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“QUE SE MUERAN LOS FEOS” es una historia de amor: chico conoce a chica, chico pierde a chica, chico recupera chica. Pero no es una comedia romántica al uso, ya que estas siempre están protagonizadas por personajes físicamente atractivos, o al menos uno de ellos, con múltiples variantes: un guapo que seduce a una guapa, un patito feo que se transforma en cisne y seduce al guapo/a de turno, un maduro atractivo que seduce a una atractiva jovencita, una madura atractiva que seduce a un atractivo jovencito y así ad infinitum… Pero ¿y los feos?¿No se enamoran?¿Ni siquiera en las películas?, por eso queremos contar la historia de Nati y Eliseo, dos perdedores, poco agraciados, que aún así, merecen tener su final feliz.
Todo el mundo, ya viva en el pueblo más remoto de la montaña, o en la cosmopolita Nueva York, tiene algo en común, el amor. Ya seamos altos o bajos, rubios o morenos, guapos o feos, todos buscamos lo mismo, alguien a quien querer y que nos quiera. Y en eso Nati y Eliseo es en lo único que no son diferentes a los demás.
De esa diferencia nace “Que se mueran los feos”. Una diferencia que a la vez es universal. Porque, aunque nadie admita que se ve feo, sí que hay algo en la imagen que nos devuelve el espejo cada mañana que, aunque sea pequeño, en el fondo nos acompleja. Y si muchas veces nos supone un mundo luchar contra esos pequeños complejos, para Nati y Eliseo, a quienes acompleja el cuadro entero, la lucha se convierte en titánica.
Vivir acomplejado es duro para cualquiera, pero hacerlo en un pueblo puede resultar una condena. En un pueblo tus complejos no son sólo tus complejos, son tu mote, y éste te acompaña desde que naces hasta el cementerio.
Pero, por suerte, en un pueblo no estás solo. Las relaciones personales que se establecen en este pequeño universo son muy distintas a las que mantienen la gente en las grandes urbes. Personas que en una gran ciudad ni siquiera se hubieran cruzado, en un pueblo pueden ser amigos desde pequeños. Como Abel, el cura, y Mónica, la lesbiana.
Esto convierte “Que se mueran los feos” en una comedia rural, además de romántica, que no intenta reflejar la vida de un pueblo desde un punto de vista costumbrista, sino recrear un universo imaginario que refleje ese realismo mágico rural en el que las vacas, además de dar leche, compiten en concursos de belleza.
Si hay algún personaje imprescindible en “ QUE SE MUERAN LOS FEOS”, ese es el pueblo. Y siendo dos de nuestros protagonistas principales tan poco agraciados, el tercero tenía que ser guapo a rabiar.
Para ello contamos con profesionales como el Director de Arte, Alain Bainné, con una larga trayectoria de director artístico de cine y publicidad. En su filmografía destacan trabajos como “Kika” de Pedro Almodóvar, por la que fue nominado al Goya, “Los años bárbaros”, de Fernando Colomo, “El arte de morir”, de Alvaro Fernández Armero, “El viaje de Carol”, de Imanol Uribe. Ha trabajado también en producciones internacionales como “El maquinista” y “Transiberian” de Brad Anderson, o la reciente “Vicky-Cristina-Barcelona”, de Woody Allen.
La luz de la película estará a cargo del Director de Fotografía, David Omedes. Omedes cuenta con una larga experiencia en publicidad, televisión y cine, tanto documental como de ficción. Entre su obra destacan filmes como “A mi madre le gustan las mujeres”, de Inés París y Daniela Fejerman, “Salvador”, de Manuel Huerga, por la que fue nominado al Goya a la mejor fotografía en 2007, “Fuera de Carta”, de Nacho G. Velilla y “Pretextos”, de Silvia Munt, por la que fue premiado en 2008 en el Festival de Cine Español de Málaga.
El lugar donde transcurre la historia de amor entre Nati y Eliseo tiene que ser idílico, un pueblo que, sin dejar de ser real, tenga la magia de lo insólito, de lo nunca visto. Un pueblo imaginario, sin nombre ni ubicación precisa, cuyas calles serán un collage de diversos rincones de pequeños pueblos de la geografía de España.