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PASSAGES
INFORMACIÓN
Titulo original: Passages
Año Producción: 2023
Nacionalidad: Francia
Duración: 91 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama, Romance
Director: Ira Sachs
Guión: Ira Sachs, Mauricio Zacharias
Fotografía: Josée Deshaies
Música: 
FECHA DE ESTRENO
España: 1 Septiembre 2023
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Caramel Films


SINOPSIS

Durante su último día de rodaje en París, el director de cine Tomas se acuesta con Agathe, una chica que conoce en una discoteca. Cuando Tomas se lo cuenta orgulloso a su marido Martin, surge una relación apasionada entre los tres marcada por la pasión, los celos y el narcisismo...

INTÉRPRETES

FRANZ ROGOWSKI, BEN WHISHAW, ADÉLE EXARCHOPOULOS, ERWAN KEPOA FALÉ, ARCADI RADEFF, LÉA BOUBLIL, THÉO CHOLBI, WILLIAM NADYLAM, TONY DAOUD, SARAH LISBONIS, THIBAUT CARTEROT, THEO GABILLOUX, CAROLINE CHANIOLLEAU, JÉRÔME DAUCHEZ, FRANÇOISE BOISROND

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LA PRODUCCIÓN...
   PASSAGES, la nueva película de Ira Sachs, es un estudio íntimo, sincero y penetrante de la naturaleza del ser humano y de las complejidades del amor y las relaciones. Ambientada en París, PASSAGES cuenta el cambio de dinámica que se produce en un triángulo amoroso desbordado por el amor, el deseo y el anhelo de lo inalcanzable. En su octavo largometraje, Sachs practica una tradición cinematográfica que premia la atención, la inmediatez y la belleza, creando imágenes ricas en significado al contar una historia con una dimensión muy humana. Con la ayuda de Franz Rogowski, Ben Whishaw y Adèle Exarchopoulos, tres actores extraordinarios y valientes, Sachs construye un mundo donde la narrativa ficticia se enriquece con la experiencia personal que cada uno aporta a su oficio.
  Sachs y su socio guionista, Mauricio Zacharias, se pusieron a trabajar en el desarrollo de su quinto proyecto juntos después del estreno en cines de FRANKIE en 2019. Empezaron a darle vueltas a la historia de un “triángulo amoroso” después de ver dos de sus películas favoritas de este género: LOULOU de Maurice Pialat (1980) y EL INOCENTE (1976), la última película de Luchino Visconti. Compartían una peculiaridad con la que Sachs trabajó al principio de su carrera: tanto EL DELTA (1996) como FORTY SHADES OF BLUE (2005) abordaban el tema de los triángulos amorosos. Sachs comenta: “El drama de EL INOCENTE me fascina. Lo provoca la naturaleza de los tres personajes, cada uno de los cuales desea al otro hasta llegar a un punto en el que pierde el interés. Es una batalla de deseos, y es esa estructura la que nos interesó para nuestra historia”.
  Sachs y Zacharias decidieron construir su triángulo en torno a una pareja gay cuya confortable vida se ve alterada cuando uno de ellos se enamora de una mujer. Antes se habían fijado en el amor romántico de KEEP THE LIGHTS ON (2004), sobre una nueva relación tumultuosa; y en EL AMOR ES EXTRAÑO (2014), que trata de una pareja mayor felizmente comprometida. Estaban deseando recuperar esa historia de amor desde un ángulo nuevo. “Era algo que no habíamos explorado en nuestras películas anteriores”, dice Zacharias, “una pareja con una unión sólida, pero que entra en crisis en un momento dado. Queríamos ahondar en ese momento en el que realmente quieres estar con tu pareja, pero en el que también quieres ser libre para volver a enamorarte. No puedes decir adiós y tampoco sabes qué es lo correcto. Yo había tenido experiencias parecidas e Ira tenía la suya propia, así que la historia está muy inspirada en nuestras propias vidas sentimentales”.
  La percepción personal también justifica que eligieran a una mujer para ser el tercer lado del triángulo. Mientras veían EL INOCENTE, Sachs quedó fascinado por la belleza y la sensualidad de la actriz italiana Laura Antonelli, que interpretó a la decidida esposa de un aristócrata infiel. “Mientras miraba la figura de Laura Antonelli, me cuestioné de repente la naturaleza binaria de mi propio deseo”, Sachs recuerda. “Comprendí hasta qué punto el deseo es fluido. Tu trayectoria vital te ha llevado a ciertas situaciones y a cierto tipo de relaciones. Pero de repente, estás en el presente y puede ocurrir otra cosa”.
  Eso es precisamente lo que ocurre poco después de que PASSAGES nos presente a su protagonista, Tomas, un director de cine alemán que acaba de terminar el rodaje de su última película. En la fiesta de despedida de la película, Tomas se enfada con su marido, Martin, porque no quiere unirse a él en la pista de baile. Una joven llamada Agathe escucha discutir a la pareja y se ofrece para ser la pareja de baile de Tomas. Gracias al entusiasmo y la soltura de Agathe, la rigidez física de Tomas va desapareciendo. La atracción mutua que sienten se vuelve arrolladora y los dos acaban en la habitación de Agathe esa misma noche. La historia va creciendo en intensidad, y un Tomas cada vez más enamorado decide irse a vivir con Agathe. Pero cuando Tomas descubre que Martin ha empezado a salir con otra persona, no puede soportar la idea de que su marido haya dejado de quererlo. Sus celos se disparan y Tomas empieza a perder el interés por Agathe. Vuelve a centrar todas sus energías (emocional, sexual) en su pareja de toda la vida, sin importarle las consecuencias que sus actos tendrán sobre todos ellos.
  A través del personaje de Tomas, Sachs buscó explorar las emociones y el comportamiento que provoca el deseo. Como dice él mismo: "¿Qué se siente cuando sientes pasión por algo que no tienes muchas posibilidades de conseguir? ¿Qué consecuencias tiene en tu propia vida? Para Tomas, llegar a conseguirlo se convierte en una obsesión. Después, cuando lo tiene, de repente se da cuenta de que quiere algo más. Y que ese algo más sigue cambiando. Hay un vacío que nunca se llena del todo. Creo que eso es algo muy humano y dramático”.
  Los dos guionistas comprendieron que estaban centrando su historia en un personaje cuyo comportamiento no es particularmente admirable. “Queríamos crear un protagonista complicado, alguien que no siempre intenta hacer lo correcto ni tampoco lo mejor para todos. Tomas está centrado en sí mismo”, explica Zacharias. Señala que él y Sachs habían conocido a muchas personas como Tomas a lo largo de sus carreras. “El personaje de Tomas está muy inspirado en gente con la que Ira y yo nos hemos cruzado en el mundo del cine. Gente egocéntrica, algo obligatorio si quieres llegar a ser director de cine. Hay multitud de cosas que giran en torno a ti mismo y llegas a acostumbrarte a esa situación”. Sachs añade: “Me veo reflejado en Tomas, alguien que se centra en sus deseos y que tiene el privilegio de poder decir al mundo: 'Sí, debería tenerlo todo.’ Como en muchas de mis películas, PASSAGES es un intento personal de lidiar con ese privilegio y sus consecuencias”.
  Mientras Tomas es voluble e impulsivo, Martin es una persona serena que tiene los pies en la tierra. Martin es un inglés con su propia identidad creativa como artista gráfico que dirige un estudio de grabado. Quiere a su marido y sobrelleva con calma los altibajos de Tomas. “Su matrimonio tiene su propio lenguaje y sus propios límites”, explica Sachs. “Juntos han construido una vida muy confortable que se pondrá a prueba por la manera que tiene Tomas de rozar los límites”.
  Agathe, la tercera persona del triángulo, es una maestra de escuela que aparece en la fiesta de despedida de Tomas con un miembro del equipo que se convertirá en su futuro ex novio. Zacharias afirma: “A Ira y a mí nos pareció que era importante que Agathe tuviera una profesión diferente a la de Tomas y Martin. Ella no forma parte de mundo del cine y el arte. Le intriga, pero no es una actriz que intenta sacar partido de su relación con Tomas. Es encantadora y totalmente ajena al mundo de estos dos hombres”.
  Los papeles de perseguidor y perseguido se van intercambiando a lo largo de la película; en este triángulo, nadie está siempre lo bastante seguro del puesto que ocupa. "Construimos el guion -explica Sachs- como un relato de suspense emocional. Siempre hay una ausencia que mueve la historia y construye el drama. ¿Quién tiene qué, cuándo? ¿Cuándo no tiene lo que quiere? ¿Qué hará para conseguirlo? Me parece que el drama está en esa fisura entre lo que tienes y lo que quieres”.
  Parece que Tomas está dispuesto a todo para conseguir lo que quiere. Como director y narrador, el trabajo de Tomas se basa en el conflicto y en los obstáculos, y él es el dueño de las emociones y el destino de sus personajes. Al contar las maquinaciones cada vez más enrevesadas de Tomas, PASSAGES asume de forma implícita que la línea que separa el arte y la vida puede volverse borrosa. Zacharias lo describe así: “¿Cómo separas tu arte de tu vida? Ira y yo hablamos mucho de ese tema. Tomas es quien crea todo el drama. Lo lleva haciendo toda la vida e incluso lo ha escrito como si fuera un guión. El problema es que no sabe dónde va a terminar”.
  Sachs y Zacharias terminaron de esbozar la historia en marzo de 2020, justo antes de que se declarara el confinamiento en Nueva York. Zacharias regresó a su Brasil natal para escribir el primer borrador del guión, como suele hacerlo desde que colabora con el director. Para el otoño, ya tenían un borrador listo para enviar a Saïd Ben Saïd, el productor parisino de FRANKIE. Sachs se emocionó cuando Ben Saïd respondió con entusiasmo y dio luz verde a su segunda colaboración. “Saïd es un gran productor que apoya el tipo de cine que a mí me gusta”, comenta Sachs. “Todavía cree en el cine personal, como forma de arte y como industria. Así que para mí es un auténtico héroe”.
  Con Ben Saïd a bordo, Sachs tuvo la oportunidad de rodar la película en París, un lugar con un gran significado para él. Vivió allí cuando tenía poco más de 20 años, un período que cambió su vida y consolidó su amor por el cine. Allí fue donde inició su carrera creativa, y desde entonces ha llegado a conocer muy bien la ciudad. “Me siento muy a gusto en París y tengo muchos amigos allí”, afirma el director. “Es una ciudad hecha para el cine y es en París donde descubrí el cine. Como escenario, me resultó muy accesible. Además, Tomas y Martin son extranjeros y pude verme reflejado en descripción: se siente cómodos, pero no totalmente identificados con la ciudad”.
  Sachs y Zacharias piensan en actores concretos cuando escriben sus guiones. Se inspiran en artistas cuya individualidad y energía coinciden con los personajes que quieren crear. Para el personaje de Tomas, pensaron en el actor alemán Franz Rogowski, en el que Sachs se había fijado por su interpretación en HAPPY END, la película dirigida por Michael Haneke. A Sachs le cautivó muy particularmente una escena en la que el personaje de Rogowski baila como un hombre desquiciado mientras canta en un bar de karaoke. “Me bastó ver esa escena para comprender que podría trabajar con él”, comenta Sachs. “Franz es muy físico y utiliza su cuerpo como forma de expresión. Es un actor, pero también es un intérprete en su máxima expresión con actuaciones intrincadas, complejas y vivas. Escribimos la película para Franz”.
  Por su parte, a Rogowski le fascinó la idea de trabajar con Sachs, a quien siempre había admirado por su sensibilidad y su originalidad. “Ira está muy conectado emocionalmente con la vida y sus historias son siempre sobre las relaciones y los seres humanos”, comenta el actor. “Me parece un voz importante en el cine de autor, porque su obra crea también su propio universo en la fotografía, el montaje y el trabajo de la cámara. Los personajes son ficticios pero al mismo tiempo atesoran mucho material autobiográfico, de forma que cada actor puede aportar algo a la historia. Y yo quería formar parte de eso”.
  Él y Sachs tuvieron muchas conversaciones sobre su personaje y vieron películas que tenían que ver con la narrativa y los personajes de PASSAGES. Se fijaron en varias de las películas protagonizadas por James Cagney, en particular los clásicos de gánsters AL ROJO VIVO y EL ENEMIGO PÚBLICO. En esas películas, Cagney interpreta a criminales carismáticos que están decididos a lograr lo que quieren, sin importarle quién resulte perjudicado. El trabajo de Cagney provocó grandes debates sobre la dificultad de interpretar a un personaje objetivamente antipático. Sachs lo recuerda: "Franz y yo hablamos sobre cómo conviertes a un villano en humano. ¿Cómo puedes no avergonzarte de tus peores instintos? Porque todos nosotros tenemos esos instintos. Y Franz estaba dispuesto a recorrer ese camino con su personaje: vivir el deseo, vivir la pasión y vivir la necesidad de control, poder y dominación. En la pantalla se comporta como un animal”.
  Rogowski se abstuvo de juzgar su personaje. “Solemos estar acostumbrados a héroes que nos enseñan cómo hay que vivir. Tomas funciona a otra escala”, apunta el actor. “Tomas hace daño a los demás, aunque no siempre intencionadamente. Pero el mero hecho de que tus propias necesidades y deseos egocéntricos se apoderen de ti puede hacer mucho daño. Creo que muchos de nosotros tenemos algo de Tomas. Y yo el primero. Conozco a personas muy buenas que podrían acabar siendo como Tomas, pero que saben cómo controlar esa faceta de ellos mismos. Saben formar parte de un grupo social y vivir su vida respetando a los demás. Aunque no sabemos la verdadera razón, Tomas lo pasa mal viendo a los demás, respetando a los demás, relacionándose con ellos y consigo mismo. Le preocupa el aquí y ahora y todo lo que trae consigo”.
  Sachs contactó con Ben Whishaw para interpretar a Martin. Aunque nunca habían coincidido, Whishaw y Sachs siempre habían querido trabajar juntos. Al actor le encantó leer el guion de PASSAGES a principios de 2021. "El guion me pareció muy rico y complicado, con personajes y relaciones repletas de ambigüedad”, observa el actor. “No había nada sencillo. Pensé que su visión de las relaciones era muy sofisticada y penetrante. Y en ciertos aspectos, resultaba crudo e implacable. Leerlo me provocó cierto malestar, pero eso fue lo que me fascinó”.
  Para Martin, no es fácil alejarse de su pareja de toda la vida. Incluso después de iniciar una prometedora relación con el escritor Amad (Erwan Kepoa Falé), Martin no puede dejar de pensar en Tomas. Whishaw observa: “Martin está perdidamente enamorado, como puede ocurrirnos a todos en la vida. Ama profundamente a ese hombre. Eso no significa que no se revuelva y no se enfade. Pero para él, Tomas sigue siendo una persona extremadamente especial. Nunca va a encontrar a alguien como él. Así que Martin no quiere perderlo y luchará contra sí mismo para adaptarse a lo que se le pide. Esos pensamientos, que están en el fondo de su mente y que trata de alejar, irán saliendo a la luz a lo largo de la película. Piensa que es posible que esa relación no esté haciendo feliz a ninguna de las partes”.
  Sachs descubrió que Whishaw se metió en la piel del personaje con enorme facilidad. “Un momento dado es el Ben que conoces y poco después se ha transformado. Es como una luz que se enciende y todo resulta nítido, sutil y real. Las emociones están en la superficie, pero no sobre la superficie. Es un actor exquisito”.
  Una vez que supieron que la historia se desarrollaría en Francia, Sachs pensó inmediatamente en Adèle Exarchopoulos para el papel de Agathe. “Adèle es como la Jeanne Moreau del cine actual. Es terrenal y cercana, pero al mismo tiempo tiene ese encanto inconfundible que no puede etiquetarse fácilmente. En pantalla es puro cine”, comenta Sachs. “Adèle desprende una gran ternura y puede escenificar un tipo de normalidad que era muy importante para el personaje. Agathe es todavía lo bastante joven como para cometer algunos errores y encontrar una solución, pero tiene una inteligencia innata y una profundidad emocional que le permiten aprender de sus experiencias. Adèle nos muestra lo que vive Agathe en ese momento y también nos da una idea de cómo podría ser Agathe en el futuro, cuando mire hacia atrás con comprensión y empatía”.
  Exarchopoulos y Sachs trabajaron en estrecha colaboración para crear un retrato completo de Agathe. “Ira me habló mucho de la sensibilidad de Agathe, de cómo amaba a Tomas, de lo que más le gustaba de él”, recuerda la actriz. “Hablar de nuestras vidas y de cómo nos veíamos nosotros mismos nos ayudó también a moldear el personaje. Agathe no se parece en nada a mí, aunque cuando está enamorada desprende ingenuidad y pureza, algo que a mí también me pasa. Hablamos de la ropa, de su clase social, de quiénes serían sus padres porque eso también resultaba importante. Todo se desarrolló de forma muy natural”.

  El rodaje de PASSAGES empezó en noviembre de 2021 y terminó en diciembre. Se filmó en París y en la campiña francesa.
Sachs no ensaya con los actores antes del rodaje. Se esfuerza por crear una atmósfera que facilite la inmediatez, la apertura y la creatividad. Los actores hicieron suya esta forma de trabajar y les resultó intensamente satisfactorio. Whishaw recuerda: "A lo sumo, dices un poco tus diálogos, pero a veces ni siquiera hicimos eso. A veces nos limitábamos a empezar a rodar la escena. Y a veces lo descartábamos todo e improvisábamos o cortábamos la escena o la cambiábamos. Sachs siempre está disponible, y eso me encantó”.
  Fue un trabajo íntimo en varios niveles, pero ninguno de los actores lo rehuyó. Sachs afirma: “Franz, Ben y Adèle son artistas valientes, abiertos, de los que se exponen como personas. Desde el primer día hasta el último, sus actuaciones fueron inteligentes, convincentes y sorprendentes. Su nivel artístico es tremendamente alto y cada uno de ellos resultó excepcional de una manera muy humana”.
  Los actores también sienten admiración los unos por los otros. Rogowski apunta: "La forma de actuar de Ben es tremendamente compleja. Su manera de usar los brazos, los ojos y la boca... Es capaz de contar una historia completa y expresar todo el recorrido de un pensamiento. Adèle hace gala de una presencia muy contundente, pero también es vulnerable. Es una magnífica mezcla de cualidades. Ira, Ben, Adèle y todas las personas que estaban en el set han formado parte de este mundo que creamos. Todos ellos fueron una gran fuente de inspiración”.
  Para Whishaw, “Franz y Adèle son dos de los mejores actores del panorama actual. Son originales y están presentes. Cuando actúan, estás pendiente de su respiración. Para mí, ha sido una experiencia muy satisfactoria en el plano creativo”.
  Exarchopoulos está de acuerdo y señala que Sachs hizo que el reparto se sintiera seguro y a gusto. “Ira ama apasionadamente a sus actores y lo hace todo con delicadeza. Trabajé mucho con Franz, que es un actor extremadamente generoso al que le encanta colaborar con los demás. Tuve una escena con Ben en la que me dejó boquiabierta por su sencillez y su amabilidad. Ha sido una experiencia preciosa”.
  Estilísticamente, PASSAGES es un proyecto muy personal para Sachs. La cámara no se aparta de los personajes aunque ofrezca a la audiencia un atisbo del mundo que los rodea. Para describir su estilo, Sachs cita el trabajo de realizadores que lo han influenciado como Pialat, Chantal Akerman y Jean Eustache. “Sus películas tenían en cuenta el espacio”, comenta el director. “La historia discurría de escena a escena, pero también de momento a momento. Por eso teníamos la maravillosa impresión de que estábamos en esas habitaciones con aquellos personajes. Me fascinaba la idea de trabajar con ese lenguaje cinematográfico”.

  Su colaboración con la directora de fotografía Josée Deshaies fue clave para conseguir el efecto que perseguía. Descubrió a Deshaies gracias a su trabajo en SAINT LAURENT (2014) y AVANT QUE J'OUBLIE (2007). “Esas películas estaban exquisitamente rodadas”, comenta el director. “Las imágenes que crea Josée son las que llevo intentando crear toda mi carrera”.
  Él y Deshaies planificaron meticulosamente cada toma de la película, y la coreografía fue un elemento clave. Por ejemplo, cuando Tomas y Agathe se van a su dormitorio esa primera noche, Agathe, sola, ocupa el plano durante varios segundos hasta que Tomas entra lentamente en el encuadre. La toma tiene su propio sentido, además de ser hermosa y sensual. Sachs señala: “Me gusta encontrar un lenguaje en el que los actores muevan la cámara, en lugar del montaje. Para mí, ese es un tipo de cine muy especial donde la manera en la que las personas se mueven por las habitaciones forma parte de la narración de la historia. Josée lo hizo posible. Entiende el espacio y entiende la figura en el espacio. Es su manera de componer, aunque también entra en juego su mirada paciente, muy compleja. Para ella, cada toma es importante, aunque tú no te des cuenta”.
  Las aportaciones y el talento de la diseñadora de producción Pascale Consigny y de la diseñadora de vestuario Khadija Zeggaï también desempeñaron un papel decisivo en la construcción del mundo que vemos en pantalla. Zeggaï reunió prendas muy individualizadas para cada personaje: en el caso de Tomas ropas que encajaban en su idiosincrasia; para Martin, realizó una combinación de diseños masculinos/femeninos y vanguardistas, y para Agathe, vestidos favorecedores, minifaldas y chaquetas bomber (Bardot fue una fuente de inspiración, al igual que Sandrine Bonnaire). Sachs recuerda: "Khadija y yo discutimos si la ropa debía ser realista y al final decidimos que no. Intentamos ser audaces con los colores y también acentuar la componente cinematográfica de los personajes. Nos divertimos muchísimo. Y Franz, Ben y Adèle son como modelos. Se quitan y se ponen esta ropa como si fuera la de todos los días, pero la verdad es que no lo es”.
  El director trabajó con Consigny para localizar pisos, restaurantes y clubs en París, así como casas de campo para encontrar una que representara la casa de vacaciones de Tomas y Martin. Se eligieron las localizaciones y se equiparon con objetos que nos decían quiénes eran los personajes y cómo vivían. Por ejemplo, qué había en sus cocinas, en sus paredes y en sus estanterías, si vivían en un edificio que tiene décadas o siglos. “Siempre busco localizaciones que aporten historia a la imagen, pisos, esquinas de calles y clubes nocturnos que tienen su propia historia”, explica Sachs. “Porque había que ser honesto con los personajes, con el lugar donde viven y con el aspecto que tiene su ciudad, el París que es el suyo. Y había que intentar formar parte de la ciudad, no mirar la ciudad desde fuera”.
  De hecho, París comparte la pantalla con Rogowski en los minutos finales de la película en los que vemos a Tomas pedaleando intensamente en su fiel bicicleta en medio del tráfico de la ciudad, mientras la tarde se desvanece en la puesta del sol, llega el crepúsculo y luego ya en la noche. Fue un rodaje complicado que llevó horas. Rogowski, a quien le encanta moverse en bicicleta en su vida privada, pedaleaba lo más rápido que podía. El cámara que iba en el coche junto a él cronometró que iba a 50 km/h.
  La bicicleta de Tomas es demasiado pequeña para él, un detalle que gustó mucho a Rogowski. “Tomas está intentando controlar su vida, tomar decisiones firmes y moverse por la vida con energía y determinación”, explica el actor. “Al mismo tiempo, tiene una bicicleta ridícula que es demasiado pequeña y lleva una chaqueta enorme. Cuando veo a Tomas pasándolo mal pero sin aflojar la marcha en su bici, no me importa si en ese preciso momento lo ha perdido todo. No va en bicicleta para huir de algo, ni se dirige a ninguna parte. Solo pedalea. Y eso me pareció genial”.

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