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‘Nunca es demasiado tarde’ se inspira en personas y hechos reales. En sus lecturas sobre los hombres y mujeres cuyo trabajo consiste en organizar funerales para las personas que no dejan deudos al morir, Pasolini reconoció algo tan profundo como universal. "La idea de las tumbas solitarias y los funerales desiertos me llamaba mucho la atención", explica Pasolini. "Es una imagen muy poderosa. Empecé a pensar en la soledad y en la muerte, y en lo que significa formar parte de una comunidad, y en cómo el concepto de vecindad ya no existe para mucha gente. Escribiendo el guión me sentí culpable de no conocer a mis vecinos ni la comunidad en la que vivo". Esta sensación de falta de compromiso con la comunidad dio lugar a reflexiones más profundas sobre la sociedad moderna. "¿Qué estamos diciendo sobre el valor que la sociedad adjudica a las vidas individuales? ¿Cómo es posible que haya tanta gente olvidada, que muere sola?", se pregunta el cineasta. Pasolini integró estas ideas en una película sobre un funcionario de la administración local, cuya última misión, antes de ser víctima de una reducción de personal, consiste en organizar el funeral de un hombre que ha muerto solo en el piso de enfrente de su casa. La pasión que sentía por esta historia y sus temas hicieron que le fuera imposible entregar a otro las riendas del proyecto. Para Eddie Marsan, como actor, el personaje de John May significó unos retos muy especiales. "Yo sabía que los funcionarios de servicios funerarios existían, pero no lo aislados que podían estar o lo excéntricos que podían llegar a ser", continúa el actor.
Después de pasar varios meses investigando la historia del personaje de John May, para lo que visitó casas de personas recién fallecidas junto a funcionarios locales de la vida real, Pasolini empezó a rodar su película en mayo de 2012, en localizaciones de Londres y del sureste de Inglaterra. "El rodaje transcurrió sin ningún problema", dice Pasolini. "No tuve que renunciar a nada. Para el presupuesto que tiene, que es relativamente bajo, ésta es una película muy compleja. Hay muchas localizaciones repartidas por el país. Pero fue un proyecto de dimensiones asequibles, porque no pedimos nada colosal. Conté con un jefe de producción muy bueno y todos mis colaboradores sabían perfectamente cómo hacer una película con poco dinero". A su director de fotografía, Stefano Falivene, le dio una consigna muy clara: cámara fija, mundo ordenado y el mundo visto y sentido desde el punto de vista de John May. "No quería que hubiera planos de John May sobre el hombro de otros de los personajes con los que interactúa, porque quería que el espectador tuviera una relación lo más personal posible con este personaje. Pasolini escogió la paleta de colores del filme junto a la diseñadora de producción, Lisa Marie Hall, y la figurinista Pam Downe. "Como la película es, en parte, un viaje del despertar de los sentidos, hablamos de que estuviera desaturada al principio e introducir los colores de forma gradual. Por eso al principio hay muy poco color, casi todo son tonos pastel de gris, azul y marrón y tonos monocromáticos. Según avanza la película va surgiendo el color. Y en los decorados hay mucha simetría entre las casas que visita el personaje y la suya propia: por ejemplo, las ordenadas filas de ropa interior y de botellas en la casa de la mujer del gato al principio de la película se parecen a las líneas rectas y la pulcritud de su propio piso."
El rodaje de la película concluyó a finales de junio. El hecho de que Pasolini lograra hacer realidad sus ambiciones creativas acredita el talento de sus colaboradores creativos y de sus actores. "De lo que más orgulloso estoy es del trabajo de Eddie Marsan", dice el cineasta. "Que es un actor extraordinario lo sabe todo el mundo, pero la verdad es que nunca había hecho un papel protagonista en una película. Me alegra mucho haberlo podido hacer yo".