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NOTAS DEL DIRECTOR...
Los desamparados sociales:
    La película reconstruye un suceso real. La intención de la película es mostrar la discriminación a la que se enfrentan las minorías en Bosnia-Herzegovina, y sobre todo la comunidad gitana.
   Me parece necesario divulgar esta historia, no solo para iniciar un debate social acerca de la alienación y la discriminación, sino también para preguntarnos, gracias a un acercamiento emocional a la protagonista, en qué nos hemos convertido.
   Cómo puede ser que quince años después del fin de la guerra, durante la que fui testigo de actos de valentía sin par y la gente arriesgaba su vida para salvar a un desconocido, vivamos ahora en una sociedad que vuelve la espalda a los desamparados y se comporta como si no viera el horror que nos rodea.
   Ningún sistema es inhumano mientras haya gente buena entre nosotros.

El origen del proyecto:
   Me enteré del caso de Senada en el periódico local durante la Navidad de 2011. La noticia me hizo enfadar y llamé a Amra Baksic, mi amiga y productora, para preguntarle si se había enterado. Decidimos mandar a alguien que comprobara la veracidad de la historia, y unos días después fui personalmente a la aldea, donde conocí a la pareja. Su afectuosa bienvenida me conquistó de inmediato. Al principio eran un poco reacios cuando les dije que quería hacer una película sobre lo ocurrido.
   Cuando se lo propuse, tampoco estaba muy seguro de lo que quería hacer. Hablé con Amra; los dos coincidimos en que tardaríamos entre uno y dos años en montar una producción clásica. Volví a la aldea unos días después y propuse a la pareja formada por Nazif y Senada que actuaran ellos mismos en la reconstrucción de los hechos.
   La idea no les convenció, pero les expliqué que yo nunca había hecho nada semejante y que no sabía cómo saldría. En el peor de los casos, no se lo mostraríamos a nadie, pero estaba empeñado en intentarlo. Volvimos a hablar al cabo de poco tiempo y les convencí. No estaba en absoluto seguro del resultado, pero sentía la necesidad perentoria de intentarlo.

Una historia real:
   Tratándose de una historia real, me esforcé en ser lo más fiel posible. Nazif me describió todas las escenas y rodamos tal como las recordaba. No teníamos guión. No me pareció necesario dramatizar la situación, ya era bastante increíble de por sí.
   Casi todas las personas que aparecen en la película son las que participaron en el acontecimiento. Los hermanos, primos de Nazif… toda la aldea. Uno de los médicos es el que examinó a Senada en el ambulatorio. Por razones obvias, el médico que rehúsa operarla no podía participar, por lo que le pedí a un médico amigo mío que hiciera el papel. Otro amigo mío interpreta al médico que opera a Senada. Debíamos ser muy prácticos ya que rodamos estas escenas en Sarajevo y disponíamos de un presupuesto muy limitado.
   Senada y Nazif viven en Poljice, la aldea que se ve en la película. Es un pueblo gitano y estoy muy agradecido a los habitantes por toda la ayuda que nos prestaron. La mayoría de las escenas se rodaron donde transcurrieron en la realidad: la región de Tuzla, la aldea de Poljice y dos escenas en el hospital de Sarajevo.

Discriminación:
   Supongo que la discriminación hacia personas como los gitanos es algo que ocurre en todas partes de Europa actualmente. Se discrimina a mucha gente en mi país. Es más, creo que se discrimina a la mayoría de la población en Bosnia-Herzegovina de un modo u otro. He viajado mucho y no creo que el problema sea el mismo en todas partes. Hay países que cuidan a sus ciudadanos sin importar el color de su piel.

Regreso a mis raíces:
   Rodé la película en nueve días con una Canon 5D Mark II. Trabajé como documentalista durante la guerra y estaba acostumbrado a filmar en condiciones muy parecidas a las del rodaje de 'La mujer de un chatarrero'. De hecho, me alegré de volver a mis raíces y trabajar así. Lo más difícil fue rodar con niños. Nazif y Senada se comportaban de forma muy natural delante de la cámara, por lo que casi nunca hubo que realizar más de tres tomas.

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