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NOTAS DE LA DIRECTORA...
“La película cuenta la historia de Rosina, una adolescente que vive en un balneario donde se corre el rumor de que por primera vez en la historia hay tiburones. Es sobre su primer acercamiento con un hombre, es un acercamiento bastante torpe y poco correspondido.
No sé exactamente cómo se me ocurrió hablar de esto. Fue una sumatoria de sensaciones que tuve durante años sobre lo que era crecer, sobre lo que era hacer las cosas por primera vez y sobre ser un poco deforme y ser adolescente, que es raro. Quería hablar de un momento en particular en la vida de alguien, quería contar una historia sin reflexionar tanto sobre eso, simplemente contar una historia.
Rosina es el personaje principal de la película, ella tiene una particularidad y es que cuando tiene que tomar una decisión siempre va a decidir lo menos correcto. Le gusta eso, le gusta manipular, le divierte. Es un personaje que actúa rápido sin pensar mucho las cosas, es un personaje que incomoda y a la vez es tierno, y esa ambigüedad me resultó siempre muy interesante.
Yo tenía mi guion y mi idea relativamente clara hasta que conocí a Romina, la actriz, ahí empecé a re escribir todo en función de ella: de su forma de ser, de moverse, de hablar.
Además, pasaron años de escritura e intervalos de la vida, y cuando finalmente conseguimos el dinero para filmar, la realidad se me vino encima: tenía que hacer una película que tuviera que ver conmigo ahora. Desde ese entonces hasta antes de filmar me pasaron muchas cosas: me enfermé, viajé, vi muchas películas, conocí a un montón de gente, escribí otros guiones, comí cosas nuevas…
Esas cosas, y el tiempo, te cambian el interés, creo.
También sucedió que Romina apareció en mi vida con una edad mayor a la del personaje, entonces tenía que apurarme a filmar para que efectivamente fuera ella quien interpretara a la protagonista.
Si no filmaba rápido Romina iba a crecer y yo no iba a saber qué hacer. Tuvimos la suerte de que los dos fondos nacionales importantes nos apoyaron en un mismo año y no había pasado el tiempo suficiente para que el cuerpo de Romina cambiara. Igualmente la llamaba cada tanto para chequear si había crecido mucho o no. Por suerte, no.
Romina no es actriz profesional, no. Eso era algo que me entusiasmaba bastante. A veces, a esa edad, algo se conserva intacto cuando no son muy autoconscientes del oficio, creo, y para este personaje yo necesitaba eso.
Vimos varias chicas, cerca de 50. Ella fue la primera que vi. La vi en un video. Era un registro de un ejercicio de teatro del liceo y ella estaba ahí, tranquila, desinteresada, con sus dedos largos y su voz grave. Siempre es así. Durante todo el rodaje, nunca quiso mirarse al monitor. Es increíble.”