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NOTA DEL DIRECTOR...
'Mi Vacío y Yo' nace como respuesta ante una necesidad. La necesidad de retratar la vida de las personas trans en primeras persona, no sólo haciéndolas partícipes en el proyecto, sino situándolas en el eje del proceso creativo, convirtiéndolas en sujetos activos, y no en objetos de representación.
Con esa filosofía, producimos Sedimentos, un largometraje documental sobre seis mujeres trans reales, que fue estrenado en junio de 2021 y desde entonces ha tenido una
gran acogida, con más de 50 selecciones internacionales y 17 premios hasta la fecha. Justo en el momento en que desarrollaba Sedimentos, conocí a Raphaëlle Perez, una nueva incorporación en el grupo de mujeres trans que formaban parte de mis talleres.
Raphaëlle me dio la oportunidad de leer los textos que había autopublicado sobre su transición en Barcelona, y yo sentí que la vida me estaba dando un regalo. Su inteligencia, su inmenso carisma, su potencial creativo, las ganas de contarle al mundo su historia, así como la fuerza y concisión de sus relatos, no podían pasar inadvertidos.
Pero además de un regalo, la vida me estaba imponiendo el compromiso ético y la responsabilidad de llevarlo al cine con verosimilitud, respecto y dignidad.
Y fue así cómo pusimos en marcha este proyecto, implicando a Raphaëlle en la autoría desde el minuto 1. Formamos así un equipo de guión con Raphaëlle y Carlos Marqués- Marcet, construyendo un texto cinematográfico que fuese siempre fiel a su verdad.
Tanto Carlos y yo quedamos impactado a por su generosidad y valentía, siempre relatándonos sus éxitos y fracasaos, alegrias y frustraciones, con transparencia y honestidad. Y sobre todo, por su sorprendente memoria visual para recordar con exactitud cada detalle de su pasado. Esta memoria fue la clave para llevar a cabo no sólo el guión sino toda la ejecución de las escenas cuando llegó el rodaje. Raphi recordaba cada fecha, cada emoción, la ropa que llevaba puesta en aquella cita, el tiempo que hacía ese día, la canción que sonaba en aquel bar, la frase inesperada que le marcó una decisión... todo. Y yo, como director, me fui guiando por sus directrices para poner toda mi energía, mi mirada de autor y mis conocimientos al servicio de su verdad, siempre alerta y con la disposición de corregir cuando su experiencia y mi intuición, nos dictásen un cambio.
En cuanto al abordaje técnico y estilístico, digamos que fue el resultado coherente de una adecuación constante a esta realidad, y su puesta en escena, despojada de artificios que pudiesen eclipsarla.
Fue determinante el proceso de casting, donde seleccionamos a un reparto que combinaba intérpretes profesionales con intérpretes naturales, que de un modo a otro, a través de repetidos trabajos de improvisación, provocasen en Raphi un retorno fidedigno a esas vivencias.
Encontrar un lenguaje adecuado para filmar estas escenas es un aprendizaje que he adquirido con los años y la experiencia, fijando aquellas técnicas que funcionan, y aprendiendo siempre de los errores. La clave es generar en rodaje un espacio de seguridad para los actores y actrices, donde puedan fluir libremente, utilizando sus propias palabras y experimentando sus propias emociones, sin estar pendientes de la cámara y de un equipo técnico que, por otra parte, les sigue sigilosamente, siempre atentos y receptivos ante sus movimientos. Se trata de encontrar la distancia adecuada, el lugar preciso desde donde mirar y filmar situaciones que a veces sólo suceden una vez, y que se organizarán en un montaje de planos fijos y pausados, con el tiempo necesario para que la puesta en escena resulte orgánica y construya una pequeña unidad narrativa. En este sentido fue determinante la alianza con Laura Herrero, directora de fotografía, que a su vez es una brillante directora de documentales con mujeres. Laura tiene una gran sensibilidad para leer lo esencial de lo que tiene delante, un ojo especial para encuadrarlo de forma elegante y la rapidez para comunicarse conmigo casi sin palabras y moverse por el set sigilosamente, mientras fluyen las improvisaciones.
Así como se ha dado con el resto del equipo, todos y todas han respondido no solo con una gran profesionalidad, sino también con una gran paciencia y empatía ante lo delicadas que han sido algunas situaciones, siempre con una perspectiva de amor y de respeto. Y aunque parezca está una perspectiva idealista o romántica, creedme que es la que ha determinado, de manera natural, coherente, y por momentos casi inconsciente, un nuevo estilo técnico y artístico de hacer cine, que confiamos en que se traducirá con éxito en la gran pantalla.