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‘Lola versus’ sigue los pasos de una mujer a lo largo de todo un año, repleto de humor y desengaños, mientras reconsidera si ha merecido la pena toda una vida de esperanzas y planes futuros. Con el fin de crear un patético y divertido retrato de los jóvenes creativos neoyorquinos que intentan destacar dentro del competitivo Manhattan, Daryl Wein y Zoe Lister-Jones se inspiraron en sus propias experiencias vitales y en las de sus coetáneos.
Pareja en la vida real –ambos se conocieron mientras estudiaban interpretación en la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York–, Daryl y Zoe decidieron tomarse un año sabático de su prolongada relación y experimentaron su nueva “libertad” de forma muy distinta.
A los realizadores les atrajo la idea de una contemporánea comedia romántica cuyo eje central fuera una resuelta y auténtica mujer. “Queríamos hacer una película fresca e inteligente con la que el público se identificara”, afirma Wein.
Los realizadores optaron por el clásico concepto de “chico encuentra chica” pero dándole la vuelta completamente.
Los guionistas estuvieron de acuerdo en que situar a Lola a las puertas de su trigésimo cumpleaños supondría un desafío aún mayor para ella. “Daryl y yo tenemos “veintimuchos” años, y nosotros escribimos sobre lo que conocemos”, señala Lister-Jones.
Mientras los guionistas desarrollaban la historia de Lola, surgió el personaje de una íntima amiga, Alice, inspirada en las numerosas amigas solteras de los guionistas. Una amable perspectiva masculina se deslizó también en el guion cuando dieron forma a los personajes de Luke, el ex de Lola, y su mutuo mejor amigo, Henry.
Como director, Wein impresionó a los productores por su seguridad, determinación y empatía con los personajes. “Uno de sus puntos fuertes es que es guionista y actor, además de director”, señala Simpson.
Wein se sintió muy aliviado al no tener que encargarse de tantas cosas en 'Lola versus' como en su primera película, donde tanto Lister-Jones como él estuvieron involucrados absolutamente en todo, desde vestuario y maquillaje hasta las localizaciones y el catering del equipo. Wein “solo” tenía que asumir los roles de director, guionista y productor ejecutivo, y hacer malabarismos con un completo equipo técnico que le secundaba.
Contra de la tendencia actual del cine independiente que emplea cámaras digitales de alta gama, Wein estaba decidido a filmar en 35 mm. “La película tiene un estilo genuinamente pop y muy teatral”, indica London.
Jakob Ihre, experimentado director de fotografía en su Suecia natal, ayudó a Wein en el desarrollo de una imagen cinematográfica que reflejara la aventura emocional de Lola. “Pretendíamos contar la historia de forma naturalista y realista, pero, al mismo tiempo, no queríamos excedernos de naturalismo y que simplemente viéramos pasar una historia delante de nosotros”, señala Ihre.
La acción transcurre en una versión de la ciudad de Nueva York con la que quizás solo estén familiarizados los nativos. Wein aprovechó su profundo conocimiento de la ciudad para evitar lugares de Manhattan demasiado trillados y elegir localizaciones que reflejaran la vida urbana desde la perspectiva de un autóctono.