentes áreas que no había tenido oportunidad de explorar”, dice el director de fotografía.
Linklater modeló la estética visual de la película inspirándose en algunas de sus películas favoritas de los años setenta. “Fue divertido reflejar ese aspecto de esas películas sucias de los 70, ya que nuestros personajes vivieron ese período”, dice. “Fue una cosa más en la paleta”.
La atmósfera emocional de la película también se refleja en su aspecto, incluida la desolación casi constante del clima. “Esta película tiene una cierta textura, no solo fotográficamente, pero la sensación general, incluido el diseño de producción, tiene este ambiente invernal, con la lluvia y la sensación de diciembre de esta historia”, explica Linklater. “Si saliera el sol, pararíamos”. La mayoría de las películas son de otro modo: Oh, está lloviendo, está nublado, vamos a un set cubierto. Optamos por lo contrario.
La producción en sí demostró ser un esfuerzo de grupo relajado y colegial. “En el set, Linklater no solo da libertad a los actores, sino a todo el equipo”, recuerda Fishburne. “Nos reuníamos en el tráiler de Richard todas las mañanas durante 20 minutos más o menos y hablamos sobre las grandes escenas del día, leímos el guion y expresamos nuestras ideas. Richard habló con Shane sobre el rodaje. Él nos habló sobre el contenido emocional de la escena, pero en realidad no hizo mucho hincapié. Él confía en su propia habilidad y tiene el mismo tipo de confianza en la capacidad de los demás, lo cual es realmente una buena forma de trabajar. Fue como preparar una gran comida donde recoges los ingredientes más frescos que puedes obtener ese día, y luego vas a la cocina y lo pasas bien”.
ATAÚDES DEL DIA DE LOS VETERANOS...
Una de las secuencias más memorables se rodó en un hangar del aeropuerto de Pensilvania reconfigurado para asemejarse a la base de la Fuerza Aérea de Dover. Como se dramatiza en la película, la instalación de Delaware recibe ataúdes de soldados muertos enviados desde el extranjero y organiza el transporte al Cementerio de Arlington u otros sitios de entierro.
La filmación en el hangar comenzó el 9 de noviembre. “Fue el día después de las elecciones presidenciales, y nunca lo olvidaré”, dice Linklater. “Entré en ese set con Bruce y miré cinco ataúdes cubiertos con banderas, y esta enorme bandera estadounidense en la pared. Cuando vi todas esas banderas, realmente sentí la profundidad de esa escena y la tragedia y la sensación de tener a soldados en cajas siendo enviados a casa con sus familias. Hubo momentos como ese durante todo el rodaje en los que comprendes los fundamentos trágicos
de la guerra en general y los detalles de esta película: te golpea constantemente”.
Cranston también recuerda la sesión de cuatro días que se extendió hasta el “Día de los Veteranos” de 2016.
“La primera vez que vimos cinco o seis ataúdes cubiertos con banderas americanas, todos se callaron”, recuerda Cranston. “A pesar de que sabíamos que no había nadie en esos ataúdes, actúas y proyectas, por lo que se vuelve real para ti la posibilidad de que haya un ser humano en cada uno de estos cofres. Sirvieron a su país y murieron al hacerlo. Filmar esta escena en el “Día de los Veteranos” realmente embelleció toda la experiencia y nos obligó a todos a preguntarnos: ¿Qué significa esto para mí?”.
Fishburne también se conmovió con la secuencia en la que el Coronel Wilits, interpretado por Yul Vázquez (El Infiltrado), no logra disuadir a Doc de abrir el cofre para mirar el cuerpo destrozado de su hijo. “Fue humillante”, dice. “Te das cuenta de la enorme deuda que tenemos con todos los hombres y mujeres que sirven en las fuerzas armadas, luchamos en todos estos conflictos diferentes y luego, si todo va bien, regresamos a casa. Quizás estén intactos o tal vez vuelvan a casa un poco rotos. Realmente les debemos una gran cantidad de gratitud, respeto y honor. Creo que es una gran lección y espero que honremos su sacrificio en la forma en que contamos esta historia”.
EL TOQUE FINAL...
Después de que la mayor parte del rodaje se cerrara a finales de 2016, Linklater trabajó con la editora Sandra Adair para darle forma al corte final. “Las actuaciones son de una gran riqueza, así que el desafío realmente tiene que ver con tratar de hacer que la película sea lo suficientemente manejable”, dice Adair. “Había mucho material por recorrer, traté de ser muy meticulosa a la hora de sacar el oro de cada toma”.
Adair, quien ha trabajado en todas las películas de Linklater desde Movida del 76, ha desarrollado fuertes instintos sobre lo que el director busca en una actuación. “Rick está particularmente en sintonía con las palabras y la forma en que visualizaba a los personajes, así que a eso es a lo que realmente le prestamos más atención”, dice el editor. “Está buscando matices que otras personas probablemente no entenderían. Una vez que puedo ver todos los ángulos, generalmente puedo concentrarme en los matices que está buscando. Por lo general, es la última toma, porque una vez que escucha lo que quiere escuchar, sigue adelante. Pero a veces la última toma no funciona con lo que viene antes o lo que viene después. Solo tienes que encontrar la yuxtaposición correcta entre el rendimiento de un personaje y la actuación de la próxima persona para hacer que todos sientan que están sucediendo en el mismo momento”.
Para esta película, Linklater recurrió a su colaborador frecuente Graham Reynolds. El compositor afincado en Austin creó una partitura con sabor a América en consonancia con los sutiles cambios de humor de la película.
“Entender la paleta de música exacta siempre es algo delicado”, dice Reynolds, que anteriormente proporcionó la música para Antes del anochecer o A Scanner Darkly. “Para La última bandera es una paleta relativamente simple. No es tanto manipular a la audiencia en una emoción que no está allí. Se trata más bien de apoyar la emoción que ya está en la escena y potenciarla un poco. En primer lugar, quería encontrar un papel para la música en la película sin estropear la increíble química que este elenco ya tiene”.
Después de que Linklater le mostrara unos primeros cortes, Reynolds ideó algunos temas básicos. “Hay un tema amable de viaje por carretera, porque la película incluye ese elemento de una divertida road movie. Pero también hay peso y profundidad, así que tenemos música más oscura para escenas como la de la llegada del ataúd. Y también está este tema íntimo de amistad. Aquí y allá, superponemos estos temas uno encima del otro”.
Para enfatizar aún más los matices de elegía de la historia a través de la música, Linklater invocó la sensibilidad del maestro estadounidense Bob Dylan. “Le dije a Graham algunas veces, ‘Pensemos: si Dylan estuviera grabando esto, ¿qué haría?’”, Recuerda Linklater. “Dylan flotaba en toda esta película. Su música une las dos guerras, Vietnam e Irak. Es de la edad de nuestros protagonistas”.
Linklater usó la pista de Dylan “Not Dark Yet” para los créditos de cierre. “Realmente es el sentimiento perfecto y conseguir esa canción fue un gran logro”, dice. En otro guiño a la música de raíces americanas, se oye a Levon Helm de The Band mientras Doc supervisa el entierro de su hijo. En la secuencia culminante, se puede escuchar a Helm cantando “Wide River to Cross”. “Mi editor Sandy Adair fue el que sugirió esa canción”, dice Linklater. “Levon ofrece una voz tan anhelante que me di cuenta de que este era el camino a seguir”.
UNA ROAD MOVIE AGRIDULCE...
Recordando su papel como el afligido padre que dirige la narración, Carell toma nota de los momentos más ligeros de la película. “Cuando oyes la temática de La última bandera, suena bastante oscura, pero también hay muchas cosas divertidas”, dice Carell. “Richard se esfuerza mucho para no golpear a las personas en la cabeza con la moraleja de la historia. Él tiene un toque ligero y todos querían que el comportamiento se sintiera correcto y honesto. Ese es el tipo de veracidad que estábamos buscando”.
Esa yuxtaposición de humor y tragedia es algo que Linklater ha tocado en películas anteriores. “De alguna manera es mi visión del mundo”, dice. “Veo la vida como una comedia oscura donde siempre que hay algo triste hay algo de humor en la parte superior. En el nivel más básico, me encantan estos personajes, solo quería verlos cobrar vida a través de este conjunto”.
Una exploración de la amistad forjada en tiempos de guerra y atemperada por el paso del tiempo, La última bandera, como muchas de las películas del director, desafía al público a sacar sus propias conclusiones.
“Personalmente, tengo cosas que decir sobre la guerra, podría ser muy didáctico, pero sentí que esta película no era el lugar para eso”, dice Linklater. “Espero que la gente reaccione a esta película en muchos niveles diferentes porque hay muchas cosas que procesar: una nación que va a la guerra, las nociones de sacrificio y lo que eso significa para nuestra cultura y nuestro mundo. Me siento cómodo lidiando con todo eso en una escala humana. Creo que siempre que puedas hacer que la gente piense sobre estos temas, vale la pena hacer una película como esta”.
GALERÍA DE FOTOS
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