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DECLARACIONES DE MIKEL URDANGARIN...
   Hace 23 años escuché por vez primera a Elliott Murphy en directo. Ocurrió en el teatro Zornotza Aretoa y yo no había publicado aún ningún disco. Puede decirse que fue aquel día cuando sentí por primera vez la magia de la música, magia verdadera, sin trucos. Sentí que Elliott, con su guitarra y su voz, extendía desde el escenario hasta mi asiento una mano inmensa que hacía crujir algo en lo más profundo de mi ser. Aún a distancia, el cantante hizo añicos mi hielo. Con sus ondas, desde ese mar de aire, su música me impactó y arrastró hasta el fondo. El viejo songwriter había logrado su objetivo.
  Creo que fue aquel choque el que me condujo a convertirme también yo en cantante. Pensé, si yo como receptor he sentido semejante embate, qué habrá sentido quien ha desatado tanta fuerza. Al poco tiempo decidí partir hacia la búsqueda del tesoro, perseguir esa bella magia sin descanso, hasta hoy.
  Han transcurrido 20 años desde que decidí hacer de la música mi profesión. Y, como es normal, me ha tocado vivir de todo durante todos esos años. Por aquel entonces era yo profesor en un centro que me ofrecía trabajo para toda la vida; pero renuncié a aquel cobijo, a la seguridad que tantos desean. Libre de temores, hasta hoy.
  Hoy puedo afirmar que he hallado el tesoro, que lo encontré hace tiempo. He sentido sobre el escenario la magia verdadera, sin trucos. He conocido asimismo la cara oculta de esa enorme recompensa. La soledad del creador, la resaca del aplauso y la dependencia que genera, el peso de la vanidad, la falta de respuestas, el silencio, el coste de decisiones extremas.
  Son las dos caras de la moneda que forma este mundo mágico. Oier Aranzabal, Iker Treviño y la productora Maluta Films se han atrevido a pintarlo. Presiento que han venido a dibujar ese mundo invisible que es, al mismo tiempo, tan nuestro y tan desconocido, el mismo que hace 23 años me mostró y me escamoteó Elliott Murphy. Estoy convencido de que percibirán el sonido del hielo resquebrajado.
  Yo encontré el tesoro hace mucho tiempo y, sin embargo, sigo buscándolo con el aliento de unos alocados compañeros de viaje.

NOTAS DEL DIRECTOR...
  En el verano de 2016 Mikel Urdangarin y yo nos encontramos en Santander. Alain Urrutia acababa de instalar en la galería de arte Juan Silió su exposición ‘Tierra y cemento (Sentarse y esperar)’, y aquella fue la excusa y, en cierta forma, el detonante.
  Paradójicamente, la idea del documental ‘El Pintor’ surgió cuando nos hizo coincidir el pintor. Mikel estaba preparando el lanzamiento de su nuevo disco, y a cambio de ayudarle con el rodaje del videoclip, le pedimos permiso para fisgar en los resquicios de su vida. Le comentamos que queríamos presentar de una manera en la que nunca se habían contado las historias universales que se esconden tras los artistas. Y él, tan sorprendido como entusiasmado, nos respondió que sí.
  El momento en el que se cumplían 20 años desde que Urdangarin tomara la decisión de dedicarse en exclusiva a la música parecía idóneo para un proyecto de este tipo. Durante la década de los 90, la música vasca dio a luz una nueva y potente generación, nítidamente diferenciada de la proveniente de la transición. Urdangarin era uno de sus símbolos.
  Plasmar su historia en la pantalla grande de un modo innovador ha sido nuestro reto.
‘El Pintor’ no es un making of del último disco de Mikel Urdangarin. No es un listado de videoclips musicales adornados con entrevistas para homenajear al protagonista. Con cierta maldad, afirmaría incluso que ni siquiera es un documental sobre Mikel Urdangarin.
  No. ‘El Pintor’ recurre a Mikel Urdangarin para poner rumbo hacia una meta mucho más amplia: introducirse en las profundidades del mundo interior de la creación y el arte y conocer las sombras que proyecta el músico, sus formas y texturas. Iluminar las relaciones, procesos y caminos que nos resultan desconocidos u ocultos en el círculo infinito de la creación. ‘El Pintor’ es un testimonio y un homenaje a quienes tienen el arte como modo de vida y razón de ser. ‘El Pintor’ pretende utilizar la voz de un músico vasco y de artistas de su entorno, para poner en cuestión y sacar a la luz los problemas, inquietudes e ilusiones de cualquier creador en el mundo.
  ‘El Pintor’ es la historia de una persona que renunció a su puesto de trabajo fijo como profesor para vivir de la música, sin el amparo de su familia ni el de sus amigos. Es la historia de un músico que ha publicado 14 discos y llenado salas en País Vasco y en otros rincones del planeta. ‘El Pintor’ es una historia que, partiendo de un lienzo en blanco, analiza el proceso creativo y sus fisuras. La historia de la dicotomía entre la soledad y un concierto abarrotado. La historia que relata la relación entre la persona y el personaje.

LOS CINCO TEMAS CLAVES DE "EL PINTOR"...
1. La decisión:
El camino que elige quien renuncia a un puesto de trabajo de funcionario para vivir de la música. Porque frecuentemente la seguridad y las reglas no concuerdan con la libertad. La libertad es bella, pero también fría. La música es otro oficio, un modo de vida digno y apetecible, para quien opta por ello.

2. El éxito:
Y sus múltiples facetas. Hay pocos músicos vascos que puedan hacer de la obra creada, del arte, su modo de vida. Mikel Urdangarin es uno de ellos.
Del éxito de su carrera de 20 años dan fe los 14 discos que lleva publicados hasta ahora y las salas que ha abarrotado.

3. La cruda soledad:
El documental pretender mostrar asimismo la cruda soledad del artista.
Mikel tiene 45 años y vive en un modesto piso de el Casco Viejo de Gasteiz.
El largometraje enfoca la soledad como opción, pero también como una consecuencia de la fama. Plantea la dicotomía entre el personaje y la persona.

4. La relación:
Entre el artista y sus seguidores/oyentes. Una conexión especial y platónica que puede ser física (en los conciertos) o trivial, abstracta (a través de las canciones). Hasta el punto de generar en el oyente la impresión de que conoce al artista.

5. La alquimia de la creación:
¿Cómo puede crear el músico, el pintor o el poeta una canción, un cuadro o un poema que es capaz de emocionar a otra persona? ¿Cómo pueden hacer que echemos a reír o a llorar con su obra? La respuesta reside en la magia de la creatividad humana. Desde que surge la idea hasta que se socializa.

EL TRATAMIENTO DE LAS IMÁGENES...
El documental tiene dos estilos narrativos diferentes. Un hilo cinematográfico por medio del cual se presentan facetas de la vida cotidiana de Mikel Urdangarin. En esas escenas aparecen amigos, conocidos y compañeros de trabajo reflexionando y dialogando con él sobre los 5 temas clave que acabamos de exponer. Por otra parte, hemos elaborado un hilo documental formado por imágenes documentales grabadas durante estos dos últimos años. Este hilo narrativo sirve para ilustrar y mostrar por medio de imágenes reales los temas citados.

El hilo cinematográfico:
  Se pretende superar el recurso a la entrevista estática, el monólogo, tan socorrido en el género documental, con el objeto de ofrecer un formato innovador. Utilizando recursos habituales en la ficción, los temas presentados se introducen en forma de diálogo.
  Por medio de escenas representadas, mostramos a Mikel en soledad en su actividad cotidiana cuando, repentinamente, un artista, amigo o colaborador muy próximo irrumpe planteando una cuestión. Mikel Urdangarin y su amigo reflexionarán sobre el tema, libremente, sin guión.
Después, el artista, amigo o colaborador desaparecerá de la escena súbitamente, dejando de nuevo solo a Mikel.
  Con este recurso, además de subrayar la soledad del artista, no se despeja la duda de si el diálogo ha sucedido exclusivamente en la mente de Mikel, si ha sido un sueño o recuerdo difuso, dejando al espectador una sensación extraña.

El hilo documental:
  Durante los dos últimos años hemos grabado la vida de Mikel en muy diversas situaciones: en grabaciones discográficas, casi desde el inicio mismo del proyecto, en los instantes previos a la entrada en el estudio, las grabaciones del estudio y también las audiciones posteriores. Se han filmado los viajes y los conciertos, y los nervios previos. Se ha recogido la relación entre los músicos, y también sus discusiones.
  Este material tiene una importancia trascendental, porque con él vamos a ilustrar los temas que se plantean en la cinta. El objetivo es que en esas imágenes se plasmen los conceptos manejados por los protagonistas. Se trata de convertir lo dicho en hecho en la vida cotidiana del músico, a veces emocionante y otras veces vulgar.
  Estas imágenes se han grabado sin interferir en la acción, desde la observación pasiva. Algunas de ellas, cámara al hombro y de modo subjetivo, para que el espectador se sienta miembro del conjunto de Mikel Urdangarin. Otras, con trípode u otras bases estables, desde más lejos, marcando distancias.

Blanco y negro. Una opción estética:
El arte de Alain Urrutia tiene gran peso en ‘El Pintor’. En su obra, el artista bilbaino emplea exclusivamente la gama cromática de grises que van del blanco al negro. La propuesta consiste en apropiarnos de esa opción estética y elaborar el documental en blanco y negro. Se pretende así apostar por la precisión, por la sencillez, para lo más básico.

El recurso a las animaciones:
  En dos momentos del documental Mikel Urdangarin rememora un par de recuerdos de su madre.
Se sugiere que su madre fue pintora. La cinta recrea esos recuerdos mediante animaciones.
Plenamente integrados con la estética del documental, pero claramente deslindados de los dos hilos antes mencionados. De esos dibujos y de su animación se ha encargado el director de cine y animador Kote Camacho.

NOTAS DEL PRODUCTOR...
  `El Pintor´. Extraño título para un documental que tiene por protagonista a un músico, me dije a mí mismo cuando me hablaron por vez primera del proyecto. En el guión encontré pintores, músicos, cantantes, editores, expertos... Y a la postre, en esa historia urdida sobre cinco lienzos, se me presentó el tema central que une a todos esos autores: la creación.
  ¿En qué consiste la creación, cómo vive el creador, a qué ha de renunciar y qué riesgos ha de tomar para crear? ¿Merece la pena asumir tanto trabajo y sinsabores?
  Quienquiera que se coloque ante un folio en blanco siente el temor de enfrentarse a un reto nuevo. Precisamente, nuestros protagonistas, utilizando a Mikel Urdangarin como cauce, han creado un bello lienzo lleno de pinceladas sobre el hecho de sentir la necesidad de dedicarse a la creación. Y nos cuentan cómo lo llevan a cabo, porque ese triunfo relativo entre aplausos esconde siempre otra cara, más personal, más solitaria,
más íntima.
  La idea de reflexionar a fondo sobre la creación partió de Oier Aranzabal, y cuando nos mostró los primeros apuntes del guión vimos con claridad que había materia para abordar un proyecto ambicioso. Además, nos pareció más que adecuado que fuera Oier quien lo planteara, porque es un creador polifacético: músico, gestor de proyectos, director de fotografía, editor...En todos los campos en los que le he podido verle trabajar, nos ha transmitido fuerza, ilusión y pasión por el trabajo bien hecho.
  ¿Quién mejor, por consiguiente, para dirigir un documental que gire en torno a la creación, que Oier Aranzabal que conoce desde dentro la experiencia creativa y ha vivido cotidianamente los retos que se plantean en el guión?
  Mikel Urdangarin, en la plenitud de su carrera, con 20 años de recorrido a sus espaldas, se mostraba plenamente de acuerdo con el proyecto, y se ofrecía voluntariamente para hablar de las experiencias íntimas del creador, algunas más sencillas y otras más difíciles de exponer, como ejemplo de la experiencia de todo creador. Nos ha abierto de par en par las puertas de su corazón y eso ha sido el hilo conductor del documental.
  Sin embargo, nuestra intención ha sido elaborar un tipo de documental poco habitual entre nosotros: en euskera y sobre un cantante euskaldun. Pero para crear un producto que se podrá ver en cualquier rincón del planeta porque, en última instancia, la reflexión que se propone sobre la creación es universal. Y queremos incidir en esa universalidad, sacarla al exterior, para que se valore en casa, con uno de nuestros cantantes como modelo, porque el origen no necesariamente ha de limitar, como dice John Potter en el documental, porque la cultura de las lenguas minoritarias enriquece el lienzo que las culturas de las lenguas hegemónicas pretenden pintar cotidianamente.
  Es lo que permite a un creador de una cultura no hegemónica mostrar su talento creativo en Londres, Buenos Aires u Okinawa, en cualquier rincón del mundo, y que sea tomado en consideración.
  Oier ha tenido como compañeros de viaje a Martin y Xabier Etxeberria como guionistas, y a Iker Treviño como ayudante de dirección.