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INFORMACIÓN
Titulo original: Retour Chez Ma Mére
Año Producción: 2016
Nacionalidad: Francia
Duración: 97 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Comedia, Drama
Director: Eric Lavaine
Guión: Héctor Cabello Reyes, Eric Lavaine
Fotografía: François Hernandez
Música: Fabien Cahen
FECHAS DE ESTRENO
España: 30 Diciembre 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
 A Contracorriente


SINOPSIS

Stéphanie está ya en los cuarenta y precisamente ahora no tiene más remedio que volver a vivir en casa de su madre la cual está encantada, al principio. Madre e hija tendrán que afrontar una nueva etapa juntas...

INTÉRPRETES

JOSIANE BALASKO, ALEXANDRA LAMY, MATHIELDE SEIGNER, PHILIPPE LEFEBVRE, JÉRÔME COMMANDEUR, CÉCILE REBBOAH, DIDIER FLAMAND, GUILAINE LONDEZ, PATRICK BOSSO

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Como nace el proyecto?...
.- Nace viendo reportajes sobre la “generación boomergang”. Bajo esta denominación, que parece divertida, se esconde todo un drama. Ya conocíamos a la “generación hotel canguro”, la que se queda tranquilamente en casa de papá y mamá, y ahora tenemos la “generación boomerang”, esa que, forzada por las circunstancias, vuelve a instalarse en casa de sus padres. Este fenómeno que era, sobre todo, característico de los países del sur de Europa – empezando por España – ahora afecta a unos 410.000 franceses adultos. Esta obligación de volver a casa de los padres normalmente es consecuencia de un despido, de dificultades materiales o de una ruptura sentimental.
¡Volver al nido no es, por tanto, una decisión personal y voluntaria!

Para usted, ¿Es una oportunidad para hablar de la familia?...
.- En “Barbacoa”, mi anteúltima película, me interesaba el tema de los amigos, y esta vez, en “Volver a casa de tu madre”, me centro en la familia: una cuadragenaria que tiene que volver a vivir con su madre me parecía un buen punto de partida para abordar el tema. Es algo que me afecta especialmente porque, como pongo en boca de uno de los personajes: “Adoramos a nuestros padres pero, de ahí a pasarnos la vida con ellos… ¡Un fin de semana nos basta y nos sobra!”. Y ahí reside toda la ambigüedad de la familia: es el espacio perfecto para los ajustes de cuentas, para lo que no se dice, para los conflictos y, al mismo tiempo, es un basamento extraordinario sobre el que reposa todo.

Hacer comedia partiendo de una cuadragenaria obligada a irse a vivir con su madre poque se queda en el paro era un desafío en toda regla...
.- Aunque en todo momento estemos con los pies en la tierra, podemos asistir a situaciones muy cómicas. El drama suele generar comedia. Y la risa es una manera formidable de trasmitir sensaciones e ideas. Lo que siempre resulta complicado es conseguir que la risa no se “cargue” la emoción. En “Volver a casa de tu madre”, hubo que dosificar, medir un poco, para dejar espacio a la angustia de Stéphanie.

Tampoco se corta al hablar de la sexualidad de nuestros mayores...
.- El otro punto que me interesaba en la situación de una hija que vuelve a casa de su madre es que cuando eres adulto y tienes la suerte de que tus padres están vivos, te sigues sintiendo como un niño. Atribuyes a tu progenitor un papel de madre o padre, y le odias en su papel de amante.
Por eso, hablar de la sexualidad de los mayores suele ser un tabú: negamos a nuestros padres el derecho a gozar de una vida sentimental y sexual propia.
La visión infantilizada que Stéphanie tiene de su madre me resultaba muy divertida.

También habla de los conflictos entre hermanos…
.- Cuando empecé a interesarme por el tema, una de las cosas que más me marcó fue que las personas de la “generación boomerang” sufrieran un doble castigo: no solo te tienes que enfrentar a tu propio fracaso – volver a tu habitación de adolescente te infantiliza en grado sumo – sino que, además, tus hermanos no pueden perdonarte que te instales de gorra en casa de tus padres.
Consideran que te estás aprovechando de tus padres, lo que suscita una especie de envidia. 

Colabora muy a menudo con el guionista Héctor Cabello Reyes. ¿Cómo es escribir con él?
.- Normalmente, partimos de una idea que me resulte divertida.
Luego, trabajamos al alimón. Me parece que el trabajo ya es muy complicado en sí mismo, y escribir solo me resulta muy difícil: enseguida me aburro. Necesito un compañero para divertirme, probar las ideas para ver si funcionan y, si es necesario, cambiar de rumbo: con Héctor consigo tener una mirada más crítica sobre los diálogos.
Y además, en un tema tan amplio y complejo como el de la familia, cada uno tenemos nuestra propia experiencia. Esto multiplica por dos las historias que podemos contar. Sacamos todo lo posible de nuestras vidas personales.
Por otra parte, Héctor tiene una cualidad formidable: es un actor increíble, con lo que puede sumergirse de forma casi inmediata en una realidad en forma de escenas.

Se atreve con escenas de comedia improbales, como la cita de Stéphanie en la oficina del paro...
.- En este caso también, este tipo de escenas parten de la observación de la realidad.
Cuando el empleado de la oficina del paro, al que da vida Patrick Bosso, le dice a Stéphanie: “Pues ya sabe, dedíquese al mundo del coaching”, no se inventa nada nuevo: ¡sólo hay que ver la gran cantidad de parados que deciden hacerse coaches para asesorar y trabajar con los demás! Por su parte, Stéphanie se da cuenta de que el trabajo de “marketing relacional” que le está proponiendo consiste en repartir folletos en patines, y su hermano le suelta: "Y, ¿por qué no lo has aceptado? No hay empleos malos”, quiero ir contra todos esos tópicos que estamos hartos de escuchar todos los días.  ¡Decir que no hay empleos malos, es algo indecente! Por desgracia hay muchos más trabajos malos que profesiones enriquecedoras y que te aporten algo. Lo que me gusta del cine es poder hacer comedia mostrando, al mismo tiempo, lo que pienso realmente y en el fondo sobre un cierto número de temas.

Desde el principio de la película, sentimos la angustia de Stéphanie...
.- En el fondo, la angustia moral pesa tanto como las dificultades materiales que uno atraviesa. Desde que Stéphanie se instala en casa de su madre, se carga con todo, todo el tiempo, y lo hace tan bien que despierta en nosotros una profunda empatía.
Como la escena en la que explota por la cremallera de su hijo, que se engancha, bajo la mirada de desaprobación de dos jóvenes mamás. Francamente, no le resulta fácil asumir su papel de madre en este contexto y volver a casa de su madre no es un mensaje demasiado convincente para su hijo.

Al final, el personaje de Josiane Balasko es el único que goza de una vida amorosa satisfactoria...
.- ¡Exacto! Siempre son los que no llaman la atención los que son más felices. En nuestra sociedad, debido al peso de las convenciones, solemos rechazar la idea de que nuestros padres puedan tener una vida amorosa e íntima. Y, sin embargo, los hijos de Josiane Balasko deberían estar encantados con que su madre sea feliz.
En el fondo, en la película, la madre, a pesar de su edad, es el personaje más abierto: sin duda, ha entendido mejor la vida que los demás.
Creo que, en cierto sentido, es muy moderna. Lleva una doble vida desde hace mucho tiempo, sin que ni su marido ni sus hijos hayan sospechado nunca nada.
También está basado en una historia real: un amigo me contó que cuando tenía 10 años, con su madre, se les estropeó el coche en mitad de la noche. Era julio, estaban de vacaciones y su padre se había quedado en París. ¡Bueno, pues apareció el vecino del segundo para ayudar a su madre “como por casualidad”, ¡vecino que iba conduciendo detrás de ellos a las tres de la mañana por la Bretaña profunda…!
Quiero precisar que cuando murió el padre de mi amigo, su madre y el vecino se fueron a vivir juntos y, en cierto modo, oficializaron una relación secreta ¡que ya duraba 20 años!

¿Cómo eligió a las actrices?...
.- Josiane, Mathilde y Alexandra tienen un punto en común: llevan dentro el ritmo. Ya sea comedia o drama, lo que hace de unos actores grandes actores es el control del bon tempo.
En el caso de Alexandra Lamy, he conocido a pocas actrices que midan tan bien la comedia, que interpreten con tanta maestría un personaje y, por tanto, que sepan provocar empatía y emoción en el espectador. Alexandra tiene los pies en la tierra: ¡será porque es de Cevennes! Tiene ese punto de “vida de verdad” que nos obliga a creernos totalmente el personaje que interpreta. Aunque ya la había visto en “Una nueva amiga” de François Ozon, la elegí sobre todo por su “buen saque”. En la primera cita, siempre invito a mis actores a un restaurante italiano de un amigo mío.
Desde mi primer encuentro con Alexandra, a la que no conocía personalmente, me entusiasmó su sentido del humor: a pesar de ese imponente físico que tiene, me daba la impresión de que estaba con mi mejor amigo.
Y en el plató, era una maravilla: nunca deja entrever una pizca de ego.
Para la madre, quería a una actriz que fuera la típica Mamma italiana: me parece que Josiane Balasko, con sus formas redondeadas, desprende una sensualidad que se presta muy bien a llevar una vida sentimental-sexual sana y satisfactoria. Si fuera una señora bajita y seca se prestaría menos. Josiane se come la vida a bocados. “Yo he nacido con «Los Bronceados» ¡y pensar que cuando Balasko leyó el guión, dijo quería hacer la película, para mí era un sueño!” Siempre ha mostrado un gran respeto por el texto, aunque yo la insistiera todo el tiempo para que me hiciera sugerencias.
Desde que nos conocemos, cada vez que la veo me muero de risa.
Y sobre todo y además, se llevaba muy muy bien con Alexandra.
Para la hermana, quería una tía muy guapa y Mathilde Seigner es una mujer muy hermosa. Mathilde hace de una mujer celosa de su hermana y si hubiera sido fea o hubiera tenido peor físico, la cosa habría tenido menos gracia. Mathilde tiene una gran capacidad para hacer de mala provocando, al mismo tiempo, una cierta empatía en el espectador. Aquí, interpreta a una mujer que no es feliz y que odia a todo el mundo; No se gusta a sí misma y – como a toda la gente que no se gusta a sí misma – le cuesta mucho querer a los demás. Su marido tiene que dejarla para que se dé cuenta de lo que siente por él. Y, por otro lado, está muy contenta de sentirse – sin duda por primera vez en su vida – superior a su hermana pequeña: es muy difícil admitir que siempre ha sentido celos de ella. Y luego, termina deponiendo las armas, también ella. Mathilde es una actriz formidable y la manera en que mira a Jérôme Commandeur es impagable.

¿Y los actores?...
.- Jérôme Commandeur me recuerda a Villeret, pero en más guapo. En la vida, es un tipo divertido, con una cierta fragilidad y, aunque no tenga tanta experiencia como Josiane, siente avidez por aprender y, en unos años, será un actor imprescindible.
En “Volver a casa de tu madre” es el parche o el remiendo de la familia y hace de un tipo realmente adorable; parece simplón pero, en el fondo, le apasiona su trabajo, ¡y me encanta! No es fundamental para la trama el que le dé un curso de psicología a Stéphanie sobre la “búsqueda del útero familiar” o que le apasionen sus rotuladores Stabilos, pero todos estos elementos aportan buenas escenas de comedia.
Aunque al principio yo no fuera consciente, elegir a Philippe Lefebvre era algo claro y evidente: este actor es el sueño de cualquier director. Te hace sugerencias, interioriza las indicaciones que le das y siempre lo hace bien. Es un actor formidable que no se ha “desgastado” con una filmografía demasiado extensa.
Para el amante de la madre, quería un tipo seductor que formara una pareja creíble con Josiane. Con Didier Flamand – que es irresistible dentro y fuera del plató – me parece que forman una pareja perfectamente verosímil: Josiane está radiante y Didier puede verse fácilmente seducido por ella y por ese punto “italiano”.

¿Cuáles eran sus prioridades en términos de puesta en escena?...
.- Siempre que haces una película para el cine, tienes que dar al espectador un servicio mínimo: en mi opinión, la película tiene que ser bonita y buena. No busco ningún efecto en ningún momento, pero el resultado final tiene que estar al servicio de la situación.
Prefiero hablar de dirección artística que de puesta en escena.
Por otro lado, quería que la película transcurriera en el sur para poder dar más protagonismo a los colores cálidos. Junto con mi Director de Fotografía, François Hernandez, trabajamos en estrecha colaboración con vestuario y decorados. Por ejemplo, el vestuario de Josiane retoma los colores de su casa, como si se fundiera con el decorado, para darnos la sensación de que vive allí desde hace mucho tiempo.

Desde el punto de vista técnico, la película tiene una gran fluidez...
.- ¡La película podía haber sido una obra de teatro – y, sin embargo, es cine! Por lo tanto, hace falta una escritura cinematográfica y, efectivamente, lo que me interesa es esa fluidez global. Casi todo el tiempo rodamos en un decorado bastante cerrado y he tratado de que la película no sea un simple encadenamiento entre plano general y plano-contraplano.
Para la secuencia de la cena en familia, que es bastante larga, fui pasando de manera casi imperceptible de un plano más general a un plano más cerrado. Cuanto más discuten los hermanos, más se cierra el plano. Estábamos rodando en un antiguo edificio de oficinas en el que reconstruimos un piso más grande que en la realidad. ¡Tenía espacio suficiente para poder utilizar una buena distancia focal!

¿A quién le encargó la música?...
.- ¡Hice un casting! Pedí a tres músicos que trabajaran en tres secuencias de la película, precisándoles lo que quería en términos de ambiente: les había avisado de que escucharía su propuesta una sola vez, porque el espectador en la sala sólo escucha el extracto una vez (aunque luego podamos trabajar con variaciones sobre el tema).
Y de esta forma elegí a Fabien Cahen, ex-colaborador artístico de Zazie.
Me parece que la música está muy lograda: no cae en lo sentimental y está totalmente desprovista de efecto de estilo. Le da una cierta coherencia al conjunto.

Hábleme de la canción de los créditos...
.- Elegí “Any Story” de Hindi Zahra para abrir y cerrar la película. Es una canción suave, que te envuelve en una cierta melancolía. La canción pega mucho con el espíritu de “Volver a casa de tu madre”: estos dos o tres días que pasamos con esta familia tenían que hacernos felices, aunque la situación, en el fondo, no haya cambiado. No hay que olvidar que estos hermanos se quieren muchísimo.
Y que hay que rascar y levantar todas esas capas de rencor y de cosas que nunca se han dicho para llegar a lo más hermoso que nos da la familia.

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