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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cuándo empezaste con el proyecto del cortometraje Mindanao?...
Daniel Remón y yo habíamos escrito un largometraje, Spanien, también para Caballo Films y, como paso previo al largo, le planteé a Daniel hacer un cortometraje donde estuviera la esencia de aquella película, el tono, el estilo y, principalmente, los personajes protagonistas. Aunque la historia de Mindanao transita alrededor de la corrupción política, este universo es sólo un marco y lo que emociona es la historia íntima de sus protagonistas.
¿Eran Carmen Machi y Paulina García, desde el primer momento, en quiénes pensabas como protagonistas?...
A Carmen ya le presentamos el largo Spanien, porque desde la escritura pensamos mucho en ella mientras construíamos a Marisol. Le fascinó el personaje, así que fue fácil que se embarcara en el corto. En el caso de Paulina, me enamoré de ella en la película Gloria de Sebastián Lelio. En Spanien, su personaje, Amparo, tenía menos peso en la trama así que no tenía muy claro quién sería la actriz ideal. Después de escribir Mindanao, al elevar el personaje de Amparo, me pareció que aunque la apuesta por Paulina fuera muy ambiciosa había que intentarlo.
¿Cómo llegas desde la historia inicial, a la que finalmente ruedas? ¿Cómo ha sido el trabajo con Daniel Remón?...
El grueso del trabajo de guión es de Daniel Remón, yo simplemente propuse la premisa: que fuera una despedida de las amantes en una localización. Dani es un genio manejando este tono, somos amigos desde que estudiamos en la escuela de cine y le admiro mucho, así que para mí es un lujo trabajar con él y darle libertad en la escritura. Aun así, pasó una cosa curiosa que comentamos con el corto terminado. Sobre el papel parecía que íbamos a hacer una comedia, algo grotesca; que el humor sobrevolaría todo el corto. Pero, finalmente, se fue convirtiendo en algo muy íntimo y nostálgico. Me encanta que llegáramos a este resultado.
En diecisiete minutos, Mindanao cuenta una historia muy completa y sólida…
Yo creo que tiene mucho que ver con todo el trabajo previo que hicimos durante la escritura del largometraje. Cuando llegamos al corto, la historia anterior o la que va más allá del corto la teníamos muy trabajada.
Muchos de los espectadores cuentan que se quedan con ganas de saber más de las dos protagonistas…
Sí, es algo que nos dice la gente. Yo suelo preguntarles si les interesa más cómo han llegado allí los personajes o su posible continuación. La mayoría responde que les interesaría también saber más sobre su vida anterior; qué ha llevado a Marisol y Amparo a mantener esa relación oculta durante tantos años y cómo lo han hecho. Respondiendo a nuestro interés en indagar en la parte más personal de la trama y no tanto en sus posibles efectos públicos o políticos.
¿Y qué destacarías, por último, en relación al trabajo técnico?...
Desde el principio, quise contar esta historia desde una narrativa muy clásica. Yendo a lo concreto, desde cámara me gustaba la idea de contar lo privado y lo íntimo (la habitación de hotel y el baño) con una cámara más viva, con cierta tensión aunque la puesta en escena fuera más bien sobria. Y en la parte final, cuando la pareja se expone públicamente en el hall del hotel y en el restaurante, que la cámara tuviera cierta distancia, que se estilizara tanto en composición como en movimientos de cámara. Me apetecía retratar de la manera más elegante y fría ese final.