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NOTAS DE LA DIRECTORA...
Tuve la suerte de compartir casa y vida, con mi aitite Pedro hasta que cumplí los diecisiete años. Cada vez que mis padres se iban de viaje, nos montaba a mi hermano y a mí en su Citroën visa marrón y nos llevaba de excursión al monte a buscar setas.
Mi amama Marga, su mujer, llevaba muerta varios años cuando yo nací.
De ella sé que le crujían las rodillas al subir las escaleras y que tenía unas manos iguales que las que tiene ahora mi madre y probablemente iguales a mis manos del futuro.
Por parte de padre, aitite Ramon murió hace dos años, cuando yo escribía NORA. El hombre con los ojos azules más bonitos del pueblo, guapo y elegante, callado y sencillo, amante del dulce y de la familia.
En cambio, mi amama Bizenta, que es una bruja como yo y que considero una muy buena amiga, sigue al pie del cañón con sus 88 años. Junto a ella me echo las mejores siestas y es sin duda la mejor cocinera del planeta.
Mis abuelos y abuelas son la inspiración para hacer NORA, cuatro personas muy diferentes que aún habiéndolas pasado canutas han tenido como filosofia de vida, “al mal tiempo, buena cara.
Por eso NORA es una película optimista y agradable. Una película que habla de cómo la muerte de un ser querido nos coloca de frente a nuestra propia vida y nos hace tomar una decisión: tiramos para adelante o huimos.
Una película ligera y veraniega, triste y feliz a la vez, que cuenta el viaje de una treintañera llamada Nora en una furgoneta destartalada después de haber perdido a su aitite Nicolás. Una película en euskara que quiere llegar a un público amplio con una mujer protagonista y realizado por un equipo creativo liderado por mujeres.