INFORMACIÓN EXCLUSIVA

NOTAS DEL DIRECTOR...
   Tenía 18 años cuando leí “La ciudad y los perros” y fue una conmoción, no había leído nada igual. La fuerza, la violencia, la incomprensible frescura, el dominio del lenguaje, aquella laberíntica estructura hizo que el libro que tenía entre las manos quedara marcado en mi memoria. ¿Que mente había escrito eso? ¿Qué edad tenía cuando lo hizo? ¿Quién era Vargas Llosa y como era posible que esa fuera su primera novela?
  Siempre me ha interesado el camino iniciático de los grandes creadores, lo que sucede desde el descubrimiento de su vocación hasta que alcanzan el objetivo de realizar su primera obra. ¿Cuánto tiempo pasa? ¿Qué dificultades han de sortear? ¿Lo consiguen a la primera? ¿Que armas emplean para salir del anonimato? Y sobre todo, ¿Por qué una ópera prima surge como respuesta violenta a episodios vividos por el autor?
  Comencé a investigar sobre la adolescencia y juventud de Mario Vargas Llosa tratando de desvelar la estrecha relación entre esta obra y su vida, y descubrí una existencia deslumbrante, llena episodios virulentos y momentos difíciles, y fruto de estos la construcción de una mente soñadora y creativa como refugio a esa realidad hostil que conformó una personalidad inquieta, dura, provocadora y reactiva.
  Hoy día nadie cuestiona la aportación y valor que ha dado Vargas Llosa a la literatura en castellano, pero pocos saben quién era ese joven insolente y desconocido que soñaba con ser escritor en París.
  “MARIO Y LOS PERROS” desvela la obstinación, el arrojo, la insolencia, el trabajo obsesivo y la fuerza vital que fueron necesarias para que “La ciudad y los perros” y su autor irrumpieran con violencia renovadora en el mundo de la literatura.

GALERÍA DE FOTOS