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SINOPSIS
Se trata del primer largometraje que analiza desde dentro la vida y obra del fotógrafo Steve McCurry, muy conocido por su retrato de la chica afgana de la portada de la revista National Geographic. El fotógrafo, sus familiares y amigos dan vida a las historias que hay detrás de sus fotografías más emblemáticas. Con acceso único a su proceso creativo y a imágenes inéditas, descubrimos su compromiso de registrar lo que define y une a los seres humanos en su búsqueda del color...
INTÉRPRETES
Documental con PAUL THEROUX, BRUCE DUFFY, SHARBAT GULA, ROBERT DANNIN, ANTHONY BANNON
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
¿Cómo se agudizó la mirada singular de un fotógrafo, capaz de cristalizar en una sola imagen la belleza y la crueldad del ser humano? Puede que la respuesta esté en la vida misma y sus accidentes; en la infancia y sus fantasías; o quizás en un instinto voraz de verlo, y de vivirlo todo. La cámara de Steve McCurry es su pasaporte, su llave maestra para abrir el alma de personas anónimas que – como él – son testigos de lo mejor y lo peor de la Humanidad. Pero su óptica también es un escudo, tras el cual se protege y se refugia. Incluso los más cercanos al que el público siempre encasillo como “el fotógrafo la niña afgana” hablan de él como una persona reservada, incluso enigmática, y hasta ‘invisible’. La sombra de una imagen icónica tiende a alargarse con las décadas, e iluminar el rostro de su autor – con contraste y a todo color – esto motivó este retrato. Steve McCurry aceptó el ejercicio. Le costo abrir todas la compuertas que mantuvo cerradas durante gran parte de su vida, pero año tras año, continente tras continente – siete y siete – se descubrió por completo y nos dejó enfocar sus ojos, sin saber lo que nos íbamos a encontrar.
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Hay paralelismos entre tu vida y la de Steve?...
La respuesta corta es no porque no creo que la vida de nadie pueda realmente compararse con la de Steve. En alguna ocasión, a lo largo de siete años de producción, nos encontrábamos terminando un largo día de rodaje, bromeando, y de repente me golpeaba el recuerdo de todo lo que había visto: había viajado a todos los continentes, en diferentes épocas, había vivido guerras y había estado entre las culturas y tradiciones más extrañas... había visto la parte más brillante y la más oscura de la humanidad. Lo había visto todo, lo cual considero que es bastante poco común.
Siempre ha llevado su cámara consigo, haciendo fotos todo el tiempo. Él lo llama “el álbum de familia de nuestra especie”. No quedan muchas personas como él y siento que somos muy afortunados por haber podido grabar todo lo que ha hecho a lo largo de todos estos años. Tiene una capacidad innata para estar justo donde algo decisivo sucede. Ha sido testigo de algunos de los eventos más importantes del siglo XX, guerras y revoluciones, pero también momentos alegres. Estaba en Nueva York el 11S, en Berlín cuando cayó el muro, en Kuwait durante la guerra y en Afganistán durante la invasión soviética.
Nuestras vidas son diferentes pero sí tenemos cosas en común. A los dos nos gusta contar historias a través de las imágenes, encontrar relatos en lugares desconocidos y compartirlos con el resto del mundo. Si tuviera que elegir una cosa, diría que compartimos la misma empatía y respeto por nuestro trabajo y por querer contar las historias que pueden agitar y conmover el corazón.
¿Cómo es trabajar codo con codo con Steve McCurry?...
Es fácil pensar que 50 años viajando desgastarían a Steve pero en realidad es todo lo contrario. Más bien su fuerza es la que de verdad nos impulsó a mí y a mi equipo. Lo primero que aprendes cuando le conoces es que es una persona seria y muy puntual además de ser un auténtico perfeccionista. Se toma su trabajo muy en serio, trabaja más que cualquiera y con 72 años está en una increíble condición física. Este hombre te mantiene alerta. Después de un largo día de rodaje, de 10 ó 15 horas, él todavía está ansioso por seguir, y esto es una gran lección de vida. Que es corta y que se tiene que vivir plenamente. “La vida son dos días” es su mantra.
¿Qué retos te has encontrado?...
Tuvimos que encontrar un frágil equilibrio para no molestarle y a la vez poder captar momentos de verdad. Esto era especialmente difícil cuando estaba haciendo fotos, ya que en esos momentos Steve se metía en su burbuja y nosotros no queríamos sacarle de ahí. Intentamos respetar lo que llama su “estado meditativo”, un vinculo invisible que se establecía entre el fotógrafo y el personaje que fotografiaba. Nos llevó un poco de tiempo aprender a “bailar” juntos, pero lo encontramos basándonos en la paciencia y la necesidad imperiosa de contar su historia, su proceso creativo, su mirada singular.
¿Qué es lo que crees que le da tanta fuerza a Steve McCurry?...
Desde muy joven Steve quería más de la vida y creo que su destino era inevitable. De una manera o de otra, él quería vivir fuera de su zona de confort para conocer gente y ver lo diferente que vivimos unos de otros. Creo que lo que más fuerza le da son las historias humanas, lo que la gente hace y siente durante su paso por la tierra. Le interesa la vida en este planeta y eso incluye cómo la gente come, duerme, celebra, sufre, lee el periódico en un banco del parque, cómo lloran los bebés o cómo los niños juergan al futbol en un pueblo de Papua Nueva Guinea. Todo es interesante, incluso la acción más simple. Steve quiere explorar el mundo y, paradójicamente, la idea de que lo simple es lo que nos hace una especie compleja y cautivadora. Poca gente sabe que también fotografía paisajes, vida salvaje y muchas cosas más. Le interesa nuestro planeta en todo su conjunto y cómo nos encontramos en un mundo que está experimentando un proceso de homogenización hacia la globalización. Creo que Steve intenta capturar lo que aún es auténtico y tradicional. Y no creo que deje de hacerlo pues de ahí es de donde nace su fuerza y su ambición.
¿De qué manera te ha ayudado Steve McCurry a crecer como cineasta?...
Vivimos en una sociedad de ritmo rápido en la que mucha gente busca la fama y el reconocimiento. Si quieres atención, te vas a un “reality” de la televisión, o haces un video viral y quizás tengas una oportunidad en un estrellado de corta duración. Pero esto es una ilusión bastante deprimente. Cuando conocí a Steve me di cuenta que para él los logros son algo distinto. Siente una satisfacción muy profunda en lo que hace y tiene la necesidad implacable de continuar profundizando en su fotografía, en sus historias humanas, en nuevos territorios. Ha trabajado así durante medio siglo. Se ha mantenido firme, capturando lo bueno junto a lo malo y nunca se ha sentido satisfecho y por ese motivo aún no se ha retirado. Creo que eso es algo que aprendes con él. Aprendes a no ser complaciente, a no aceptar la normalidad ni la mediocridad sino siempre intentar conseguir la excelencia y hacer que cada minuto de tu vida cuente.
GALERÍA DE FOTOS
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