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NOTAS DEL DIRECTOR...
Elegí esta historia porque, entre las páginas del libro de Karin Fossum, vislumbré la posibilidad de describir enredos y lazos familiares que podían trasladarse del marco original, en los fiordos noruegos, a cualquier provincia italiana, sin alterar el sentido y la humanidad inherentes de la novela: la historia de una pequeña comunidad de personajes corrientes y familias como muchas otras que conocemos que resulta golpeada por un crimen inusual, marcada por conflictos sabidos aunque jamás resueltos, padres que embargados por un exceso de amor ya no pueden analizar las almas de sus hijos, adolescentes convencidos de haber nacido en la familia equivocada, adultos que se han quedado en la infancia por una broma de la naturaleza, y niños incomprendidos por los padres. Toda esa humanidad según la norma, a años luz de la idea de asesinato, súbitamente se nos presenta corrupta, compleja. Se trata de un crimen que levanta una pesada losa y da la vuelta a esa escena de absoluta «mediocridad.»
En el centro de esa historia hay un hombre a través del cual la conoceremos: Giovanni Sanzio, un inspector experimentado a quien también atenaza un intenso dolor personal, quien se ha visto catapultado a esa ciudad. Dos ojos foráneos que han visto mucho en el pasado, y que ahora observan con detenimiento esa pequeña y encantadora localidad NO MIRES ATRASimpregnada de una tristeza anciana.
Como en todo thriller, sospechamos que el inspector probablemente acabará por resolver el caso y nos dará un culpable. Pero, en esta historia, las razones del asesinato son más importantes que el crimen en sí mismo: comprender y retratar un drama familiar deviene más importante que dar con el culpable, hacia el que Sanzio, y nosotros con él, sentimos más compasión y tristeza que desprecio.