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NOTAS DE LA DIRECTORA...
   La película nos cuenta la historia de Marona, una perrita que pasa de mano en mano y nos acompaña en una aventura reflexiva, prodigiosa y trepidante.
  Cuando se me ocurrió hacer este filme, tuve la sensación de que, bajo este aspecto de "Film para toda la familia", podía introducir una lectura más profunda, más esencial (pero que a menudo escondemos) de nuestra banal realidad cotidiana. En este sentido, la animación me dio la libertad necesaria para construir un entorno visual único donde sentimos la comodidad de imaginar. También, y desde una vertiente lúdica, me vi capaz de influir en la percepción del público. Ver a través de los ojos de un perro es como dar a cada uno un espejo donde plantar cara a determinadas verdades. Verdades que nadie puede negar. Para mí, el film es como un cuento de hadas moderno.
  El destino de Marona es a la vez sencillo y esencial, individual y universal. Vivir al instante presente, apreciar las pequeñas cosas, estar en una conexión profunda con los demás; estas son las "lecciones de felicidad" del cánido para los humanos. La canción del genérico del film subraya este mensaje: "La Felicidad es una pequeña cosa de la nada, un tazón de leche, una lengua gruesa y húmeda, una siesta, un lugar donde enterrar un hueso, una mano, una sonrisa "
  El amor y la muerte son las motivaciones comunes subyacentes a todos mis films. Las vidas de Marona encarna estos temas de la manera más personal, más delicada y perspicaz.
  Me reconozco en cada uno de los dueños y amas de Marona: Manole, el solitario, acróbata melancólico que busca desesperadamente un sentido poético en la vida; Istvan, el constructor amable, torpe y muy sentimental; Solange, princesa y vagabunda a la vez, a ratos cargada de empatía y otros puramente egoísta. Estos personajes se corresponden a diferentes edades de Marona - la infancia, la adolescencia y la madurez - que evoluciona, como todos, a lo largo de la vida.
  Me encantan todos los personajes secundarios y busqué en ellos esta bipolaridad que todos tenemos: todos somos buenos y malos a la vez. Voy alternar entre el humor y la emoción, probando de hacer que cada personaje fuera atractivo y complejo.
  La historia también me ha permitido explorar nuevos medios de expresión cinematográfica. quería ofrecer al público una experiencia única visualmente, la belleza de las artes con la artesanía del cine y el concepto de espacio subjetivo. De este modo, cada personaje define su propio perímetro: cada uno posee su pequeño territorio, asociado a su personalidad. Ninguno de estos islotes está en armonía con los demás pero constituyen una especie de familia. la casa de Manole y su entorno son espacios totalmente subjetivos, inspirados en mundos poéticos soñados por niños, donde todo es posible. El apartamento de Istvan, en cambio, está regido por reglas estrictas, como aquellas a las que nos hemos de doblar en la adolescencia, cuando buscamos el nuestro lugar en la sociedad y nos sentimos incomprendidos. A medio camino entre Manole y Istvan hay el hogar de Solange donde la regla base es "acepta las cosas como son".
  El filme es entretenido y divertido, en un cruce entre el arte visual y la música. Mientras reímos y lloramos sentimos por fin, y sin reservas, el amor y la ternura a la que aspiramos todos.

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