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NOTAS DEL DIRECTOR...
Martin Eden cuenta nuestra historia, la historia de personas cuyas familias no los educaron en la escuela sino en las calles.
Es una novela sobre los autodidactas, sobre los que creían en la educación como instrumento de emancipación, pero que acabaron decepcionados.
Pero después de una primera lectura, comprendemos que "Martin Eden" no solo cuenta la historia de un joven proletario que se enamora de una chica de clase alta y comienza a soñar con convertirse en escritor. También es el retrato de un artista de éxito (una oscura autobiografía del propio Jack London), que acaba olvidando el significado de su propio arte.
Hemos interpretado libremente la novela de London y concebimos "Martin Eden" como un fresco que anunciaba las perversiones y tragedias del siglo XX, así como sus temas esenciales: la relación entre individuo y sociedad, el papel de la cultura de masas, la lucha de clases... En la película, la parábola del héroe negativo creado por London arranca con imágenes del anarquista Errico Malatesta, y después dibuja paralelismos entre las vidas y obras de escritores y poetas malditos de la década de 1900 como Vladímir Mayakovski, Stig Dagerman o Nora May French. Nos imaginamos a nuestro Martin en la década de 1900, o más bien en un crasis (contracción, fenómeno que consiste en hacer una sola palabra de dos), es decir, una transposición onírica del siglo XX, sin limitaciones temporales, que no sucede en la California original de la novela sino en un Nápoles que podría ser cualquier ciudad en cualquier parte del mundo.