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Rodada entre Valencia y el Pirineo de Huesca, la película dirigida por el ganador de un premio Goya. por el guion de En la ciudad sin límites, Antonio Hernández (Matar el tiempo, Los Borgia, Ocutlto, El menor de los males...), está basada en la novela homónima de Juan Bolea que aborda los misterios de la conducta humana.
Blanca Suárez (Me he hecho viral, Disco, Ibiza, Locomía), Eduardo Noriega (Reina Roja, Perfectos desconocidos), Tamar Novas (Nowhere, Quien a hierro mata) y la joven debutante Claudia Mora son los protagonistas de esta inquietante historia construida como un puzle del que ningún personaje tiene todas las piezas, y que únicamente podrá resolver el espectador.
La película además se completa con un gran reparto formado por Marian Álvarez (La unidad, El cuaderno de Sara), Raúl Prieto (Antidisturbios, La chica de nieve) y Joaquín Climent (La promesa, El lodo), entre otros...
El guion de este thriller psicológico que provocará gran inquietud y dónde nada es lo que parece es obra de Rafa Calatayud (Puntos suspensivos, En fuera de juego). Calatayud recurre al misterio, al suspense y al terror psicológico para crear la tensión con giros inesperados. El temor, la ansiedad, el miedo y los traumas son otros elementos que aderezan esta vertiginosa historia.
NOTAS DEL DIRECTOR...
Qué no haríamos por nuestros hijos. Cuántas veces hemos leído la noticia de un asesinato cometido por un menor; a veces nos preguntamos cómo se habrán enfrentado al crimen los padres de ese menor.
Cuando crees que tu pasado quedó atrás sepultado en el olvido, cuando todo está en orden y la felicidad ya no es solo una promesa, el pasado vuelve con el único fin de arrebatártelo.
Parecido a un asesinato está basada en la novela homónima de Juan Bolea y plantea la narración desde tres perspectivas que regresan una y otra vez en la historia para ir desarrollando el argumento principal. Está característica me permitió realizar una puesta en escena acorde con cada punto de vista sin que eso detuviera el relato, al contrario, el espectador se siente parte del contenido pues va descubriendo el relato a medida que se suceden las secuencias.
Tal planteamiento nos permitió elaborar la interpretación de los personajes desde unas líneas de evolución que, vistas independientemente, conforman la historia de cada uno de ellos y ellas. Eva, Nazario, José y Ali defienden su posición desde la fortaleza que te concede conocer la verdad. Ignoran los cuatro que la verdad nunca es unívoca y tiene siempre matices y vericuetos que ellos son incapaces de vislumbrar, hasta el extremo de convertirse en víctimas inevitables.
Desde la dirección perseguí la idea de que debíamos encontrar para Parecido a un asesinato un estilo diferente, sin aspavientos ni concesiones. El equipo era consciente de que el camino a seguir carecía de referencias, la película necesitaba un traje a medida. Con Guillem Oliver en la fotografía, Toni Frutos en el montaje y Luis Ivars en la música, y tras ellos los diferentes departamentos, llevamos a cabo una preparación diseñada al milímetro; emulando una partitura musical, cada plano, cada movimiento, cada diálogo debían funcionar como una nota específica sin la cual la partitura no se entiende. Faltaba encontrar el lugar que sirviera de escenario.
El Pirineo nos brindó el decorado ideal. Un lugar idílico donde encontrar la paz, donde alejarse del ruido de la gran ciudad y sus trampas. Sin embargo, no hay lugar donde esconderse cuando el peligro va contigo en el asiento de al lado. El Valle de Hecho nos acogió en todo su esplendor para que nuestra historia adquiriera una dimensión inesperada, sus paisajes, caminos y pueblos, se convirtieron por derecho propio, en un personaje más.
Ramiro Acero y yo habíamos rodado juntos Tarancón, el quinto mandamiento y Matar el tiempo; nos conocemos bien y entendemos ambos el cine como un ejercicio artístico; los dos entendimos la oportunidad de plasmar el guion de Rafa Calatayud descubriendo los detalles que la historia escondía más allá de las palabras. Una historia que podría sucedernos a cualquiera de nosotros, porque los personajes son reconocibles, cercanos, y nada haría suponer el peligro que encierran; son, eran y serán los mismos que hemos amado; tal vez porque los hemos amado mal, tal vez creer que alguien te pertenece es la peor condena para ambos.