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SINOPSIS
En la Inglaterra de Thatcher, en 1984 el sindicato minero convoca una huelga al tiempo que se desarrolla en la ciudad la manifestación del día del Orgullo Gay. Ese es el momento en que un grupo de gays deciden aliarse con los mineros y recaudar dinero para las familias de estos, pero en principio el sindicato no acepta el dinero...
INTÉRPRETES
BILL NIGHY, ANDREW SCOTT, DOMINIC WEST, IMELDA STAUNTON, GEORGE MACKAY, JOSEPH GILGUN, PADDY CONSIDINE, BEN SCHNETZER, FREDDIE FOX, JESSIE CAVE
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El productor David Livingstone conoció al guionista Stephen Beresford en 2012 y en este primer encuentro le encargó el guion de 'Pride'. “Hablamos de diversas posibilidades, pero ninguna nos convencía del todo”, dice el productor.
“Le pregunté si había algo que le interesara y empezó a contarme una increíble historia sobre un grupo de lesbianas y gais activistas y su relación con la huelga de mineros de los años ochenta. Me quedé petrificado. Las historias geniales suelen producirme una reacción visceral. Cuando me ocurre, sé que tengo algo especial etre manos. El proyecto nació en ese momento”.Stephen Beresford añade: “Había hablado con unas cuantas personas, pero la idea no acababa de gustarles. Aunque basta con que el material llegue al oído correcto para que se encienda la llama. David lo entendió inmediatamente, al igual que Cameron McCracken, el director de Pathé Productions, y apoyaron el proyecto al cien por cien”.
“El hecho de que exista la película ya es notable”, dice Cameron McCracken. “Estamos hablando de una película comercial, una comedia dramática acerca de los derechos gais y el sindicalismo. Ridículo. Pero la película demuestra que un guion brillante en manos de unos cineastas apasionados puede superar cualquier duda racional. Sí, es una cinta ligera y divertida, pero también es una película importante. La BBC, el BFI (Instituto de Cine Británico) e Ingenious no dudaron en apoyarla, por lo que les estamos agradecidos”.
La idea tardó en tomar forma, como explica Stephen Beresford: “La mayoría de gente que oye la historia no se la cree, y a mí me pasó lo mismo. Pero algo dentro de mí me dijo que por muy increíble que fuera, podía ser verdad. Me intrigó, a pesar de estar casi convencido de que era un mito. Empecé a buscar y solo encontré una pequeña referencia. Años después y por pura casualidad, un libro con una referencia a Mark Ashton llegó a mis manos, lo que me confirmó que había ocurrido realmente. Entonces supe que debía escribir el guion. Luego descubrí que LGSM (Lesbianas y gais apoyan a los mineros) había rodado un vídeo y me propuse encontrarlo, cosa que conseguí, pero la gestación fue muy larga”.
En 1984, el Sindicato nacional de mineros del Reino Unido (NUM) organizó una huelga a nivel nacional con el consiguiente cierre de las minas. El gobierno de Margaret Thatcher respondió con dureza, en muchos casos incluso con brutalidad. Entre los numerosos grupos que apoyaban a los huelguistas había unos activistas gais que, después de la manifestación del Orgullo Gay de aquel año, decidieron recaudar fondos para las familias de los mineros porque consideraban que sus enemigos eran los mismos: el gobierno Thatcher, la policía y la prensa amarilla. Adoptaron el nombre de “Lesbianas y gais apoyan a los mineros”.
Al descubrir que el Sindicato de mineros no aceptaba sus donaciones, escogieron un pueblecito al que se dirigieron directamente. 'Pride' habla de dos mundos que chocan y acaban por unirse, de la alianza de dos grupos totalmente dispares capaces de tirar por tierra todos los prejuicios y convertirse en amigos. Habla de lo que puede pasar cuando dos comunidades se dan la mano para enfrentarse a un enemigo común. “Pride' es divertida y conmovedora, pero también es real. Emociona y apasiona ver a personajes que existieron realmente unirse de esta forma”, dice el productor David Livingstone.
El guionista Stephen Beresford tuvo que documentarse a fondo para escribir el guion y localizó a los miembros originales de LGSM: “Al principio me dediqué completamente a hacer el trabajo de un detective porque apenas disponía de información. El vídeo rodado por LGSM mostraba a gente muy joven sin experiencia, y al rodarlo ellos mismos no se les había ocurrido dar los nombres completos de los protagonistas.
Pero sí había una lista de agradecimientos al final, lo que me permitió encontrar algunos nombres fuera de lo común a través de Facebook.
Todos me dijeron que debía ponerme en contacto con Mike Jackson, el secretario del grupo, que lo conservaba todo. Efectivamente, tenía todas las actas de las reuniones, todos los recortes de prensa. Localizarle fue como descubrir la tumba de Tutankamón”.
Cuando dispuso de todo el material original, Stephen Beresford tuvo que decidir hasta qué punto el guion se basaría en hechos reales y hasta dónde llegaría la ficción.
“Al empezar, creí que debería inventar bastante para dar forma al material”, reconoce. “Después de conocer a algunos miembros de LGSM y de viajar a Gales, les dije a todos que no me quedaba más remedio que dramatizar ciertas cosas. Entendieron que necesitaba permitirme más de una licencia artística. Pero cuando me senté a escribir, descubrí que quería anclar la historia en lo que pasó realmente y que no me apetecía alejarme de la verdad. Más del 80% de la película son hechos reales”.
Aunque solo es una historia muy pequeña dentro del contexto de la huelga, Stephen Beresford cree que el impacto político fue duradero: “Es un hecho de gran importancia. Creo que LGSM, sin proponérselo, fue capaz de romper muchas barreras y permitió que los derechos gais no solo formaran parte íntegra de la comunidad LGBT (Lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), sino que también se incorporaran al manifiesto del Partido Laborista y al acta del Congreso de Sindicatos. La comunidad galesa estaba decidida a que se reconociera lo que había hecho el grupo de jóvenes, todo el mundo quería hablar de su enorme logro”.
La productora Pathé tuvo un papel importante a la hora de encontrar al director idóneo para la película, Matthew Warchus, ganador de un Premio Tony por la dirección de la obra “Un dios salvaje”, estrenada en el West End y en Broadway. “Necesitábamos a alguien a quien le apasionara la historia”, explica Stephen Beresford. “Matthew aceptó en cuanto leyó el guion, y desde que se supo que iba a dirigir la película, atrajimos a actores maravillosos”.
“No podía rechazar un guion de este calibre”, reconoce Matthew Warchus. “Me reí a carcajadas leyéndolo, no dejó de sorprenderme, y cuando lo terminé, no pude reprimir las lágrimas. Es una historia genial, divertida, honesta, conmovedora; al final dan ganas de dar saltos de alegría”.
El director cumplió 18 años durante la huelga de los mineros y creció en una pequeña aldea de Yorkshire dominada por la mayor central termoeléctrica de carbón de Europa. “Las minas ultramodernas nunca peligraron, solo las más antiguas”, dice. “Recuerdo ver piquetes delante de la central desde el autobús del instituto. Este conflicto histórico fue otro punto oscuro de mis años adolescentes: las lúgubres sirenas de los simulacros de ataques nucleares, las bombas del IRA y, claro está, el sida”.
Matthew Warchus reflexiona acerca del tremendo cambio que se ha producido en la cultura del Reino Unido en los pasados treinta años: “Quizá ahora cueste entender por qué luchaban por el derecho a trabajar bajo tierra en pésimas condiciones, pero en 1984, los pueblos mineros eran conscientes de que no solo su generación, sino la siguiente, no tenían otra cosa. ‘Lucho por el derecho al trabajo de mi hijo’ eran palabras habituales en las pancartas de los piquetes. La huelga de los mineros no se hizo tanto por razones económicas como ideológicas. Fue una batalla clave en una guerra más amplia: el bien de todos contra los intereses individuales; la sociedad contra el individualismo, y el socialismo contra el capitalismo”.
Y sigue diciendo: “Unos años después de la huelga, Margaret Thatcher dijo que la sociedad per se no existía, que solo había hombres, mujeres y familias. Los personajes principales de 'Pride' están convencidos de lo contrario, creen que la unión hace la fuerza. Y si esto nos parece un pensamiento innovador hoy en día solo demuestra lo mucho que hemos cambiado. ¿Consiguió Thatcher hacernos cambiar de modo de pensar? Desde luego, nuestro vocabulario cambió. Recuerdo perfectamente el día que dejé de ser un ‘pasajero’ de tren para convertirme en ‘cliente’. Entonces me pareció un intento gracioso que nunca podría arraigar entre la población, pero BT (Trenes Británicos) fueron privatizados, al igual que las viviendas estatales; había empezado el deslizamiento masivo hacia el capitalismo. ¿Qué somos ahora sino una horda de individualistas empujados por el interés de cada uno y empeñados en ganar la lotería? ‘¡Podrías ser tú!’ Nada de ‘tú y tus compañeros’, no, solo tú”.
Con nada menos que setenta y cinco papeles con diálogo, era importante reunir a un grupo de actores cohesionado. Stephen Beresford quería que el público entendiera quién era cada personaje en cuanto apareciera en pantalla. “La idea de mezclar actores con mucha experiencia y bastante conocidos con intérpretes jóvenes dio pie a un ambiente muy rico y vivo”.
“No solo había un choque cultural entre las dos comunidades, también una diferencia de edad”, dice Matthew Warchus. “Los personajes de Bill Nighy, Imelda Staunton y Paddy Consodine son los más maduros de la historia. De pronto apareció un grupo de críos en el pueblo, y lo mismo pasó durante el rodaje. Unos actores jóvenes, llenos de energía y unos soberbios intérpretes con muchas tablas. Notamos que funcionaría nada más empezar con los ensayos. Los actores más jóvenes aportaron una
nueva energía a los de más edad y, a la vez, se esforzaron en emular y estar a la altura de intérpretes a los que admiran desde siempre”.
Entre los actores más desconocidos están Ben Schnetzer en el papel de Mark Ashton, el carismático líder de LGSM, y George Mackay en el papel de Joe, el joven que sale del armario. “En principio, Ben no era el actor idóneo porque el personaje es irlandés, y él es estadounidense, pero cuando vimos la cinta de la prueba, todos concordamos en que había captado la esencia del auténtico Mark Ashton. Muchos de los miembros originales de LGSM estaban de acuerdo en que interpretaba a Mark con asombrosa exactitud y se quedaron asombrados”, dice el guionista Stephen Beresford.
Bill Nighy, que encarna al secretario del local de los mineros, un hombre educado y tranquilo, dice: “No tenía la menor idea de que hubiese pasado algo así. No había olvidado la huelga de los mineros y me alegré mucho de que se rodara una película que contara un poco lo que realmente pasó entonces. Digamos que en la época hubo mucha confusión acerca de los hechos. Pero no sabía nada de esta historia, me asombró, conmovió y emocionó”.
“Es uno de los mejores guiones que he leído en toda mi vida”, sigue diciendo. “Estaba más que decidido a formar parte del proyecto, y me atrevo a decir que es la película más importante del año desde un punto de vista histórico. Cuando yo era joven, podían condenar a cualquiera a siete años de cárcel por una demostración de afecto entre dos gais; bastaba con que alguien dijera que lo había visto. Y aunque la persona mintiese, la creían. No dice mucho de nuestra sociedad. Me parece exquisito que las dos historias se unan, la de los mineros y la de la cultura gay británica. No se puede jugar con esto, sobre todo porque ambas cosas fueron distorsionadas, reescritas y cambiadas entonces y lo siguen siendo. Es uno de los mejores papeles que he tenido”.
La conocida Imelda Staunton es Hefina, la presidenta del comité. “Hefina falleció el primer día de rodaje”, dice la actriz. “Un poco como si nos dijera: ‘Bien, ya he hecho lo mío, os toca a vosotros’. La noticia no me entristeció, Hefina ya había hecho bastante, pero encarnar a un personaje real es una tremenda responsabilidad. Stephen escribió un guion maravilloso, lleno de risas y lágrimas, y me hizo volver a una época realmente frustrante. Trata el tema con humor, sentimiento, intensidad y realismo. Consigue relatar de forma muy atractiva la historia de personas que existieron y de una época en la que mucha gente lo pasó muy mal. Ha sabido introducir el humor en un relato serio”.
Puede que actualmente no sorprenda la idea de que un pueblo de trabajadores mineros con fama de personas sensatas y rigurosas se una a un grupo de activistas de lesbianas y gais nada comedidos, ni en su aspecto ni en su forma de ser, pero en 1984 era sencillamente impensable, era revolucionario.
“En junio de 1985, cuando llegaron los autobuses de los mineros para unirse a la manifestación gay, fue un momento emblemático”, explica Stephen Beresford. “Es difícil imaginarnos el abismo que existía entre esas dos comunidades. Todos los miembros de LGSM procedían de la clase trabajadora y estaban convencidos de que no podían volver a sus raíces porque ni sus familias ni nadie los aceptaría. Cuando Dai Donovan se reúne por primera vez con LGSM, les dice que son los primeros gais que conoce y Mark le contesta: ‘Que tú sepas’. Es algo que contó Dai, y añadió que literalmente se le hizo la luz en ese momento”.
“Hoy en día damos muchas cosas por hechas, hemos olvidado cómo era antes”, sigue diciendo. “Por ejemplo, he querido dejar muy claro ue la manifestación del Orgullo Gay de 1984 no fue un desfile de arnaval, sino un acontecimiento político. Un hombre vestido de mujer ea una reivindicación política. El concierto benéfico de ‘Pits and Perverts’ (Minas y pervertidos) fue el primer acontecimiento importante en el que se juntaron gais y heteros. También quisimos mostrar que se estaba en plena crisis del sida. Un diagnóstico de seropositivo era devastador y la actitud general ante el sida era muy diferente de la actual. Aún no se había echado abajo ninguna barrera”.
Para una película basada en una historia real, siempre es bueno que el reparto y el equipo técnico cuenten con el testimonio de las personas que la vivieron. En este caso, la colaboración de algunos miembros de LGSM fue entusiasta. Mike Jackson, Reggie Blennerhassett, Ray Aller, Jonathan Blake y Gethin Roberts, así como Sian James, del pueblo minero, pasaron muchas horas en el rodaje ayudando a los actores, e incluso participaron activamente en la recreación de la manifestación del Orgullo Gay.
Los mineros que salen en la película también tuvieron una reacción muy positiva, como lo demuestran las palabras de Dai Donovan: “Participé en la huelga minera de 1984/85, y siempre me enorgulleceré de la forma en que los mineros y sus familias defendieron sus puestos de trabajo y a sus comunidades. Pero la huelga no habría sido posible sin el apoyo de miles de personas en el Reino Unido que se unieron para ayudar a los mineros y a sus familias. Todos aportaron algo desinteresadamente, pero los más generosos de espíritu fueron ‘Lesbianas y gais apoyan a los mineros’; pusieron de lado su propia opresión para apoyar a las comunidades mineras que descubrían en su propia carne lo que significaba ser vilipendiado y atacado en la Inglaterra de Thatcher.
La gente de LGSM pudo no haber hecho nada, pero no fue así.
Los mineros siempre les estarán agradecidos por su labor, por ofrecer su amistad y fraternidad”.
Y sigue diciendo: “Habrá miles de experiencias memorables que puedan contarse sobre la gente involucrada en la huelga de mineros. Los que participamos en esos acontecimientos estamos agradecidos a los productores por llevar 'Pride' a la pantalla. La película ha sabido captar la situación que vivimos, así como el impacto que la huelga tuvo en nuestro futuro. Y ahora hemos tenido más suerte que muchos. Fuimos afortunados por haber participado en esos acontecimientos, y ahora lo somos porque otros podrán verlos, disfrutar con ellos y recordarlos. Muy pocas veces las experiencias de la gente de a pie involucrada en una huelga son llevadas a la pantalla. Por eso, a todos los que han participado en 'Pride', les damos las gracias por contar nuestra historia con integridad, humor y orgullo”.
La película se rodó en el sur de Gales, en Londres y en sus alrededores. Los interiores del pueblo de Gales se rodaron a las afueras de Londres, pero los actores y el equipo técnico estuvieron una semana
filmando exteriores en Gales. Matthew Warchus explica por qué se acabó rodando en el pueblo donde
realmente ocurrió todo: “La primera vez que salimos a localizar en Gales, fuimos al pueblo original, y por mucho que buscamos, no encontramos nada que funcionara tan bien. Está al final de una antigua
calzada romana y visualmente impacta. Es casi como un decorado construido en medio de la nada, como un pueblo del lejano oeste. Me emocionó ver fotos de los carteles de LGSM en las paredes del local social y me pareció importante rodar donde había ocurrido. Daba una enorme fuerza a lo que queríamos contar. Los fantasmas del pasado seguían estando allí. Todas las bocaminas han desaparecido, al igual que las montañas de deshechos. El paisaje ha cambiado, pero aun así, creo que era importante para la película. Mucha gente se acercaba a nosotros para decirnos que se acordaban de los gais. Se sentían orgullosos de haber sido parte de un acontecimiento histórico”.
“El pueblo de Gales nos acogió con cierta inquietud”, dice Stephen Beresford.
“No es fácil llegar de golpe a un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce y decir a los habitantes que solo pueden entrar y salir por la puerta trasera de sus casas porque estamos filmando en la calle Mayor. Pero a medida que supieron de qué iba y que tenía que ver con la historia del pueblo, todos quisieron participar. Al final de la semana de rodaje, la mayoría de familias pasaron horas observándonos rodar a pesar del intenso frío. Sentimos irnos tan pronto”.
“Espero que esta película ayude a restaurar el equilibrio histórico”, concluye Stephen Beresford. “Es una historia de derechos civiles que merece conocerse. Me atrevo a decir que uno de los mensajes de la película podría ser el siguiente: si se espera lo mejor de las personas, a menudo dan lo mejor de sí mismas”.
Bill Nighy está de acuerdo: “El espectador se sentirá francamente mejor al salir del cine que cuando entró porque habrá visto una sorprendente historia de coraje e ingenio y habrá conocido a personajes poco habituales en el cine”.